Mostrando entradas con la etiqueta La arena del reloj. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La arena del reloj. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de agosto de 2024

EMPEZANDO FINALES

Creo que en todas las etapas de la vida, hasta en los peores momentos, si sabes cómo, puedes rescatar algo bueno.

Yo en 2006 boqueaba como un pececillo al que han sacado del agua, intentando encontrar el oxígeno necesario para no asfixiarme. Tenía 36 años, dos niños muy pequeños y un marido con salud delicada. Y mi padre se estaba muriendo.

En esa situación, hundirse no era opción, porque sabía que nadie podría rescatarme, así que tiré de arrestos, trabajé el triple, dormí muy poco y me dediqué, mientras mi corazón se rompía en pedazos, a escribir una historia. Lo hice a cuatro manos, con mi padre, mientras él descontaba las horas y me iba regalando sus recuerdos felices. Los ordené con mimo, les di forma y los amarré a este mundo, porque a él no podía atarlo a mí para siempre, aunque fuera lo que más he deseado nunca.

Se me escapaba, como tiene que irse todo el mundo, y yo, con 36, me sentía como una niña pequeña a la que le apagan la luz de golpe y la dejan sola en medio de una tormenta.

La arena del reloj, el libro que salió de ahí, fue mi ancla y mi faro, y una vez que él se fue, esa historia me regaló una etapa muy feliz de mi vida. Tuvieron que pasar algunos años y algunas historias, pero al final se convirtió en una de las primeras novelas que se autoeditaron en Amazon España.

Una de las primeras que gustaron, todo hay que decirlo.

Mi padre, sin estar, estuvo conmigo desde el minuto uno en esta etapa de escritora.

La novela ha tenido dos portadas, una que le hice yo como pude y otra desde hace un año, cortesía de Estudios Álamo, que me la regalaron. Cumplió su función de abanderada, mostró que soy capaz de emocionar y de narrar, de fundirme con otra persona y que parezcamos una.

Pero ya está.

Hoy, 27 de agosto de 2024, esta historia ha puesto su punto y final.

Hace 18 años que mi padre se marchó y que di esta novela por terminada, una mayoría de edad suficiente para darle un descanso. Para que me suelte definitivamente de la mano y yo se la suelte a él. Nunca se va a desanclar de mi corazón, para eso debería haber sido un hombre gris y nunca lo fue, siempre brilló, con su inteligencia extraordinaria, su honradez y sus valores. Y si alguna vez se equivocó, como todo el mundo, supo hacer algo que mucha gente todavía tiene que aprender: pidió perdón y rehizo el camino.

Hoy, 27 de agosto de 2024, yo también empiezo otro camino, el de dar por terminados otros.

Y lo empiezo desde ese principio que fue La arena del reloj. Desde hoy ya no está disponible en ebook. Quedan dos ejemplares en papel, que compraré en cuanto me sea posible para que desaparezca definitivamente de Amazon.

Gracias por todo, papá.







domingo, 20 de diciembre de 2015

ESOS ÉRAMOS NOSOTROS



A veces nos entendíamos a gritos, tan furiosos que cualquiera que no nos conociera bien podría pensar que jamás sellaríamos la paz de nuevo. Sin embargo, instantes después, la tormenta se alejaba como lo hacen las de verano y el sol lucía de nuevo en nuestro cielo particular.

Esos éramos nosotros.

Me enseñaste a ser quien soy, doblegaste mi impaciencia a base de enseñarme que las cosas que se consiguen fácil al final no perduran, que hay que poner cimientos a la vida porque si no se acaba derrumbando encima de ti. Me diste amor, seguridad, rellenaste mi infancia de recuerdos felices y de viajes, esos que tanto nos gustaban, en los que siempre repetías que hay que comer pan de muchos hornos para crecer.

Esos meses previos a tu partida yo me aferré a ti. Pensaba, tontamente, que agarrándote las manos con fuerza la muerte no ganaría la partida. Me propuse un ejercicio que nos mantuviera unidos, una tarea que yo sabía que no dejarías incompleta porque siempre fuiste un hombre de palabra que terminaba todo lo que se proponía.

