Basada en una historia de J.K.Rowling. John Tiffany y Jack Thorne.
Sinopsis:
Ser Harry Potter nunca ha sido tarea fácil, menos aún desde que se ha convertido en un atareadísimo empleado del Ministerio de Magia, un hombre casado y padre de tres hijos. Y si Harry planta cara a un pasado que se resiste a quedar atrás, su hijo menor, Albus Severus, ha de luchar contra el peso de una herencia familiar de la que él nunca ha querido saber nada. Cuando el destino conecte el pasado con el presente, padre e hijo deberán afrontar una verdad muy incómoda: a veces, la oscuridad surge de los lugares más insospechados.
Mis impresiones:
Siempre digo que en el blog solo aparecen los libros que me gustan muchísimo, pero hoy voy a hacer una excepción a medias. No puedo decir que no me haya gustado, volver al universo Potter es algo que me apetecía, pero me ha descolocado bastante. No sé si encaja en esa norma propia de solo poner lo que recomiendo sin pensar a quienes me quieran escuchar.
¿Y por qué entonces está aquí?
Pues porque creo que necesito poner en palabras escritas las sensaciones contradictorias que he tenido con esta obra. Tal vez para, yo misma, entender.
Empiezo por la sinopsis. Con las palabras que aparecen en ella, desde luego no se hace ningún spoiler de lo que sucederá en el escenario, aunque tampoco imaginé de qué iba. No he leído una sola reseña antes de ponerme con el libro, porque no quería condicionarme. La sensación al leer esa sinopsis fue que la historia giraría en torno a Harry y su hijo Albus, pero... no necesité leer muchas páginas para darme cuenta de que Harry no pasa de ser un secundario en todo esto. Los verdaderos protagonistas serán Albus, su hijo, y Scorpius, el hijo de Draco Malfoy, un par de marginados que acaban convirtiéndose en los mejores amigos, algo curioso teniendo en cuenta la pésima relación de sus padres cuando estuvieron en Hogwarts.
No quiero desvelar la historia, es mejor que la conozcáis por vuestra cuenta, que decidáis si os gusta o no. La trama juega con viajes al pasado y cómo, el alterar pequeños detalles, altera el presente de manera inevitable. Juega con la posibilidad de que Voldemort pudiera retornar y pusiera de nuevo en peligro el mundo de la magia.
Lo que me ha resultado difícil de entender ha sido la evolución de los personajes. Ron es idiota; ya era un poco bobo de adolescente, pero lo de adulto es de traca. Harry ha perdido su chispa. A Hermione, tampoco la reconozco y lo de Draco, pues mira, eso sí me gusta, porque tengo la sensación de que su evolución está justificada en la obra, aunque es como un doble salto mortal. Lo que quiero decir es que no los he reconocido.
A lo mejor al madurar no nos parecemos en absoluto a los adolescentes que fuimos, es posible.
La parte "técnica" es quizá la que menos me ha convencido. El discurso, sobre todo al principio, me parecía demasiado inconexo. Creo que a los fans muy fans o a quienes se han leído los libros hace poco no les pasará, pero yo hace años que no vuelvo a ningún libro de la saga. Se dan cosas por supuestas que a mí creo que se me han olvidado.
Luego llegamos a que esto es una obra de teatro. A mí me gusta leer teatro, de hecho me gusta tanto que mis primeras obras (de esas que tengo en cajones) eran obras de teatro. Una de ellas incluso la ensayamos en el instituto. El teatro tiene sus reglas para ser escrito y en esta obra algunas caen fulminadas (no sé si por algún hechizo).
La primera, las acotaciones. Al principio de la obra las hay, pero a medida que avanzamos se van haciendo cada vez menos frecuentes y las que aparecen, las que no lo hacen entre paréntesis, no son acotaciones teatrales, son otra cosa. Más literarias.
Voy a hacer un spoiler, no leáis si os ponen de los nervios, pero lo necesito como ejemplo:
En la página 28, hacia el final, hay una acotación que es absolutamente literaria:
"Se produce un silencio. Un silencio total y profundo. Un silencio que se agazapa y se retuerce, herido en su seno."
Ahí me imaginé a mi misma como directora de escena (ya sabéis que tengo mucha imaginación), dando instrucciones a los actores y a los técnicos de sonido: "Quiero un silencio total y profundo, uno que se agazapa y se retuerce, herido en su seno). Y me da la risa. Absoluto silencio, ¿no? Esto es teatro, no es novela, tampoco estamos en el género lírico, que yo sepa. No es necesario este tipo de frases, a menos que seas Valle Inclán y esto se llame Luces de Bohemia, pero no es el caso.
Hay otras zonas de la obra similares y muchas más en las que, si fuera la directora, echaría de menos acotaciones mucho más concretas. No sé si está escrito así para captar lectores que no están acostumbrados al teatro, si está publicada para aprovechar el tirón de la saga y prepararnos para la película (porque creo que acabará habiendo película).
En cualquier caso, algo muy bueno tiene: mi hijo se la leyó en día y medio sin obligarlo. Eso ya es un logro por el que merece estar aquí, porque aunque no me haya convencido del todo, sí me admira el tirón que tiene y la capacidad de conseguir que los chicos lean.