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martes, 1 de diciembre de 2020

BRIANDA, UNA BRUJA EN TIEMPOS DE LA INQUISICIÓN EN PRIME READING

 Esta mañana he dudado sobre la conveniencia o no de hacer esta entrada en el blog, dado que tiene tan poco tráfico (culpa mía, que solo lo actualizo cuando me acuerdo y además no polemizo). Después lo he pensado mejor y he decidido que sí, que debo reseñar esto, porque como tengo tantas cosas en la cabeza, capaz soy de olvidarme de cuándo arrancó Brianda en el programa Prime Reading de Amazon y después hago promociones diciendo que va a salir ya y falta un mes.

El despiste no venía de serie, lo he ido cultivando a base de tener muchísimos frentes abiertos y una incapacidad increíble de perder la agenda pasado el mes de marzo.

Dejo constancia, pues, de que Brianda, una bruja en tiempos de la Inquisición entra en el programa. Todos los clientes de Amazon que dispongan de la suscripción a Prime la tendrán gratis.

Pero, además, todos los clientes de Amazon con la suscripción a Kindle Unlimited, la tendrán gratis.

Y por si era poco, durante el mes de diciembre, si alguien quiere quedársela en su biblioteca, ha entrado en una promoción al 50% de su precio, lo que significa que costará 1,50€.




Brianda es la historia de dos brujas separadas en el tiempo por varios siglos. Brianda, la protagonista de toda la primera parte, se ve abocada a ciertas circunstancias que no le es posible resolver antes de su muerte, así que deja una parte de su misión a una de sus descendientes, Amanda, una adolescente que se encontrará con la compañía del fantasma de un soldado de los Tercios para solucionar ese legado. 

Es una ficción histórica, en la que las ciudades de Madrid y Toledo son los escenarios principales, junto con una aldea. Hago un recorrido por las calles de ambas en el Siglo de Oro, y en esta historia, por supuesto, se cuelan los libros, hay una magia muy especial.

La historia tiene 500 páginas, aunque veáis que pone 711. No os asustéis, en realidad son dos novelas que yo he revisado hasta convertir en una, pero es que además os entrego un extra de otro de mis trabajos, por eso es tan gordita. Obviamente ese extra no está en la versión en papel, que también existe. Por cierto, quedó chulísima, es una pena que por culpa de la pandemia no haya podido presentarla en ninguna parte.




viernes, 8 de mayo de 2020

BRIANDA UNA BRUJA EN TIEMPOS DE LA INQUISICIÓN



- EXCLUSIVO EN AMAZON

SINOPSIS:
En el verano de 1610, bajo el aplastante sol de agosto, nace una niña en una pequeña aldea de Toledo. Sus padres y la partera enseguida se dan cuenta de que algo extraordinario sucede en torno a esa criatura, algo que acabará marcando su vida y la de quienes la rodean.
Esta novela constituye toda una aventura en la fascinante España de Siglo de Oro, una época dominada por la sombra del Tribunal del Santo Oficio, pero a la vez pletórica de la luz que representó nuestra mejor época de la literatura.
Bienvenido a la historia de Brianda, una bruja en tiempos de la Inquisición.

LO QUE OPINAN DE BRIANDA:

- "Tiene magia".
Ana Álvarez

- "Una ficción histórica, en la que veremos crecer a todos los personajes, con una ambientación muy lograda que se convertirá en una protagonista más de la lectura".
Revista Pasar Página.


Hace un mes que Brianda, una bruja en tiempos de la Inquisición está disponible en Amazon en exclusiva. Esta novela incluye las dos partes de la bilogía de El medallón de la magia y tiene una particularidad, y es que la he incluido en el programa Kindle Unlimited. Si estás suscrito, puedes tomarla prestada sin coste alguno y yo seguiré cobrando royalties por ella.

Todos ganamos.

¿Qué vas a encontrar en Brianda?

Vas a encontrar la historia de una niña que nace en 1610 con un poder extraordinario, que es el de hablar en la mente de las personas y escuchar lo que estas dicen. Sus padres y la partera, asustados por lo que esto pueda suponer en un tiempo en el que el Tribunal de la Inquisición persigue cualquier desviación de la fe católica, se empeñan en ocultarlo.

La vida de Brianda vendrá marcada por ese suceso y más adelante, cuando pierda a su madre, por la presencia de Olianda, una bruja que forma parte de su estirpe familiar y que se ocupará de mantenerla a salvo hasta que ella misma pueda hacerlo.

El incendio en la catedral de Santa María, en Toledo, un viaje al Madrid del Siglo de Oro, la asistencia a un corral de comedias, un asalto, un medallón que pasa de mano en mano y la misión de Amanda, cuando Brianda ya no pueda encargarse de ello, de recuperar lo más preciado que ha perdido un niño, marcarán esta aventura que está repleta de escenarios reales, contados con la máxima fidelidad que pude, pero mezclados con esta historia fantástica.

¿Por qué la he recuperado?

