Sinopsis (extraída de Amazon):
Alex Portago recibe en su ciudad natal, Almería, una visita
inesperada: un gurú de la tecnología le ofrece un contrato millonario —y con
estrictas cláusulas de confidencialidad— para resolver unos «problemas» que han
surgido en un proyecto de realidad aumentada, un desarrollo innovador de alta
tecnología en el que la realidad virtual interactúa con el mundo real.
Entre el equipo de investigación Alex encuentra a Lia Santana, el amor que se le escapó una vez y que no está dispuesto a perder de nuevo. Juntos comienzan a buscar respuestas, aunque éstas no parecen arrojar otra cosa que nuevos interrogantes. El misterioso origen de uno de los engranajes del proyecto y la evolución del romance de los protagonistas constituyen los dos ejes principales de la intriga en esta fabulosa e inquietante novela que Bruno Nievas pone ahora a nuestra disposición en papel —mejorada y con escenas nuevas—, tras haber sido un éxito de descargas en Internet.
Entre el equipo de investigación Alex encuentra a Lia Santana, el amor que se le escapó una vez y que no está dispuesto a perder de nuevo. Juntos comienzan a buscar respuestas, aunque éstas no parecen arrojar otra cosa que nuevos interrogantes. El misterioso origen de uno de los engranajes del proyecto y la evolución del romance de los protagonistas constituyen los dos ejes principales de la intriga en esta fabulosa e inquietante novela que Bruno Nievas pone ahora a nuestra disposición en papel —mejorada y con escenas nuevas—, tras haber sido un éxito de descargas en Internet.
Mi opinión:
El
ejemplar de Realidad aumentada que tengo en mis manos es otro más de los libros
dedicados que he ido acumulando a lo largo de este año. Me lo firmó Bruno en
Getafe, después de su presentación expres en el marco de las charlas
organizadas para el Getafe Negro de este año. La verdad es que había mirado el
programa antes de ir, pero no me había dado cuenta de que estaría allí, por lo
que fue una sorpresa encontrármelo. Junto a mi familia y unos amigos (Armando y
Arantza) estuve escuchando cómo fue el proceso de creación de esta novela, casi
tan fascinante como su propio contenido. El recurso de internet ha sido clave
para todos los autores que en estos momentos buscan hacerse un hueco en el
panorama literario y Realidad aumentada
es una de las novelas pioneras en este sentido, además de ser también una de
las que más éxito ha cosechado. Antes incluso de hacerse más visible, al ser
una de las cinco elegidas por B de Books para el lanzamiento de autores de
éxito en el panorama digital, ya había logrado nada más y nada menos que 42.000
descargas en la red.
El
punto de partida de esta novela temporalmente es 2009 y está ambientada, en
principio, en Almería. Parte de la
proposición que recibe el protagonista, Alex Portago, por parte de Stephen
Boggs, que lidera un proyecto de una multinacional de la tecnología, para
trabajar en el desarrollo de un dispositivo de realidad aumentada. Alex es neurólogo y ha vuelto de Estados Unidos
a su ciudad natal y es fanático de la tecnología, por lo que acepta a pesar de
las condiciones de confidencialidad
tan extremas que le proponen. Nada más embarcarse en el proyecto descubre que
forma parte de él Alicia Santana, Lia,
la mujer de la que lleva años enamorado y con la que tuvo una relación que se
quedó en unos puntos suspensivos. Al menos para su corazón. Eso le vincula aún
más al proyecto.
Desde
el principio Alex se siente fascinado por las posibilidades que el chip que han desarrollado para este
proceso los ingenieros tiene para el ocio. No harán falta sistemas de GPS tradicionales
para moverse por una ciudad; con este artefacto se cuenta con toda la
información necesaria para no perderse nada (información sobre calles,
edificios, incluso datos históricos adicionales). Simplemente con unas gafas aparentemente normales, la persona
que las lleve será capaz de absorber más información de la que jamás haya
soñado. Incluso el programa es capaz de reconocer la voz de quien lo porta, por
lo que además permite una movilidad hasta ahora nunca vista. Y no se queda ahí,
además es capaz de adelantarse a los deseos del usuario, como si le leyese el
pensamiento.
Pero no
todo es tan fantástico. Pronto Alex descubrirá que se están produciendo muertes
en el equipo que desarrolla el prototipo, muertes
con una explicación plausible en principio pero que, poco a poco, se tornan
misteriosas.
