El
pasado fin de semana decidimos acercarnos a Getafe, para asistir a algunas de
las conferencias que se celebraban con motivo del Getafe Negro, el festival de
novela de Madrid. La charla sobre Amazon del día 24 me dejó buen sabor de boca
y quería repetir.
Madrugamos
un poco para llegar con tiempo. El plan era encontrarnos con Armando Rodera,
que nos hacía de guía, y quería esquivar cualquier imprevisto de tráfico (o por
si nos perdíamos). En realidad no hacía falta por dos razones: la primera es
que no dependíamos de mi penoso sentido de la orientación para llegar y la
segunda, el hecho de no atravesar Madrid facilitaba mucho las cosas. Ahora sé
que hasta yo sola podría llegar, pero creo que no es lo mismo la primera vez
que entras en una ciudad, de la que no conoces nada, como las siguientes que,
aunque vagas, conservas referencias.
La
primera parada fue la presentación exprés de Realidad Aumentada, de Bruno Nievas. Enmarcada en un programa de
radio, Lorenzo Silva presentó al
autor y cómo se fue haciendo un hueco a través de las redes sociales y su
página web, hasta conseguir que B de
Books se fijase en su libro y lo incluyera en la primera colección de
autores surgidos en internet que acabó en papel. Tras la presentación,
charlamos un rato con Bruno y me firmó su novela, que tengo en espera (como
otras tantas, creo que tardaré un poco en llegar a ella). Alex, mi hijo, se
apuntó a venir este fin de semana y acabó con un libro entre sus manos: La estrategia del agua, de Lorenzo
Silva. Estaba emocionado mientras Lorenzo le firmaba el ejemplar, y ahora anda
un poco nervioso porque quiere empezarlo, pero tiene que leer un par de novelas
para sus trabajos del instituto y no puede. No me extraña nada que esté
impaciente, entre elegir esta novela y una de un tigre que le tiene miedo a las
gallinas no hay color… Luego decimos que los chicos no leen, pero es que a
veces eligen con muy poco sentido común los libros para ellos en el instituto.
La
feria del libro, pequeñita, montada en la plaza nos dio la excusa para
cotillear un poco entre los ejemplares que por allí se exponían y después nos
dedicamos a pasear y a tomar algo antes de que llegase la hora de la comida.
Ésta fue en un restaurante al lado de la plaza, muy agradable, con Armando,
Aranzta, Alberto y Alex, y curioso que cuando estábamos comiendo, en las
noticias que ponían en la televisión, nos encontrásemos con una noticia del
Getafe Negro y con el mismo Armando entre las personas que asistían a una de las
charlas del día anterior.
Hasta
la siguiente conferencia faltaban unas horas, así que dimos un paseo,
descansamos de nuevo hablando de libros y a las seis estábamos en La fábrica de harinas, esperando para
asistir a la mesa redonda que tenía como tema central el cine negro español.
Como moderador, el escritor Javier
Marías fue dando la palabra a Agustín
Díaz Yanes, Alberto Rodríguez y
Juanjo Artero. Alex estaba fascinado, no sabía que además de escritores
habría algún actor que le suena mucho, y menos que entre el público estaría Secun de la Rosa, el actor que
interpreta al hermano de Mauricio en Aida, y que iba a elegir sentarse
precisamente a su lado. Javier Márquez,
autor de Letal como un solo de Charlie
Parker entre otras novelas, estaba sentado delante y se marchó antes de
terminar a su propia presentación exprés, a la que también asistimos, aunque
esta vez no nos quedó más remedio que llegar un poco tarde. Mientras Javier
terminaba su intervención estuvimos departiendo un rato con Lorenzo Silva y
después nos marchamos a la última conferencia.
Era el
momento por el que nos habíamos desplazado, la mesa redonda entre Javier Cercas
y Lorenzo Silva, sobre la novela del primero, Las leyes de la frontera. ¡Odio
el móvil! Lo apagué, como hice en todas y cada una de las charlas, pero no del
todo, y le dio por empezar a vibrar. A mí, que no me llama nadie porque saben
lo poco que me gusta, me empezaron a llover llamadas. Reconocí los teléfonos y
hubo un momento en el que me asusté cuando a Alberto le empezaron a llamar las
mismas personas. Con la racha de despropósitos que llevo pensé que pasaría algo
grave, más después de enviar un mensaje en el que dejé claro que no podía
responder. Alberto salió para averiguar qué pasaba y no era nada importante,
pero eso hizo que una señora, rápida como el rayo, ocupase su silla y le
obligase a asistir a la charla desde el pasillo.
Salimos
de allí de noche, envueltos en un frío que crecía por minutos y deseosos de
buscar refugio en algún lugar caliente. ¡Qué pena damos! Antes de la
conferencia habíamos quedado con Paco Gómez Escribano y algunos amigos de
Armando y ya en el coche éste nos llamó para ver dónde nos habíamos metido.
Fue un
día fantástico, de esos que no se olvidan con facilidad, que registro en mi
blog para que la memoria lo tenga más fácil cuando quiera recordar.