MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
sábado, 13 de agosto de 2022
EL PRODIGIO DE LAS MIGAS DE PAN DE MARGA DURÁ
sábado, 25 de junio de 2022
LOS INGRATOS DE PEDRO SIMÓN
lunes, 26 de julio de 2021
UN HOMBRE PARA UN DESTINO DE VI KEELAND Y PENELOPE WARD
Sinopsis:
"Todo empezó con un vestido…"
Cuando entré en aquella tienda de segunda mano, allí estaba: el vestido perfecto, con plumas y… una misteriosa nota de un tal Reed Eastwood.
Parecía el hombre más romántico del mundo, pero nada más lejos de la realidad.
Es arrogante y cínico, y ahora, además, es mi jefe.
Necesito descubrir la verdad tras esa preciosa nota y nada me detendrá.
Mis impresiones:
Descargué esta novela, que se aleja bastante de lo que suelo leer, porque alguien en quien confío me la recomendó. Decía que se leía fenomenal, y como yo estos días solo quiero leer sin complicarme la vida, le hice caso.
Empezamos mal.
Me cuestan las novelas en primera persona, necesito que contengan una historia lo suficientemente atractiva como para no cansarme de ellas a las pocas páginas. A pesar de ese inconveniente de entrada, la novela empezó a interesarme y poco a poco fui entrando en la trama por un detalle: el sentido del humor. Charlotte, la protagonista, tiene una personalidad muy interesante. Es capaz de hacer muchas tonterías, la primera la encuentras ya en el arranque de la novela cuando, movida por una nota que encuentra prendida a un vestido de segunda mano, se pone a investigar. ¿Quién habrá escrito algo tan bonito? ¿Cómo será la receptora de su mensaje?
Ni corta ni perezosa, acude a una de las fuentes más rápidas de estos momentos: las redes sociales.
En ellas encuentra a Reed y, para conocerlo, no se le ocurre otra tontería que apuntarse en una web para que le enseñe una casa valorada en 12 millones de dólares.
Ella, que no tiene ni trabajo porque lo ha perdido.
El cuestionario para ver la casa lo rellena después de haber bebido de más y me moría de risa con las tonterías que puso. Entonces, si puso tantas tonterías, ¿por qué una empresa prestigiosa que investiga a todos sus clientes para no perder el tiempo, aceptan enseñarle la casa? Pues porque Reed quiere saber precisamente eso, quién es la osada que ha intentado tomarles el pelo.
La verdad es que el encuentro entre ambos personajes no augura nada bueno. La imagen que se ha hecho Charlotte de Reeds se viene abajo, por mucho que le siga pareciendo un hombre impresionante. Se va de allí avergonzada y triste, y se encierra en un baño a llorar. Por gilipollas. Porque se da cuenta de que ha hecho una de esas cosas que puede hacer cualquiera cuando está dolido. Charlotte lo está, su novio la dejó con el vestido de novia comprado y, desde entonces, no da una.
En ese baño, sin embargo, le cambiará la vida. Una mujer mayor, Iris, está al otro lado de la puerta. Cuando sale, Charlotte, que como digo no está bien, le acaba contando su vida y lo que le ha pasado con Reed. Esta señora le ofrece un empleo que no solo la hará estar en contacto con él, sino que va a cambiar la vida de los dos.
Pensé que sería una novela repleta de escenas sexuales, que me iría saltando porque hace mucho que me resultan todas muy parecidas. Me equivoqué, hay tensión sexual entre los personajes, pero las autoras, porque son dos, no se recrean en lo fácil. Hacen que conozca a los personajes y los motivos por los que ambos actúan como actúan. Y hacen que poco a poco los vayas queriendo. A Charlotte, porque es espontánea, divertida, lista... A Reed porque, cuando sabes lo que le pasa, puedes llegar a entender por qué actúa así.
Y que necesita ayuda.
La novela tiene de fondo una enfermedad degenerativa, y deja a la vista algo maravilloso que tiene la novela romántica: se puede tratar cualquier tema siempre que se ponga el foco en lo que es lo importante, la trama romántica. Y se puede hacer con mucha dignidad, sin dramones, como es el caso de esta novela.
Estoy teniendo mucha suerte, llevo tres novelas seguidas que me han gustado.
A ver lo que empiece hoy.
jueves, 18 de mayo de 2017
EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS DE KRISTIN HANNAH
Sinopsis:
En el caluroso verano de 1974, Kate Mularkey ha decido aceptar su papel de cero a la izquierda en la vida social de su instituto. Hasta que, para su sorpresa, «la chica más guay del mundo» se muda al otro lado de su calle y quiere ser su amiga. Tully Hart parece tenerlo todo: belleza, inteligencia y ambición. No pueden ser más distintas. Kate, destinada a pasar inadvertida, con una familia cariñosa pero que la avergüenza a cada momento, y Tully, envuelta en glamour y misterio aunque poseedora de un secreto que la está destrozando. Contra todo pronóstico, se hacen inseparables y sellan un pacto para ser mejores amigas para siempre.