Porque algunas historias no se merecen marchitarse en un cajón, y a esta hacía ya tres años que yo misma la había condenado a uno, cual Inquisición de mí misma. Es una historia que no habla mal de mí como narradora y por eso he querido darle una vuelta, fusionar dos novelas en una y dejarlas ahí, para quien quiera acercarse a ellas. Tiene también su formato en papel, para los nostálgicos, para los que lo prefieren y está en ebook para los impacientes, los que quieren tener las cosas en cuanto las ven.


miércoles, 22 de abril de 2020

DÍA DEL LIBRO 2020

Este va a ser el día del libro más innovador. A pesar de que pensábamos que nos lo íbamos a perder, porque no se han podido organizar eventos en librerías, ni celebrar Sant Jordi en Barcelona, el día grande del libro se ha reinventado a través de las redes sociales. No ha sido planeado, ha sido fruto de la necesidad más absoluta y de no poder poner un pie en la calle.

Nos enfrentamos al primer día del libro virtual.

No puedo hacer un resumen de todas las actividades que hay preparadas para mañana, son infinitas, casi tantas como usuarios que escriben, puesto que de este modo tan accesible son muchos los que se han lanzado a preparar eventos en sus distintas redes.

Mañana los directos de Instagram echarán humo (y eso que lo echan ya desde que estamos encerrados), Twitter se inundará de propuestas, en Facebook y en los blogs cientos de autores nos van a leer fragmentos de libros... y, por supuesto, todos os pediremos con mayor o menor sutileza que os compréis nuestros libros y los regaléis.

Venga, empiezo yo, y para que no digáis pongo por delante una rosa.

Rose, Rosa, El Amor, Flor Rosa, Flor

El 23 de abril de 2020 estaba previsto que lo celebrara con La colina del almendro, esa novela tan bonita con la que, hasta que nos encerraron, estuve de gira. Iba a ser uno de sus días grandes, memorable, porque ya la conocen muchos lectores a los que he convencido y estoy segura de que también iba a haber quien la iba a recibir como regalo. Como no ha podido ser, os la traigo al blog, tan bonita como es ella y os la recomiendo yo misma. ¿Qué os diré? Que además de una historia que se lee con fluidez, trae reivindicación, trae lucha, trae guerra, hambre, frío... pero también esperanza, algo que siempre nos acaba manteniendo en pie. La misma esperanza que nosotros tenemos en que las cosas mejoren y podamos retomar nuestras vidas.

La colina del almendro (Top Novel) de [Mayte Esteban]

PRECIO DIGITAL: 5,69
PRECIO PAPEL: 16,90

Te la puedes regalar a ti mismo o puedes regalársela a otra persona. Tanto en papel como en digital, aunque sé que en los tiempos que corren el papel precisamente no corre y no llegarás a tiempo. Solo tienes que pinchar en los enlaces en azul y si quieres regalar el ebook a alguien entra en el enlace digital, mira a la derecha de la página y encontrarás esto:


Elige la cantidad de libros que deseas regalar, continúa pulsando al lado y se desplegará un menú donde tendrás que introducir el correo electrónico de la persona o personas a quien quieres hacer el regalo. Llegará automáticamente a sus correos y no tendrás que ocuparte de más, como mucho rellenar uno de los recuadros del formulario donde te deja poner un mensaje.


Pagas y listo, tu regalo entregado. Me dicen que esto es peligroso por si te roban la cuenta, pero Amazon te envía un correo a tu correo al instante cada vez que compras. Si quieres incrementar la seguridad de la cuenta, quita la tarjeta tras cada transacción que hagas. Es un rollaco volver a ponerla, es cierto, pero también es más seguro.

Pero, además, si regalas mi libro estarás haciendo un doble regalo, qué digo doble, triple o más. Porque le darás una alegría enorme a una autora que se ha quedado sin día del libro para la novela con la que más lo deseaba. Me repercutirá en los diminutos royalties que recibimos los autores (no te creas eso de que todos somos multimillonarios, NO ES MÁS QUE UN RUMOR INFUNDADO) y además hasta puede que suba en las listas de Amazon, otros lo vean y venda unos poquitos más. Y me hace mucha falta ahora que me he quedado sin trabajo por el virus y en mi casa hay un ERTE del que aún no sabemos ni cuánto ni qué cobraremos, o si tendrán en cuenta que tenemos hijos, que han puesto que no...

Y eso sin contar con la alegría que le vas a dar a quien se lo regales, que también es importante.

A cambio yo, porque soy así, te voy a regalar un relato corto. Bueno, yo sola no, en compañía de HarperCollins Ibérica, de su colección HQÑ. Es este:

Doce horas (Especial Confinamiento) de [Mayte Esteban]

PRECIO: 0€

Es un relato que pertenece a una serie que tiene que ver con estos días de confinamiento, que lleva publicando desde hace unas semanas HQÑ y es completamente GRATIS. Como lo oyes (digo lees), no te va a costar nada de nada, darle aquí, te lleva a la página y lo descargas en un click.

Se publicó el 21 de abril de 2020, así que está casi sin estrenar.

Tengo una novela más: Brianda.

Pero ya si me quieres mucho y te he gustado como autora cuando hagas una cata de mi manera de escribir historias, tengo otra. Esta cuesta 2,99€, pero como yo me preocupo mucho por la economía de los lectores la he metido en un programa de Amazon, kindle unlimted. Si lo tienes, perfecto, no cuesta nada. Si no lo tienes, puedes suscribirte gratis los primeros meses. Y si te lo quieres comprar o regalárselo a otro, perfecto también.

