Mostrando entradas con la etiqueta ficción contemporánea. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ficción contemporánea. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de agosto de 2020

AÑOS DE MENTIRAS, LA NOVELA DE UN IMPOSTOR

Años de mentiras (Top Novel) de [Mayte Esteban]


Hay historias que a veces se esconden de nosotros, se disfrazan para que nos cueste encontrarlas y, durante mucho tiempo, nos hacen dar vueltas y vueltas, teclear sin rumbo hasta que, de pronto, se dejan ver. Solo hay que decirle a ese narrador mentiroso que se aleje, a esa protagonista impostora que deje ver a quien tiene detrás, a ese escenario disfrazado que descorra el telón y descubra la verdad.

Eso es lo que pasó con esta novela.

El narrador que se había hecho con el mando de la historia no era el adecuado, la contaba mal, no transmitía todo. Dejaba por el camino muchos fragmentos y, aunque latía lo mismo, todo quedaba pálido y deslucido. Luego estaba el protagonista, vestido con ropas de mujer, imitando con descaro y poco acierto. Todo lo que decía sonaba falto de alma, porque estaba fingiendo ser ella cuando era él. Y, para terminar, la ciudad se había hecho pasar por una más glamurosa, porque no sé en qué manual de las novelas que tienen éxito debía haber leído que quedaba bien ser cosmopolita.

Hasta que me harté.

Largué al narrador, le dije al protagonista que dejase de esconderse y sacudí toda la sofisticación para vestirla de mi ciudad literaria. Ya estaba bien de esconderse, ya era hora de empezar a llamar a las cosas por su nombre. Ya no valía eso de poner el acento en la sílaba que no es la tónica, porque la distorsión solo dejaba una voz que sonaba desafinada.

El impostor era el título de esta novela y creo que jamás he escrito nada a lo que le quedase mejor un título de los que se me habían ocurrido. Porque esta que he contado es solo una de las razones que podrían justificar que se llame así. Todos los elementos de la novela estaban fingiendo, volviéndose otros. Sin embargo, no era la única. Había al menos otras dos. Confieso que me sentía como una bailarina ejecutando en el escenario la danza perfecta, hasta que recibí un correo en el que se me decía que no podía llamarse así. En el último momento, di un paso en falso y tropecé, desluciendo lo que había sido mi más sublime interpretación artística.

Qué se le va a hacer, a veces las cosas no suceden como las planeamos.

Me llevé un buen disgusto -no lloré, ya he aprendido a serenar algunas reacciones viscerales relacionadas con esto- y me puse a pensar en otro título. Otro que pudiera transmitir lo que quería. ¿Y sí...? ¿Y si todo era mentira? ¿Y si llevaba años detrás de muchas mentiras? ¿Y si mis personajes también?

En efecto, esta novela está llena de mentiras, por dentro, por fuera, en su concepción y en su ejecución, y el traje, aunque lleva otra tela y no es el mismo que yo pensé, también le sienta como un guante.

Una cosa más. Es mi novela más masculina, y con ello quiero decir que si eres hombre no te vas a sentir incómodo en ella. Ya sé que saldrá con Top Novel y los prejuicios no se sacan ni con agua caliente, pero no es solo una historia de amor. La hay, porque la vida está llena de emociones y una de ellas, quizá la más importante, es el amor. Yo sé hablar de esto, de hecho he escrito varias novelas de amor, así que, por qué no darle una parte en la novela. Al fin y al cabo, hasta los autores de novela negra intentan meter una historia de amor en muchas de sus tramas. ¿Por qué negársela entonces a esta novela, aunque de lo que hable de verdad es de libros, de literatura, de escritores fantasma, de un mundo editorial que está cambiando y se tiene que adaptar y de eso que todos soñamos, de escribir un best seller?

¿Y si al final nada es verdad?

Pues un poco de todo esto es Años de mentiras. En unos días la tendréis en vuestras manos. Si queréis.

martes, 9 de mayo de 2017

A LAS OCHO EN EL THYSSEN, DE NIEVES HIDALGO.


