Título:
La senda trazada.
Autor:
Pedro de Paz.
Editorial:
Algaida
ISBN:
9788498776751
XX
Premio de Novela Luis Berenguer.
Alfonso Heredia es un
periodista gráfico que atraviesa una mala racha económica y personal. Casi de
casualidad llega a sus manos un viejo libro con extrañas sentencias en
caracteres góticos, y cuando lee en el periódico el fallecimiento del Papa, cae
en la cuenta de que el texto revelaba las circunstancias de la muerte del Santo
Padre. Al examinar el libro con más atención descubre que se trata de un
escalofriante obituario sobre personajes de toda condición y nacionalidad,
predicciones de muertes que todavía no han ocurrido. Pronto le asaltará la duda
de si utilizar con fines filantrópicos o egoístas ese sorprendente
conocimiento, que muchos desearían poseer a cualquier precio… En La senda
trazada Pedro de Paz hilvana una trepidante trama, a medio camino entre el
relato de intriga y la novela fantástica, donde el lector pronto empieza a
preguntarse qué haría él mismo si estuviera en el lugar del protagonista.
Mi opinión:
El verano pasado cayó en mis manos el primer libro que leí
de Pedro de Paz, El documento Saldaña, cuya reseña podéis leer aquí.
Fue la casualidad la que me llevó hasta él, curioseando por la estantería
repleta de libros de la biblioteca de mi madre y finalmente me encontré con una
novela que me enganchó, que leí casi del tirón bajo la atenta mirada de las
ardillas del parque de las piscinas. Me gustó cómo escribe Pedro y me dije que
leería más libros suyos en cuanto se presentase la ocasión.
Cuando tuve noticia de la publicación de La senda trazada se fueron
encadenando circunstancias que me apartaban de conseguir el libro (una librería
que acababa de poner el cartel de cerrado, un encargo que jamás llegaba, el día
que la tenía en mis manos mi monedero tenía telarañas…) pero supongo que todo
tiene un por qué, y quizá era que mi libro tenía que ser especial. Lo fue, por
supuesto. En una de las primeras páginas, bajo el título y el nombre del autor,
unas palabras manuscritas (lo siento, son mías, no las comparto) me recordarán
siempre que lo compré en la Feria del
Libro de Madrid y que quien lo puso en mis manos fue su propio autor.
No había leído la sinopsis hasta que decidí abordar su
lectura. Me daba lo mismo, me fiaba de las sensaciones que tenía guardadas en
la memoria desde hacía un año e intuía que a poco que se pareciera el estilo de
escritura lo iba a disfrutar. Siempre valoro mucho más el cómo me cuentan una
historia que la propia historia. Bueno, pues no sólo me ha gustado sino que
incluso me ha gustado más que el anterior. La
senda trazada aborda un dilema ético: ¿serías capaz de impedir una muerte
si la conocieras de antemano? ¿Y si el hecho de no impedirlo te reportase
beneficios? El protagonista, Alfonso
Heredia, acuciado por las deudas y por uno de sus acreedores, acaba
refugiado en una librería de viejo del centro de Madrid. Allí se entretiene
mirando ejemplares hasta que pase el peligro. En ese tiempo, un extraño libro
cae en sus manos. Es un manuscrito sin título, encuadernado en cuero negro, con
unas curiosas inscripciones doradas y que contiene crípticas sentencias.
Alfonso acaba gastando en él sus últimos diez euros. El librero, un hombre
extraño, de cabello blanco y edad infinita, parece complacido porque se lo
lleve. Alfonso no sabe que acaba de cambiar su vida para siempre.
La novela, organizada en capítulos y narrada en tercera
persona por un narrador omnisciente sigue los pasos del protagonista y la
influencia que va ejerciendo el manuscrito en su comportamiento. Hay un buen
equilibrio entre los diálogos (fluidos y creíbles) y la parte descriptiva, que
se inserta en párrafos no demasiado extensos pero muy hermosos. Al final de
cada capítulo siempre termina con una o dos frases que constituyen un párrafo
completo. Cierran el discurso y actúan como gancho para que el lector sienta la
necesidad de continuar.
Al principio de la novela Alfonso Heredia tiene una relación
con Luisa, una artista que se está abriendo paso. No están en su mejor momento
y Luisa, pretendiendo que con su gesto Alfonso reaccione y empiece a encauzar
su vida, le abandona. No es desamor, es cansancio pero el protagonista no será
capaz de darse cuenta a tiempo. Como tampoco se dará cuenta del tremendo poder
que ejerce sobre él ese manuscrito.
El libro reflexiona sobre si realmente el destino está
escrito o si somos nosotros los que cada día vamos trazando el rumbo, la senda
por la que transitamos. Todo ello ensartado en una historia ágil que te lleva
de la mano hasta el final. Pero no se queda en eso. Alfonso es un fotógrafo, un
paparazzi de los que obtienen su sustento espiando para los demás la vida de
los famosos, y es ahí donde el autor refleja su opinión sobre este oficio, lo
mucho que ha cambiado en poco tiempo, lo que la sociedad ha acabado
pervirtiendo una profesión que no hace tanto era bastante digna.
Una de las curiosidades de la novela (intuyo que hay más
escondidas que no he sido capaz de detectar porque no conozco a Pedro y su
mundo) es la alusión a Rodrigo Saldaña, autor del documento que daba título a
la otra novela que leí y al que atribuye la anterior posesión del libro hasta
que llegó a la biblioteca y la descripción que el autor hace de sí mismo en un
momento del principio de la novela. Se define como: "novelista de larga
cabellera veteada por las canas, barba pulcramente recortada, expresión de
macarra de barrio y aspecto de palmero de Utrera, recién salido de un festival
flamenco". Eso ha sido fácil. Si no, juzgad vosotros en esta foto que he
tomado prestada de su web.
¿Alguna vez habéis pensado en el destino?
¿Os acomodáis a lo que la vida os dé o lucháis por cambiar
las cosas?
¿Alguna vez habéis trazado mal vuestra senda?
Este libro fue premiado en la XX edición del premio de Novela Luis Berenguer-