Alex
descubre que el uso del chip genera cambios en la forma de percibir la realidad
en quienes lo usan y se empieza a asustar. Más, cuando aparecen en escena otros
equipos que al parecer están desarrollando algo similiar y tratan de tentarle
económicamente para que abandone el proyecto y se una al suyo. El desconcierto
del neurólogo le hará buscar ayuda, aunque lo tenga prohibido, en su amigo Owl, un pirata informático que es
probablemente mi personaje favorito de la novela. Su vida "ilegal" la
cubre con un puesto gris de funcionario y un aspecto externo de desubicado,
viviendo en casa de sus padres como un adolescente.
Así,
poco a poco, como si fuéramos quitando las capas de una cebolla, la novela va
poniendo ante nuestros ojos oscuras intrigas que conducirán al final.
Los personajes de realidad aumentada, los
que sustentan la trama, casi se pueden reducir a dos: Alex y Lia. Él, víctima
de unas pesadillas que poco a poco van pareciendo cada vez más reales, es quien
tendrá la clave para resolver el enigma que envuelve al chip (en el que también
encontramos referencias a la cultura
Maya y a unos extraterrestres). Alex, con su capacidad para intuir
potenciada al máximo, irá desenmarañando la madeja de las conspiraciones
alrededor de este artefacto y será pronto consciente de las implicaciones que
tiene para el futuro de la humanidad desvelar el secreto asociado al invento.
Es retratado como una mente privilegiada,
pero a veces, cuando se trata de asuntos más mundanos, como su relación con
Lia, se comporta de manera mucho menos segura. Mi sensación con este personaje
ha sido contradictoria, no ha terminado de encajarme que sea tan inteligente,
tan cerebral a veces, y otras se deje arrastrar por sus sentimientos. A lo mejor
en la vida real somos un poco así, dependiendo de la situación, pero en la
literatura me gustan más personajes menos "humanos".
Lia es
la responsable. Demasiado muchas
veces, diría yo. De ella destacan sus ojos
azules, a los que se hacen constantes referencias, y su carácter anclado en
la realidad. No es un personaje al que le haya sacado demasiado partido, ni
tampoco a la relación que tienen ambos. Creo que si hay un punto menos fuerte
en la novela es precisamente este, el no haber conseguido, al menos en mi caso,
hacerme partícipe de la relación entre los dos, que me la crea. No podía sentir
en ningún momento complicidad entre ellos, aunque el narrador me dijera que la
estaba habiendo. Tampoco entendía a veces sus bruscos cambios de humor.
La
parte que más me ha costado seguir ha sido toda la que tiene que ver con la
jerga informática, con la que no estoy demasiado familiarizada. He descubierto,
con esta novela, que soy de letras. Pero de letras puras. Al principio trataba
de entenderlo todo pero hasta cómo conectar el iphone a una red wifi me parece
chino, así que en un momento dado decidí que daba igual que no lo entendiera.
Sin eso, el resto de la novela se podía seguir con mucha facilidad a pesar de
mi torpeza en estos temas.
La ambientación se mueve entre el desierto
de Tabernas, en Almería, la ciudad mexicana de Palenque
y Madrid, y me ha parecido acertada.
También me han gustado mucho las referencias a películas que he visto (me
acuerdo ahora una de Regreso al futuro) o las pinceladas en las que aparecen
novelas de otros autores actuales e incluso librerías que conozco de primera
mano. Aproximan el relato al lector, lo actualizan y te sientes cómodo leyendo.
En
general, pienso que se trata de una novela muy entretenida, que plantea un dilema interesante y que cumple
perfectamente una de las funciones de la literatura, quizá por la que nació:
entretener. No lleguéis a ella buscando una obra maestra, ni siquiera buscando
que os emocione (aunque las últimas páginas lo pueden conseguir), sino con la mente
abierta, imaginando que lo que plantea pueda llegar a suceder. Hoy puede parecer ciencia ficción
pero también lo eran en su momento las novelas de Julio Verne, o quizá 1984 de Orwell,
y ¿estás seguro de que no hay un Gran Hermano que te vigila? Ese puede ser el
principal acierto de la novela.
Bruno
Nievas, además de ser el autor de Realidad Aumentada, ha escrito varios libros
de no ficción relacionados con su profesión de pediatra, que están disponibles
en Amazon.
Lo
dicho, si queréis pasar un buen rato de lectura, que además os haga pensar
dónde nos pueden llevar los avances de la tecnología, esta es vuestra novela.
¿La
habéis leído?