Sinopsis:

¿Se puede publicitar una novela de zombis como romántica?
Alex Vílchez, autor reconocido de novelas de suspense, lo ha hecho animado por su editora, bajo el seudónimo de Robert Cooper. Es cambiar de tercio o no escribir, porque se encuentra en un bajón creativo. Y para sorpresa de todos, la novela rompe el techo de ventas, posicionándose en el número uno de romántica.
A Lucía, administradora de la web más visitada del género, casi le da un soponcio cuando se entera y lee la novela de zombis. Sube una crítica que hace que el libro baje quince puestos en un solo día, declarándole la guerra. Y Vílchez está dispuesto a presentar batalla, utilizando mil artimañas para fastidiar a la mujer que intenta hundirlo.
Casualidades de la vida, se encuentran en una cita a ciegas.
Lucía y Alex se atraen de inmediato. Pero ¿qué puede pasar cuando ella se entere de que Alex no es otro que su odiado Robert Cooper? ¿Qué hará Vílchez al saber que Lucía es la administradora de la web que le ha fastidiado las ventas y le está dejando en ridículo?

Mis impresiones:

La última de las reseñas de este blog fue de una novela de Nieves Hidalgo y ahora vengo con otra obra de la misma autora. Os lo dije en ella, A las ocho en el Thyssen ya la tenía en digital, pero la llegada de Destinos cautivos en papel a casa hizo cambiar mis planes.

Luego, al terminarla, empecé a leer mi regalo del día del libro, El baile de las luciérnagas de Kristin Hannah. Ya sabéis que desde hace mucho no tengo lista de prioridades, solo sigo mis deseos. Esta la tuve que abandonar. No le sucede nada malo a la novela y ya he retomado la lectura, pero me pasó algo muy extraño: cada palabra de El baile de las luciérnagas me hacía llorar. Yo. La que no llora con los libros. Se ve que tuve unos días muy malos (de zanjar asuntos pendientes sobre todo) y tenía tal dolor de ojos que me enfadé conmigo misma. El libro me está encantando, pero necesitaba frenar esas emociones.

¿Qué mejor que volver a Nieves?

Y así llegué hasta Alejandro y Lucía, a la curiosa historia entre un autor de novela negra que por una idea loca de su editora acaba escribiendo una novela romántica de zombis, y la bloguera que pone a caldo en su web semejante despropósito.

[Esto puede parecer muy de ficción, pero hace unos años hicieron furor las novelas eróticas de humanas con dinosaurios. Después de eso, los zombis no me sorprenden nada.]

Alejandro Vilchez está pasando por un mal momento. Su novia le dejó a dos días de la boda y no es capaz de encontrar la inspiración. El bloqueo le dura ya más de seis meses y, por la presión de su editora, se ve empujado a escribir Tránsito mortal, la descabellada historia de los amores de unos zombis. Vomitiva por donde se mire, pero con una entusiasta campaña de marketing se ha convertido en la novela romántica más vendida. Claro que no la firma él, sino el misterioso Robert Cooper, un seudónimo detrás del que protege su verdadera identidad.

Lucía, por su parte, tiene una vida tranquila como ayudante en una clínica dental, aunque en sus ratos libres es la administradora de una de las webs más importantes: Sueña romántica. Cuando Tránsito mortal cae en sus manos le parece un insulto absoluto a la novela romántica y hace una reseña demoledora de la novela que consigue que baje un montón de posiciones en las listas. Quince de sopetón.

Alex y Lucía no se conocen, pero por una de esas casualidades del destino (de verdad, para los descreídos, las casualidades existen en la vida real), acaban conociéndose a través de una web de citas. Así, dos personajes que están más bien predestinados a odiarse acaban quedando a las ocho en el Thyssen y descubriendo que quizá uno es lo que le falta a la vida del otro.

Si hay una cosa que hace que A las ocho en el Thyssen destaque entre las novelas de Nieves Hidalgo no es la trama ni el tema, ni siquiera los personajes o la ambientación. Según palabras de la autora, es la primera vez que se adentra en el subgénero de la romántica contemporánea. Hasta ahora siempre había escrito novelas históricas, en las que se mueve como pez en el agua (doy fe, aunque no sea notaria). Sin embargo, Nieves ha querido explorar y yo creo que sale más que airosa del reto.

A mí la novela me ha durado un día entre las manos. Me he dejado llevar por lo que me estaba contando y no tengo un pero que ponerle. Nieves Hidalgo escribe de cine, sabe llevarte de la mano, da igual en qué época esté escrito lo que te cuenta. Lo hace con solvencia, con gracia y me da lo mismo si no me sorprende con giros de doble salto mortal con caída hacia atrás y saludo al respetable.

