Todos nos hacemos esta pregunta montones de veces a lo largo de la vida. Muchas, las más diría, relacionado con algo negativo. ¿Por qué me ha tocado a mí esta enfermedad? ¿Por qué ha tenido que ser a mí a quien le ha caído un tiesto encima del coche? ¿Por qué a mí no me ha tocado la lotería con la falta que me estaba haciendo?
Y así, hasta el infinito.
Pero a veces te la haces al contrario, le das la vuelta a la frase, piensas un rato y te preguntas por qué a ti en cosas positivas.
¿Por qué a mí me tuvieron que tocar estos dos niños tan maravillosos que tengo?
¿Por qué se tuvo que cruzar en mi camino Ulises?
¿Por qué hace unos años me eligieron a mí para leerme tantas personas?
Son preguntas retóricas, la mayoría llevan el absurdo enredado en el planteamiento. Nunca, por más que nos las hagamos, encontraremos la respuesta. Tampoco a las que a mí me siguen palpitando dentro, entre las que destaca una: ¿Por qué me van a querer volver a leer a mí?
Parece una tontería, pero no lo es. Cuando voy a una librería física me doy cuenta de todos los títulos que hay y me mareo. Si hago la búsqueda en un libro en Amazon, acabo tropezando con millones más. ¿Por qué alguien iba a dejar todos los demás de lado para prestarle atención a los míos?
Abruma.
Nada, que mientras se hacen los guisantes me estaba preguntando cosas.