Yo lo conseguí, claro. Tú sí, tú aguantaste hasta que terminamos.

Te fuiste pronto, muy poco después del amanecer de aquel caluroso día de julio de hace ya demasiados años. Nunca olvidaré la sensación de desamparo al ver salir al equipo médico con aquel aparato que arrastraban en un carrito. De él colgaba una hoja milimetrada que llevaba impresa una línea plana.

Ya estaba.

Se había acabado.

Me costó unas horas llorar, mentalizarme de que ya no te vería nunca. Me costó despedirme de tu cuerpo porque de ti jamás lo haré. Seguirás siempre conmigo, siendo la mano que necesito para no ahogarme en este mar revuelto que es a veces la vida, el faro que me guía para enseñar a mis hijos a vivir. Igual que lo hiciste tú conmigo.




lunes, 15 de septiembre de 2014

ESTA SEMANA TE REGALO LA ARENA DEL RELOJ

Ha sido una decisión meditada durante muchos días. Después de pensarlo mucho llegué a la conclusión de que los libros que no se leen se acaban muriendo y no quiero (no puedo) que a éste le suceda. Es el libro más especial que he escrito, el que escribí en menos tiempo también porque el reloj corría en mi contra y quizá, ahora, no lo publicaría pero lo hice y me cambió el destino. Quiero seguir compartiéndolo con quienes se quieran ver entre sus páginas porque eso es lo que me han dicho siempre que sucede mientras lo lees, que te lleva a tus propios recuerdos, trasladándote a tu propia experiencia.



Os dejo los enlaces desde donde se puede descargar gratis hasta el viernes 19. Tratádmelo bien.

#ESPAÑA La arena del reloj https://www.amazon.es/dp/B007WL1DNS

#USA La arena del reloj https://www.amazon.com/dp/B007WL1DNS

#ITALIA La arena del reloj https://www.amazon.it/dp/B007WL1DNS

#REINO UNIDO La arena del reloj https://www.amazon.co.uk/dp/B007WL1DNS

#FRANCIA La arena del reloj https://www.amazon.fr/dp/B007WL1DNS

#MÉXICO La arena del reloj https://www.amazon.com.mx/dp/B007WL1DNS





domingo, 21 de julio de 2013

RELAJÁNDOME

Ayer estuve dando un paseo por Madrid. El plan era simple: no hacer nada. Llevo mucho tiempo luchando en esta batalla por conseguir mi sueño y realmente estoy agotada, así que pensé que no venía nada mal relajarse andando por la ciudad, que campo ya tengo mucho a mi alrededor. Detrás del cristal me ha reportado muchas alegrías, muchísimas más de las que esperaba, pero también otros momentos de preocupación que me han ido poniendo a prueba a diario y minando mis energías.

Era hora de cargar pilas.

Hace una semana que la novela dejó de aparecer como solamente mía y que lleva en su descripción el sello de B de Books y la verdad es que la pobre no termina de encajar el impacto de lo que esto supone. Creo que va a ser como yo (algo tendremos que ver), que los cambios le provocan un trastorno al que tarda en adaptarse pero si también ha salido como yo no dudéis que estará luchando hasta quedarse sin brío, por más que ayer me diera cuenta de que aunque a mí esto me haya costado muchísimo, lo que llevo conseguido no es más que una gotita en el océano.




¿Por qué digo esto? Pues porque ayer mi paseo, además de incluir un bocadillo de jamón serrano y un momento de relax en una terraza, estuvo lleno de libros. Me dediqué sin querer a visitar librerías. No sé qué pasa que veo una y entro aunque no lo tenga planeado. Allí encontré miles de libros y me di cuenta de lo difícil que es que te elijan si no estás en un montón enorme con el que tropiezas al entrar.




De todos modos, como yo siempre doy vueltas a mi aire sin fijarme en novedades solamente, elegí dos libros. ¡No me iba a venir con las manos vacías! Uno de ellos es La Saga de los longevos, en edición de bolsillo. Sé que lo tengo en digital porque Eva García Sáenz se puso en contacto hace más de un año conmigo para que lo reseñase en este blog pero me pillo en medio de un proyecto mío, lo fui dejando y no me dio tiempo: mi tablet falleció y como no se puede encender se quedó con todos los libros que tenía en su memoria.