Es sobre una época fascinante, la España del Siglo de Oro. Brujas de esas que parecen mujeres normales, la Inquisición, un medallón que va de mano en mano, la peste, un fantasma confinado en una habitación...

¿Te he dicho que el archivo tiene más de 700 páginas? No te asustes, cuando te quieras dar cuenta ya irás por la mitad. No se nota nada que sea tan gordita y además... es que tiene un extra al final, pero eso hay que descubrirlo. Esta es Brianda, una bruja en tiempos de la Inquisición y la puedes pillar pulsando el enlace.

Mira qué bonita es.

BRIANDA: Una bruja en tiempos de la Inquisición de [Mayte Esteban]

PRECIO DIGITAL: 2,99€
PRECIO PAPEL: 16,80€

FELIZ DÍA DEL LIBRO 2020
EL AÑO DEL CONFINAMIENTO


jueves, 5 de enero de 2017

LO QUE OPINAN DE BRIANDA

Os voy a poner la captura de un comentario de Brianda. Me lo dejó Cristina en Facebook y me dijo que lo había puesto en Amazon, pero no aparece. Puede que tarde, o puede que nunca se vea. Como no es la primera ni la segunda vez que a esta novela le desaparecen -como por arte de magia- los comentarios buenos, que se registran ventas y lecturas en Unlimited sigue anclada en el treinta mil -las ventas y lecturas que ellos mismos me reflejan en la gráfica- y que pasan cosas extrañas con el archivo, he decidido guardarme aquí el comentario.

Por si no les viene bien colocarlo, que no se pierda como los anteriores.

Pincha en la imagen si quieres leerlo mejor.















*Editado: la opinión  apareció el dia 6, recortada a gusto de Amazon.

Y no, no pago comentarios, por si alguien lo duda. Ni pido ni pongo por encargo.



lunes, 20 de junio de 2016

BRIANDA, O POR QUÉ UNAS NOVELAS NO SE VENDEN



El domingo me fui a la cama con una sonrisa. Almudena Gutiérrez publicó en su blog una pequeña reseña de Brianda que me emocionó por muchas razones, la principal es que ella venía de leer una novela densa, difícil, comprometida y muy buena, y había elegido a mi bruja para relajarse, esperando solo encontrar una historia ligera con la que pasar el rato. Sin embargo, se llevó una grata sorpresa y me lo contó entusiasmada, contagiándome a mí ese entusiasmo suyo.

Brianda es mi gran desconocida, mi novela menos leída.

Supongo que lo tiene todo para serlo, pero ha tenido que pasar el tiempo para que asuma las razones de que eso suceda. Después de leer las opiniones que ha suscitado, unánimes por otra parte, creo que voy sabiendo algo de lo que le ocurre, que no tiene nada que ver con la historia que cuento en ella.

1.- Es la segunda parte de otra novela.

En un tiempo en el que proliferan las sagas, las trilogías y demás historias vinculadas a otras, el público lector empieza a hacerse perezoso con novelas que de alguna manera te obligan a leer otra. Eso, que también puede jugar a favor de una novela, en este caso ha ido en su contra. No es la razón más importante, es solo una de ellas.

2.- Es juvenil.

Mi público lector, la mayoría, me identifica con el género del que menos novelas he escrito, el romántico, y escuchar que esta es una historia juvenil (y encima de magia) echa para atrás. ¿Alguien de sesenta años, por ejemplo, disfrutaría con esta historia? La respuesta la tengo: sí. La tengo porque tengo varios lectores de esta edad (alguno se la ha leído dos veces), pero son fieles desde siempre, así que no me fíe mucho de su opinión. Me quieren mucho y cuando te quieren pones las opiniones (al menos yo) en cuarentena.

3.- Es gordísima.

Tiene casi cuatrocientas cincuenta páginas de historia. Sé que hay quien busca tochos, pero otros huyen de ellos como de la peste. Suma que es una segunda parte y que es juvenil y de magia. La respuesta a si la lees es, directamente, no. Rotundo.

4.- Tiene una portada que no es atractiva.

Ahí la culpa es mía. La portada tiene todos los elementos que yo quería, pero creo que no llama la atención lo suficiente. Me encantó cuando me la mandó Iván, pero le faltó el plus de entusiasmo de otras veces en las personas que la vieron conmigo, al cual no atendí como merecía. No escuché. Sin embargo, en mi defensa diré que no tuve tiempo. Lo que sucedió con esta novela se llama precipitarse. No tenía que haberla publicado en el momento en el que lo hice, tenía que haberme dado más tiempo para pensar y decidir. Y, sobre todo, debería haberme fiado de mi instinto, lo que me lleva a la otra razón, pero es tarde para lamentarse y no sirve de nada. Solo sirve asumir que me equivoqué.

5.- Su publicación se solapó con el premio de La chica de las fotos.