Durante 30 años se ayudarán mutuamente para mantenerse a flote esquivando las tormentas que amenazan su relación: celos, enfados, dolor, resentimiento... Y creerán que han sobrevivido a todo hasta que una traición las separe... y someta su valor y su amistad a la prueba más dura.
Mis impresiones:
No voy a resumir el libro, no me apetece, solo quiero soltar la angustia, el nudo en la garganta y las lágrimas que me ha hecho derramar el puñetero libro. Soltar lo que he pensado, no lo que probablemente sería un análisis serio y profesional de la novela.
He llorado.
De rabia, de impotencia, de angustia... y casi nada tenía que ver con lo que la autora me contaba ni con cómo me lo contaba.
El baile de las luciérnagas es uno de esos libros que tienen la particularidad de sacarte de vez en cuando de la historia y llevarte a la tuya. No ha sido solo el tramo final, ese diario que escribe Kate que me recordó a los momentos en los que mi padre y yo escribimos La arena del reloj. Ha sido un poco en general. Porque, por alguna razón desconocida, he sido capaz de ser un poco Tully a ratos. Y ha habido otros que me he sentido igual que Kate.
Es un libro donde la empatía se ha sentado a leer a mi lado y a veces me ha jugado alguna mala pasada.
La historia de este libro es sencilla: un narrador omnisciente en tercera persona hace un repaso de la amistad entre Tully y Kate, desde que eran niñas hasta su madurez, partiendo del verano de 1974 que es cuando se conocen. Mientras Tully es obstinada y ambiciosa, y tiene unas carencias afectivas severas desde la infancia, Kate es todo lo contrario: serena, familiar, con sueños normales, como los de todo el mundo. Enamorarse. Tener hijos. Amar. Tener una casa que sea su refugio y un marido que la quiera. Tully, en cambio, quiere ser la mejor periodista del mundo y hará lo que sea por conseguirlo, pero sin quitarse la coraza porque, cada vez que se la afloja, algo se cuela y le hace mucho daño.
Algo que suele tener que ver con Nube, su madre.
Lo que más me ha gustado es cómo, dos personajes tan diferentes, empastan tan bien, se completan de un modo tan magnífico. Lo que tiene una le falta a la otra y justo por eso, porque en realidad no se parecen, es por lo que su amistad sobrevive tres décadas. La autora cuida todos los detalles, incluso las viste como sus vidas: a Tully de marca y a Kate deprisa, gris, sin estilo. Me ha encantado encontrar este detalle, que dice muchas cosas buenas de Kristin Hannah.
No se dónde, leí que es imposible una amistad como la que se retrata en el libro. Yo creo que es posible porque no es una amistad típica. En realidad, son más como hermanas adoptivas, y los que hayáis leído la historia sabréis por qué lo digo. En la amistad muchos errores no se perdonan, simplemente las cosas se dejan correr hasta que se mueren, pero cuando la persona es tu familia, al final cedemos. ¿Quién no se enfada con sus padres y después se le pasa sin que apenas recuerde hasta por qué se enfadó?
No está escrita con un lenguaje brillante, pero sí efectivo. Esto lo quiero dejar muy claro, porque a veces leo cosas en algunas reseñas que me descolocan. En toda la novela solo he encontrado un par de párrafos en los que el lenguaje se complica y se vuelve poético, pero justo después el narrador habla de los intentos de Kate por escribir una novela. En realidad juega a mostrar y no mostrar lo que quizá ella podría estar escribiendo en ese momento, pero no es el registro que usa en la novela, que está escrita, sobre todo, para que el lector disfrute de la historia. Sin aspavientos. Sin tonterías.
Digo que quiero dejar claro que está escrito de manera sencilla porque parece que escribir sencillo es un pecado, que conseguir que el lector se sienta a gusto entre las frases y estas fluyan sin tropiezos por delante de sus ojos, sobre todo porque la sintaxis carece de trampas que la ralenticen, está mal. Que es de gente facilona al escribir, cuando yo considero que es todo lo contrario, que para llegar a esto hay que haber trabajado muchísimo más que para abrumar con adjetivos y sobrecargar los textos.
Que hay que haber vivido y madurado bastante.
No hay frases preciosas ni ideas grandilocuentes, solo alguna certera; no hay más magia en la historia que ver pasar la vida con sus luces y sus sombras, sin idealizar nada. Porque puede que Tully haya conseguido éxito y dinero, pero no todo es tan bonito. Le falta la familia de Kate, el amor, pero a Kate también le falta tiempo para poder cumplir sus sueños y la admiración de su hija Marha, que se la lleva casi en exclusiva Tully. Y a esta le falta Johnny, el marido de Kate, que representa para ella la estabilidad emocional que nunca ha sido capaz de alcanzar.
[Ahora viene toda la parte de la reseña que he borrado, porque la escribí pensando en una de mis novelas y no en esta, y la verdad, ni esa novela está (y creo que no estará nunca) publicada, ni procede.]
