A veces
tropiezas con libros por casualidad, con historias que llaman tu atención y se
cuelan entre tus lecturas sin respetar el turno de llegada. Eso es lo que me
pasó con este libro, Un bonsái entre túy yo. Estaba dando una vuelta por Facebook cuando me encontré una entrada
del blog de Fj Rohs en la que hacía
una propuesta: a cambio de unos ojos que mitigaran un poco la ceguera del
escritor (esa que nos hace cometer errores ortográficos imposibles cuando lees
el texto de otro, pero que se cuelan en el tuyo), él regalaba sus libros.
Me
apunté.
Miré
los títulos que proponía y éste fue el que más llamó mi atención, así que se lo
pedí.
Casi en
el momento en el que lo tuve en mis manos empecé a echarle un vistazo y
descubrí algo que ya sabía (porque leo su blog) y es que escribe de una manera
especial, de esas que te impiden interrumpir la lectura. Sin embargo, en casa
sólo tenemos un kindle y estaba ocupado, así que, a pesar de las ganas, tuve
que dejarlo. De momento. Cuando encontré mi turno, empecé a dejarme llevar por
la historia.
Lo
primero que me llamó la atención fue el narrador, su particular manera de
conducirte por la historia. Es un narrador cercano, que parece que te está
hablando al oído, y enseguida me encontré queriendo saber más de Kevin, el
protagonista de la historia. Pero vamos a ver primero la sinopsis del libro, para que sepáis de qué va…
Kevin, harto de su vida tediosa en la ciudad,
decide irse con sus dos hijos a un pequeño pueblo llamado Dreamville para pasar
los tres meses de verano. Quizás por la crisis de los 40 o quizás por cumplir
un sueño, se compra una Harley para disfrutar de las carreteras olvidadas. En
uno de sus paseos conocerá a Collete, madre de tres niños que también vive en
Dreamville y con la que traba amistad bajo la excusa de que sus hijos jueguen
juntos. Una tarde, por accidente, conocen al Profesor Hiroshi, y éste les
"obliga" a asistir a clases de Bonsái. Y así, entre los niños, la
Harley, y las excéntricas enseñanzas del Profesor Hiroshi, nacerá una
inolvidable amistad entre ellos.
Una historia que nos habla de esas
"relaciones humanas intermedias entre el estado gaseoso del amor y el
líquido de la amistad"... Y que los sesudos científicos de prestigiosas
universidades aún no han conseguido descifrar ni etiquetar.
Me
encantó la idea de encontrar una historia de amistad entre dos adultos de
distinto sexo, amistad así, sin más, sin otras connotaciones. No me parece en
absoluto imposible. A lo largo del relato vamos conociendo a los personajes, a
Kevin, demasiado responsable, a Collete que es un poco loca y a sus cinco
hijos. Su encuentro con el profesor Hiroshi, un japonés que cultiva bonsáis (no
sé si se dice cultiva o simplemente ama), servirá para reforzar el vínculo
entre ellos.
El
libro tiene historias muy bonitas, como la del tarro (descubridla) y momentos
de esos que te gustaría vivir mucho más a menudo: sentarte por ejemplo en un
balancín, con tu mejor amigo y una copa de Ribera del Duero entre las manos, para
hablar de lo que sea, o simplemente para compartir un atardecer.
Pero lo
mejor no es todo esto.
Lo
mejor es lo que viene cuando la historia propiamente dicha, termina y el
narrador toma de nuevo el control y te lo explica todo…
Un bonsái entre tú y yo es un libro a medida. La sastrería literaria
es un proyecto que me fascinó desde el principio, desde que supe de su
existencia. ¿Qué es exactamente? Pues eso, una sastrería, pero en la que, en lugar
de telas, hilos y puntadas, se emplean palabras. Los puntos y las comas van
uniendo los sustantivos, los adjetivos y los verbos y se va tejiendo una
historia única para cada uno. Son libros por encargo, pero no de esos en los
que hay una historia base, a la que luego se le cambian los nombres de los
protagonistas y se
les dice: ahí tienes, tu historia personalizada. ¡Qué va! Es
mucho más.
Fj Rohs
toma medidas, como un buen sastre, y a partir de unas preguntas sobre la
persona que va a recibir este regalo impresionante, va construyendo este atuendo a medida. Pone cuidado en los detalles y los recubre de algo esencial para que
sean inolvidables, un tejido de calidad que se consigue con esa prosa que te
arrastra aunque tú realmente no sepas para quién hizo este traje en concreto. Es
igual. Aunque la seda no sea para ti puedes valorar su tacto y disfrutar las
sensaciones que va dejando sobre tu piel.
Así,
con el cuidado que pone un artesano, completa un libro único para un lector
único, pero que puede ser leído por cualquiera.
Y aquí
llegué yo.
No tuve que hacer mucho. Quizá decirle, afina esta puntada, o tienes
un poco suelto este botón, pero nada más. Rendirme a la evidencia de que hay
mucho talento suelto esperando a que lo conozcamos, que cuando decimos que
queremos hacerle a alguien el mejor regalo de su vida esto ni se nos había
pasado por la cabeza y en realidad lo es.
Os
animo a entrar en la Sastrería, a ver
su booktrailer, a conocer los libros que ya están terminados aquí
(y que pueden y podrán conseguirse en Amazon a medida que se vayan publicando)
y a que lo valoréis como una opción cuando queráis hacerle a alguien el regalo
más especial de su vida. Si queréis saber cómo escribe, desde ya, podéis
encontrar relatos aquí, ahora
mismo. Y vídeos… es que este
chico es muy creativo!!!
A Kevin
(nombre ficticio del destinatario de este libro) creo que no le han hecho nunca
un regalo más especial. Nosotros podremos disfrutar de esta historia desde este
mismo viernes en Amazon.
Yo me estoy preparando un vestido de gala para el estreno.
¡A sus pies, señor Rohs! Me ha conquistado su talento.