Craso error por mi parte, no esperar a saber el fallo del concurso. Si lo hubiera sabido antes, por supuesto que no la hubiera publicado entonces. Quizá seguiría en el cajón, o habría hecho con ella lo mismo que con Oasis de arena, una edición limitada a quien a mí me dé la gana, que para eso los tiempos que corren me dan la libertad de decidir. Pasaron apenas dos meses y medio entre una cosa y otra y le retiré mi atención plena.

6.- No he sabido venderla.

No sé explicar qué es Brianda. Si bien es cierto que es una novela juvenil y de fantasía, en ella la realidad tiene un gran peso, la realidad social del siglo XVII en España. Eso, el que la fantasía de la historia se incruste en la Historia sin que chirríe no he sabido explicarlo bien. Hay que leerla para entender lo que digo, sacudirse muchos prejuicios y dejarse llevar por ella. Por el paseo por Madrid, por la función en el corral de comedias, por el ambiente de caminos, ventas y tabernas, por el incendio de la catedral de Toledo… y por esa otra historia de un medallón que va de mano en mano, decidiendo el destino de los personajes.

7.- No me dejaron venderla.

Y aquí pensaréis que soy tonta. Y os daré toda la razón. Desde el minuto uno que Brianda se puso a la venta, hubo voces diciéndome: te has equivocado, te has equivocado, te has equivocado. La gente te identifica con otro género. La has cagado. Es una cagada de novela. No es lo que tenías que publicar. Te vas a estrellar con ella…

Eso duele y pesa. Tanto que sé que no la he empujado como en su día hice con las otras, que perdí la confianza en ella antes de empezar. La he ido dejando a su suerte, sin darle casi ni siquiera oportunidades. De hecho, en algún momento eso pesó tanto que ni siquiera la incluí en el programa de préstamos de Amazon y, quizá para bloquear su lectura, le puse un precio desorbitado para ser una novela mía. Sigue teniendo un precio raro, algún día tengo que decidir algo al respecto.

8.- Las dichosas erratas.

Pues sí, las erratas de las narices. Me pasaron mil cosas inexplicables con este archivo, que espero haber solucionado ya. Como no había manera de deshacerse de los errores empecé de nuevo. Creé un nuevo Word, de la primera a la última palabra y quité de en medio las confusiones que por más que tocaba el antiguo no lograba que se fueran. Quedarán, siempre quedan, pero estoy segura de que ni la décima parte de las que aparecieron en la primera versión.

9.- He estado a punto de quitarla de Amazon varias veces.

No me compensaba. No me refiero a económica, sino emocionalmente. No me compensaba verla languidecer, sin que apenas le prestasen atención, así que estuve varias a veces con el dedo preparado para retirarla de la venta. Al final hice lo contrario, la incluí en el unlimited. Muy coherente. O muy visceral, como en realidad soy yo, de dejarme llevar por las emociones.

Seguro que me dejo algo negativo, pero me guardo un punto para poner lo bueno de ella, que lo tiene:

10.- Unanimidad de opiniones.

Si hay una cosa de la que me siento orgullosa en este camino que un día tomé es la de no haber pedido opiniones para mis novelas. Al principio sí, me parece que los primeros meses estaba tan despistada como el que más y me aconsejaron que pidiera a mis conocidos que opinaran, pero enseguida me di cuenta de que eso no te hace crecer como autor, sino que infla un globo que al final te estalla en los morros.

Nunca eres tan bueno como crees y si encima no paran de echarte flores, jamás mejorarás.

Por eso no se me ocurrió volver a hacerlo y podéis estar seguros de que todo, lo bueno y lo malo que tengo en los comentarios, ha llegado solito. Y sin la intervención de mi familia que ni comentan ni falta que hace, ya me lo dicen a mí en persona.

Brianda tiene en la página española 16 comentarios, tres de cuatro estrellas y 13 de cinco, de los cuales solo uno no se corresponde con una lectura. En Amazon USA tiene dos comentarios más de cinco estrellas. En ellos lo que percibo es que la han disfrutado y viéndolos juntos me doy cuenta de que, solo por esas personas, solo por gente que ha disfrutado con ella y que ha sentido el impulso de venir a contármelo, como hizo el otro día Almudena, merece la pena el tiempo que empleé en escribirla.


Merece la pena que Brianda esté aquí.

Aunque siga siendo mi novela menos leída.

jueves, 5 de febrero de 2015

UN MEDALLÓN Y DOS NOVELAS

Tengo una historia que se ha dividido en dos novelas. Es la historia de un medallón mágico. Esto, que yo creía que lo había contado ya un montón de veces, y que estaba claro, resulta que hoy he descubierto que no, que no lo he explicado mucho. O al menos que tengo que explicarlo un poco más.


 


Me han dejado un comentario para Brianda en Amazon.








Lo copio porque no se lee nada, y si lo pongo más grande se sale por los lados:

Sí, me ha sorprendido esta novela porque no esperaba que su lectura me llevara a las calles de Toledo ni a las de un Madrid de otra época. Me he enterado de cosas que ni me imaginaba, he disfrutado de las antiguas posadas, he visto los caminos y he conocido a personajes interesantes.
Pocos fallos, alguna que otra pequeña errata o acentos que no dificultan el disfrute de la historia.
Lo malo es que cuando llegué al final me hubiera gustado seguir leyendo qué pasa con los dos personajes del inicio, los que encuentran el libro de Brianda. No me queda otra que estar al acecho para enterarme.
Me ha gustado bastante.


