Mostrando entradas con la etiqueta Sara Ventas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sara Ventas. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Y SI NO ES CASUALIDAD? DE SARA VENTAS


Sinopsis:

Celia tiene una vida ordenada que comparte desde hace cuatro años con Rubén, su novio, un abogado guapo y trabajador, aunque poco espontáneo y nada detallista. Ella está convencida de que todo lo que ocurre en el universo, lejos de estar escrito en las estrellas, es fruto de la casualidad. El día que cumple treinta años sus amigas le regalan un precioso vestido acompañado de una casual noticia: tienen la dirección de Marco Ferlini, un antiguo amigo a quien perdieron la pista y con el que Celia mantenía una estrecha relación de amistad con derecho a cama. Con el resentimiento y la curiosidad de saber qué habrá sido de su vida, Celia se decide a escribirle una carta. Pero la respuesta no es la que esperaba. Atraída por la impertinencia de su misterioso remitente, Celia se ve arrastrada a mantener una fluida correspondencia con él, creándose entre ellos un mundo paralelo al margen de sus vidas. ¿Quién se esconde tras esa correspondencia? ¿Podrá el destino cruzar sus vidas de nuevo?

*La reseña contiene un mínimo spoiler que espero que no os destroce la lectura. Prometo que es mínimo.

Mis impresiones:

Me ha encantado.

Así de contundente es mi primera valoración de la novela, lo primero que me sale de dentro contar sobre la última (segunda) novela de Sara Ventas.

Hace unos años leí Treinta postales de distancia. Era una de las novelas que en ese momento triunfaban en Amazon y la compré porque su argumento despertó mi curiosidad. Recuerdo perfectamente que leí un treinta por ciento de la novela de una sentada, maravillada por ver que era una novela independiente que estaba dejando en mí mejores sensaciones que muchas de las que llevaban detrás un sello editorial avalando de alguna manera su calidad. Eran los primeros tiempos de la autoedición y Sara creo que fue una de las responsables de que mucha gente se animase a emprender ese camino.

Tiempo después, como no podía ser de otro modo, Sara tenía la novela en papel, con una editorial, incluso existe la versión en inglés de Treinta postales de distancia. Yo quería tenerla y la compré, y con ello le conseguí una lectora más de rebote, puesto que mi hija, aunque en principio no tiene la edad objetiva para esta novela, la leyó y le encantó.

Con estos precedentes, sabía que en cuanto estuviera disponible la segunda novela de Sara Ventas correría a comprarla, aún sin saber nada de la sinopsis. Me arriesgaba, pero poco, se ha tomado su tiempo para escribirla y eso también era sinónimo en mí de ciertas garantías. Por lo menos la de saber que ha mimado el texto, que se ha tomado su tiempo en crear una historia.

Lo que no esperaba es que me asaltase al leerla esa sensación tan maravillosa que solo sucede de vez en cuando, la que me grita “esta novela la querría haber escrito yo”.

Sara plantea una historia que arranca en 2003. La elección de la fecha no es casual. Aun siendo una historia actual, tenía que ser de un momento en el que no se hubiera popularizado en exceso el uso del correo electrónico, para que el comunicarse por carta, incluso sonando un poco anticuado, resultase más verosímil. Y es que las cartas son las protagonistas absolutas de ¿Y si no es casualidad? Las cartas y esa discusión que se traen Celia y Marco sobre la casualidad y el destino, las dos posturas que cada uno defienden con encontrados argumentos.

Sara usa dos narradores para esta historia. Por una parte tenemos a Celia, que escribe en primera persona, y a la que conocemos a través de sus palabras, además de las cartas. Celia es un poco cuadriculada, en su vida no hay aventura y eso se lo echará en cara Marta, su hermana, que es bastante más loca que ella. La decisión de escribir a Marco Ferlini, un antiguo amigo con el que perdió el contacto después de la universidad, surge a través de una de sus amigas, que en el día de su treinta cumpleaños le dice haber conseguido su dirección. Al principio Celia no piensa escribirle, pero lo piensa mejor y en su primera carta, que pretende ser cortés, acaba echándole en cara que desapareciera sin más, dejándola con miles de preguntas.

Marco, el destinatario de la carta, no está presentado en primera persona por el narrador, sino en tercera. Vive en Verona y es italiano, traductor de español, y recibe la carta con sorpresa. No es el Marco que busca Celia, todo es un terrible malentendido, pero en lugar de contestar simplemente señalándole su error inicia con ella una correspondencia en el que ambos van a ir conociéndose.

