Sinopsis:
"La historia que me has pedido que te cuente no comienza con la conmovedora fealdad de la muerte de Lloyd. Comienza un día de agosto de hace mucho tiempo, cuando el sol me abrasaba la cara y yo tenía nueve años, y mi padre y mi madre me vendieron a un desconocido. Digo mi padre y mi madre, pero en realidad fue mi madre..."
La narradora de El libro de Memory es una mujer albina que languidece en la prisión de máxima seguridad de Chikurubi, en Harare, Zimbabue, donde está encarcelada por asesinato. Como parte de su apelación, su abogada le pide a Memory que escriba a una periodista americana interesada en su caso todo lo que sucedió tal y como ella lo recuerda. En su país la pena de muerte es preceptiva en casos de asesinato, y Memory escribe literalmente para salvar su vida. A medida que se despliega la narración de su vida, cuajada de un sorprendente sentido del humor, sabemos que ha sido juzgada y condenada por el asesinato de Lloyd Hendricks, su padre adoptivo. Pero, ¿quién era Lloyd Hendricks? ¿Por qué Memory no siente remordimientos por su muerte? Y, ¿sucedió todo tal y como ella lo recuerda?
Moviéndose entre las barriadas de los negros pobres y las zonas residenciales de los blancos ricos, entre pasado y presente, Memory va tejiendo un relato fascinante en el que se entrelazan el amor, la obsesión, la inevitabilidad del destino y las trampas de la memoria.
NOVELA FINALISTA DE LOS PREMIOS BAILEYS WOMEN’S PRIZE FOR FICTION Y PRIX FEMINA 2016.
Mis impresiones:
La primera noticia que tuve de este libro fue en el momento en el que lo tomé entre las manos. Lo siguiente que me dijeron es que era una historia dura, pero que estaba narrada con un tremendo sentido del humor, desdramatizando en todo momento la situación por la que pasa la protagonista.
Memory se nos presenta como una reclusa de la prisión de máxima seguridad wn Chikurubi, en Harare, Zimbabue. Es albina y está condenada a muerte por el asesinato de un blanco. La narración de esta historia corre a cargo de la misma protagonista, una primera persona que va contando, de manera desordenada, las circunstancias que la han llevado allí, a esperar una sentencia de muerte. Lo hace porque le han pedido que le cuente a una periodista americana su historia. Su abogada ha pensado que quizá eso, contar todo según ella lo recuerda, pueda ayudar en su apelación.
Escribe, como dice la sinopsis para salvar la vida.
La crudeza de la prisión está presente en esas líneas que va componiendo poco a poco, pero la visión de Memory siempre deja un poso de ironía que hace que tú, como lector, te encuentres en algún momento sonriendo ante lo que te cuenta, aunque si lo piensas un poco no tiene nada de gracioso.
Memory, como su nombre, bucea en la memoria, rescata los recuerdos de infancia de su barrio pobre, donde vivía con un padre muy especial y una madre que siempre estaba aquejada por terribles dolores de cabeza. Narra las carencias, pero del mismo modo pone una luz especial en los momentos felices, cuando se vestía con el traje de Navidad, los momentos en familia que para ella son su mejor tesoro. Recuerda a sus hermanas, habla también de un hermano que no conoció, porque murió antes de que ella naciera, y también de la pequeña, que se ahogó en un cubo. Notas en su narración que hay algo que le duele de manera especial, y es haber sido vendida por sus padres a un hombre, el mismo por el que la acusan de asesinato, un hombre blanco que se convierte en su mentor y que le da una educación diferente a la que le correspondería a ella.
La protagonista, además, como dije antes, es albina. En África, ser albino no es fácil, no solo porque la piel se llene de ampollas a la mínima que le de el sol (razón por la cual en esos momentos que recuerda de la infancia se queda mucho tiempo en casa) sino por las supersticiones ligadas a estas personas. Su condición de albina, sin embargo, supone una ventaja en la cárcel. El miedo de las demás a que las mire a los ojos le permite tener una celda para ella sola.
A pesar de que la narración es en primera persona, hay suficientes diálogos para que no se haga pesada. Además, el personaje principal, la manera en la que la conocemos, su ironía y su sentido del humor, junto con una narración muy buena, te obligan a avanzar. Lo que pasó con el hombre que la compró va a apareciendo solo con breves pinceladas de vez en cuando y eso empuja a seguir leyendo. Incluso todos los datos históricos que de vez en cuando salpican la narración tienen un buen tratamiento, que provoca que no se hagan pesados, como a veces sucede en algunas novelas.
Lo dije en alguna parte, el planteamiento, la persona narrativa, la misma exquisita narración me recordaron un poco al libro de Elena Ferrante, pero con la diferencia abismal de que Memory no me cae mal. A pesar de lo que haya hecho, en ella no detectas el rencor y la mala uva de la narradora de esa otra novela. La empatía es posible aquí y aunque no entiendas cientos de palabras que aparecen en el dialecto de la zona, da lo mismo, no interrumpen el sentido.
La historia está estructurada en tres partes que, aunque las titula como sus tres hogares en orden cronológico, no serán estos protagonistas exclusivos. Como digo, la narración no es ordenada y, sin embargo, sí tiene la capacidad de que el lector la ordene en su mente. Y la forma de expresarse, cuidada, pero sencilla, hace que la lectura sea fluida todo el tiempo, a pesar de las muchísimas frases que salpican la novela en otro idioma y de las que es posible prescindir de su significado.
Y al final, el giro.
Simplemente sorprendente.
Os la recomiendo, es una historia interesante, diferente y bien escrita, una delicia de libro que se me hubiera pasado por alto si no me lo hubieran puesto en la mano.