Bueno,
pues ha llegado el día de contarlo…
Tomaré
aire, sonreiré un poco para no salir muy mal en la foto y os lo explico. ¿Por
dónde empiezo? Quizá por el principio, por ese pasado 14 de febrero por la
noche, cuando armada con una botella de vino tinto (para echarle la culpa
a algo si salía mal) subí mi cuarta
novela a Amazon, Detrás del cristal.
Esta vez, al contrario de lo que hice con Su
chico de alquiler (de cuya publicación en la plataforma no informe hasta
que se puso 1 en su categoría), lo conté.
Tonterías
que le dan a una de vez en cuando.
Entonces
no me imaginaba todo lo que vendría después, ni en mis mejores sueños pensé que
la humilde novela que había escrito se apalancaría en el top 100 y no sólo no
se iría enseguida sino que, además, empezó a subir y en diez días se colocó en el top ten, y en otros pocos llegó a ser número dos en España, uno en romántica
e incluso uno en Bienestar y vida sana, categoría que yo estoy segura de que no
elegí, pero que a saber, puede que fuera el vino y no me acuerde… Y mucho menos que no saldría del top en 21 semanas, 16 de la cuales estuvo entre las diez novelas más vendidas en España.
Y eso
que se la regalé antes a mis amigos, porque quizá soy tonta y no quería ese
efecto inmediato de subida que da el que tu entorno se ponga de acuerdo y la
compren todos en masa, falseando por unos instantes su propio valor. Dejé que
fueran otros quien le dieran una oportunidad, aún a riesgo de equivocarme.
Esto
tuvo consecuencias.
Ofertas editoriales.
Sí, eso
que leo por ahí día sí y día también, que cuentan que no es verdad, que es un mito, que no pasa, algo que
había llegado a creerme tanto que la primera me pareció una broma. Tuve
que comprobar cien veces mi correo para asegurarme de que era cierto.
Investigué, no fuera a ser que alguien se estuviera burlando de mis sueños pero
no. Era completamente cierto.
No se
quedó ahí, tras la primera, llego la segunda, la tercera, la cuarta… y así
hasta siete.
¡Toma
ya!
Las
editoriales habían visto que tras la apariencia de una historia quizá un tanto
disparatada, las motivaciones de los personajes, sus sentimientos, escondían
otros muy reales. La novela tiene palabras escritas y otras sugeridas que no
hace falta ser muy listo para ver. Además, se
leía muy bien, de manera fluida. Se entendía mejor. No tenía errores básicos (me encantó que me dijeran que
tenía una ortografía impoluta, gracias, lo intento siempre). Lo más curioso: ni
se fijaron en el experimento interactivo que llevaba dentro, un camino que
ahora veo que está siendo recorrido por otros y me alegro muchísimo.
Reconozco
que quizá esta no es la mejor novela para ponerlo en marcha pero lo intenté al
menos.
En ese
contexto, quienes me conocen saben que me empecé a "nerviosar" (por usar vocabulario de mi hija). No me he
atrevido a ponerme yo en contacto con una editorial porque siempre he pensado
que estaba en medio de un aprendizaje. Cuando me presento a un examen es para
sacar buena nota y creía que aún no tenía el diez en mis manos. A pesar del
principio imposible, a pesar del narrador puñetero, a pesar de todos los peros
que le han puesto, Detrás del cristal
superaba siete de siete exámenes con sobresaliente. Las valoraciones de la
novela de TODAS las editoriales eran
excelentes, llegaron en muy pocos días después de que me la pidieran (nadie
tardó más de una semana) y aunque siempre me reservo dudas (soy así, qué le voy
a hacer, no sé si es humildad o simple sentido común) y empecé a tomarlas en
cuenta. Al fin y al cabo, si no hubieran aparecido, lo hubiera tratado de hacer
yo sola. Publicar en papel, digo. Como las otras veces. Voy a mi aire siempre.
¿Por
qué no intentarlo?, me pregunté. Si ya lo digo yo, "Está permitido equivocarse, lo cobarde es no intentarlo". Me
armé de valor (esta vez, lo prometo, sin vino) y acepté.
Al
final mi elección, como se puede ver en un
rinconcito de la portada que acompaña a este post, fue Ediciones B. La novela está ya bajo el sello de B de Books y, en unos meses, estará en
papel en las librerías. Además, en formato digital, a partir de ahora se va a
poder comprar en Amazon, Fnac y Casa del Libro. ¡Guau! Y eso no es todo, ¡en el primer trimestre
del próximo año voy a ver mi libro en una tienda!
¿Cómo
será esa sensación? Estoy deseando experimentarla.
Siempre
hablo de sueños, de imposibles, de esas cosas que deseas y que parece que nunca
van a llegar pero va a ser cierto… Lo imposible sólo tarda un poco más.
Sigo
soñando imposibles porque ya no estoy segura de que lo sean tanto. Hasta me voy
a atrever con esos en los que nadie cree, dejando que el universo se alíe con
ellos y me los conceda. Y si no, me olvidaré de ellos y soñaré otros. ¿Quién es
capaz de ponerle límite a los sueños?
Ya, ya
sé que estoy tonta. O feliz.
Seguiré
escribiendo, aprendiendo, rectificando cuando me equivoco porque es la única
manera de crecer.
Gracias a los que siempre estáis conmigo.
Sé que
hoy, los de verdad, los que me quieren,
atravesarán mi espejo para compartir esto conmigo, me dejaran aquí sus
palabras aquí para siempre, porque no hace falta que les explique lo importante
que es para mí.
Mis
importantes ya lo saben.
Mayte
Esteban.
¿Escritora?
(Me va a costar ponerlo pero me parece que ya no miento)
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Quiero felicitar a los otros autores que empiezan este recorrido conmigo: Mercedes Pinto Maldonado, María José Moreno, Isabel Keats, María Martínez, Fernando Gamboa y Christophe Paul.