sábado, 13 de abril de 2024

DIEZ O QUINCE...

Más o menos son los años y los kilos que me sobran. Los kilos, por supuesto, me preocupan más que los años, porque por ellos me echa la bronca el endocrino cada vez que voy, como si yo estuviera de acuerdo con mi tiroides en lo que le hace a mi cuerpo.

Digo que los años no me preocupan, al fin y al cabo, son experiencia. Cada uno me ha enseñado algo, me ha dejado una huella que forma parte de quien soy ahora, y no querría volver atrás... salvo por un par de detalles. El primero, que mi tiroides no haría de las suyas aún, y pesaría quince kilos menos, y que saldría bien en las fotos sin tener que recurrir a subterfugios.

Odio que me hagan fotos. Nunca he sido ni guapa ni fotogénica, así que, para salir bien en alguna fotografía, se tiene que dar una alineación de planetas. Disparo una tras otra, desespero a quien está al otro lado de la cámara (un fotógrafo profesional, en una presentación, me aseguró que él me iba a sacar guapísima, fue incapaz de hacer una medio buena) y aun así, siempre hay algo que falla.

Pero para eso está Tiktok. Yo no podré adelgazar quince kilos (ni cinco soy capaz, dos como mucho y lo recupero antes de darme cuenta), pero me puedo quitar un par de décadas de un plumazo solo con poner un filtro. Uno de los suaves, por supuesto, con los que se supone que te dejan una cara glamurosa yo parezco Carmen de Mairena en una mala noche.

Así que hoy, después de llenar la tarjeta de la cámara réflex, la buena, la de las fotos profesionales, de tomas que no valen ni para mirarlas de refilón, he decidido poner un filtro y hacerme una foto en el coche. Oye, ni tan mal...

No soy yo del todo, es solo mi juvenil espíritu el que se ve, pero qué más da. Ayer mismo escuché a un señor en Tiktok que decía que las mujeres de más de cincuenta lo tenemos chungo para gustarle a nadie, porque a los hombres de nuestra edad les gustan más jóvenes y los jóvenes ni nos ven. No tengo que estar guapa nada más que para salir en la foto de la solapa de mis libros y, si lo piensas bien, escribo ficción.

¿Por qué no ser también una ficción?


No voy a ser mala, este es mi yo real sin trampas. Llevo hasta la misma ropa.