Me mete en la historia, me la creo y la leo sin saltarme una coma.

Además retrata unos personajes a los que vas descubriendo a medida que avanza la novela, con múltiples facetas que no expone desde el primer instante. Alejandro empieza siendo el típico protagonista: es guapo a rabiar, un escritor de éxito y al principio un poco chulito, pero a medida que avanza vas descubriendo sus fantasmas, su pasado, las sombras de su vida y resulta ser un personaje mucho menos superficial.

Lucía es una chica sensible, soñadora, lectora, administra un blog… También es guapa y lista, pero tiene una suerte penosa en el amor. ¿Demasiado tópicos los dos? Bueno, quizá, pero como yo no me he ido saltando páginas (no se me ocurre hacer reseñas de novelas en las que me salto las páginas), he acabado descubriendo a un personaje que me ha recordado a alguna persona real que conozco.

Los secundarios de A las ocho en el Thyssen sirven como sostén de los principales. José, Asier, la señora Elvira, amiga Maribel y Takamoto son los apoyos y el contrapunto de Lucía. Carlos y Lara hacen ese mismo papel con Alex. El antagonista es Cooper, o Alex, o nadie. Y eso mola, que no haya un malo malísimo, sino una comedia de enredos bonita y bien contada, con personajes reconocibles en la realidad  y situaciones que te sacan más de una sonrisa.

¿Y qué me decís de Zeus, el perro de Lucía? Desde que Ulises, mi labrador, entró en mi vida, me he dado cuenta de que me encanta que salgan perros en las novelas.

Otra cosa que me ha gustado muchísimo son los escenarios. No  solo el Madrid de los Austrias, por el que Nieves nos pasea de vez en cuando, sino las menciones a otros lugares que para mí son muy especiales. Pastrana, por ejemplo. Ya sé que sale poco, pero la villa ducal fue el lugar en el que trabajé hace muchos años y conservo impagables recuerdos. Y Peñafiel y el Duratón, que están a un tiro de piedra de mi casa. (De hecho, si me asomo a la terraza y el día está despejado, veo la parte de arriba de las Hoces). La autora no se pasa con las descripciones, son las justas para situarnos y crear la atmósfera necesaria en cada momento, pero invitan a recrear en tu mente esos lugares.

Algo que sé que Nieves ha reflejado bien, pero que no he vivido en primera persona ni tampoco comparto es la relación que tiene Lucía con su web. El personaje le da demasiada importancia a un espacio virtual, tal vez porque está sola, aunque sus amigos creo que completan bastante los vacíos de su vida personal. Me intentaba poner en su lugar y creo que si alguien me tira el blog un día (y mira que llevo años con él, que ya le he podido coger cariño), como le pasa a ella después de publicar la reseña de libro de Cooper, a mí me daría un ataque, pero de risa.

Os digo una cosa, si os apetece leer algo divertido y bien escrito, esta es la novela.




martes, 14 de marzo de 2017

LIBRERÍA MOLAR: MADRID. 17 DE MARZO DE 2017.

El viernes os espero. Será una tarde de besos y abrazos, de poder poner caras y recuperar sonrisas con las que me he cruzado en otro tiempo. Será el día de presentaros a mi última criatura, de entregárosla en manos a los que todavía no la conocéis y compartir impresiones con quienes sí la habéis leído.

No tengo que contaros que estaré nerviosa, porque seguro que os habéis dado cuenta.

Ni que decir que echaré de menos a mi padre, que estoy convencida de que, de poder estar, sería el primero en sentarse en primerísima fila.

Será el viernes 17, a las siete y media, con Mercedes Gallego como anfitriona y una preciosa librería como escenario.

Quedáis todos invitados.










miércoles, 25 de enero de 2017

UN PEQUEÑO ANTICIPO...



Dentro de unas horas, cuando llegue la media noche, Entre puntos suspensivos estará disponible para su lectura digital. También lo estará para que podáis hacer una valoración de la novela, así que llegaré a esa otra etapa en esto de la escritura: el momento en el que sube el telón, los focos se posan en tu rostro y empieza el espectáculo. Para mí es un momento de nervios, no sé si encontraré silencio y plena atención del público, o los silbidos llenarán la sala incluso antes de que pueda pronunciar las primeras palabras.

