Mostrando entradas con la etiqueta Suma de Letras. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Suma de Letras. Mostrar todas las entradas

jueves, 5 de marzo de 2020

PISO PARA DOS DE BETH O´LEARY


Sinopsis:

Tiffy y Leon comparten piso.
Tiffy y Leon comparten cama.
Tiffy y Leon no se conocen.

Tiffy Moore necesita un piso barato, y con urgencia. Leon Twomey trabaja de noche y anda escaso de dinero. Sus amigos piensan que están locos pero es la solución ideal: Leon usa la cama mientras Tiffy está en la oficina durante el día y ella dispone del apartamento el resto del tiempo. Y su modo de comunicarse mediante notas es divertido y parece funcionar de maravilla para resolver las vitales cuestiones de quién se ha acabado la mantequilla y si la tapa del váter debería estar subida o bajada.

Claro que si a eso se añaden exnovios obsesivos, clientes exigentes, hermanos encarcelados por error y, lo más importante, el hecho de que aún no se conocen, Tiffy y Leon están a punto de descubrir que lograr la convivencia perfecta no es fácil. Y que convertirse en amigos puede ser solo el principio...


Mis impresiones:

Piso para dos ha sido un regalo de cumpleaños que me he hecho a mí misma. Llevaba meses viéndolo en las librerías, pero también son los mismos meses que llevo con un bloqueo lector bastante importante, así que lo fui dejando correr.

Hasta el otro día.

Como era mi cumpleaños, qué mejor que regalarme lo que más me gusta, un libro, y la oportunidad de desbloquear en mi rutina esa actividad, leer, que para mí es casi tan esencial como respirar. De este libro decían cosas como que es divertido, que la autora es la heredera de Sophie Kinsella, que no podías soltarlo... y quise ver qué había de cierto en todo ello. Yo quería que fuera todo cierto, claro, porque lo necesitaba más que el comer.

A medias ha sido.

Es verdad que se trata de un libro divertido, pero está muy, muy lejos de parecerse a cualquier cosa que haya salido de Kinsella. Es cierto que al principio no podía soltarlo, pero también es verdad que llegó un momento en el que se me empezó a hacer largo. No lo suficiente como para abandonar la lectura, pero sí un poco más largo de lo que debería haber sido. Creo que unas doscientas páginas menos a la historia no le habrían ido mal.

Qué mal se nos da a los escritores la técnica de la elipsis cuando nos hemos enamorado de nuestros personajes.

Comienzo hablando de la premisa inicial de este libro, esa que abre la sinopsis y se cuela en la portada: es atrayente. Dos personas que comparten algo tan íntimo como una cama, pero no se conocen en persona. El tema de las camas calientes, gente que comparte pisos tan diminutos que comparten lecho porque, además, tienen horarios diferentes, pero sobre todo porque no tienen dinero para pagar un disparatado alquiler dentro de una gran ciudad. Es un tema actual, en esta novela sucede en Londres, pero en Madrid también están en las mismas.

Me gustó la idea de cómo eso puede acabar desembocando en una comedia romántica.

La verdad es que el tema lo trata bien y el que los personajes no se vean en más de la mitad del libro ni una sola vez y se comuniquen a través de notas y mensajes le añade un punto a su favor. Esta es la parte divertida del libro, y lo es porque el personaje de Tiffy está muy bien caracterizado. No es nada original, se parece sospechosamente a la protagonista de Yo antes de ti, novela que la autora ha leído porque menciona en algún momento del libro, pero esa extravagancia en el vestuario y su informalidad le dan un toque especial.

Leon es un tipo serio que, una vez lo vamos conociendo, cuando sabemos qué sucede a su alrededor, es imposible no acabar tomándole cariño. Y ese es el gran acierto de este libro, que no se limita a plantar encima de la mesa un historia de amor, con su tensión sexual y sus vaivenes normales, sino que, durante el tiempo en el que los personajes se van conociendo a través de las notas, avanzan las otras dos tramas que sustentan Piso para dos. Ambas potentes y en las que se enredan otras más pequeñas, para mostrar un collage de problemas actuales donde las redes sociales, el mundo editorial, la precariedad laboral, los recuerdos, los problemas con la justicia y algo tan grande como el maltrato psicológico ruedan a ritmo de comedia.

El tema del maltrato psicológico me gusta cómo lo ha tratado. La misma víctima no es consciente de él, porque ha ido apartando en su mente todos los indicadores que le gritaban, como bocinas de barco en un puerto, que había algo que no estaba funcionando como debiera. Y es ese despertar de la conciencia, por la terapia o quizá porque la realidad le pone enfrente a una persona que le muestra la otra cara de la vida, lo que hace quizá que el libro haya salido un poco más gordo de lo habitual.

En la escritura hay algo particular. Hay dos narradores de la historia en primera persona, Tiffy y Leon en capítulos alternos. Hablan del resto de personajes que componen la trama, los amigos y compañeros de ella y el hermano de él y sus pacientes, pero son ellos los que llevan la batuta y hace algo diferente. Muchas veces no se usa la raya para abrir los diálogos, sino que se pone el nombre del personaje, o simplemente yo. Es un recurso del género dramático insertado en el narrativo que yo vi absolutamente innecesario. No me molestó al leer, pero entiendo que pueda haber a quien sí le suponga una traba por lo poco frecuente.

