Esta pasada semana estuve haciendo uno de mis estudios
estadísticos. Bueno, llamar estudio estadístico a la mera observación de unos
hechos sin sacar la calculadora ni una sola vez es un poco (un mucho, diría yo)
pretencioso, pero queda muy serio ponerle nombre a las cosas.
El estudio se centraba en lo que sucede con las novelas que
se colocan gratis en Amazon.
Hace poco más de un año, harta de que pirateasen Su chico de alquiler sin pudor alguno
y, sobre todo, harta de que no se pueda hacer nada, decidí regalar la novela.
Cinco días enteros la puse gratis en la plataforma. Desde el principio se
colocó número 1 en descargas gratis en la página de España y de ahí no se movió.
Se produjeron alrededor de 1100 “compras”.
Lo más sorprendente es que, después de eso, se siguieron
descargando ejemplares por cientos, esta vez pagando por ellos. En los
siguientes meses se colocó en el top de Amazon y reunió tantas ventas que los
últimos seis meses de 2014 superó con muchísima diferencia a Detrás del cristal.
¿A que no os lo imaginabais? Bueno, supongo que es culpa mía, que yo siempre
intenté empujar con todas mis fuerzas a la novela que saldría en papel y con
editorial en febrero de este año y dejé de lado lo que había logrado con mi
primera novela.
Esta semana pasada, después de pensarlo mucho, puse gratis La arena del reloj. Hace tiempo que
vengo observando diferencias con respecto a cómo se movían y cómo se mueven los
ebooks indies en Amazon y pensé que por qué no hacer una observación desde la
primera línea. De momento no tengo intención publicar lo que he terminado, pero
había otras opciones que estaban ahí, al alcance de la mano.
Como soy de experimentar y como además llevo tiempo pensando
que no quiero que este libro se muera (sin lectores los libros pierden su alma),
me decidí. (Y porque soy torpe y no tenía acceso al archivo de la última
corrección, también es cierto).
A las cinco horas estaba número 1 de descargas gratis en
Amazon España. Ha estado en los tops de la mayor parte de las tiendas de la
plataforma.
La primera conclusión a la que llego es que lo que hago
tiene interés, que hay un nutrido grupo de compradores (todavía no sé si son
lectores), muy interesados en lo que escribo. La novela ha estado en el número
1 casi cuatro de los cinco días que ha estado en Amazon. Le ha cedido el puesto
a La piel del pecado, de Francis
Molehorn y a otras dos novelas más cuyos títulos no recuerdo. La promoción
la abandonó estando en el número dos.
Las descargas, después de estos cinco días: 604.
Casi la mitad de las que se produjeron hace un año con Su
chico de alquiler. Me pregunté si esto tenía que ver con la temática de la
novela, pero creo que no. Me da la sensación de que, en general, las ventas han
caído mucho en esta plataforma, que ese boom que se vivió en 2012 cuando se instaló
en España (llegó en 2011 pero muy al final), la época dorada de 2013, ha
sufrido un declive serio en 2014. Que ya no se venden ebooks como se vendían,
que ya no es el paraíso en el que se convirtió para los autoeditados que
encontramos un escaparate perfecto para exponer nuestros libros y dejarnos ver.
Esto me demuestra otra cosa: si decido subir otra novela a
la plataforma sé que el marcador de ventas no se quedará a cero, pero tampoco
se moverá al mismo ritmo que lo hizo con Su chico de alquiler, ni como Detrás
del cristal cuando la publiqué yo sola, lo cual es realmente curioso porque
entonces a mí no me conocían ni en mi familia (donde todavía quedan bastantes miembros
que no se han enterado de que he publicado una novela con Ediciones B, eso no
ha cambiado mucho) y ahora hay gente que ya sabe quién soy. Lo lógico sería que
sucediera lo contrario, pero este “estudio” me hace pensar que no será así.
Llamadme loca.
(O visionaria si acabo acertando).
La segunda conclusión es que no ha servido para situarla visible,
sigue en el limbo de los 15.000 de donde la rescató la promoción, algo que
sospechaba porque lo había visto en otros libros en los últimos tiempos.
La tercera ha sido que tampoco esto ha generado un
comentario nuevo en Amazon. Esto es lo que menos me preocupa porque cuando hay
comentarios nuevos me dan taquicardias así que hasta agradezco que no me los
pongan.
¿Qué me ha hecho pensar todo esto?
Creo que Amazon necesitaba un empujón, publicidad, y
encontró en los autores independientes un filón impresionante. Pusimos en boca
de todos la página, inundamos la red de enlaces. Nos aprovechamos de sus
ventajas, pero también trabajamos para ellos haciendo algo que probablemente de
otro modo les habría costado miles de millones. Un beneficio mutuo del que no
me arrepiento en absoluto porque a mí, personalmente, me hizo recorrer caminos
que pensé que estaban reservados para otros.
Ahora que la página se ha consolidado me temo que no le
somos tan necesarios. Creo que todo será diferente, que tendremos que aprender
nuevos caminos para llegar a los lectores si es que queremos seguir llegando a
ellos, porque éste empieza a dar síntomas de agotamiento.
Todo lo anterior, lo que conocíamos, ya es humo.
Seguiré escribiendo porque no sé no hacerlo. ¿Seguiré
publicando? Pues ahí me hallo, meditando…