lunes, 12 de noviembre de 2012

TREINTA POSTALES DE DISTANCIA DE SARA VENTAS


Sinopsis (extraída de Amazon):
"Un pasado que creía superado, una amiga histriónica en la distancia, un mejor amigo encantador y un vecino algo peculiar. Sofía lo tenía todo, o creía tenerlo porque un buen día se encontró rodeada de "ex" ―propios y ajenos―, casualidades, malentendidos y un buzón lleno de postales.

Dicen que el amor lo podemos tener justo al lado, sólo hace falta mirar para verlo. Para Sofía, el amor se encontraba a treinta postales de distancia."


Mi opinión:

Treinta postales de distancia es la novela de Sara Ventas, una madrileña que ha logrado en pocos meses colarse con su novela entre las digitales más vendidas en España.

¿Os animáis a saber por qué?

No sabía qué me iba a encontrar en esta novela porque no me leí la sinopsis. Sabía de su existencia nada más y el sugerente título me inclinó a incorporarla a mi lista. Amazon te da la opción de crearla en tu perfil, pero yo soy yo: me hago una lista en un papelito, que llevo en la funda del kindle, y voy descargando libros sólo cuando acabo el anterior, a la vez que los tacho. Mi lista de deseos. Ya, ya sé que es raro, teniendo en cuenta que se puede hacer de otro modo mucho más moderno, pero qué queréis, me gusta mi letra… Es verdad que de vez en cuando se cuela alguno que está en descarga gratuita, pero sólo por si me quedo de pronto sin cobertura wifi cuando se me termine un libro. Con este método se me ha colado algún que otro intruso pero también un par de novelas de esas que se merecen la ene mayúscula, así que no lo desprecio.

Un sábado a medio día decidí empezar su lectura y sin darme casi cuenta me había merendado el treinta por ciento. Curioso, treinta postales, treinta por ciento… Pero sigo, que como Sofía me pierdo. Me metí tanto en la historia que pude sentirme Sofía, la protagonista, intentando enderezar una vida que no sabía en qué momento se había torcido. Me reí mucho con sus conversaciones con Manu, su amigo gay, sentí su culpabilidad por no querer volver a ver a Alex, su ex, y su nerviosismo cada vez que coincidía en el ascensor con su estirado vecino del piso doce, Jaime y me lo pasé pipa "escuchando" sus pensamientos, que muchas veces me recordaban a los míos, de puro caóticos. Esas dos conversaciones simultáneas que tienen los personajes de Treinta Postales: lo que dicen y lo que piensan, es una de las cosas más interesantes que le he visto al libro, te hacen reír porque muchas veces es lo que hacemos sin darnos cuenta.

Poco a poco, la historia me fue absorbiendo y las sonrisas que me provocaban los ocurrentes pensamientos de Sofía dieron paso a sentimientos mucho más intensos: las dudas sobre lo que sentía por Jaime, con quien estaba segura de que no tenía nada que ver, por su carácter geométrico, pero en quien no podía dejar de pensar, sus sentimientos por la ruptura con Alex, el vínculo que poco a poco se iba deshaciendo entre Paula, su mejor amiga y ella, y que no se debía precisamente a la distancia entre Mallorca y Málaga. La novela, aunque aparentemente no trata temas trascendentales y siempre conserva un tono de humor en la superficie, esconde entre sus líneas muchos pensamientos que de pronto asaltan al lector. Me gustó la teoría del pasante de Sofía: quienes la hayáis leído sabréis de qué hablo. Los que no, os queda la tarea de descubrirla. A lo mejor encontráis hasta pasantes en vuestra vida…

Treinta postales de distancia me duro un día. En menos de 24 horas la historia estaba terminada y el sabor que dejó fue fantástico.

¿Tenéis un día para ella?