Podéis ver el post original AQUÍ, incluso un vídeo muy bonito que hicieron para la ocasión.
Inevitablemente, cuando lo cuentas, cuando dices que te han dado un premio para una de tus novelas, te hacen preguntas.
1 ¿Qué premio es ese?
Para los que no lo sepáis, los premios Britt son un reconocimiento que otorga un blog literario a sus mejores (y peor) lecturas del año. Llevan haciéndolo tres años ya, y la particularidad de este espacio es que es totalmente independiente. De autores o de editoriales. No aceptan libros de nadie, compran cada uno de los que reseñan y no se casan con nadie. Igual puedes gustarles mucho con una obra, y la alaban, que no convencerlos con otra y lo dirán del mismo modo.
2 ¿Por qué te ha hecho tanta ilusión?
"O sea, no te pagan nada", me dijo alguien. Al responderle que no, me preguntó esto, por qué me había hecho tanta ilusión. Pues precisamente porque son lectores de la calle y es en la calle donde se juega este partido de la literatura. No hay nadie condicionando sus decisiones.
3 ¿Por qué presumo de premio cual niña con zapatos nuevos?
"Si no ganas nada y esto no es el Planeta, el Nadal o el Nacional de Literatura, ¿por qué te sientes tan orgullosa?" Veréis, no tengo opciones a esos premios. Yo soy escritora de romántica y ya puedo hacerlo todo lo bien que queráis, pero soy y seré siempre una apestada de la literatura. Nunca me darán un premio importante porque estoy al margen de lo que se considera digno. Habrá gente que nunca me lea porque me muevo en un género indigno y, muchas personas, no van a comprometer su currículum lector introduciendo en sus lecturas una obra mía.
Esto que acabo de escribir arriba me ha salido con ironía y un poco de rabia, pero poca. Al principio son cuestiones que te enfadan, ves premios de esos importantes concedidos a obras sonrojantes. Luego se te pasa, maduras y le das la importancia que tiene: no es salud, no es nada relacionado con las personas que quieres, no es dinero que te permita vivir. No es nada, en realidad, nada importante.
La única dignidad a lo que hago se la pueden dar los lectores que lo disfruten. Además, no tengo mucho más que el boca oreja para darme a conocer. Tengo una editorial maravillosa, con gente que trabaja muy bien, pero los recursos no son infinitos y yo no me llamo Ken Follet (más que nada porque al ser mujer el nombre no me pega y, además, ya está cogido). Quiero decir que dependo de vosotros, de que me recomendéis, de que habléis del libro en vuestras redes o lo regaléis para que se acabe viendo.
4 ¿Qué vas a hacer con el premio?
Esta me descolocó, porque no es algo para ponerlo en una estantería, pero a lo mejor me lo imprimo. Es algo que llevo pensando un tiempo, comprar un marco de esos para muchas fotos e ir poniendo cosas de cada una de mis novelas, para recordarme que todo este camino hay estado plagado de grandes momentos.
Ayer hablaba con un amigo que dice que tiene una facilidad enorme para que se le olvide lo malo. Yo me he dado cuenta de que me pasa al contrario, que se me va olvidando lo bueno, que de vez en cuando me lo tengo que recordar, porque sirve de acicate para apretar los dientes y tirar adelante.
5 ¿Qué ganas entonces con esto?
Me lo han preguntado muchas veces. Gano paz. Conmigo misma. Reconocimiento sobre todo por mi parte, que a veces no siento. No es que me crezca, pero al menos no me hundo. Sé que hay muchos intereses en muchas partes a los que nunca llegaré, pero es la calle la que persigo.
Aunque sea la de mi barrio.
Aunque haya quien me tache de osada solo por mencionar su nombre (porque las autoras de romántica, como apestadas literarias no podemos), me pasa un poco como a Galdós. Me interesan las personas, escucharlas, reproducir sus vidas. Novelarlas y hacerlas perpetuas en papel. Quién sabe si dentro de un siglo algo cambie y dejen de considerarme de segunda división.
Igual cuando esté muerta.