Sinopsis:
Los dientes de león son trocitos de nubes que han echado raíces porque tienen miedo a volar.
Esas palabras que Diana dice a su pequeña, reflejan la forma en la que ella se ha sentido durante el último año. La muerte de su marido de forma inesperada descose por completo su día a día y durante un tiempo va dando puntadas a ciegas. El dolor, vestido con traje oscuro y sonrisa torcida, es su nuevo compañero de piso y la acompaña en el descubrimiento de una traición que no esperaba. El miedo, como un borrón de carboncillo, oscurece algunas de las decisiones que debe tomar.
Este libro es el viaje por el interior de una mujer que no sólo ha perdido a su marido, sino que también ha perdido la confianza en ella misma y en los demás. Rodeada de gente que la quiere y que la obliga a mirar hacia delante, Diana va creciendo a cada paso que da como persona y como mujer, y poco a poco va haciendo un hueco a la posibilidad de volver a amar.
Con esta historia conocerás a una mujer de hoy, real, que se equivoca, que se esconde, que no es tan fuerte como pretende, que se enfada. Pero que, a la vez, es una mujer inteligente, con un irónico sentido del humor y que es consciente de sus errores. Diana va soltando las raíces que la sujetan al suelo y se ve más capaz de dejarse acariciar por una suave brisa y volar como diente de león.
Mis impresiones:
Esta es una de las novelas que llegan a tus manos por casualidad. Estaba gratis en Amazon, alguien lo compartió, lo vi y acabó en mi kindle. Y en el de unas cuantas amigas, porque al leer la sinopsis tuve la intuición de que detrás de ella se escondía una historia bien contada. Se lo dije a las cuatro personas que siempre suelen coincidir conmigo en gustos lectores y todas lo pusimos en la cola de lectura.
Se la saltó, algo que consiguen pocos libros, y puedo decir que ni siquiera fui la primera a la que le pasó.
De hecho, la primera de esas personas que lo leyó corroboró la sensación que tuve después de la lectura de las líneas de presentación de la novela, por lo que me adentré en ella teniendo la seguridad de que me iba a gustar.
La novela empieza con un párrafo maravilloso, en el que Diana, la protagonista, habla con su hija Nerea sobre los dientes de león:
"Los dientes de león son trocitos de nubes que han echado raíces porque tienen miedo a volar"
Así, de esa manera tan sencilla, le explica su propio miedo, ese al que se enfrenta a la vida un año después de que le cambie por completo.
Pero ¿qué le pasó a Diana? Santi, su marido, su novio desde los 17, su complemento, su mitad, su mejor amigo, su amante... esa persona que reúne todas las demás y que algunos tenemos la suerte de encontrar al principio del camino, se va a trabajar. Antes de que a Diana le dé tiempo a tomarse el café, recibe una llamada: Santi ha tenido un infarto y ha muerto.
A partir de ahí, Diana entra en un shock. ¿Qué va a hacer ella con una niña pequeña y sin Santiago? ¿Cómo va a enfrentar la vida? ¿Qué ha pasado? Las preguntas lógicas se suceden y el dolor empieza a ser su compañero.
¿Ha tenido suficiente con esto?
No, cuando a la vida le da por ponerse puñetera siempre encuentra la manera de hacerlo un poco más. Un día, Diana encuentra en el ordenador una carpeta con documentos del trabajo de Santiago y los envía a su empresa. De vuelta recibe uno de ellos, uno que no es de trabajo sino un diario personal de su marido en el que Diana descubre que durante dos años no ha sido la única mujer de su vida.
Diana opta por no contarlo, por preservar ante los demás la imagen de Santi y tarda mucho en atreverse a hablar con alguien. Su dolor se incrementa y a él se une otra sensación: la inseguridad, esa que es inevitable sentir cuando aparece el abandono de la persona que has elegido como compañero en la vida. Y el miedo a vivir, el miedo a volver a empezar porque no sabes si volverán a tratarte del mismo modo y no estás dispuesto a pasar una segunda vez por ahí.
A partir de la mitad del libro aparece un personaje, Germán, el padre de un niño al que Diana da clases de dibujo y surge algo entre ellos. Suave. Pausado. Lleno de pies plomo, como es normal cuando una persona viene de un momento tan doloroso. Cuando ha perdido la confianza plena en otro ser humano. Ha logrado empezar a recomponerse y no quiere pasar de nuevo por la tristeza que aparece cuando te rompes.
El libro está muy bien escrito, es lo que más destaca de él. Transmite emociones en cada párrafo y las metáforas que emplea son muy originales. Todo esto lo consigue sin abusar del adjetivo, y eso yo se lo agradezco en el alma. Ya sabéis que si a mí me ponéis tres adjetivos seguidos, o sois Pérez Reverte o dejo de leer al instante.
Me han gustado los secundarios, cada uno con una historia personal a sus espaldas: Laura y el problema con su cuñado, su amiga Paloma y el deseo de ser madre, la depresión de Julia, la madre de Santiago o los problemas de su hemano Lucas, tan guapo, tan buenorro, pero que no consigue que la chica que le gusta le haga caso.
Si tengo que poner algún pero es que en mi archivo ha ciertos fallos en la edición del texto y la maquetación. A veces un diálogo de un personaje se continúa con el del siguiente. Aunque aparece la raya, cuesta un poco darse cuenta de que ha cambiado. También he detectado la falta de algunos signos de puntuación y errores en el uso correcto de la raya (esto es deformación profesional por las horas que me paso corrigiendo, seguro que un lector normal no lo ve). Le recomiendo a la autora que le eche un vistazo, porque merece la pena que este libro esté perfecto, ya que es maravilloso.
(NOTA: Me consta que ya está revisado)
Otro pequeño problema han sido media docena de palabras descontextualizadas que chocan, o alguna expresión que le da al narrador que cambia el registro. Casi toda la novela está en uno culto y salta a uno demasiado coloquial.
La recomiendo de verdad, os gustará si os gustó En un rincón del alma, por ejemplo. Me alegro mucho de haber seguido mi intuición cuando la vi.
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