De esta novela, antes de nada, antes de leer la sinopsis, me atrajo el color de la portada. No sé qué pasó por mi cabeza, pero me lo quedé mirando de inmediato. El que fuera una grafía y no una foto lo que presidiera la portada, también, esa sencillez absoluta que, además, al tocarlo, me devolvió una bonita sensación con el relieve de las letras. Otro acierto, sin duda, es el canto rojo de las páginas. Es un detalle que parece un poco tonto, y además ese verde claro y el rojo tienen un contraste chocante, pero al leer me he dado cuenta de que es casi como el personaje de Tiffy y creo que le sienta como un guante.

Además, no lo neguemos, lo destaca en las tiendas y hace que mucha más gente de la que lo tomaría en las manos por interés en la historia, lo haga. Bien por el departamento de marketing de la editorial, es un tanto para ellos.

El libro, en trade, es muy manejable, con el tamaño de letra justo para disfrutarlo mucho. Sobre todo los cegatos como yo.

El final, obviamente, me lo ahorro, aunque me ha gustado mucho el manejo de esas últimas páginas. Confieso que en algunas novelas románticas me las leo deprisa, pero no ha sido el caso.

Finalmente, os digo que si vais a él pensando que os vais a reír mucho, olvidadlo porque no es así. Tiene sus puntos, pero no sueltas carcajadas muchas veces. No es Sophie Kinsella.


jueves, 18 de mayo de 2017

EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS DE KRISTIN HANNAH



Sinopsis:

En el caluroso verano de 1974, Kate Mularkey ha decido aceptar su papel de cero a la izquierda en la vida social de su instituto. Hasta que, para su sorpresa, «la chica más guay del mundo» se muda al otro lado de su calle y quiere ser su amiga. Tully Hart parece tenerlo todo: belleza, inteligencia y ambición. No pueden ser más distintas. Kate, destinada a pasar inadvertida, con una familia cariñosa pero que la avergüenza a cada momento, y Tully, envuelta en glamour y misterio aunque poseedora de un secreto que la está destrozando. Contra todo pronóstico, se hacen inseparables y sellan un pacto para ser mejores amigas para siempre.

Durante 30 años se ayudarán mutuamente para mantenerse a flote esquivando las tormentas que amenazan su relación: celos, enfados, dolor, resentimiento... Y creerán que han sobrevivido a todo hasta que una traición las separe... y someta su valor y su amistad a la prueba más dura.


Mis impresiones:

No voy a resumir el libro, no me apetece, solo quiero soltar la angustia, el nudo en la garganta y las lágrimas que me ha hecho derramar el puñetero libro. Soltar lo que he pensado, no lo que probablemente sería un análisis serio y profesional de la novela.

He llorado.

De rabia, de impotencia, de angustia... y casi nada tenía que ver con lo que la autora me contaba ni con cómo me lo contaba.

El baile de las luciérnagas es uno de esos libros que tienen la particularidad de sacarte de vez en cuando de la historia y llevarte a la tuya. No ha sido solo el tramo final, ese diario que escribe Kate que me recordó a los momentos en los que mi padre y yo escribimos La arena del reloj. Ha sido un poco en general. Porque, por alguna razón desconocida, he sido capaz de ser un poco Tully a ratos. Y ha habido otros que me he sentido igual que Kate.

Es un libro donde la empatía se ha sentado a leer a mi lado y a veces me ha jugado alguna mala pasada.

La historia de este libro es sencilla: un narrador omnisciente en tercera persona hace un repaso de la amistad entre Tully y Kate, desde que eran niñas hasta su madurez, partiendo del verano de 1974 que es cuando se conocen. Mientras Tully es obstinada y ambiciosa, y tiene unas carencias afectivas severas desde la infancia, Kate es todo lo contrario: serena, familiar, con sueños normales, como los de todo el mundo. Enamorarse. Tener hijos. Amar. Tener una casa que sea su refugio y un marido que la quiera. Tully, en cambio, quiere ser la mejor periodista del mundo y hará lo que sea por conseguirlo, pero sin quitarse la coraza porque, cada vez que se la afloja, algo se cuela y le hace mucho daño.

Algo que suele tener que ver con Nube, su madre.

Lo que más me ha gustado es cómo, dos personajes tan diferentes, empastan tan bien, se completan de un modo tan magnífico. Lo que tiene una le falta a la otra y justo por eso, porque en realidad no se parecen, es por lo que su amistad sobrevive tres décadas. La autora cuida todos los detalles, incluso las viste como sus vidas: a Tully de marca y a Kate deprisa, gris, sin estilo. Me ha encantado encontrar este detalle, que dice muchas cosas buenas de Kristin Hannah.

No se dónde, leí que es imposible una amistad como la que se retrata en el libro. Yo creo que es posible porque no es una amistad típica. En realidad, son más como hermanas adoptivas, y los que hayáis leído la historia sabréis por qué lo digo. En la amistad muchos errores no se perdonan, simplemente las cosas se dejan correr hasta que se mueren, pero cuando la persona es tu familia, al final cedemos. ¿Quién no se enfada con sus padres y después se le pasa sin que apenas recuerde hasta por qué se enfadó?

No está escrita con un lenguaje brillante, pero sí efectivo. Esto lo quiero dejar muy claro, porque a veces leo cosas en algunas reseñas que me descolocan. En toda la novela solo he encontrado un par de párrafos en los que el lenguaje se complica y se vuelve poético, pero justo después el narrador habla de los intentos de Kate por escribir una novela. En realidad juega a mostrar y no mostrar lo que quizá ella podría estar escribiendo en ese momento, pero no es el registro que usa en la novela, que está escrita, sobre todo, para que el lector disfrute de la historia. Sin aspavientos. Sin tonterías.