Lo primero, muchas gracias a Marina, a quien no conozco. Por leerla y por tomarse la molestia de poner un comentario. Lo segundo, pedir disculpas por lo de los acentos porque lleva razón. Seguro que se me ha escapado alguno. Soy el ser más patoso del planeta y desconfiguré el corrector de Word. Pero de una manera desconcertante: a tramos. Y sin que haya habido informático capaz de arreglar el desaguisado. Con el copia pega me llevaba el error, el que fuera, al nuevo archivo. Lo he tenido que hacer todo a ojo y veo... pues lo que veo. Bastante mal. Sé que se me han pasado, y sé que he tenido que corregir cosas que no consigo entender cómo fui capaz de escribirlas así porque era...

dífícíl

Sí, como lo veis, puse eso en una palabra. Se ve que tenía el día generoso en tildes y a todas las letras le planté una, para que no fueran teniendo envidia las unas de las otras. Pero tengo unos lectores muy amables que se toman la molestia de apuntarlas y decirme dónde están para que las extermine, y en ello me concentro. Sé que algún día lograré que esté perfecta, igual que sé que eso es difícil (con una sola tilde).

Pero a lo que iba, que quizá no he explicado mucho que son dos novelas que se complementan. Igual que cuando lees Brianda te falta algo, al leer El medallón de la magia, alguna duda se te queda. Marina, no estés mucho al acecho, simplemente busca en Amazon y ahí está El medallón de la magia. Si tienes el programa KU, gratis. Si no, 0,99€, pero es más, si me escribes a mí, te la regalo.

¡Que yo no quiero que te quedes con la historia a medias!

Estas novelas tienen una particularidad. Sientes que necesitas de la otra cuando acabas, pero da lo mismo el orden en el que las leas. Es una cosa muy curiosa, porque escribí primero la historia del presente (el medallón) y después la que sucede en el pasado (Brianda). Si primero lees Brianda, las lees en orden cronológico. Si las lees tal y como la escribí, creo que también se entienden bien. Te dejo elegir a ti como lector.





Sé que muchas de las personas que me conocen como escritora lo han hecho a través de una novela romántica, pero es que yo, al principio, lo que escribía era novela juvenil. Y luego me hice un lío y me salió una novela intimista. Es más, tuve otro rato tonto y en una de esas vueltas mentales escribí hasta una distopía (que no ha sobrevivido, gracias a un arrebato de sentido común que me dio una tarde). Ahora tengo varias novelas esperando a ser publicadas y cada una de ellas, de un género. ¿Cuál será la siguiente? No sé.

Estoy en modo pensando.