Descansen en paz.

El otro libro es una novela erótica: La sumisa insumisa de Rosa Peñasco. También en bolsillo. Trata sobre una muchacha aficionada a los chats eróticos. No he leído mucho más de la sinopsis, quiero cuando lo lea que me sorprenda.

Ya tengo más lecturas pendientes, no tengo remedio, ni tiempo…


Esta primera semana, antes de que se me olvide, se han generado algunas noticias en torno a Detrás del cristal. He sido contraportada de El adelantado de Segovia (pinchando se puede leer el artículo) y también Detrás del cristal aparece recomendada como lectura imprescindible para este verano en la revista entretanto Magazine. Además, por si fuera poco, también La arena del reloj ha recibido una reseña, y ya van 34. Ha sido en el blog La palabra pronunciada y como dije en su día, cuando no las esperas, cuando te llegan después de tanto tiempo, saben muy bien. La arena es un libro de 2009 y también la han incluido en otro blog para un reto que hay en la blogosfera, leer no novedades en este mes de agosto.

¡Espero que me lo cuenten!

¡Más cosas! Detrás del cristal también está disponible, además de en Casa del Libro, Fnac y Amazon en las tiendas virtuales de El Corte Inglés y iTunes.




jueves, 31 de enero de 2013

GESTOS, PALABRAS, NOTICIAS...

Ese día hacía un calor mortal. Como en casa eran difíciles de soportar los más de treinta grados en el salón, decidí coger a los niños y bajarlos al patio del edificio donde, no sé por qué, siempre hace muchísimo frío.

Faltaba poco para que su padre volviera de trabajar y le esperaríamos los tres mientras jugábamos un rato.

Llegó puntual, como siempre, aunque algo en su rostro me dijo que traía dentro una noticia que no me iba a gustar. Siempre he sabido leer cada uno de sus gestos, aunque quiera ocultarlos.

Al lado de los buzones me dio un abrazo inesperado, fuerte, como si con ese preludio quisiera espantar el rastro amargo de lo que tenía que contarme. Después, sin preámbulos que lo hicieran todavía más doloroso para él, lo soltó:


-Tu padre me ha llamado esta tarde… Tiene cáncer.

En mi interior, lo sabía. Las alarmas llevaban tiempo disparadas y mi sexto sentido, ese que odio con todas mis fuerzas porque nunca se equivoca, me lo había susurrado días antes.

No sé por qué reacciono así. Supongo que es un mecanismo de defensa, pero en ese momento no lloré. Mantuve cierta calma, mientras subíamos a casa. Me decía que siempre hay una solución, un tratamiento, que la gente lucha y se cura, que lo he visto otras veces en mi propia familia… Me estaba protegiendo del dolor con pensamientos positivos, incluso mientras hablaba un poco después con mi hermana por teléfono y ella me regañaba porque decía que no estaba siendo razonable, que el diagnóstico era demoledor. Que tenía que despertarme del sueño de un final feliz.

Lloré, claro. ¡Cómo no hacerlo! Cuando se desdibujó la coraza, el mundo se me vino encima y lo regué con una lluvia de lágrimas.

Los días siguientes mi cerebro se desbocó. Quería hacer algo, aunque no fuera consciente de qué era lo que podía suponer una solución. De pronto, una idea se coló en mi mente: tenía que decirle que me contase quién había sido, cómo había logrado convertirse en el hombre que era. Teníamos que escribir juntos su vida, ese plan que estaba aplazado para momentos con más tiempo, para cuando mis niños no me necesitasen tanto. Tenía que apresar cada instante que nos quedase juntos y hacerlo especial.

Me compré un portátil y juntos empezamos a escribir La arena del reloj.