Digo que quiero dejar claro que está escrito de manera sencilla porque parece que escribir sencillo es un pecado, que conseguir que el lector se sienta a gusto entre las frases y estas fluyan sin tropiezos por delante de sus ojos, sobre todo porque la sintaxis carece de trampas que la ralenticen, está mal. Que es de gente facilona al escribir, cuando yo considero que es todo lo contrario, que para llegar a esto hay que haber trabajado muchísimo más que para abrumar con adjetivos y sobrecargar los textos.

Que hay que haber vivido y madurado bastante.

No hay frases preciosas ni ideas grandilocuentes, solo alguna certera; no hay más magia en la historia que ver pasar la vida con sus luces y sus sombras, sin idealizar nada. Porque puede que Tully haya conseguido éxito y dinero, pero no todo es tan bonito. Le falta la familia de Kate, el amor, pero a Kate también le falta tiempo para poder cumplir sus sueños y la admiración de su hija Marha, que se la lleva casi en exclusiva Tully. Y a esta le falta Johnny, el marido de Kate, que representa para ella la estabilidad emocional que nunca ha sido capaz de alcanzar.

[Ahora viene toda la parte de la reseña que he borrado, porque la escribí pensando en una de mis novelas y no en esta, y la verdad, ni esa novela está (y creo que no estará nunca) publicada, ni procede.]

Hay muchas cosas por las que creo que merece la pena leer esta novela. Si tienes una edad próxima a las protagonistas (nacieron en el 60), quizá te suene la música, recuerdes series de la tele, sonrías al evocar elementos que forman parte del imaginario de la época. Si eres más joven, la verdad es que toca universales: el amor, la amistad, el camino de la vida... cosas por las que todos pasamos, hemos pasado o pasaremos.

Y emociona.

Y eso, emocionar, no está al alcance de mucha gente. Emocionar sin dramatizar, emocionar con lo chiquitito.

Kristin Hannah lo consigue.

Supongo que tocará hacerse con El ruiseñor.

Muchas gracias a María José, que me regaló este libro el 23 de abril. Llevabas razón, es un buen libro para regalarle a una amiga.

sábado, 10 de diciembre de 2016

MI ISLA DE ELISABETH BENAVENT



Sinopsis:

Maggie vive en una isla y regenta una casa de huéspedes...
Maggie tiene un huerto y casi siempre va descalza...
Maggie no quiere recordar por qué está allí; duele demasiado...
Maggie ha renunciado al amor y es complicado explicar los motivos...
hasta que conoce a Alejandro...
y la calma da paso a una tormenta de sensaciones...
y a la posibilidad de que tal vez sí se puede empezar de nuevo.

Mis impresiones:

En estos días sin ordenador, son muchas las cosas que he ido dejando a medias. Una de ellas, escribir esta reseña. Mi isla llegó en el momento oportuno, supongo.

La verdad es que la sinopsis editorial (que he corregido, porque tenía algún resbalón) no dice mucho. O lo dice, pero de manera tan ambigua que en realidad no te enteras de nada. Nunca cuento prácticamente nada de la trama de los libros, porque siempre me da miedo hacer algún spoiler involuntario, pero en este caso, como a mí me ha dejado algo más que fría, voy a intentar contar un poquito.

La novela arranca a través de los ojos de Maggie (Magdalena), la protagonista. "Vemos" su habitación y nos cuenta cómo es, la austeridad de todo lo que le rodea. Durante esa primera escena, muy bien narrada, no nos pone en muchos antecedentes, sino que va sembrando dudas en nosotros, los lectores, para que queramos saber por qué está allí, en esa habitación de una casa con las puertas azules en una isla del Mediterráneo. Para que queramos saber quién es Alejandro y qué le ha pasado a ella. Se intuye que ha sido algo grande, un cambio radical. En las siguientes páginas, las preguntas nos perseguirán porque, ¿quién camina descalzo todo el día? ¿Qué le ha pasado a una chica joven para que su mejor amiga sea una señora de setenta años? ¿Cómo ha ido a parar a esa isla donde apenas pasa nada? ¿Por qué ha abierto una casa de huéspedes si la isla no es turística? ¿Qué pasó con la Guardia Civil ese día en el que se paseó desnuda por su habitación? (De esto no me he enterado, a lo mejor la lectura me ha pillado pensando en otras cosas, que a veces me pasa).

Enseguida la historia da un salto hacia atrás en el tiempo y arranca. Conocemos a la Maggie de ahora y un poco más adelante a Alejandro Duarte, que aterriza en la isla buscando un sitio donde resguardarse. Porque a Alejandro lo conoce todo el mundo menos Maggie, que lleva dos años desconectada y no es consciente de quién es.

Ya paro de contar, lo prometo, aunque por la sinopsis de verdad os podéis imaginar lo que acaba pasando. Aunque, como siempre os digo, en las novelas nunca es el qué sino el cómo. Nunca es la historia que me cuentas sino, sobre todo, cómo me la cuentas. Y en romántica esto debería valorarse más que en ningún género, porque sabemos de antemano el final: el "cómo" debería ser siempre lo más importante.

Debería...

Esta, por eso está aquí, tiene un "cómo" sobresaliente.