(Lo digo por lo del otro día, igual no me dejan ni empezar antes de decir qué les parece)

Hace cuatro años que vengo publicando a principio de año y este es el primero en el que estoy sorprendida del montón de novedades que se presentan. Ganarse la atención de los lectores está quizá más complicado que nunca, pero no voy a dejar de intentarlo.

Porque quiero contaros una historia.

Porque me apetece que, mientras la leáis, vuestros problemas personales se hagan humo y solo os preocupéis de seguir lo que les pasa a Paula y a Javier. Le decía a una amiga que mis objetivos con esta novela son tres: entretener, hacer reír y emocionaros un poquito.

Espero conseguir alguno.

Os dejo con la primera escena de la novela. Para ir abriendo boca:


Capítulo 1
«Lo más valioso no es lo que tengo, sino a quién tengo.»
Anónimo

La puerta del despacho del inspector Muñoz se abre de golpe, alentando a una ráfaga de aire que hace que los papeles que reposan desordenados en su mesa salgan volando y aterricen en el suelo. El inspector, treinta y dos, pelo muy corto, ojos negros y brazos tan musculados que tiene que mandar que le hagan las camisas de encargo, se pone furioso. Tiene advertidos a todos en la comisaría que, antes de poner un pie en sus dominios, al menos se tomen la molestia de llamar con educación. Está a punto de gritar a quien ha osado entrar así; sin embargo, su primera intención muta al ver a la mujer que se acaba de sentar frente a él, sin haber sido invitada.
            —¿Vas a seguir mirándome con cara de idiota? —le pregunta ella.
Javier Muñoz espanta el desconcierto, deja de lado el comentario mental que ha hecho sobre lo que opina de lo bien que le queda el vestido que lleva y se cuelga la placa de manera imaginaria, recuperando el aplomo que ha volado con sus papeles. O más bien con la visión de quien tiene delante. Desde luego no es alguien a quien esperase en su despacho esta mañana.
            —Ya veo que has aprendido a llamar antes de entrar.
Lo dice con ironía, con intención de molestar a la visitante que ha provocado que los documentos del caso que estaba revisando se hayan mezclado por el suelo. Es uno que está a punto de prescribir, al que quiere echar un último vistazo antes de darle carpetazo. Ahora, cuando ella se vaya, tendrá que volver al principio. Es lo que esta mujer provoca siempre, desorden en su vida. Altera lo que creía listo para dejar en la estantería de los asuntos terminados y le obliga a regresar a un pasado del que nunca se ha deshecho del todo.
Con aparente tranquilidad, escondiendo de sus ojos la tormenta que se está formando en su cabeza, Javier empieza a colocar las hojas dispersas y se agacha para recoger del suelo las que han acabado allí. Cuando lo hace, desde debajo de la mesa, mira los zapatos de su visitante, las medias que realzan la perfección de sus largas piernas y observa perplejo cómo se levanta y sale del despacho. Unos toques impacientes en el cristal de la puerta le ponen en alerta y se levanta demasiado rápido, tanto que no puede evitar darse un golpe con el tablero de la mesa.
—¿Puedo pasar? —grita ella, desde fuera del despacho, tan fuerte que media comisaría tiene que estar mirándola.
            —¡Quieres no armar escándalo! —replica él, levantándose mientras se frota la cabeza.
Javier abre. A la vez que la deja entrar, lanza una mirada reprobatoria al exterior del despacho que provoca una reacción inmediata en sus compañeros de trabajo. Todos se apresuran a parecer muy ocupados. Después, cierra con cuidado, intentando retomar el control de la situación.
           —Me puedo sentar, ¿verdad? —pregunta la mujer. El tono está cargado de la misma ironía que minutos antes ha empleado él con ella.
           —¿Qué quieres, Paula? Me imagino que esta no es una visita de cortesía.
Con un gesto le indica la silla.
           —No —dice ella—. No es una visita de cortesía. Necesito tu ayuda.
Javier se apoya en el borde de la mesa, de pie, buscando una posición que la intimide. O, quizá, una en la que no acabe siendo él intimidado por ese vendaval que tiene delante. Se cruza de brazos y la mira a los ojos, intentando averiguar qué clase de ayuda puede necesitar Paula para haber aterrizado en su despacho.
          —¿Has matado a alguien? —le pregunta.
          —Eres idiota, idiota perdido. No estoy de broma.
          —No me digas más; has cambiado de idea y me vas a dejar a Valeria todos los fines de semana. Los necesitas para irte de viaje con ese novio italiano que tienes ahora. ¿Cómo se llamaba? ¡Andrea! Sí, bonito nombre para un tío…
         Paula se impacienta y además no cree que sea momento para meter a su hija en la conversación, ni tampoco a su pareja.
          —¿Ya?
          —¿Ya, qué?
          —Que si ya has dicho la tontería de turno y me vas a dejar hablar.
          —Habla.
         —Mi padre ha desaparecido.