Hoy, años después, sé que no pude tener mejor idea. No lo mantuve conmigo, no se puede luchar contra el destino, pero se quedaron en mí sus recuerdos, su historia, y sus palabras, y cada vez que veo este libro me siento orgullosa de ser su hija.



domingo, 26 de agosto de 2012

EL VERANO DE LA ARENA DEL RELOJ

El verano se acerca a su fin, se acaban las vacaciones y es tiempo de volver a encarar la rutina, los días que se suceden uno detrás de otro con tantas similitudes entre sí que, a veces, llegan a parecer los mismos. No es extraño que no sintamos que el tiempo pasa cuando se parece tanto, ¿verdad?

Este verano ha sido especial para mí. Ha sido un tiempo de pausa, de reflexión, de tomarme las cosas con mucha más calma de lo que suelo acostumbrar. Empujada por las circunstancias me dediqué más a mirar que a actuar, y en este tiempo de observación he visto, sorprendida, como uno de mis libros empezaba a tomar impulso por su cuenta. He sido generosa con él, le he tendido mi mano para que no le resultase tan complicado pero es cierto que sin el apoyo de muchas de las personas que os pasáis por aquí y muchas anónimas a las que nunca he visto, jamás hubiera sido posible.

Hablo de La arena del reloj.

Pincha en la portada para llegar al enlace de compra en Amazon.


La iniciativa que Tatty propuso en su blog, El universo de los libros, hizo visible este pequeño relato; el apadrinamiento de la biblioteca Almudena Grandes me permitió compartir unas horas de charla directa con los lectores y la facilidad de las redes sociales y de internet ha hecho que mucha gente haya podido saber de su existencia, se lo hayan comprado y me hayan ido contando sus impresiones.

Paso a paso, grano a grano, La arena del reloj ha ido sumando cada día.

El pasado 23 de agosto me llevé una gran sorpresa. Entre los empujones estaba uno que apenas recordaba, pero que me ha reportado una inmensa alegría por lo que supone, porque ha puesto el libro visible, en primera línea del escaparate digital. Un día, lo que dura un post en un blog, pero suficiente.

Aunque siempre recojo en una página de este espacio (en otros blogs) los enlaces de cada referencia de mis libros que voy encontrando, quiero compartir, para quienes no habéis sabido de ello, el enlace del Blog Sin Tinta, de El País, donde apareció una pequeña referencia a este libro tan especial para mí y unas palabras que resumen mi trayectoria en este mundo de la autoedición.

http://blogs.elpais.com/sin-tinta/2012/08/ebooks-autoeditados-para-el-verano-2.html

La arena del reloj se ha pasado el verano batiendo sus propios records y a cada paso siempre ha estado presente un pensamiento imposible: me gustaría compartirlo con él. Hay veces que las cosas no pueden ser y tendré que conformarme con pensar que, de algún modo, sabe que me muevo recordando sus palabras.

Alguien me dijo que a un libro hay que darle aproximadamente seis meses para poder hacerse una idea de si funciona o no. Los seis meses en Amazon, a este paso, van a tener un excelente balance.

jueves, 12 de abril de 2012

ECOS EN LA RED

En este blog siempre he reservado espacio para los libros autoeditados, consciente, por mi propia condición, de lo complicado que resulta llegar al público cuando no tienes detrás de ti gente que empuje tu proyecto y que lo haga visible a ojos de los demás. No lo he hecho sólo por esa razón. Existe otra más poderosa. Entre los autoeditados hay gente con mucha calidad que merecen nuestra atención y obras cuya lectura nos puede aportar muchas cosas positivas.

Curiosamente, con quien menos he insistido he sido conmigo misma. Salvo en el caso de mi última novela, El medallón de la magia, cuyo proceso de publicación pudisteis seguir paso a paso, en los otros casos, los ecos en la red de las novelas se han quedado ocultos en una de las páginas de este blog. Hoy quiero hacerlos visibles, compartirlos porque me he dado cuenta de que ya son unos cuantos.

La arena del reloj es casi protagonista de esta página. Es una novela-biografía muy diferente a cualquier otra cosa que hayáis podido leer, sé que muchos ya sabéis de lo que hablo. Me siento orgullosa de este libro por lo que significa en mi vida, lo que contiene, lo que me ayudó en su momento y las oportunidades que me ha ido brindando desde que decidí, tal vez de manera inconsciente, dejarlo accesible. Me devuelve, siempre, más de lo que puse.