La novela tiene un montón de giros, pero es una novela, sobre todo, de personajes. Celia y Marco se desnudan en esas cartas, vemos cómo, poco a poco, pasan a buscar con ansiedad en sus buzones la respuesta del otro, y no solo porque Celia esté aterrada de que Rubén, su novio, descubra que sigue manteniendo contacto con alguien que le contó que no era quien buscaba.

Hay más personajes, todos merecen la pena y están muy bien perfilados, desde la hermana de Marco, las amigas de Celia, su familia... no ha dejado ningún detalle de ellos y tienes la sensación de que los conoces.

Sabéis que nunca destripo las novelas en las reseñas, me gusta que las descubra cada uno, pero no puedo dejar de contar mis sensaciones. Me ha gustado la ambientación, cómo está escrita, las cartas, los personajes... Me ha gustado todo. Le deseo a Sara mucha suerte y os digo que se ha colado entre mis mejores lecturas del año.

Y la quiero en papel pronto.

lunes, 12 de noviembre de 2012

TREINTA POSTALES DE DISTANCIA DE SARA VENTAS


Sinopsis (extraída de Amazon):
"Un pasado que creía superado, una amiga histriónica en la distancia, un mejor amigo encantador y un vecino algo peculiar. Sofía lo tenía todo, o creía tenerlo porque un buen día se encontró rodeada de "ex" ―propios y ajenos―, casualidades, malentendidos y un buzón lleno de postales.

Dicen que el amor lo podemos tener justo al lado, sólo hace falta mirar para verlo. Para Sofía, el amor se encontraba a treinta postales de distancia."


Mi opinión:

Treinta postales de distancia es la novela de Sara Ventas, una madrileña que ha logrado en pocos meses colarse con su novela entre las digitales más vendidas en España.

¿Os animáis a saber por qué?

No sabía qué me iba a encontrar en esta novela porque no me leí la sinopsis. Sabía de su existencia nada más y el sugerente título me inclinó a incorporarla a mi lista. Amazon te da la opción de crearla en tu perfil, pero yo soy yo: me hago una lista en un papelito, que llevo en la funda del kindle, y voy descargando libros sólo cuando acabo el anterior, a la vez que los tacho. Mi lista de deseos. Ya, ya sé que es raro, teniendo en cuenta que se puede hacer de otro modo mucho más moderno, pero qué queréis, me gusta mi letra… Es verdad que de vez en cuando se cuela alguno que está en descarga gratuita, pero sólo por si me quedo de pronto sin cobertura wifi cuando se me termine un libro. Con este método se me ha colado algún que otro intruso pero también un par de novelas de esas que se merecen la ene mayúscula, así que no lo desprecio.

Un sábado a medio día decidí empezar su lectura y sin darme casi cuenta me había merendado el treinta por ciento. Curioso, treinta postales, treinta por ciento… Pero sigo, que como Sofía me pierdo. Me metí tanto en la historia que pude sentirme Sofía, la protagonista, intentando enderezar una vida que no sabía en qué momento se había torcido. Me reí mucho con sus conversaciones con Manu, su amigo gay, sentí su culpabilidad por no querer volver a ver a Alex, su ex, y su nerviosismo cada vez que coincidía en el ascensor con su estirado vecino del piso doce, Jaime y me lo pasé pipa "escuchando" sus pensamientos, que muchas veces me recordaban a los míos, de puro caóticos. Esas dos conversaciones simultáneas que tienen los personajes de Treinta Postales: lo que dicen y lo que piensan, es una de las cosas más interesantes que le he visto al libro, te hacen reír porque muchas veces es lo que hacemos sin darnos cuenta.

Poco a poco, la historia me fue absorbiendo y las sonrisas que me provocaban los ocurrentes pensamientos de Sofía dieron paso a sentimientos mucho más intensos: las dudas sobre lo que sentía por Jaime, con quien estaba segura de que no tenía nada que ver, por su carácter geométrico, pero en quien no podía dejar de pensar, sus sentimientos por la ruptura con Alex, el vínculo que poco a poco se iba deshaciendo entre Paula, su mejor amiga y ella, y que no se debía precisamente a la distancia entre Mallorca y Málaga. La novela, aunque aparentemente no trata temas trascendentales y siempre conserva un tono de humor en la superficie, esconde entre sus líneas muchos pensamientos que de pronto asaltan al lector. Me gustó la teoría del pasante de Sofía: quienes la hayáis leído sabréis de qué hablo. Los que no, os queda la tarea de descubrirla. A lo mejor encontráis hasta pasantes en vuestra vida…

Treinta postales de distancia me duro un día. En menos de 24 horas la historia estaba terminada y el sabor que dejó fue fantástico.

¿Tenéis un día para ella?