martes, 16 de diciembre de 2014

EL PRINCIPIO



Isabel, la hija de Juan, el labrador, se retorcía de dolor. Las contracciones hacía horas que habían anunciado el momento del parto, pero la criatura parecía no querer abandonar el calor del útero materno. La oleada de malestar en el abdomen, la primera señal de que aquel iba a ser el día, encontró a Isabel agachada juntando las espigas de trigo que los segadores iban dejando atrás mientras avanzaban en la recogida de la cosecha anual. Al principio pensó en una mala postura; al fin y al cabo ella era una primeriza y las cuestiones relativas a la maternidad le daban tanta vergüenza que nunca se había atrevido a preguntar a su madre mientras vivió. Ahora sentía que la necesitaba. Sin embargo, el dolor pasó, inadvertido para cualquiera que no fuera ella misma. Durante casi una hora Isabel se sintió bien para seguir adelante sin bajar el ritmo. Claro que era difícil agacharse con aquella prominente barriga, pero el resto de su cuerpo, alimentado con lo mínimo, había permanecido ajeno al embarazo y se sentía más o menos ágil. Siguió espigando y, cuando casi había olvidado el incidente, otro pinchazo le hizo doblarse por la mitad. Esta vez no pudo evitar que la mujer que tenía a su espalda se percatase.
—¿Qué te ocurre, niña?
—No se preocupe, pasará —dijo Isabel, fingiendo una tranquilidad que no sentía.
—¿De cuánto tiempo estás? —La cara de la mujer reflejaba preocupación y no era para menos. Estaban a más de media hora del pueblo.
—Dentro de una semana cumplo.
—Debes marcharte, muchacha. El parto está empezando y de otro modo quizá no te dé tiempo a llegar a tu casa.
—¿Está segura? —Los nervios de Isabel se destemplaron, aunque se esforzó porque no se notara. No quería parecer una niña pequeña.
—Créeme, he tenido seis hijos. ¿Es el primero para ti?
—Sí.
—Lo suponía. —La mujer sintió un leve alivio. Sabía que el primero siempre se demoraba un poco. — Vete a casa lo más rápido que puedas. ¡Antón!
Un pequeño de unos seis años apareció trotando. Isabel ni siquiera había advertido su presencia hasta ese momento. Llevaba un puñado de espigas amarillas en las manos y las depositó en la cesta de su madre.
—Hijo, ve a buscar a Luisa, la mujer del barbero. Dile que esta joven está de parto, que se prepare. ¡Corre!
—Sí, madre.
El niño empezó a correr en dirección a la aldea, feliz por poder escapar de la tarea, mientras la madre ayudaba a Isabel a colocarse su propio hatillo de espigas. Por ese día ya estaba bien.
El camino de vuelta al pueblo fue muy largo para Isabel. No tomó la precaución de hacer que alguien la acompañara y se sentía mal por ello. Si al niño le diera por querer salir antes de que alcanzase al menos la primera casa, no tendría a nadie que la ayudara y ella sola no sabía qué tenía que hacer. Cuando arremetía una contracción se paraba en seco, tratando de serenarse, respirando con la mayor tranquilidad que podía. Recuperada de aquel trance, seguía adelante, con el paso más vivo que le permitía su estado. Sin embargo, tenía la sensación de que no avanzaba. Se iba cansando cada vez más y el hatillo le pesaba. Quizá fuera buena idea dejarlo abandonado. No lo hizo, por supuesto. Ese paquete a su espalda contenía todas las espigas que iba a poder conseguir ese verano y, la verdad, no eran muchas. La alegría que sintió cuando vio llegar a los espigadores y se enteró de que empezaban su faena ese mismo día se desvanecía por completo. Había calculado que, con la semana que le quedaba hasta el parto, tendría tiempo suficiente para hacerse con una buena provisión de trigo extra para el invierno y ahora sabía que no iba a ser así. Su hijo no venía con un pan bajo el brazo, sino que se lo llevaba antes de llegar.
Isabel hubiera agradecido la compañía de alguien en aquel camino pero no se veía un alma. El asfixiante calor de aquella mañana de verano no invitaba a pasear por los campos y, además, todo el mundo estaba ocupado en las diversas tareas que exigía la dura vida de los campesinos de Castilla en aquel año del Señor de 1610.
Uno de aquellos pinchazos que retardaban su marcha estuvo a punto de lograr que se rindiera. Aquel dolor insoportable entre las piernas, una presión en la pelvis que le parecía que iba a partirla en dos, parecían suficientes razones para dejarse llevar y acurrucarse a la sombra de alguna de las encinas del camino. No obstante siguió adelante. Tardó casi dos horas en recorrer la distancia que la separaba del pueblo, tratando de no gritar, para no agotar la energía que le quedaba. Cuando divisó la primera casa también se encontró con la silueta de Luisa, la partera, que avisada por el pequeño Antón, había preparado todo en su hogar para recibir a la muchacha. Sabía que era la hija de Juan, esperaba el parto, pero también a ella le sorprendió que se produjera antes de tiempo. Había visto a Isabel por la mañana y no le pareció advertir ninguno de los síntomas.
—¿Estás bien? —preguntó mientras le ofrecía sus brazos para que se apoyase.
—Muy cansada y creo que... —No sabía cómo explicarse. Bastó una mirada hacia su falda para que la partera entendiera.
—No te preocupes. Eso es que has roto la bolsa de las aguas.
—¿Y eso es malo? —preguntó ella.
—¡En absoluto! Eso quiere decir que tu hijo está a punto de salir.
—Pues espero que lo haga pronto porque... —No terminó la frase porque otra brutal arremetida de dolor hizo que se parase en seco.
—Vamos dentro. Debo prepararte. ¡Ánimo! Seguro que va todo muy bien.
La partera acomodó a Isabel en una cama y le proporcionó un poco de agua. Agradeció el alivio momentáneo aunque no tardó demasiado en vomitar. Sudaba mucho y la mujer le aplicó unas compresas frías en la frente.
—¡Isabel!
Ricardo, el esposo de Isabel, avisado por Antón, entraba en ese momento en casa de la partera, que advirtió al joven:
—No la pongas más nerviosa de lo que está.
—¿Cómo estás?
—Ahora mucho mejor —dijo ella.
Y lo decía de verdad. La soledad que había sentido en el camino ahora se desvanecía. Una mujer se ocupaba de que el parto progresase adecuadamente y su esposo la cogía de la mano. Nada podía estropear ese momento. Nada, salvo una contracción. Gritó sin poderse contener.
—¡Tranquila, Isabel! Déjame que vea. —Luisa levantó las faldas de la chica y empezó una exploración que para ella no era más que rutina, pero que Isabel, instintivamente, rechazó. Nadie, excepto su esposo, se había atrevido nunca a tocarla tan íntimamente.
—¿Se puede saber qué hace? —gruñó el marido.
—Isabel, es necesario para saber cómo está colocado el niño. —La partera ignoró las reticencias del joven.
—¡No la toques más! —gritó Ricardo sin poder contenerse.
—¡Ningún hombre debería ver esto! ¡Sal de aquí si no vas a ayudar!
La energía de la mujer al hablarle le dejó claro que, en esos momentos, era ella la que mandaba. Él bajó la mirada y, con una disculpa muda, se hizo a un lado, manteniendo la mano de Isabel junto a la suya. Aquella rolliza mujer de ojos avellana y cabello encanecido llevaba muchos años trayendo niños al mundo, él mismo e Isabel habían visto la primera luz entre sus brazos. Tenía fama en la comarca, hasta las grandes señoras de Toledo la llamaban días antes para que asistiera sus partos, así que debía de saber algo. Decidió permanecer en silencio hasta que la criatura asomase su rostro. Se tragaría las ganas que tenía de abofetearla si todo salía bien, pero si no... Ricardo estaba tan confuso como cualquiera a punto de ser padre.
Las contracciones fueron elevando su intensidad hasta que fueron sustituidas por una necesidad imperiosa de empujar. Isabel empezó a hacerlo instintivamente y la mujer que la ayudaba se preparó para el final.
—¡No grites! No ayuda nada.
—¡No puedo! —sollozaba Isabel mientras unas lágrimas rebeldes se escapaban por su rostro. 
—¡Ya verás como sí puedes! ¡Siempre has sido una valiente! ¡Ánimo! Empuja cuando te llegue el dolor, de manera continua, concentrando toda tu energía en ello. Cuanto mejor lo hagas antes acabará el dolor.
—¡No puedo! ¡No puedo!
—Claro que sí. Mira, ahí viene. ¡Empuja!
La partera alentaba a Isabel y ella se aplicaba todo lo que sus exiguas fuerzas le dejaban. Cuando ya creía que era imposible sobrevivir a aquella tortura, una frase de la partera renovó su energía.
—¡Estoy viendo la cabeza!
—¿De verdad? —preguntó ella entre gemidos.
—Cuando vuelvas a sentir el dolor empuja fuerte. Mucho más que hasta ahora.
Al poco hizo aparición uno de los hombros. Luisa metió los dedos entre la axila del niño y esperó a que la siguiente contracción contribuyera a sacar el otro hombro. Cuando llegó ese instante agarró el pequeño cuerpo firmemente y dio un suave tirón. El diminuto ser se deslizó sin dificultad alguna y Ricardo e Isabel, expectantes, escucharon las palabras de la partera.
—¡Es una niña! 