Su chico de alquiler, a pesar de la sencillez de la historia, para mí tiene la enorme importancia de haber sido la pionera. Su atractiva portada me hizo visible para los blogs y sé que hay muchas personas que han pasado un buen rato leyendo una historia ligera, un chick lit muy cortito que sólo tenía la ambición de entretener.

Esta página de mi blog, EN OTROS BLOGS, os llevará a lo que os cuento. En ella he ido recopilando las reseñas que han salido y alguna que otra cosa que en su momento me llamó la atención.

sábado, 10 de marzo de 2012

SOBRE LA ARENA DEL RELOJ

Me han preguntado muchas veces por qué escribo y la respuesta siempre es la misma: lo necesito. Da igual que esté construyendo una novela, un relato breve o simplemente una entrada de este blog. Da lo mismo si estoy emborronando una hoja que después dejaré abandonada dentro de cualquier cuaderno. La necesidad que hay en mí me empuja siempre a tener la mente ocupada construyendo a través de palabras.

Hasta hace relativamente poco tiempo, menos del que tiene este blog que en unos días cumplirá cuatro años, nadie leía mis cosas. Dos eran las razones: yo no se lo permitía y tampoco nadie ponía ningún interés en lo que yo hacía. Así que todo lo que me ha sucedido en el último año ha sido una sorpresa mayúscula, encontrarme con que muchos ojos distintos a los míos leían mis palabras y las comentaban ha supuesto un verdadero cambio.

Los comentarios en el blog se agradecen, antes de la navidad de 2010 no hay casi ninguno, pero son algo que en el fondo esperas cuando publicas una entrada: quieres saber la reacción de las personas que leen tus palabras e interactuar con ellas. Lo que no esperas, desde luego, es abrir el correo y encontrarte con que alguien que ha leído uno de tus libros te devuelve su opinión, preciosa, emocionándote aún más de lo que se imagina. No es la primera vez que me ha pasado con La arena del reloj, la opinión de Ángels Om está en la pestaña Mis libros, pero sí es la primera que me ha atrevido a pedir permiso a alguien "anónimo" para publicar el correo que me ha hecho llegar. Me deja que os lo muestre íntegro, espero que os guste tanto como a mí.

Es de Paloma, seguidora del blog, y quiero que leáis lo que me escribió:


Hola Mayte

Soy Paloma y aunque no nos conozcamos apenas mas que de algún que otro comentario no puedo dejar de escribirte tras haber leído tu libro.

Como comenté hace unos días en tu blog tenía La arena del reloj ahí preparado para mi próxima lectura y ahora que ya lo he leído me gustaría contarte mis impresiones.

Debo empezar diciéndote que lo terminé hace algunos días, una mañana de la semana pasada en el tren que me llevaba al trabajo y dado que estaba en un lugar público no di rienda suelta a  mi emoción pero no fue fácil.

Como ya suponía era difícil que no me emocionara, emocionaría a cualquiera. Es una historia que necesariamente transmite una gran congoja pero por otro lado es un precioso ejercicio de memoria histórica,  de la Historia con mayúsculas y con minúsculas.

He disfrutado con las anécdotas que nos cuenta tu padre, he sentido ternura y me he reído también con el abuelo Julito, me he trasladado sin esfuerzo a su vida en la finca de Meco, a sus correrías adolescentes en Alcalá y a su evidente satisfacción por su vida adulta rodeado de su mujer, sus hijas y sus nietos. Todo ello has sabido transmitírnoslo  perfectamente, de forma sencilla pero con una gran calidez, consecuencia sin duda del inmenso cariño hacia tu padre.

Y me he angustiado contigo por el avance de la enfermedad y he comprendido tu deseo de negación, tu impotencia, tu desconsuelo.

En muchas de las frases y de los recuerdos de tu padre, veo a los míos, por lo que me resulta como muy familiar, muy cercana, como estoy segura de que le pasa a muchísima gente.

