Sinopsis:
En un futuro cercano
las encuestas de opinión serán de vital importancia. Tanto, que incluso
decidirán los exterminios étnicos. Todas las personas será aptas para
participar en la toma de decisiones... excepto las imperfectas. Edel Doowan es
una de ellas. A pesar de ser hija de un importante coronel, su vida de niña
rica en Dubai se resiente cuando, al cumplir los 17 años, descubre que la
realidad no es tal y como se la cuentan.
Intriga, misterios, acción y amor, mucho amor, esperan a Edel en esta aventura cibernética, en la que dará con la respuesta correcta a la pregunta:
«¿Existes?»
Intriga, misterios, acción y amor, mucho amor, esperan a Edel en esta aventura cibernética, en la que dará con la respuesta correcta a la pregunta:
«¿Existes?»
Mis impresiones:
Leer a
Iván es un placer. Siempre plantea historias de esas que te obligan a seguir
leyendo por dos razones: el interés que suscitan en ti y la manera que tiene de
contarlas. Cuando acabé La protegidaWittman me costó mucho encontrar un libro que me dejase tan buenas
sensaciones, estuve vagando por las páginas de media docena hasta dar con uno
interesante, así que cuando leído este me volví a plantear una nueva lectura
jugué a lo seguro: volví a él.
En ¿Existes? Iván plantea una distopía, un
mundo dentro del nuestro en el que han cambiado las normas que, normalmente,
rigen nuestra sociedad. Edel Doowan, de 17 años, es la protagonista, la hija de un militar que no se
siente cómoda con el mundo perfecto en el que ha crecido, tal vez porque ella
misma es una anomalía dentro del sistema. No es perfecta, ha nacido del amor
que un día se tuvieron sus padres y no de una inseminación artificial que
señalase el embrión del que venía como el ideal. Tiene problemas para controlar
su peso y tampoco es guapa.
Edel, con
quien más se relaciona es con Marjorie, un androide, tal vez porque su familia
está rota debido al alcoholismo de su madre y a la nula empatía con su padre, que
la controla a través de una pulsera ACC (descubrid qué significa). Es feliz
entre ordenadores viejos, tratando de hacer que funcionen las reliquias de otro
tiempo que se ha evaporado. Porque aunque nunca se mencione el momento
temporal, esta historia transcurre en un futuro que tampoco parece demasiado
lejano. Es la única que sigue asistiendo al instituto, donde ya no hay alumnos
ni profesores, pero que se mantiene abierto porque las autoridades se
comprometieron a que así siguiera mientras uno solo de los alumnos quisiera
asistir a las clases (por cierto, impartidas con un profesor virtual). Edel,
desde ahí, nos va mostrando su rebeldía. Ella sola mantiene en funcionamiento un
colegio vacío, silencioso, y lo hace porque aún cree que las cosas pueden
cambiar y sueña con el día en el que esos pasillos se llenen de risas y de
adolescentes como ella.
El día
de su cumpleaños, su padre le regala un ordenador descatalogado, un Hangar del
52, y Edel hace que funcione una antigua aplicación para comunicarse a través
de mensajes de texto (¿os suena?). Logrará así, por casualidad, contactar con
Alexander, un líder de la resistencia, representante de los imperfectos que
está luchando porque ese mundo anterior al que devastan las neo personas no
desaparezca y no se cansa de buscar a alguien que quizá no existe.
Iván
aprovecha la excusa que le brinda esta historia para reflexionar sobre el contraste
entre dos mundos muy próximos, que en la actualidad comparten espacio incluso
en una misma ciudad. Uno es ese en el que el dinero y el poder han eliminado
cualquier rastro de miseria (y por qué no, gran parte de humanidad) y otro ese
en el que se lucha por la supervivencia día a día, barrios marginales en los
que las carencias más absolutas de lo básico nos gritan fuerte en cuanto
posamos la vista sobre ellos.
No
cuento más, siempre hay que dejar que el lector se sumerja en las historias y
las descubra por sí mismo (no quiero describiros lo que más me ha gustado de la
novela), pero sí quiero hacer hincapié en un aspecto de la lectura que a nadie
se le va a escapar. Iván, a lo largo de esta novela corta, va reflexionando
sobre el rumbo que están tomando nuestras vidas, hacia donde nos lleva esta
dependencia de la tecnología y, sobre todo, se pregunta dónde llegaremos si
dejamos de luchar por las cosas en las que creemos, si dejamos que nos
gobiernen y nos controlen sin oponer ninguna resistencia.
La
novela se me ha hecho corta y no porque lo sea. Creo que tiene una manera de
construir historias adictivas en las que quieres dejarte llevar y que se acaben
tan pronto sólo lo compensa el hecho de que todavía me quedan más novelas
aliadas que descubrir.
¿Os
animáis?