Mayte Esteban
Brianda, El origen del medallón.
Capítulo 1

jueves, 4 de diciembre de 2014

BRIANDA. EL ORIGEN DEL MEDALLÓN


Os la presento: 

Brianda. El origen del medallón. 

Esta novela ha sido un reto. Es un compromiso conmigo misma, terminar de contar una historia que empecé hace muchos años. Durante un tiempo fue a muy buen ritmo, pero un día del verano de 2012 las cosas se torcieron (y mucho) para mí, y me dejé a los personajes descansando en un camino. Ahí estuvieron casi año y medio, esperando con paciencia a que encontrara el ánimo de retomar su aventura.

¿Qué vais a encontrar?

Una novela complicada de catalogar, a la que no le queda bien ninguna etiqueta, porque todas se le quedan cortas. He encontrado una definición, una novela crossover, es decir, que puede ser leída por cualquier tipo de público. Creo, de verdad, que es la que mejor le va. 

Tiene un poco de todo...

¿Magia

Pues claro que hay magia, es la esencia por la que surgió, pero no la define.

¿Romance

Por supuesto, hay una historia de amor, pero tampoco se puede decir que sea solo eso. El romance es una excusa para hablar de diferencias de clase, de honor, de algunas cuestiones casi insalvables en la realidad del XVII.

¿Historia

Mucha. Los escenarios son completamente reales, basados en muchas horas de indagación sobre cómo era la sociedad del Siglo de Oro. A veces, un pequeño detalle, me ha llevado mucho tiempo de lectura. Un paseo, horas de mirar planos de ciudades para que apenas lance un apunte. Un capítulo, encontrar un hecho real que he insertado en la narración como si me lo hubiera inventado. Sucedió, aunque me he tomado la licencia de inventar algo sobre él.

¿Aventuras

Claro, es una novela donde hay espadas, peleas, personajes que se ganaban la vida como podían en un tiempo en el que nada era fácil, donde la palabra crisis encajaba tan bien como ahora. Pícaros, soldados, nobles, inquisidores, mendigos... y alguna que otra bruja que me he sacado de la manga.

¿Sentimientos

Están en todo lo que escribo, convertidos en palabras, recorriendo cada página y dando vida a los personajes.

¿Ciudades

Tres. Un aldea inventada, unos caminos que son fruto de la imaginación y de la lectura de otros libros y dos ciudades, Madrid y Toledo. Dos ciudades que adoro y a las que rindo mi homenaje en este libro.


Quiero seguir dando las gracias a todas las personas que me han ayudado a que esté aquí. 

En primer lugar, a Iván Hernández, autor de la portada que veis. Ha sabido captar en una imagen la esencia de esta novela, los elementos que la conforman están todos ahí, algunos de manera tan sutil que vais a tener que leerla para verlos. Iván, eres una persona excepcional, un escritor que me encanta y además te manejas como nadie haciendo portadas. Es la tercera de mis novelas en la que tu mano está detrás de la imagen. Por algo será. Yo sé que ahora has dicho que te tomas un respiro. No importa, tardaré en publicar otra novela. Te espero.

