Esta
noche celebramos la llegada del solsticio de verano. Esta fiesta pagana del
fuego, que viene desde la antigüedad, se ha convertido en un momento de
encuentro más en la que el significado simbólico se ha ido diluyendo a favor de
otro más sencillo: la reunión, la charla, la alegría porque ya no hay que
madrugar el lunes para ir al colegio.
Al
menos creo que nosotros no celebramos mucho más.
¿Cómo
lo hacemos? Con hogueras en el parque, hechas por los adolescentes con lo
primero que pillan (un vez vi un sofá) e incluso a veces los más mayores hemos
celebrado cenas improvisadas en las mesas. Una vez fue a base de aperitivos,
preparados por cada uno de los adultos para agasajar al resto. Éramos muchos y
al menos yo acabé empachada de tanto comer.
Y muy
divertida, sin querer habíamos organizado un concurso de pinchos que serían la
envidia de Chicote. Palabra.
Yo,
como con los pinchos no me aclaro, hice una tarta que se me da bastante mejor y
de la que no quedó nada.
El
momento de las hogueras es divertido, los pequeños lo disfrutan y los padres podemos
llegar a atacarnos porque alguno no entienda que no tiene las piernas tan
largas como los adolescentes y se empeñe en saltar por encima del fuego.
No
sería la primera vez…
Para
esta noche no tenemos pensado cenar allí, nos ha pillado un poco ocupados a
todos así que vamos a tomarnos sólo el postre: helado y chocolate con
bizcochos.
Para la
hoguera hay rituales.
Dicen que si saltas de la mano de la persona
que quieres conseguirás felicidad pero yo no lo tengo muy claro. Ya saltar
solo lo veo difícil pero de la mano de alguien… ¿quién te dice que no te caes
de culo en la hoguera? Mejor lo dejo, que soy muy patosa y me busco la
felicidad de otra manera menos peligrosa.
Otros dicen que debes saltar el fuego siete veces
para que se cumpla un deseo. Vamos, con lo pava que soy, como para andar
tentando al diablo, que tiene que andar cerca habiendo fuego de por medio.
Una manera
de atraer a los hados es bañarse en el
mar esta noche y saltar nueve olas de espaldas. No tenemos mar, descartado.
También
hay quien dice que trae suerte quemar en
la hoguera los apuntes del curso que ha terminado. O un papel donde se ha
escrito aquello que queremos que se vaya de nuestra vida, un deseo para que
el fuego purificador nos lo conceda.
A lo
mejor eso lo hago, no parece peligroso.
Lo que
sí es seguro es que probaré el helado y el chocolate.