Como también te comenté me llamó mucho la atención este libro porque es una idea que se pasaba por mi cabeza cada vez que iba a ver a mi madre y me contaba sus “historias”. Nunca pensé en escribir un libro, pero sí quería que esos recuerdos no se perdieran. Si me encanta leer novela histórica ¿cómo no va a gustarme la historia de la vida de mi madre, de mis abuelos, que es mi propia historia? Y como tu bien dices una parte importante de la Historia de este país.

Pero nunca pasó de ser una mera idea, nunca me decidí a ponerla en práctica.

Hace dos años que murió mi madre y aunque también estaba enferma nada hacia suponer que la muerte estuviera a la vuelta de la esquina esperándola, hasta que de un día para el otro ya no hubo tiempo para nada mas que para llorar su pérdida, lamentar todo aquello que pensamos que podíamos haber hecho y no hicimos y sentir una profunda sensación de orfandad.

Mi madre era algo mayor que tu padre y algunos de los recuerdos que mas me hubiera gustado conservar son los referidos a su niñez durante la guerra civil, esas mismas historias que nos sonaban a rollo cuando éramos pequeños y nos decían aquello de: “una guerra te daba yo” cuando le hacíamos ascos a la comida. Esas pequeñas historias que luego descubres que efectivamente forman la trama de la Historia de todos.

Tendría que hacer un esfuerzo titánico y siempre imperfecto para recuperar lo que recuerdo y ponerlo yo también por escrito para que no acaben perdiéndose, pero no se si con los retazos que conservo conseguiría componer algo coherente o si mi imaginación acabaría jugándome malas pasadas y el resultado final quizá se pareciese poco a la realidad.

Admiro por ello que tu hayas tenido esa decisión que a mi me faltó porque gracias a ello ahora tienes una preciosa joya para compartir en primer lugar con tu familia pero también con todo el que quiera asomarse a una historia entrañable y cercana y emocionarse con ella.

Me he adentrado en este universo bloguero hace relativamente poco tiempo de la mano de mi amigo Luis Miguel, del blog El tiempo de Roman. He descubierto un nuevo mundo apasionante, autores noveles con mucho que ofrecer, reseñas interesantísimas que me ayudan a elegir mis próximas lecturas y la posibilidad de intercambiar opiniones sobre libros ya leídos.

No tengo un blog en el que hacer una reseña de tu libro, pero quería que supieras lo que me ha hecho sentir su lectura.

Espero también leer pronto El medallón de la magia y poder opinar sobre él en cuanto salga alguna reseña que seguro no tardarán mucho en ir apareciendo en cualquiera de los blog que seguimos.

Espero no haber resultado un incordio contándote mi propia experiencia, pero me parecía importante explicar la importancia que para mi tienen los recuerdos y vivencias de nuestros mayores.

Para cualquier cosa que quieras contarme aquí tienes mi correo. Yo seguiré paseándome por tu blog, comentando y disfrutando de todo este mundo de las letras tan apasionante.

Un abrazo y un beso enorme,
Paloma 


Después de unas semanas en las que he estado abriendo mi correo con cierto recelo (exponernos en un escaparate como es internet tiene dos lados y yo ya los conozco) esto me ha devuelto un poco la confianza. Creer un poco más. No sé qué tiene el destino preparado para mí, qué pasará con toda esta historia dentro de unos meses. Ni siquiera me atrevo a soñar nada. Pero sí sé una cosa:  lo mejor de la vida es que está ahí, precisamente, para vivirla.

Y ahora me voy, que hay un paquete en correos que contiene El eterno olvido, de Enrique Osuna en papel y quiero recogerlo ya.

viernes, 27 de enero de 2012

LA SORPRESA DE HOY: LA ARENA DEL RELOJ.

Hoy no tenía prevista ninguna entrada, pero un correo me ha hecho cambiar de idea. Otro de esos correos automáticos que me llegan para informarme de mis "ganancias de creador". He ido a la página y cuál ha sido mi sorpresa al comprobar que La arena del reloj, hoy, ocupa el número cinco en el top ten de Memorias y biografías.

Nunca había estado entre los diez primeros que yo recuerde, el mejor puesto puede que haya sido el 20, por eso no esperaba encontrarlo entre los privilegiados que aparecen en esta página. Sé que esto es circunstancial y efímero, pero no por ello deja de ser emocionante.

