Sinopsis:
"Todo empezó con un vestido…"
Cuando entré en aquella tienda de segunda mano, allí estaba: el vestido perfecto, con plumas y… una misteriosa nota de un tal Reed Eastwood.
Parecía el hombre más romántico del mundo, pero nada más lejos de la realidad.
Es arrogante y cínico, y ahora, además, es mi jefe.
Necesito descubrir la verdad tras esa preciosa nota y nada me detendrá.
Mis impresiones:
Descargué esta novela, que se aleja bastante de lo que suelo leer, porque alguien en quien confío me la recomendó. Decía que se leía fenomenal, y como yo estos días solo quiero leer sin complicarme la vida, le hice caso.
Empezamos mal.
Me cuestan las novelas en primera persona, necesito que contengan una historia lo suficientemente atractiva como para no cansarme de ellas a las pocas páginas. A pesar de ese inconveniente de entrada, la novela empezó a interesarme y poco a poco fui entrando en la trama por un detalle: el sentido del humor. Charlotte, la protagonista, tiene una personalidad muy interesante. Es capaz de hacer muchas tonterías, la primera la encuentras ya en el arranque de la novela cuando, movida por una nota que encuentra prendida a un vestido de segunda mano, se pone a investigar. ¿Quién habrá escrito algo tan bonito? ¿Cómo será la receptora de su mensaje?
Ni corta ni perezosa, acude a una de las fuentes más rápidas de estos momentos: las redes sociales.
En ellas encuentra a Reed y, para conocerlo, no se le ocurre otra tontería que apuntarse en una web para que le enseñe una casa valorada en 12 millones de dólares.
Ella, que no tiene ni trabajo porque lo ha perdido.
El cuestionario para ver la casa lo rellena después de haber bebido de más y me moría de risa con las tonterías que puso. Entonces, si puso tantas tonterías, ¿por qué una empresa prestigiosa que investiga a todos sus clientes para no perder el tiempo, aceptan enseñarle la casa? Pues porque Reed quiere saber precisamente eso, quién es la osada que ha intentado tomarles el pelo.
La verdad es que el encuentro entre ambos personajes no augura nada bueno. La imagen que se ha hecho Charlotte de Reeds se viene abajo, por mucho que le siga pareciendo un hombre impresionante. Se va de allí avergonzada y triste, y se encierra en un baño a llorar. Por gilipollas. Porque se da cuenta de que ha hecho una de esas cosas que puede hacer cualquiera cuando está dolido. Charlotte lo está, su novio la dejó con el vestido de novia comprado y, desde entonces, no da una.
En ese baño, sin embargo, le cambiará la vida. Una mujer mayor, Iris, está al otro lado de la puerta. Cuando sale, Charlotte, que como digo no está bien, le acaba contando su vida y lo que le ha pasado con Reed. Esta señora le ofrece un empleo que no solo la hará estar en contacto con él, sino que va a cambiar la vida de los dos.
Pensé que sería una novela repleta de escenas sexuales, que me iría saltando porque hace mucho que me resultan todas muy parecidas. Me equivoqué, hay tensión sexual entre los personajes, pero las autoras, porque son dos, no se recrean en lo fácil. Hacen que conozca a los personajes y los motivos por los que ambos actúan como actúan. Y hacen que poco a poco los vayas queriendo. A Charlotte, porque es espontánea, divertida, lista... A Reed porque, cuando sabes lo que le pasa, puedes llegar a entender por qué actúa así.
Y que necesita ayuda.
La novela tiene de fondo una enfermedad degenerativa, y deja a la vista algo maravilloso que tiene la novela romántica: se puede tratar cualquier tema siempre que se ponga el foco en lo que es lo importante, la trama romántica. Y se puede hacer con mucha dignidad, sin dramones, como es el caso de esta novela.
Estoy teniendo mucha suerte, llevo tres novelas seguidas que me han gustado.
A ver lo que empiece hoy.