Para saber más.... Entre puntos suspensivos

lunes, 11 de julio de 2016

COMO DIENTE DE LEÓN DE PILAR FERNÁNDEZ SENAC


Sinopsis:

Los dientes de león son trocitos de nubes que han echado raíces porque tienen miedo a volar. 

Esas palabras que Diana dice a su pequeña, reflejan la forma en la que ella se ha sentido durante el último año. La muerte de su marido de forma inesperada descose por completo su día a día y durante un tiempo va dando puntadas a ciegas. El dolor, vestido con traje oscuro y sonrisa torcida, es su nuevo compañero de piso y la acompaña en el descubrimiento de una traición que no esperaba. El miedo, como un borrón de carboncillo, oscurece algunas de las decisiones que debe tomar. 

Este libro es el viaje por el interior de una mujer que no sólo ha perdido a su marido, sino que también ha perdido la confianza en ella misma y en los demás. Rodeada de gente que la quiere y que la obliga a mirar hacia delante, Diana va creciendo a cada paso que da como persona y como mujer, y poco a poco va haciendo un hueco a la posibilidad de volver a amar. 

Con esta historia conocerás a una mujer de hoy, real, que se equivoca, que se esconde, que no es tan fuerte como pretende, que se enfada. Pero que, a la vez, es una mujer inteligente, con un irónico sentido del humor y que es consciente de sus errores. Diana va soltando las raíces que la sujetan al suelo y se ve más capaz de dejarse acariciar por una suave brisa y volar como diente de león.

Mis impresiones:

Esta es una de las novelas que llegan a tus manos por casualidad. Estaba gratis en Amazon, alguien lo compartió, lo vi y acabó en mi kindle. Y en el de unas cuantas amigas, porque al leer la sinopsis tuve la intuición de que detrás de ella se escondía una historia bien contada. Se lo dije a las cuatro personas que siempre suelen coincidir conmigo en gustos lectores y todas lo pusimos en la cola de lectura.

Se la saltó, algo que consiguen pocos libros, y puedo decir que ni siquiera fui la primera a la que le pasó.

De hecho, la primera de esas personas que lo leyó corroboró la sensación que tuve después de la lectura de las líneas de presentación de la novela, por lo que me adentré en ella teniendo la seguridad de que me iba a gustar.

La novela empieza con un párrafo maravilloso, en el que Diana, la protagonista, habla con su hija Nerea sobre los dientes de león:

"Los dientes de león son trocitos de nubes que han echado raíces porque tienen miedo a volar"

Así, de esa manera tan sencilla, le explica su propio miedo, ese al que se enfrenta a la vida un año después de que le cambie por completo.

Pero ¿qué le pasó a Diana? Santi, su marido, su novio desde los 17, su complemento, su mitad, su mejor amigo, su amante... esa persona que reúne todas las demás y que algunos tenemos la suerte de encontrar al principio del camino, se va a trabajar. Antes de que a Diana le dé tiempo a tomarse el café, recibe una llamada: Santi ha tenido un infarto y ha muerto.

A partir de ahí, Diana entra en un shock. ¿Qué va a hacer ella con una niña pequeña y sin Santiago? ¿Cómo va a enfrentar la vida? ¿Qué ha pasado? Las preguntas lógicas se suceden y el dolor empieza a ser su compañero.

¿Ha tenido suficiente con esto?

No, cuando a la vida le da por ponerse puñetera siempre encuentra la manera de hacerlo un poco más. Un día, Diana encuentra en el ordenador una carpeta con documentos del trabajo de Santiago y los envía a su empresa. De vuelta recibe uno de ellos, uno que no es de trabajo sino un diario personal de su marido en el que Diana descubre que durante dos años no ha sido la única mujer de su vida.