Este enlace os lleva directamente a la lista, a la derecha de la pantalla. Enero de 2012 está demostrando ser un mes muy generoso conmigo. Esperemos que febrero siga igual y que El medallón de la magia tenga, por lo menos, una acogida semejante.

Gracias a los que habéis hecho posible esto.

domingo, 27 de noviembre de 2011

INDECISIÓN

El buen escritor reinventa el mundo, suscitando en el lector emociones desconocidas o aletargadas, y mostrando la faz profunda de lo cotidiano, aquella que, por costumbre, ya no puede ver.


Fernando Lázaro Carreter.

Qué hermoso sería ser capaz de hacer esto, proponerse despertar las emociones de quienes se acerquen a leer nuestras palabras y lograrlo. Una vez, lo sé, fui capaz de hacerlo pero con trampa, lo reconozco. No inventé. Con La arena del reloj fue fácil. Cómo te escondes del dolor, cómo te las arreglas para que no te inunde y contagie a todo lo que haces cuando es tan grande, tan nuevo, tan difícil de manejar. Al fin y al cabo, desde el siglo XV llevamos dándole vueltas a este tema en literatura. Es un libro difícil, de los que te gustan para siempre o los que no eres capaz de soportar. Justo como yo, carente de ese término medio que me haga encajar perfectamente en este mundo en el que vivimos. En lo único que soy exactamente así es en mi reflejo, esa imagen que tienen sobre nosotros los que nos ven a diario sin conocernos. Ni alta, ni baja. Ni guapa, ni fea. Ni tonta, ni la más lista. Invisible casi siempre.

Me puse un reto, un libro* que tocase a quien se atreviese a sumergirse en sus páginas, pero esta vez inventando, partiendo de cero. Está hecho y sé que lo he logrado con el pequeño círculo que siempre está ahí dispuesto a darme su opinión. Sin embargo, ha habido un "pero". Diminuto aunque desconcertante. Un matiz que se me había pasado por alto. Suficiente para que un proyecto de años no salga a la luz. La indecisión que siempre me acompaña de la que nunca voy a ser capaz de deshacerme. Podría corregirlo pero, fíjate tú por donde, no quiero. Se me olvidaba que también he sido una rebelde.

*Ese libro del que hablaba sin hablar era Detrás del cristal. Ese pero fue alguien que me sugirió que estaría mejor en la papelera de reciclaje (y a punto estuve de tirarlo). Por fortuna lo hice al contrario: rescaté el libro y tiré a la papelera a la persona. 10/01/2016

miércoles, 26 de octubre de 2011

LA ARENA DEL RELOJ EN EL CANTAL

Aquí os dejo un artículo que ha aparecido en el número 48 de la revista El Cantal. Ana, la autora del artículo, esta viviendo uno de esos baches que la vida nos pone por delante, y me atreví a poner en sus manos La arena del reloj, un poco para que viera cómo enfrenté yo una situación que en su momento me desbordó. La sorprensa llega hoy, viendo en papel las sensaciones que mi libro ha dejado en ella. En realidad Ana ha contado exatamente lo mismo que cada uno de los lectores que ha tenido esta historia, la capacidad que tiene para arrastrarte a tu vida, hayas compartido el dolor que se esconde tras cada página o no.

Nunca pretendí escribir una historia que hiciera llorar. Es más, a veces me siento culpable cuando me dicen que lo han leído con un pañuelo al lado. Sin embargo, el regusto que queda tras la historia no es triste. Lo digo por quienes lo miran con cierta desconfianza. Es raro y me provoca cierto pudor ser yo misma quien os pida una oportunidad para La arena del reloj, pero es que abuelas no me quedan...
Si os apetece conseguir el libro, está disponible en papel en lulu. En la página de este blog, MIS LIBROS, hay un enlace. Su precio era de 10 euros, pero lo bajé hace un tiempo a 6 para compensar los gastos de envío para el que se lo quiera comprar.

Si tenéis la suerte de tener un ebook también está disponible en PDF, en descarga gratuita.