Tengo que decir que me ha gustado mucho, y en gran parte ha sido por la calidad de la escritura. La autora se maneja con el lenguaje, sabe cambiar el tono de la historia cuando es necesario y en esta novela maneja varios. Hay partes en las que te ríes, sobre todo cuando aparece la señora Mercedes, el personaje que más me ha llegado de todos. En otras, te emocionas, por los sentimientos que pone frente a tus ojos. Alguna más sirve para soñar, sobre todo con que exista alguien como Alejandro, el protagonista, y en algún momento incluso te enfadas con Magdalena, que parece que necesita dos tortas para reaccionar de una vez.

La novela está llena de frases para anotar, de sentimientos, de matices que hacen que para mí haya sido una muy buena lectura, por mucho que no esté de acuerdo con cómo reaccionan los personajes en algunos momentos. Sin embargo, creo que sin esas reacciones no se entendería lo que quiere contarnos.

Además, como está el cómo, lo demás se lo perdono todo. Cada quien es libre de elegir lo que quiere que pase en sus historias y los lectores, estemos o no de acuerdo, no me entra en la cabeza que ni siquiera nos planteemos decir eso que leo mucho: "yo lo hubiera hecho así...". Ya, pero es que no es tu libro, no lo has escrito tú, así que... Se siente.

Ponte tú a ver si lo consigues hacer mejor...

Tengo la costumbre de comparar opiniones una vez leídas las novelas, nunca antes. Lo hago porque quiero saber lo rara que soy (sí, soy rara, la mitad de las veces creo que leo otros libros distintos a los de los demás). En este casi me da un patatús cuando en algún comentario vi "un rollo macabeo para adolescentes sin mucha profundidad de ningún tipo". ¿De verdad? ¿Hemos leído el mismo libro? No tiene nada de juvenil, de hecho es más bien todo lo contrario. ¿Te piden carné para la biblioteca y no para opinar sandeces de los libros? Hay que saber leer para entender, y con ello no me refiero a pasar los ojos por encima de las letras, reconocerlas y juntar palabras.

Leer.

Asignatura pendiente en estos tiempos para muchísima más gente de lo que es sano para una sociedad, porque nos convierte  en borregos capaces de seguir a cualquiera que se ponga el traje de pastor. Leer con criterio y no con la crítica en la punta de la lengua, que aunque las dos palabras empiecen igual no significan, ni mucho menos, lo mismo.

Mejor lo dejo, que me enciendo.

La lectura ha sido fluida casi todo el tiempo, salvo en la parte de la recaída de Magdalena, que se me hizo más lenta. No sé si es porque esa parte, el mundo que retrata, me resulta lejano y no me interesa en absoluto (compras, zapatos…), pero el resto me ha encantado. Mientras leía, sabiendo la longitud de la novela, pensaba (además de que menos mal que lo estaba leyendo en digital y no en bolsillo, que no vería ni las letras) que a la autora le había resultado difícil desprenderse de estos personajes. Que, a lo mejor sin darse cuenta, iba alargando la historia y repitiendo algunas cosas que quizá se podrían suprimir porque los personajes se habían colado dentro de ella y le resultaba complicado desprenderse de la novela. Al leer el final, la nota de la autora, supe que mi percepción no estaba desencaminada. Ha tardado cinco años en soltarlos, ha retocado la novela mil veces hasta lograrlo, porque de alguna manera, Alejandro y Magdalena se han convertido en una parte importante de su vida.

Mira que entiendo esto y que me suena.

Hay personajes que forman parte de ti y que es muy complicado soltar de la mano, prestárselos al mundo porque, aunque sea tonto, quieres protegerlos.

Os invito a leerla y me invito a mí misma a conocer otras historias de esta autora. El éxito, uno tan grande como el suyo, no es nunca casualidad.

viernes, 29 de julio de 2016

YO ANTES DE TI DE JOJO MOYES



Mis impresiones:

Hoy, los habituales del blog os habréis dado cuenta de que no he copiado la sinopsis editorial de la novela, como hago siempre que abordo un libro que he leído en el blog. No lo he hecho porque, aunque os parezca mentira, sobre todo por el tiempo que lleva publicado, yo no sabía nada de este libro.

Bueno, nada, nada, no. Algunas cosas sabía.

Por ejemplo, conocía la portada, que he visto en las redes desde hace mucho tiempo. Sabía que han hecho una película que se acaba de estrenar. Y sabía que ha gustado mucho.

Pero sobre el contenido de la novela no tenía ni idea, porque no me había parado ni siquiera a leer una reseña de las que han ido apareciendo en los blogs.

¿Y por qué la leí entonces?

No tengo ni idea.

Supongo que hay libros que esperan pacientes por ti a que llegue el día de que los tengas en las manos. Eso pasó con este. Llegó su momento y lo abrí. Empecé a leer. Me dije que no era para tanto...

Y aquí, los habituales del blog, estaréis pensando en la razón por la que un libro que pensé al leer las primeras diez páginas que no era para tanto, ha acabado teniendo su reseña, si yo digo hasta la saciedad que solo me molesto en escribir sobre lo que me gusta de verdad.

Sencillo: me equivoqué.

Las primeras páginas, como digo, no me convencieron nada. Sentía que la narración no era nada del otro mundo, no lograba entrar en la historia, quizá porque, como os he dicho, no sabía de qué iba y me costó avanzar un poco para centrarme en lo que estaba leyendo. Aunque el detonante está al principio, el arranque de esta historia en 2007, no tenía ni idea de dónde quería llevarme la autora, y no ayudaron nada los primeros capítulos.

