sábado, 22 de octubre de 2016

SANGRE Y TINTA DE ABRIL CAMINO


Sinopsis:

El regreso de Camden Reed al lugar que lo vio crecer no está siendo un camino de rosas. Solo tiene tres cosas: un hermano que lo odia, una hermana a la que no le dejan ver y una exnovia que espera de él algo que no está dispuesto a darle. Lo último que necesita es que por la puerta de su estudio de tatuajes aparezca una chica con ganas de marcarse el cuerpo y desnudarle el alma.

Aunque, quizá, eso sea exactamente lo que necesita.

Mis impresiones:

La verdad es que la sinopsis de este libro no da idea de lo que te vas a encontrar en él. Es muy breve, tres pinceladas tan solo de la historia que esconden sus 218 páginas (versión papel), pero a mí ni siquiera me hizo falta para saber que quería leerla.

Había otras cosas en ella que llevaban llamándome la atención mucho tiempo.

La primera era la propia autora, Abril Camino, a quien conozco de visitar su blog siempre que veo un enlace y de ver su canal de reseñas en YouTube. Abril habla de libros en el blog, pero también toca otros temas de narrativa, a veces se le escapan reflexiones sobre cosas que ve y no le gustan y, por lo que podéis deducir los que atravesáis el espejo con asiduidad, es algo que también me pasa a mí, así que no podía dejar de sentir curiosidad por ella y, sí o sí, acabaría algún día recalando su blog.

Y leyendo alguna de sus historias.

Pero hay otra cosa, antes de entrar en la novela, que quiero contaros. Una anécdota que nos pasó en la última edición del RA. Fui con Yasnaia Altube y Meg Ferrero, como siempre, y una vez allí quedé con Sara Ventas (¿qué es un RA sin Sara?) y Raquel Suárez. Meg es polvorilla y conoce a todo el mundo, así que la perdimos nada más llegar, y Yasnaia sufrió una indisposición esos días, así que los pasé con Sara y Raquel en las gradas del Marcelino Camacho. El sábado, una chica se sentó cerca de nosotras. La miré varias veces, sabía que su cara me sonaba mucho, pero soy un desastre y no acertaba a saber quién era. Sara y Raquel no podían ayudarme, así que lo dejé correr. Ella tampoco nos dijo nada, por lo que pensé que quizá la había visto en las redes. Sería de un blog, otra autora... quién sabe.

Al volver a casa, me di cuenta.

¡Era Abril!

¿Cómo no me había dado cuenta allí? Le habría podido decir en persona que sigo su canal y leo su blog y perdí la oportunidad que se había sentado dos butacas más allá de la mía.

Creo que esto hizo que mi atención se centrarse un poco más en ella y que, aunque ya la seguía, lo hiciera con un poco más de interés. Un día hasta me atreví a contárselo a través de un mensaje. Descubrí que la intuición que me decía que entendía este mundo más o menos como yo estaba en lo cierto.

Desde entonces hemos hablado algunas veces, sobre todo a través de tuits, y no le perdí la pista a lo que nos iba contando sobre la novela que pensaba publicar. Me dije que quería leerla.

Quizá leísteis la anterior entrada. Mi fracaso con novelas autopublicadas últimamente es notable (casi, casi, sobresaliente), así que tenía sentimientos encontrados cuando la descargué.

Sangre y tinta me ha hecho recuperar la fe.

Sí, se pueden encontrar buenas novelas. ¡Definitivamente! No tengo que dejarlo, aunque por el camino me encuentre tostones mal escritos, en los que no pasa nada reseñable.

En Sangre y tinta  hay una historia de superación. Los personajes, todos, tienen un pasado muy complicado. Camden Reed ha vuelto a Hot Springs, de donde "huyó" para estudiar arte en San Francisco, y se encuentra que su adorado hermano Matt ya no es el mismo. Se ha convertido en un adolescente díscolo que visita constantemente el despacho del director del instituto. Su madre ha muerto y tiene que hacerse cargo de él, pero no es solo eso, además hay una hermana pequeña, Lucy, de la que no sabía nada, y a la que Asuntos Sociales ha separado de ellos. Camden está confuso (no es la mejor palabra) y muy enfadado (creo que tampoco) por todo y cuando se encuentra con Amanda, una joven que ese día cumple 18 años y que atraviesa la puerta de su estudio para hacerse un tatuaje, no la trata precisamente bien. Amanda es una "niña buena" que en principio se marcha después de su desaire, pero que, tras pensarlo, regresa para decirle unas cuantas cosas.

No sabe lo que eso cambiará su vida.

No os voy a contar más del argumento, y me dejo mucho, porque quiero que descubráis todo lo que tiene escondido esta novela. Me ha encantado cómo cada tatuaje tiene un significado. Desde el primero que se quiere hacer Amanda, hasta el último, que pone el perfecto broche de esta novela romántica en la que no todo es color de rosa.

No sé si me puedo quedar con algún personaje. Camden es increíble, un joven con una imagen exterior que se corresponde muy poco con quién es de verdad. Matt, su hermano, también. Y Amanda... es la que he sentido menos diferencias tiene entre la imagen que proyecta y su propio yo, pero me ha encantado esa dulzura que tiene, la madurez para su edad, pero que no puede ser de otro modo después de lo que le ha tocado vivir.

Su valentía y su responsabilidad, que no quitan que, en el momento que encuentra a alguien perfecto para ella, se decida a saborear la experiencia con plenitud.

Hay más personajes, pero no quiero pasarme contando, quiero que leáis.

La novela está ambientada en EEUU, entre esa pequeña localidad de Arkansas, alguna visita a Seattle y San Francisco. Pero lo importante, los sentimientos, son universales con los que es muy sencillo empatizar. Da igual que el escenario no nos pille a mano, no vamos a tener problemas para sentirnos en él. 

Sangre y tinta está llena de detalles, significados, un fondo envuelto en la forma que le da Abril. Narra los capítulos en primera persona, alternando las voces de Camden y Amanda, dejando así que los conozcamos por lo que ellos nos cuentan y, además, por la percepción que tiene el otro. Sobre la forma, tengo que decir que es la novela mejor presentada que me he encontrado en mucho tiempo. Ni un error, al menos yo no los he visto, nada fuera de lugar, y eso solo puede ser el resultado de haberle puesto un mimo exquisito en su creación. De haberle dedicado más tiempo a ese otro proceso en la escritura que es la corrección que al mismo momento de "parir" la historia.

¡Bravo! Esa es la clave.

No sé muy bien el público potencial. ¿Adolescentes? Quizá, y quizá por ello está enmarcada en esa corriente literaria dentro de la romántica (o subgénero) que se llama New Adult, pero yo soy adulta (creo) y me ha encantado. Me la he bebido. Así que no sé qué pensar.

Siempre digo que las portadas son esenciales para causar esa primera impresión que nos invite a querer saber más de una novela. Esta la cumple y con creces. Y, además, contiene elementos esenciales en la historia. Ese corazón dibujado con las manos que nos lleva a pensar en amor, pero también el el otro tema que late en esta historia: amistad. Y los pequeños tatuajes que, como ya he dicho, en esta novela tienen tanto que contar.

Os animo a leerla sin miedo. 

Es autoeditada.

Y es mejor que muchas novelas con sello editorial detrás.

Ya se lo he dicho a ella, no he podido resistir la tentación, pero lo repito: FELICIDADES Abril. Así, con mayúsculas.

He descubierto hace poco una opción en la página de Amazon, que no sé si funcionará, pero buscando el título podréis leer las primeras páginas de la novela y juzgar por vosotros mismos.