Diana opta por no contarlo, por preservar ante los demás la imagen de Santi y tarda mucho en atreverse a hablar con alguien. Su dolor se incrementa y a él se une otra sensación: la inseguridad, esa que es inevitable sentir cuando aparece el abandono de la persona que has elegido como compañero en la vida. Y el miedo a vivir, el miedo a volver a empezar porque no sabes si volverán a tratarte del mismo modo y no estás dispuesto a pasar una segunda vez por ahí.

A partir de la mitad del libro aparece un personaje, Germán, el padre de un niño al que Diana da clases de dibujo y surge algo entre ellos. Suave. Pausado. Lleno de pies plomo, como es normal cuando una persona viene de un momento tan doloroso. Cuando ha perdido la confianza plena en otro ser humano. Ha logrado empezar a recomponerse y no quiere pasar de nuevo por la tristeza que aparece cuando te rompes.

El libro está muy bien escrito, es lo que más destaca de él. Transmite emociones en cada párrafo y las metáforas que emplea son muy originales. Todo esto lo consigue sin abusar del adjetivo, y eso yo se lo agradezco en el alma. Ya sabéis que si a mí me ponéis tres adjetivos seguidos, o sois Pérez Reverte o dejo de leer al instante.

Me han gustado los secundarios, cada uno con una historia personal a sus espaldas: Laura y el problema con su cuñado, su amiga Paloma y el deseo de ser madre, la depresión de Julia, la madre de Santiago o los problemas de su hemano Lucas, tan guapo, tan buenorro, pero que no consigue que la chica que le gusta le haga caso.

Si tengo que poner algún pero es que en mi archivo ha ciertos fallos en la edición del texto y la maquetación. A veces un diálogo de un personaje se continúa con el del siguiente. Aunque aparece la raya, cuesta un poco darse cuenta de que ha cambiado. También he detectado la falta de algunos signos de puntuación y errores en el uso correcto de la raya (esto es deformación profesional por las horas que me paso corrigiendo, seguro que un lector normal no lo ve). Le recomiendo a la autora que le eche un vistazo, porque merece la pena que este libro esté perfecto, ya que es maravilloso.

(NOTA: Me consta que ya está revisado)

Otro pequeño problema han sido media docena de palabras descontextualizadas que chocan, o alguna expresión que le da al narrador que cambia el registro. Casi toda la novela está en uno culto y salta a uno demasiado coloquial.

La recomiendo de verdad, os gustará si os gustó En un rincón del alma, por ejemplo. Me alegro mucho de haber seguido mi intuición cuando la vi.

Comprar aquí.

martes, 26 de mayo de 2015

LA CHICA DE LAS FOTOS de MAYTE ESTEBAN





Sinopsis:

Rocío, camarera de pisos de un hotel rural y escultora en sus ratos libres, vive al borde de un ataque de ansiedad: el día de su boda está a la vuelta de la esquina, faltan muchos detalles por concretar aún y su novio no ayuda. Para colmo, se encuentra con que tiene que trabajar horas extra en el hotel. Todo debe estar impecable para la llegada de Alberto Enríquez y Lucía Vega, la pareja de actores de cine más rutilante del momento. Cuando aparecen, a Rocío le ocurre algo que no logra entender. Es verdad que Alberto tiene un físico imponente y una mirada terriblemente sexy, pero lo que empieza a sentir es desconcertante e inoportuno, y por ello lo trata de manera fría, hasta brusca.

Alberto enseguida descubre que Rocío no es la típica muchacha encandilada por un famoso y justo eso es lo que llama su atención. Sin embargo, algo se le escapa: ¿por qué Rocío evita mirarlo a los ojos? Impaciente por descubrirlo, idea mil maneras de tropezar con la esquiva camarera. Con lo que no cuenta es con que la prensa sensacionalista es capaz de cualquier cosa con tal de lograr una exclusiva.


* * *

¡Ya está en preventa!

Pincha aquí para verla en la página

Desde ya mismo podéis descargar mi nueva novela, LA CHICA DE LAS FOTOS y el 4 de junio se transferirá automáticamente a vuestros lectores electrónicos. Al menos desde Amazon, y hablo de esta página porque es la que más controlo.

Tenía muchísimas ganas de poder contaros esto. Han sido muchos meses desde que puse la palabra fin (mentira, nunca la pongo) a esta historia.

