Es que no sé cómo contar sin contar...
A no ser que haga como él, y lo que cuente sean palabras. Tengo tres proyectos en marcha.
1
El primero de ellos está terminado, es la novela que finalicé este verano. De vez en cuanto entro y retoco alguna coma pero poco más. Este es su estado:
Casi, casi, casi, 200 páginas de sentimientos desbordados, muy cerca de 100.000 palabras.
Mi novela más larga hasta ahora.
2
El segundo proyecto está en ese momento en el que el boceto está terminado del todo, la novela parece escrita pero... le falta entrar con pico y pala para eliminar cosas que sobran y completar algunas que faltan. Aún hay escenas que matizar, que repensar, que decidir. No está terminada, ni mucho menos.
Es un poco más corta pero pudiera acabar siendo más larga. Juego con estereotipos, algo que siempre evito pero... a saber qué saldrá, ¡que soy yo!
3
El tercero... no quiero ni pensar lo que me queda para terminarlo porque me deprimo. Me gusta cómo está escrita esta novela, muchísimo, y no quiero bajar el listón así que si no me veo en forma para entrar a ella la abandono. La estoy escribiendo para mí, así que como soy muy exigente tendré que ponerme las pilas. Con nadie lo soy tanto como conmigo misma. Si me dicen que valore una novela procuro encontrarle lo bueno (aunque no paso por alto lo que no acabo de ver claro) pero jamás soy tan dura como si se trata de un trabajo mío.
Tiene más páginas que las demás simplemente porque la letra es más grande. Creo que la elegí así para animarme a mí misma, para ir viendo que crecían las páginas, y ahora no la quiero cambiar porque de alguna manera me ayuda a entrar en la historia de un primer vistazo.
Ya, sé que esto es una bobada pero me pasa.
Así que ya os he contado algo...
¡PALABRAS!