Esta entrada nocturna tiene un poco de nostálgica. Hace un año que redacté estas líneas. Hace un año estaba todo decidido para que El medallón de la magia empezara a dar sus primeros pasitos en papel. Para llegar a Amazon todavía le quedaba un poquitín.
Salío con una portada curiosa, una en la que vemos la marca de bruja de Amanda. Poco después, cambié de idea y utilicé la portada original, la primera que hice para esta novela, en la que el medallón toma protagonismo. Entre todos los colores que usé, al final me quedé con el morado, que no sé por qué, en pantalla se ve azul...
Os he contado de qué va, entresijos de su creación, escenarios en los que sucede...
Me falta enseñaros las dos últimas páginas, los agradecimientos...
Esta novela
nació, sobre todo, por Alejandro, mi hijo mayor. Él, con su imaginación y sus
ganas de leer una historia de espadas y magia hizo que arrancase en mi cabeza
este cuento de una bruja y un soldado. Me ayudó a ponerle nombre a los
personajes; se llaman, salvo los que debían tener un nombre concreto, como sus
amigos. Algunos reúnen en su nombre a dos o más personas que los dos queremos.
También me ayudó a buscar los escenarios en los que debían transcurrir las
aventuras de Amanda y Alonso y me fue sugiriendo la trama. Por supuesto, en esta
historia no podía faltar Turégano, donde él tiene sus raíces y su corazón.
Quiero
darle las gracias también a Ana Esteban, que leyó la primera el manuscrito y
dibujó el medallón. Eres una luchadora, la mejor derrotando a cocodrilos, tú
sí que mereces una historia. Gracias por tu insistencia para que no dejase esta
aventura escrita, como tantas otras, abandonada en un cajón, con la excusa de
que a mí no se me dan bien los finales.
Gracias
a Estela y a Rubén por hacer que mi trabajo sea uno de los motores de mi vida.
Vuestro esfuerzo y lo que conseguís con él es la mejor recompensa. Habéis
aprendido que estudiar es sólo para vosotros, para haceros crecer como personas,
pero repercute en mí porque me hace sentir que vale la pena el esfuerzo diario.
Me dais mucha envidia, yo también quiero tener la edad de Amanda…
A
Aitana, que va entendiendo que también escribo para ella.
Gracias
a Pilar, bibliotecaria de Cabanillas del Campo, por molestarse en buscar muchos
de los errores que contenía el manuscrito y por sugerir correcciones. Su
entusiasmo se contagia. Gracias a Verónica, a la que literalmente atraqué para
que se lo leyera y que curó mi mano izquierda para que pueda seguir
escribiendo.
Un
millón de gracias Eva Ortiz, bibliotecaria de Azuqueca de Henares, que lleva
años creyendo en mí, teniendo menos dudas que yo misma. Gracias por la
presentación de La arena del reloj,
fue muy emocionante y por empeñarte en que detrás de mi nombre ponga escritora. Dicho por ti suena grande.
Te inventaste muchas cosas que hicieron que mi adolescencia fuera muy intensa.
Muchas
gracias a todos mis amigos blogueros, que han compartido con entusiasmo mi
mundo en esos universos tan suyos y tan mágicos que son los blogs. Llenáis de
calor el frío mundo virtual. Gracias por no dejar que me acomode, por exigirme
un poco más.
Una
mención especial a Barby, que se quedó en el camino, llevándose con ella toda
la magia. Siento haber tardado tanto en compartir esta historia contigo.
Este
año, a través de El espejo de la entrada,
he conocido a muchos escritores que están empezando y que, estoy segura, van a
ser muy grandes. Lo mejor es que algunos de ellos puedo acoplarlos también en
mi lista de amigos. Sois bastantes, así que, como no quiero dejarme a nadie,
igual que en el caso de los blogs, no pondré nombres: vosotros sabéis quiénes
sois, al fin y al cabo sois expertos en leer entre líneas.
Sobre
todo, gracias a Alberto, que me quiere, me escucha y, cuando me doy por
vencida, me empuja para que siga adelante. Te quiero.
Gracias
a ti, que no me has dejado abandonar y has estado siempre ahí, empujándome.
Pido
perdón desde aquí por los errores de maquetación pero mis conocimientos llegan
hasta donde llegan y he sido incapaz de casar a las viudas y consolar a las
huérfanas.
Prometo
seguir intentándolo.
Felices sueños...
¡Por cierto! Un pajarito me ha soplado que lo empiezan a leer en el instituto!!!
¡Por cierto! Un pajarito me ha soplado que lo empiezan a leer en el instituto!!!