Sé que todas las novelas tienen dos maneras de verse. La primera, la importante, leyéndolas y empapándonos de la historia que nos cuentan. Hay otra, cuando conoces detalles del proceso de creación, que te hacen mirarla con otros ojos.

Yo dejo que la primera la descubráis y os pido una cosa: hacedlo también para mí. Contadme lo que os ha parecido, porque me ayudará a aprender, que es en definitiva para lo que estoy aquí. Supongo que con todo lo que me habéis ido diciendo de las otras he construido el camino que me ha llevado a ser finalista en el HQÑ, pero sabéis también que soy inquieta y que no me voy a quedar parada.

No puedo.

La segunda historia me corresponde contarla a mí. Os diré que esta novela la empecé en las navidades de 2011. Por aquel entonces descubrí que no sabía poner la raya. He aprendido leyendo pero nunca me había fijado en detalles que no estaba haciendo bien. Leyendo en un blog supe que lo estaba haciendo muy mal y se me ocurrió que una manera divertida de aprender era empezar a escribir una historia en la que me tenía que obligar a seguir las reglas.

En quince días tenía las cuarenta mil primeras palabras.

Ya, ya sé que suena excesivo, pero estábamos de vacaciones y tenía mucho tiempo libre y muchas ideas en la cabeza, además de otra cosa: ninguna intención con ella. Eso es lo mejor, porque te libera de presiones absurdas y me permitió ir avanzando con paso seguro. Una palabra detrás de otra la historia fue tomando cuerpo y creció de forma sorprendente.

Después, un frenazo.

Tenía otras cuestiones en mente, meterme en el lío de publicar en Amazon, por ejemplo. Dos novelas pugnaban por ser la primera: Detrás del cristal y El medallón de la magia. Ganó la segunda, quizá porque la primera lectura cero de la primera no fue hecha por la persona más indicada (no volveré a contar esto porque no quiero ni acordarme de lo que estuve a punto de hacer con ella). Publiqué El medallón, le siguieron La arena del reloj y Su chico de alquiler y con esas tres tuve más que suficiente. Me estaban pasando tantas cosas y todas tan alucinantes que esta novela se quedó perdida.

La publicación de Detrás del cristal, su éxito inmediato en 2013, el contrato con Ediciones B y el lanzamiento en papel para 2014 siguieron, y La chica de las fotos siguió escondida entre los proyectos inacabados. Incluso escribí otra novela ATCLV, que sigue esperando su oportunidad (no seáis pesados, la tendrá, yo creo en ella firmemente, pero dejadme que lo siga intentando un poco más).

El verano pasado me puse como meta terminar dos novelas. Una fue Brianda, el origen del medallón, con la que quería dar por cerrada la aventura en Amazon que empezó dos años antes. La otra, esta chica a la que un paparazzi mete en el lío de su vida. Como no sé escribir novelas de una en una fui saltando, ocupando mi tiempo en ambas a partes iguales.

Cuando la terminé y le hice la revisión pertinente, no me lo pensé.

Había visto ya el certamen HQÑ y pensé que, tanto la trama como el estilo en el que está escrita, encajaban a la perfección en lo que buscaban. Como estoy loca, pero solo a medias, le pedí a una amiga (Yas) que se la leyera. Su entusiasmo, contagioso, me hizo cerrar los ojos y enviarla.

Siempre creí en ella.

Es algo que a veces sucede, te convences de que las cosas pueden pasar y ocurren. Cuando la editora, María Eugenia Rivera, me llamó, mi cabeza era un hervidero. Alegría. Sorpresa. El pensamiento de que mi mente estaba enfocada en esto y había sucedido... No sé. Fue un subidón, en un momento más que oportuno porque me estaba planteando, en serio, dejar esto de una vez.

¿Qué vais a encontrar? Pues una historia romántica, o dos, quién sabe. Una pequeña reflexión sobre la prensa rosa y los pocos escrúpulos que de vez en cuando se gastan. Un estreno. Líos. Risas. Un adolescente que me encanta...

Os dejo que seáis vosotros quienes me lo contéis.

¡Pero hacedlo!

Es importante para mí.

Muchas gracias al equipo de HarperCollins Ibérica por confiar en mí y sobre todo a María Eugenia Rivera, mi editora, que siempre está disponible para cualquier pregunta tonta que se me ocurra. También quiero darle las gracias a Mónica Sota por la portada. ¡Me encanta!