Pero no me rendí.

Seguí leyendo y en quince páginas la novela me había empezado a seducir de tal manera que solo ha durado día y medio en mis manos. Lo decía en Twitter, solo uno de mis libros ha logrado mantenerme tan atrapada, y no creo que cuente mucho porque lo escribí yo y mi relación con él, obvio, no es nada objetiva. Solo me ha pasado eso con Detrás del cristal, una novela que releí hasta la saciedad para corregirla y (mira que sabía hasta donde estaban las comas) cada vez que volvía a ella me sumergía en lo que yo misma había contado y me olvidaba de las horas.

Pero, ya digo, eso no cuenta.

Sobre la historia, creo que no voy a explicar nada. Es mejor que cada uno la lea y saque sus conclusiones, que decida si quiere o no entrar en ella habiendo leído la sinopsis o no, pero sí diré que Louisa Clark me ha gustado mucho. Su carácter, su evolución, su manera de luchar en la batalla en la que se mete sin darse cuenta. Su humor, que me ha sacado más de una carcajada. Su sensibilidad y su paciencia.

Will es el personaje que más me ha gustado. La situación que vive le hace protagonista de todo, aunque sea ella quien, salvo en algunos capítulos sueltos, nos esté contando la historia. La autora ha sabido meterme en sus zapatos hasta donde se puede (del todo creo que es imposible) y por eso yo  creo que esta novela tiene el único final posible. Redondo y potente, de los que no se olvidan con facilidad (pero que me ahorro por si algún despistado no lo conoce).

Tengo que ponerle un pero a la novela. Son las tramas secundarias. En algunos momentos te sacan de la narración principal y creo que son demasiado extensas para el poco peso que tienen en la principal.Si bien es necesario que nos presente a Patrick, el novio de Louisa, repite muchas veces cómo es. A mí, con una o dos, me habría bastado para hacerme una idea. Y tampoco creo que haga falta, para que la novela siga siendo interesante, contar tantos detalles de la vida de la hermana de la protagonista. De hecho, creo que aporta más bien poco a la historia.

Me ha gustado mucho. Sin grandes alardes narrativos, la novela engancha, te hace reflexionar sobre la situación del protagonista, te pone en su piel y te hace plantearte qué es lo que harías tú en su situación y, estés o no de acuerdo, mueve algo en tu interior.

Es una novela que me ha llenado también por otra cosa. En realidad está contando una historia de amor y, por una vez, el sexo no tiene nada que decir. Eso, de verdad lo he agradecido, porque estoy más que cansada de novelas que solo son un intercambio de fluidos. Quiero intercambio de emociones, que alguien me cuente lo que sé, que las personas son capaces de enamorarse más allá de compartir un rato de pasión. Que el amor es mucho, mucho más que tocarse el cuerpo. Que, donde de verdad estalla el sentimiento no es entre las piernas sino en un lugar mucho más emocionante y difícil de encontrar, que es dentro de uno mismo.

En la necesidad del otro, en las ganas de compartir momentos, de discutir si se da el caso. En las conversaciones irónicas y en el intercambio de sonrisas y miradas.

Para mí, esto y la reflexión sobre Will son lo mejor que tiene. Y que se lee sola.

domingo, 22 de febrero de 2015

LA FOTO DE NORA DE MARIA JEUNET



Sinopsis:

¿Qué harías si tu corazón elige a la peor persona que puedas imaginar?
Nora Olsen tiene la vida por delante, estudia en la Universidad de Nueva York, es una chica alegre, inquieta y curiosa. Nora tiene un amigo, Patrick, y cuando este decide encontrar a su familia biológica y saber qué pasó en realidad no duda ni un segundo en ayudarle. Todo cambiará para Nora cuando encuentran al hermano mayor de su amigo, un tipo oscuro, metido en problemas y rodeado de delincuentes, que sin embargo le enciende el corazón.
A pesar de los inconvenientes Nora inicia con él una extraña relación. Años después su unión tendrá consecuencias que ni ellos mismos imaginan y que tienen que ver con obras de arte, el FBI, un revolver, una foto...
Y es que en el juego de la vida es el destino quien encaja las piezas a su antojo, porque al final hay cosas que no se pueden evitar. ¿O tal vez sí?

Mis impresiones:

Llevo tiempo viendo las novelas de María Jeunet en la red, tanto ésta como Las hojas de Julia y la verdad es que me apetecía leerlas, así que cuando supe que María estaría en el RA, aprovechando que estamos conectadas en las redes sociales, le dije que teníamos que hacer lo posible por tropezar y así me llevaría a casa al menos uno de los dos libros, en papel, firmados por ella. Esta simple tarea se convirtió en todo un día de buscarnos la una a la otra, porque no teníamos más referencia que unas fotos de las redes (como en el libro, una foto) y encima yo aparecí con gafas. No fue nada fácil, de hecho lo conseguimos a última hora de la tarde con la ayuda de Lidia Herbada que ya me había visto en persona.

Ese ratito que compartimos lo recordaré con mucho cariño porque nos lo pasamos muy bien, me deja un impagable recuerdo del congreso de romántica y la sensación de que, además de una gran autora, en María hay una persona especial (por eso le salen novelas especiales).

Dejé que fuera ella la que eligiera una de las dos novelas para que empezase a conocerla, y ni lo dudó: La foto de Nora. Como el autor es quien mejor se conoce, le hice caso. Las hojas de Julia se quedan como pendiente para cuando nos volvamos a ver, quién sabe, quizá en la próxima Feria del Libro de Madrid.