Después, a mis lectores cero

A Alberto González. Es una inmensa suerte contar contigo, compañero. Estás casi siempre ocupado en lecturas cero, pero siempre me reservas parte de tu tiempo. Gracias, por todo lo bueno que siempre me llega de ti. Por ser como eres, buena gente de la cabeza a los pies. Por el excepcional ojo que tienes para las lecturas. Por tu paciencia conmigo, que sé que a veces me pongo imposible. Por el entusiasmo que siempre demuestras. Y por las fotos. Y por dejar que te robe horas de tu ocio. Y por todo lo que se me olvida...

A Mónica Gutierrez, escritora, bloguera y genial remitente de correos eternos (Pedro, ya te lo dijimos, la gente sí envía correos muuuuuuy largos: somos la prueba viviente). Mónica, has sido mi aliciente para acabar esta novela. Me has animado, no dejaste que la abandonase y por eso fuiste la primera persona en la que pensé para que la leyera. Pobre, creo que no te habrás visto en otra más gorda. ¿Por qué me saltaba palabras? Gracias, gracias, gracias. Que te lea una escritora con tanto gusto y talento como tú, ya es un lujazo, pero tenerte de lectora cero, ni te cuento.

A Enrique Osuna, escritor y amigo. Creo que has leído prácticamente todo lo que he escrito. Me gusta escuchar lo que tienes que decirme siempre porque tu criterio es sincero, justo lo que se espera de un amigo. Te escucho, extermino las coletillas tontas de las que no era consciente hasta que me lo contaste y ahora lo hago hasta al escribir, sin tener que llegar a la fase de corrección. Gracias. Eres un espejo mágico.

A Pinti. Que no te llamas así, pero no me sale llamarte de otro modo. Eres el lector cero con menos trabajo de todos porque lo único que te pedí fue que la disfrutases y me devolvieras tus sensaciones. Gracias por la conversación en el parque. Por la fecha. (Aunque te advierto que un día te devolveré uno de tus efusivos saludos de manotazo en la espalda cuando estés tan tranquilo sentado en la valla. A ver si eres capaz de guardar el equilibrio.)

A Tatty. Por señalar las frases raras que a veces escribo y de las que no soy consciente hasta que me preguntas qué demonios quería poner. Por tus impresiones, por estar desde el primer día conmigo en esta aventura. Porque sé que, aunque no hablemos un tiempo porque siempre vamos a la carrera, cuando lo hagamos será como si hubiera sido ayer. No pararé de dar gracias por ese día que nos encontramos en la red, y por ese otro que decidimos desvirtualizarnos.

A Antonia Romero, que se apuntó a última hora, sobre todo para que me tranquilizase. Que no sé, pero digo yo que aprenderé algún día.

A Gema y a Yasnaia. Chicas, gracias por intentarlo. Sé que no es sencillo, con niños tan pequeños como los vuestros, encontrar tiempo para todo, y menos cuando se cruzan otras cosas. Como los villancicos o los contratiempos en el trabajo.

Gracias a todas esas personas que siempre están ahí, cada día, dándome su apoyo en las redes, compartiendo conversaciones, sueños, impresiones... Me gustan vuestros buenos días, vuestras palabras, vuestras fotos de perfil. Gracias por compartir conmigo. Empezar el día sin echar de menos a nadie es garantía de un día feliz.

Gracias a Montse Martín, porque has sabido pincharme hasta que tomé la decisión de arrancar, de poner una fecha para dejar a la vista la novela. Gracias por darme una segunda oportunidad, no todo el mundo es tan valiente. A Pilar Muñoz, porque me alientas en los días de desánimo; gracias por echarle un ojo a la sinopsis. A Mari He Ca, a la que usé como probadora de las primeras cucharadas de novela (perdona por dejarte con los dientes largos). A Mel Caran, amiga, escritora atrevida y loca; no sé cómo podemos ser tan distintas y tan complementarias (a lo mejor por eso). A Roberto Martínez Guzmán, por tus consejos (que sigo como tú los míos...). A María José Moreno, compañera de aventura editorial, hemos compartido la presentación en Madrid de nuestras novelas y la Feria del Libro. Ha sido genial y has hecho este camino mucho más feliz. 

A Antonia J. Corrales, mi escritora, mi amiga, una persona excepcional. Sabes que te adoro y que te espero. 

Y, por supuesto, a los lectores de mis novelas: sin vosotros, estas historias vivirían para siempre en el cajón.

Me dejaré a mucha gente, eso seguro, siempre pasa. Espero que no me lo toméis en cuenta.


La novela estará disponible en Amazon desde mañana en formato digital. Mi intención es crear una versión en papel. De momento eso está en proyecto, sin terminar, porque lleva tiempo y enormes dosis de paciencia, y no quería dejar pasar mucho más hasta mostraros esta nueva historia.

¿Es necesario leer El medallón de la magia antes? 

No exactamente. Los personajes del medallón, Alonso y Amanda, tienen un discreto papel en esta novela. Creo que se puede empezar por cualquiera de las dos, en orden cronológico (primero Brianda y después El medallón de la magia) o al contrario. Lo que son es complementarias. Quizá si no se leen las dos no conozcas la historia en su totalidad.

Aquí os la dejo.

Cuidadla, ya es vuestra.