Voy a pedir perdón a la gente de TARIFA. Y lo voy a hacer
convencida de que no tengo por qué, pero ante la avalancha de mensajes en los
que me han llamado de todo menos bonita, creo que hace falta una explicación. No se me caen los anillos por disculparme, aunque sienta que en este caso no se me ha entendido bien, se ha hecho una lectura que no se corresponde con la intención de mis palabras.
El sábado fui al cine a ver El Niño y puse un post en Facebook
al volver. Mi intención no era ofender a nadie.
Quiero que lo leáis:
He ido al cine a ver El Niño.
Lo primero que me ha dejado sorprendida es que no tenía
subtítulos. No entendía una palabra de lo que estaban diciendo el de los ojos
azules y su compi, me tengo que acordar de llevarme traductor para cuando vaya
a Tarifa porque he descubierto que no entiendo el acento. Luego, por sorpresa,
ha salido Rafael Costa paseando por Gibraltar. Y un helicóptero. (Muy
importante para la próxima vez que vaya a ver una película en la que salgan
helicópteros: no sentarse cerca del altavoz, que parecía que estaba dentro del
cacharro). Luego han ido pasando cosas hasta que a uno le han dejado la mano
que en vez de dedos parecía que tenía morcillas de Burgos y lo siguiente que
recuerdo es una persecución por la playa, la Guardia Civil detrás de un
todoterreno gris. Le han cogido (SPOILER). Dos o tres cosas más y se ha
acabado.
Conclusión.
En algún momento y, pese al helicóptero, me he dormido.
Pero, por lo demás, bien.
Ante esto (que yo escribí en todo momento en un tono humorístico), de pronto, me empezaron a llegar comentarios de
gente de Tarifa que se sentía ofendida por lo que yo había puesto.
Si alguien me conoce un poco sabe que yo no quiero cerca las
polémicas. Este comentario lo hice en tono de humor, irónico, y la torpe en
este caso, si se lee sin la mala idea con la que se ha interpretado, soy yo.
Digo que YO no entiendo el acento. YO necesito un traductor. Y seguro que
cuando vaya a Cádiz lo voy a tener porque tengo estupendos amigos allí que se
van a encargar de que no me pierda una palabra, que mi dureza de oído se va a
compensar con su paciencia al explicarme lo que me pierda por no entender.
Quien me conozca, entenderá que también, justo después de esto, le hice un
guiño de broma a un escritor al que adoro, Rafael R. Costa, que tiene una forma
de vestir muy parecida a la de uno de los personajes que sale en la película
(el inglés). Menos mal, él no se ofendió, que me entendió a la primera.
La semana pasada dormí muy poco, tan poco que en el cine me
quedé frita, como digo en el post de Facebook, también puede ser que me pillase
cansada y por eso se me escapasen las conversaciones de los personajes, sobre
todo al principio de la película.
Me parece que lo que he recibido de vuelta está sacado de
contexto, que he sido atacada con muy mala idea y me he visto en la obligación
de bloquear a varias personas (antes he capturado los mensajes ofensivos que me
han dejado, voy aprendiendo).
Otras, la verdad, es que se han portado muy bien conmigo,
incluso gente de Tarifa que me ha escrito y me ha dejado explicarme en vez de
llamarme barbaridades.
Me reitero: PIDO PERDÓN A TARIFA por haber elegido tan mal
las palabras, pero hablaba de mí, no de sus gentes, ni de la ciudad que me parece preciosa y que es un lugar que creo que merece la pena conocer. Si me dejan, claro, ya ha habido quién me ha dicho que no se me ocurra aparecer por allí.
En mi post he añadido dos líneas:
ATENCIÓN: COMENTARIO EN MODO IRÓNICO. SOBRE MI PROPIA
TORPEZA DE OÍDO.
Es que me están contando que se está entendiendo muy mal.
Os juro por mis hijos que son lo que más quiero en el mundo
que jamás se me ha ocurrido meterme con los andaluces. De Tarifa o de ninguna
parte. Y prometo que en mi Facebook, a partir de ahora, solo pondré spam.