Pero empecemos con el libro.

La novela está dividida en tres partes. En la primera conocemos a una jovencísima y loca Nora, que junto a su amigo Patrick investiga los orígenes familiares de este. En esta investigación tropieza con la foto del hermano biológico de su amigo (que roba) y Nora se enamora locamente de él, hasta el punto de obsesionarse en conocerlo. Acaba consiguiéndolo y a él, ella no le resulta indiferente. Empiezan una historia de amor que acaba interrumpiéndose bruscamente, dejando a Nora tan hundida que decide centrarse en sus estudios, marcharse de Nueva York a Europa y después esconderse en una universidad del centro de Estados Unidos, donde se acabará formando para ser la mejor en lo suyo: se acabará convirtiendo en experta en perfiles criminalísticos.

En la segunda parte empieza otra novela. Me explico. Han pasado cinco años y Nora, que ha madurado muchísimo con respecto al personaje que conocimos en la primera parte, se va a enfrentar a su primer caso como agente del FBI. Eso la obligará a volver a Nueva York, donde tendrá que trabajar codo con codo con John Newman, un joven teniente de la Policía de la ciudad con el que siente una conexión inmediata. Tienen que investigar la muerte de un hombre y la desaparición de otros dos que están conectados por el negocio de obras de arte.

La tercera… no os la cuento, porque tenéis que leer la novela vosotros.

Toda la novela se lee con una fluidez increíble, me ha costado muy poco tiempo terminarla (poco más de un día) y la segunda parte la que menos. Tiene momentos muy bonitos, de esos que te hacen leer con una sonrisa en los labios. María ha logrado que los personajes de Nora y John resulten muy creíbles y, sobre todo, sientes la conexión profunda que se establece entre ellos. Los dos vienen de una historia que les ha marcado pero al ir conociéndose la van dejando de lado, rindiéndose poco a poco a los sentimientos que empiezan a fluir. Y es que, por más que uno quiera, no se puede resistir al destino cuando éste decide venir a buscarte.

Volveré a leer las historias que me quiera contar María Jeunet porque son de esos libros que te hacen sentir bien. De los que acabas con una sonrisa en los labios. Una historia sencilla que tiene su parte de intriga, su parte romántica, su punto de humor y con sentimientos que fluyen por las páginas.

Felicidades, María.



sábado, 5 de julio de 2014

MEMENTO MORI DE CÉSAR PÉREZ GELLIDA

VERSOS CANCIONES Y TROCITOS DE CARNE I



Sinopsis:

Septiembre de 2010. Aquella mañana de domingo nada hace presagiar al inspector de homicidios de Valladolid, Ramiro Sancho, que acaba de dar comienzo una pesadilla que lo dejará marcado para el resto de sus días: la investigación del asesinato de una joven ecuatoriana a la que le han mutilado los párpados y en cuyo cuerpo han encontrado unos versos amenazantes.

Antecedentes.

¿Cómo llegué hasta ella?

Dando un rodeo, os lo cuento.

Algunos blogueros decidimos quedar este año en la Feria del Libro de Madrid para desvirtualizarnos. No había manera de ponernos de acuerdo, así que al final decidimos vernos en la presentación de Consummatum est, la última parte de la trilogía que inicia este libro: Versos, canciones y trocitos de carne. Como quería llevar hechos los deberes (era la única que no se había leído una línea de lo que escribe César Pérez Gellida) el 6 de junio, al pasar por delante de la caseta donde estaba firmando, pensé que comprándome un libro lo solucionaría de cara a la charla.

Tenía una semana, tiempo de sobra.

De vez en cuando me pasan cosas absurdas porque creo que mi sensatez vive en Burgos y yo en Segovia. ¿A qué viene esto? Pues a que yo, en la lógica trastocada que preside mi cerebro, como llevaba retraso de lecturas con respecto a los demás, decidí empezar a leer la trilogía por el final.

Así, a lo bruto y sin encomendarme a nada.

Me compré Consummatum est, César amablemente me lo firmó y me volví tan pichi a la caseta de Ediciones B donde firmaba en ese momento María José Moreno. Allí estaban charlando con ella Pedro, de El búho entre libros, y Teresa, de Leyendo en el bus, y no me llevé una colleja por tratar de hacer trampas en los “deberes” (menudo ejemplo de profe estoy hecha) porque son los dos personas pacíficas.

Así que el día 14 aparecí en la charla habiendo leído solo el fragmento de muestra de esta novela en Amazon y sabiendo, solo con esas primeras líneas, que aunque éste no sea mi género favorito, la novela me iba a gustar porque la escritura desde el principio es brillante.

No me equivoqué.

Una vez en la Feria compré la novela de la que hoy hablamos y César también me la firmó.

Recogida de datos.

Si se pretende hacer un análisis serio de un libro, la lectura debería ser minuciosa, acompañada de apuntes a los que acudir cuando llegase el posterior análisis. Para ello me hice con las herramientas indispensables: lápiz y papel.

¡No tomé ni una miserable nota!

Acabé haciendo lo mismo de siempre, doblando las esquinas de las páginas y memorizando lo que me había llamado la atención.

La escena de los hechos.

