La novelista fingida de Rafael R. Costa participa en el II Concurso de Autores Indies de Amazon
Sinopsis:
Barbara L. Shackleton,
antes Rita Amber, consiguió un éxito abrumador con su primera novela. Se
vendieron millones de ejemplares y la historia fue llevada al cine, con buen
presupuesto y una otoñal Bette Davis como estrella rutilante.
Durante unos años vivió de esa fama y hasta mereció el Premio Pulitzer de 1972. Cuando sus millones de lectores, así como su editor, le piden la segunda parte se refugia en su mansión de Long Island.
Allí se abastece de una docena de máquinas de escribir, y compra muñecas antiguas a las que corta el cabello con unas tijeras para hacerlas parecer a la protagonista de su libro.
La inesperada visita de un conocido hará que la novela que la llevó a la cumbre literaria muestre sus secretos.
Durante unos años vivió de esa fama y hasta mereció el Premio Pulitzer de 1972. Cuando sus millones de lectores, así como su editor, le piden la segunda parte se refugia en su mansión de Long Island.
Allí se abastece de una docena de máquinas de escribir, y compra muñecas antiguas a las que corta el cabello con unas tijeras para hacerlas parecer a la protagonista de su libro.
La inesperada visita de un conocido hará que la novela que la llevó a la cumbre literaria muestre sus secretos.
Mis impresiones:
Este verano he leído muy poco. Eso es algo extraño en mí,
porque en verano es cuando más tiempo suelo tener para dedicarle a la lectura. Ha habido diversas circunstancias que han ido entorpeciendo mi rutina y la
cuenta lectora ha quedado más que escasa.
Sin embargo, La novelista fingida la quería que leer por
varias razones. La primera es que me apasiona cómo escribe Rafael R. Costa. Leí
primero El caracol de Byron y me encantó la manera en la que fluye su discurso,
la magia con la que construye los personajes. Después, cuando me acerqué a La
interpretadora de sueños, las sensaciones fueron nuevamente maravillosas.
Cuando un autor te gusta, ni te lo piensas: el mismo día en el que publicó esta
nueva novela, me hice con ella.
Rafael R. Costa estructura La novelista fingida en cinco
partes y empieza la narración por la que titula «El sombrero de Bette Davis».
Es un inicio in extrema res porque, aunque nos deja unas pequeñas preguntas que
tendremos que ir resolviendo a la largo de la historia, en este capítulo nos
adelanta que Barbara L. Shackleton, a pesar de vivir en su lujosa mansión, es
una estrella literaria en declive que brilla menos que la noche lúgubre en la
que comienza la narración. El éxito espectacular de su novela publicada por
HarperCollins, de la que se vendieron miles de ejemplares, que se tradujo a
muchos idiomas, de la que incluso se hizo una película protagonizada por Bette
Davis es solo un recuerdo del pasado. El fracaso de su segundo libro ha ido
dejándola al margen del mundo editorial y
empezamos a intuir que ha tenido mucho que ver en la muerte de la joven
Alice Bruma. Stephan Wells, un poeta enamorado de Alice, que ha pasado años en
la cárcel por ello, ha venido a reclamarle que es una impostora y tiene la manera de
demostrar que es la culpable de la muerte de Alice.
La llegada de la policía y la «amable detención» de Barbara
se queda en suspenso para el lector. El autor, en el segundo capítulo, decide
llevarnos de la mano al principio de la historia, al momento en el que las dos protagonistas de la historia se conocen.
La novelista fingida nos cuenta mucho en el mismo título.
Barbara L. Shackleton no es el nombre real de esta mujer que aparece en la vida
de Alice Bruma el mismo día en el que el hombre pisa la luna, mientras están
en Central Park. Es Rita Amber, una joven sin escrúpulos que está intentando
construirse una nueva biografía y ve en Alice el modelo perfecto. Enseguida
busca la manera de coincidir con ella, incluso en Unnameable Book’s, la pequeña
librería en la que Alice trabaja mientras escribe su novela. El primer paso
para convertirse en quien Barbara desea, será ganarse su confianza.
La novela es la historia de una timadora, de una impostora
que tiene la imagen perfecta que le permite venderse, pero el mismo valor literario
que un jarrón de los chinos (la comparación, hablando de una novela de alguien
que escribe tan bien como Rafael, es para darme un bofetón, pero no estoy en mi
mejor verano, ya lo he dicho). El autor se esmera en que conozcamos a la que
era Rita Amber y esa otra que quiere ser, la novelista por la que se hace pasar.
Y lo hace muy bien, pintando todos los matices de una personalidad enferma. Yo
no he logrado empatizar nada con este personaje, aunque sí con Alice, la
verdadera novelista, la que escribe con tanta pasión que sus dedos en el
teclado crean una melodía armoniosa cuando se sienta delante de la máquina de
escribir y se olvida de que el mundo existe.
A ellas dos les acompañan un puñado de personajes
secundarios, necesarios para contar la historia, entre los que destaca Stephan Wells, el poeta, a quien Barbara le causa siempre una tremenda desconfianza. Rafael no los esboza, los
recrea en palabras y dibujos con los que llena sus cuadernos de notas. Estoy acostumbrada a verlos cuando los comparte y creo que
son tan bellos casi como sus novelas. Le he robado una foto para que podáis verlo.
La historia la ambienta en Nueva York y
arranca en 1969, y en todo momento la he visualizado en blanco y negro. Suena a
Embraceable you, sabe como un cóctel bien preparado y recuerda a una película
del mejor cine en blanco y negro negro.
Desisto en el intento de poner un vídeo en el blog, no sé por qué ya no me sale. Dejo el enlace por si queréis escuchar cómo suena.
La novela participa
en el concurso de novelas indies de Amazon en este verano de 2015, concurso que
termina al finalizar agosto. Sinceramente le deseo que sea una de las
finalistas elegidas para la evaluación final por parte del jurado porque es una
novela muy interesante, muy bien escrita y con un final cerrado.
Además, el autor sortea una ilustración de las que ha hecho de la novela entre todas las personas que la hayan leído y participen en el sorteo que tiene activo en Facebook.