lunes, 22 de septiembre de 2014

CONCLUSIONES


Esta pasada semana estuve haciendo uno de mis estudios estadísticos. Bueno, llamar estudio estadístico a la mera observación de unos hechos sin sacar la calculadora ni una sola vez es un poco (un mucho, diría yo) pretencioso, pero queda muy serio ponerle nombre a las cosas.

El estudio se centraba en lo que sucede con las novelas que se colocan gratis en Amazon.

Hace poco más de un año, harta de que pirateasen Su chico de alquiler sin pudor alguno y, sobre todo, harta de que no se pueda hacer nada, decidí regalar la novela. Cinco días enteros la puse gratis en la plataforma. Desde el principio se colocó número 1 en descargas gratis en la página de España y de ahí no se movió.

Se produjeron alrededor de 1100 “compras”.

Lo más sorprendente es que, después de eso, se siguieron descargando ejemplares por cientos, esta vez pagando por ellos. En los siguientes meses se colocó en el top de Amazon y reunió tantas ventas que los últimos seis meses de 2014 superó con muchísima diferencia a Detrás del cristal. ¿A que no os lo imaginabais? Bueno, supongo que es culpa mía, que yo siempre intenté empujar con todas mis fuerzas a la novela que saldría en papel y con editorial en febrero de este año y dejé de lado lo que había logrado con mi primera novela.

Esta semana pasada, después de pensarlo mucho, puse gratis La arena del reloj. Hace tiempo que vengo observando diferencias con respecto a cómo se movían y cómo se mueven los ebooks indies en Amazon y pensé que por qué no hacer una observación desde la primera línea. De momento no tengo intención publicar lo que he terminado, pero había otras opciones que estaban ahí, al alcance de la mano.

Como soy de experimentar y como además llevo tiempo pensando que no quiero que este libro se muera (sin lectores los libros pierden su alma), me decidí. (Y porque soy torpe y no tenía acceso al archivo de la última corrección, también es cierto).

A las cinco horas estaba número 1 de descargas gratis en Amazon España. Ha estado en los tops de la mayor parte de las tiendas de la plataforma.

La primera conclusión a la que llego es que lo que hago tiene interés, que hay un nutrido grupo de compradores (todavía no sé si son lectores), muy interesados en lo que escribo. La novela ha estado en el número 1 casi cuatro de los cinco días que ha estado en Amazon. Le ha cedido el puesto a La piel del pecado, de Francis Molehorn y a otras dos novelas más cuyos títulos no recuerdo. La promoción la abandonó estando en el número dos.

Las descargas, después de estos cinco días: 604.

Casi la mitad de las que se produjeron hace un año con Su chico de alquiler. Me pregunté si esto tenía que ver con la temática de la novela, pero creo que no. Me da la sensación de que, en general, las ventas han caído mucho en esta plataforma, que ese boom que se vivió en 2012 cuando se instaló en España (llegó en 2011 pero muy al final), la época dorada de 2013, ha sufrido un declive serio en 2014. Que ya no se venden ebooks como se vendían, que ya no es el paraíso en el que se convirtió para los autoeditados que encontramos un escaparate perfecto para exponer nuestros libros y dejarnos ver.

Esto me demuestra otra cosa: si decido subir otra novela a la plataforma sé que el marcador de ventas no se quedará a cero, pero tampoco se moverá al mismo ritmo que lo hizo con Su chico de alquiler, ni como Detrás del cristal cuando la publiqué yo sola, lo cual es realmente curioso porque entonces a mí no me conocían ni en mi familia (donde todavía quedan bastantes miembros que no se han enterado de que he publicado una novela con Ediciones B, eso no ha cambiado mucho) y ahora hay gente que ya sabe quién soy. Lo lógico sería que sucediera lo contrario, pero este “estudio” me hace pensar que no será así.

Llamadme loca.

(O visionaria si acabo acertando).

La segunda conclusión es que no ha servido para situarla visible, sigue en el limbo de los 15.000 de donde la rescató la promoción, algo que sospechaba porque lo había visto en otros libros en los últimos tiempos.

La tercera ha sido que tampoco esto ha generado un comentario nuevo en Amazon. Esto es lo que menos me preocupa porque cuando hay comentarios nuevos me dan taquicardias así que hasta agradezco que no me los pongan.

¿Qué me ha hecho pensar todo esto?

Creo que Amazon necesitaba un empujón, publicidad, y encontró en los autores independientes un filón impresionante. Pusimos en boca de todos la página, inundamos la red de enlaces. Nos aprovechamos de sus ventajas, pero también trabajamos para ellos haciendo algo que probablemente de otro modo les habría costado miles de millones. Un beneficio mutuo del que no me arrepiento en absoluto porque a mí, personalmente, me hizo recorrer caminos que pensé que estaban reservados para otros.

Ahora que la página se ha consolidado me temo que no le somos tan necesarios. Creo que todo será diferente, que tendremos que aprender nuevos caminos para llegar a los lectores si es que queremos seguir llegando a ellos, porque éste empieza a dar síntomas de agotamiento.

Todo lo anterior, lo que conocíamos, ya es humo.


Seguiré escribiendo porque no sé no hacerlo. ¿Seguiré publicando? Pues ahí me hallo, meditando…