Memento Mori está ambientada en Valladolid, una ciudad que no es desconocida para mí porque vivo relativamente cerca y por circunstancias familiares durante algunos meses tuvimos que frecuentar uno de sus hospitales. Se hacía eterno estar en un edificio tan deprimente, así que los paseos por la ciudad formaban parte de la rutina hospitalaria y he sido capaz de mantener claro en mi mente por donde se movían los personajes. No creo que sea imprescindible para la lectura de la novela conocer la ciudad pero, al menos en mi caso, la ha hecho más amena y, sobre todo, me ha ayudado a poner en el plano lugares por los que había pasado sin prestar demasiada atención.

Los hechos.

En las novelas policíacas o en el género negro, uno de los alicientes que suele tener la lectura es que el lector no conoce al asesino. Va de la mano de los investigadores moviéndose a la vez que ellos y estableciendo hipótesis. En Mememento Mori, en realidad en toda la trilogía, esta máxima queda fulminada desde el principio. César Pérez Gellida nos cuenta quién es el asesino y gran parte de la novela se centra en él, en conocer a este personaje que está lleno de capas y pliegues.

Memento mori narra los esfuerzos del inspector Ramiro Sancho por darle caza en la capital castellana, a la vez que vamos conociendo a Augusto Ledesma, su pasado, su fría manera de actuar cuando elimina a sus víctimas. Todo al potente ritmo de la música que pone banda sonora a esta novela. A medida que avanza la lectura los giros que da provocan que sea imposible soltarla.

El equipo de investigación.

Al principio de la novela aparece una relación de personajes. Aunque no me ha sido muy necesaria durante la lectura, en el momento de hacer esta reseña (o lo que sea esto) la reviso y veo que son bastantes más de los que pensaba. Para conocerlos a todos  hay que leer el libro, por eso yo solo elijo los tres que me apetecen.

Encabeza el reparto el inspector Ramiro Sancho, del grupo de Homicidios de Valladolid, encargado de la investigación: pelirrojo, divorciado, destinado en la capital castellano-leonesa después de su paso por el País Vasco. A medida que la novela avanza evoluciona al ritmo de los acontecimientos. Me ha gustado mucho el personaje, sobre todo por su manera de expresarse.

Armando Lopategui, «Carapocha. Exagente del KGB y la Stasi. Albino, con la cara marcada por la viruela, lo que le ha agenciado el apodo. Es hijo de uno de los niños enviados a Rusia durante la Guerra Civil, de esos que nunca volvieron, y experto en perfiles psicológicos. Aparece para trazar un retrato de personalidad que ayude a atrapar al asesino en serie. Es el personaje que más me ha fascinado de la novela. De principio a fin porque en él nada es como parece (¿o sí?).

Martina Corvo, Doctora en Psicolingüística. Ayuda en la investigación analizando los poemas que el asesino va dejando en cada una de sus víctimas y mantiene una relación algo más que profesional con Ramiro Sancho. Eso la colocará en el punto de mira de...

El asesino.

Augusto Ledesma sustenta él solo la mitad de la novela. Es un personaje oscuro, un sociópata narcisista que se siente por encima de los demás y que se enorgullece de sus hazañas. El comienzo de su vida fue muy duro, un niño maltratado que es separado de su madre para acabar en una familia adoptiva que tampoco se muestra espléndida en cariño con él. Esto podría explicar su evolución negativa. Lo tiene todo en cuanto a lo material pero es incapaz de sentir afecto hacia sus semejantes  (bueno, él no ve a nadie semejante a él, ahora que lo pienso, se siente por encima de los demás). Es un personaje complicado, redondo, consecuente en su delirio y cuya voz se distingue perfectamente del resto. Como dije antes está lleno de pliegues, matices y dobleces…

Creo que merece la pena conocerlo (literariamente hablando, en persona ya me lo pensaría).

Las víctimas.

María Fernanda es un entrenamiento para asegurarse de que es capaz de matar sin dejar cabos sueltos. Una joven ecuatoriana con la que se cruza una noche y que acaba siendo su víctima de iniciación. Mercedes es su primer objetivo serio, la tortura como hizo ella con él puesto que se trata de su madre biológica a quien le es retirada la custodia debido a que lo maltrataba. El único de sus crímenes que podría tener justificación, si fuera posible justificar el asesinato como solución a un problema.

Y hay más, claro está, pero creo que no debo seguir desvelándolas…

La autopsia.

La novela comienza in media res, lanzando el disparador de la trama para que el lector quiera saber más inmediatamente. La escena narrada tiene tal fuerza que se hace necesario seguir leyendo. ¿No me creéis? Descargad el fragmento gratuito aquí si no tenéis el libro y empezad. A ver si sois capaces después de no ir a comprarlo… Posteriormente, aunque avanza siguiendo una línea temporal continua, incluye algún capítulo en racconto trasladando escenas completas al pasado, algo necesario para que vayamos componiendo el puzle.

El libro se divide en capítulos con su título correspondiente y estos a su vez en escenas. Cada una aparece con su datación: lugar, fecha y hora, un recurso cinematográfico que además ayuda a que el lector no se pierda. Al no ser demasiado largas y la sensación lectora es de querer avanzar otro poquito más. Sin darte cuenta estás en mitad de la novela casi del tirón.

El narrador elegido por César Pérez Gellida nos cuenta la historia en tercera persona. Es un narrador omnisciente, que mantiene una posición de focalización externa, sin entrar a formar parte de la trama. Esto distancia los hechos y sitúa al lector como espectador. Se va trasladando desde la investigación hasta las andanzas del asesino, de modo que siempre, mientras leemos, sabemos más que los mismos personajes. (No, siempre, siempre, no).

No me gustan nada las descripciones. Tiendo a aburrirme y hago lectura vertical, por eso creo que las evito al escribir, huyo de ellas normalmente como lectora. Pues en este libro no ha sido así. Algunas juegan con metáforas de una manera magnífica. Un ejemplo cortito, y prometo que no pongo ni un spoiler más:

“En la urna de cristal, sobre los tres pilares de hielo, vertió cuatro segundos de sabiduría. Dejó que el frío envolviera los conocimientos ancestrales antes de instruirse de un trago”.

¿Se puede decir mejor? Yo creo que no.

Los diálogos de la novela están muy logrados, no son nada forzados. En todo momento tiene en cuenta el decoro poético, asignando a cada personaje el lenguaje que mejor encaja con su personalidad o el ambiente en el que se mueve. Me ha gustado cómo caracteriza a cada uno a través de las palabras, como reserva para Sancho los refranes y los latinajos los escuchamos en boca de Augusto, una manera más de establecer distancia entre el asesino y el lector (yo, sin las notas a pie de página, no me habría enterado de ninguna expresión y eso que se supone que estudié latín cuatro años. Rectifico: fui a clase, estudiar no lo recuerdo).

Me han encantado los guiños personales y eso que apenas he podido ver media docena en la novela. Muchas veces yo misma lo hago, incluyo elementos cercanos en las novelas pero procuro que sean muy, muy sutiles. Estoy convencida de que escribimos en primer lugar para nosotros mismos y quizá eso es lo que nos empuja a “inmortalizar” elementos de nuestro entorno, personas, situaciones vividas o que nos han contado. En este caso los he visto a veces hasta divertidos (ese César Pérez entre la lista de posibles sospechosos que maneja la doctora Corvo me hizo sonreír, por ejemplo). De todos modos pienso que hay que tener cuidado con ellos porque a veces son un arma que se te puede disparar en las manos. Algún guiño de estos (en otra novela), estaba tan mal manejado que me provocó acidez de estómago. Pero no ha sido así en este caso.

Hay algo en la novela que no me gusta nada de nada y que no he podido evitar ver. Ahora se os abren mucho los ojos porque apenas pongo pegas a los libros que atraviesan el espejo pero… es que esto me puede. La novela tiene leísmos. Ya, ya sé que me vais a decir que César es de Valladolid y allí es lo más normal del mundo. No hace falta, vivo en Segovia y tengo dos hijos leístas a los que corrijo constantemente aunque sin resultados. Más bien se me están escapando a mí de vez en cuando, algo que me empieza a preocupar. Hace solo unos años no tenía dudas porque los sentía como patadas en el oído pero ahora tengo que hacer a veces la prueba del algodón para asegurarme (cambiar la oración a pasiva).

Banda sonora.

La música es otro de los protagonistas de la novela. Lo reconozco, soy una completa analfabeta musical, apenas me suenan vagamente los nombres de los intérpretes. Sin embargo, la banda sonora de esta trilogía no ha sido complicado encontrarla, recopilada y todo. La tienes aquí. Mientras preparaba la reseña, César la colgó en Facebook, así que solo tuve que copiar el enlace. Gracias porque no sabía qué poner en este apartado y sé, por lo que he leído de ella, que es uno de los puntos fuertes de la novela. Creo que me he perdido algo…

Referencias literarias.

La literatura es una parte esencial de este libro. Hay referencias mitológicas, a obras clásicas, a la poesía del 27, a James Joyce… siempre enredadas en la trama y perfectamente justificadas.

Algo que me llamó la atención desde el primer vistazo del plano que incorpora el libro, antes incluso de empezar la lectura, fue que aparezca un hito como: residencia de Gregorio Samsa. Pensé, ¿qué hace el protagonista de La Metamorfosis de Kafka viviendo en Valladolid? Tiene su explicación, por supuesto, pero tendréis que averiguarla.

A esto hay que sumar un montón de frases en latín que siempre salen de boca de Augusto. Me ha hecho gracia que el asesino se llame Augusto, el padre Octavio y el autor César. Yo, que siempre acabo pensando cosas raras mientras leo.

Conclusión.

Memento Mori me ha gustado mucho. Creo que es una novela redonda, con una fuerza extraordinaria, que te arrastra desde la primera página. La mezcla de intriga, literatura y música enganchan al lector, aunque este no sea su género. Va creciendo a medida que avanzas en la lectura, enredándose y enredándote en una trama que deja sin aliento. César Pérez Gellida se maneja con las palabras como un experto en malabares, me ha dejado muchas veces con la boca abierta en las descripciones.

Sin duda, de lo mejor que he leído este año.

La siguiente, Dies Irae, tengo ganas de leerla pero aún no la tengo en mis manos por lo que he contado al principio, aunque sí la tercera. Dependerá de mi verano, de lo que trabaje, para que pueda comprármela (o de si algún alma caritativa me la presta). En principio lo del trabajo es escaso así que hay pocas posibilidades de andar comprando libros. Se han puesto primeros en la fila los huevos, la leche, las galletas y los yogures. Cosas que pasan en la vida real, que no hay asesinos (en serie) entre el vecindario pero sí una enorme crisis que está arrasando con los caprichos tontos.

Como leer.

Ahora voy a buscar un libro muy malo para recuperar la confianza en mí misma. Después de leer esta novela he acabado pensando que no sé escribir. Que tengo millones de cosas que aprender.

¡Hay que joderse!