Hay muchas cosas por las que creo que merece la pena leer esta novela. Si tienes una edad próxima a las protagonistas (nacieron en el 60), quizá te suene la música, recuerdes series de la tele, sonrías al evocar elementos que forman parte del imaginario de la época. Si eres más joven, la verdad es que toca universales: el amor, la amistad, el camino de la vida... cosas por las que todos pasamos, hemos pasado o pasaremos.
Y emociona.
Y eso, emocionar, no está al alcance de mucha gente. Emocionar sin dramatizar, emocionar con lo chiquitito.
Kristin Hannah lo consigue.
Supongo que tocará hacerse con El ruiseñor.
Muchas gracias a María José, que me regaló este libro el 23 de abril. Llevabas razón, es un buen libro para regalarle a una amiga.
lunes, 11 de enero de 2016
EL NOMBRE OCULTO DE CASANDRA DE PEPA FRAILE
sábado, 27 de diciembre de 2014
LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES DE FÉLIX G. MODROÑO.
Sinopsis:
Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao cuando se entera de que Izarbe ha muerto. Su retorno pretende ser el último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte. Alfredo tendrá que enfrentarse a su propio pasado, reviviendo una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas del Viejo Continente. Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo XX, y a medio camino entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de viajes, La ciudad de los ojos grises es, sobre todo, una bella historia de suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.
Mis impresiones:
Llevaba mucho tiempo saltándome la primera parte de las reseñas de La ciudad de los ojos grises, la que analiza la novela, y leyendo solo las impresiones finales porque quería llegar al libro sin saber apenas nada de la trama. Me ha costado porque esta es una novela que han leído en casi todos los blogs que frecuento, pero de ella solo sabía que no me iba a defraudar.
Así, sin muchas pistas (quizá la sinopsis leída hace años), enfrenté las 400 páginas de esta novela de Félix G. Modroño.
La novela arranca en París, donde reside el protagonista, Alfredo Gastiasoro, un arquitecto bilbaino, al principio de la primera Guerra Mundial. La Nochebuena de 1914, conoce la muerte de Izarbe a través del periódico y decide regresar a Bilbao para despedirse. Ella, desde hace muchos años, es su cuñada aunque para Alfredo es mucho más que eso: es la mujer de la que lleva enamorado desde que era un adolescente. Este sencillo punto de partida es el inicio de una novela llena de secretos que se irán desvelando frente a nuestros ojos. Alfredo, junto a su amigo de la infancia, Fernando Zumalde, que trabaja en la Guardia Municipal de la ciudad, inicia una investigación que le han prohibido al segundo. Ninguno cree la versión oficial que dice que Izarbe murió de manera accidental, al caerse a la ría.
A partir de ahí, y en un tono pausado siempre, sin grandes sobresaltos, el autor nos lleva de la mano por Bilbao, una ciudad que a principios del siglo XX está siendo transformada por la Revolución Industrial, dejando de lado lo que fue para convertirse en una de las ciudades más importantes de España por obra y gracia del progreso. Alfredo, el protagonista, hace dos años que no pisa sus calles y serán sus ojos los que más se sorprendan de todos los cambios que están acabando con los rincones que ambientaban sus recuerdos de infancia. Es eso, quizá, la excelente descripción de la ciudad, de sus calles, sus edificios, sus lugares emblemáticos de la época, lo que primero atrapa de la novela. Pero no se olvida en este recorrido de las personas, de mostrarnos las distintas clases sociales y las tremendas diferencias entre ellas. Otro de los atractivos de este libro es la presencia de personajes reales que el autor ha sabido insertar en la narración como secundarios o como parte del paisaje de la ciudad, de modo que terminan de dar color a este cuadro que nos muestra. Así aparecerán María de Maeztu, Miguel de Unamuno, Mata Hari o Indalecio Prieto, entre otros.
La trama alterna momentos en los que la narración avanza y otros en los que toman protagonismo los recuerdos de Alfredo. Con este recurso narrativo podemos conocer a Izarbe, a pesar de que sabemos de su muerte desde las primeras páginas de la novela. Así también vamos descubriendo el pasado que va poniendo luz al presente, se van desvelando secretos guardados con celo durante décadas y otros más recientes.
Como cuesta contar sin contar...
Alfredo es el protagonista de la novela, en torno al que giran todas las historias. Es un hombre atractivo, sin problemas para tener a las mujeres que quiera, pero que no ha logrado encauzar su vida porque jamás ha salido de sus pensamientos Izarbe, el otro eje conductor de esta novela. Es una joven adelantada para su tiempo, que sufre por las injusticias sociales y trata por todos los medios de ayudar a los más desfavorecidos. En un tiempo en el que la voz de las mujeres no se tenía en cuenta, Izarbe alza la suya sin importarle las consecuencias. El triángulo acaba en Javier, el hermano de Alfredo. Es quien finalmente acabó casándose con ella, pero es perfectamente consciente de que Izarbe no le ama como correspondería.
El título me parece muy acertado. Hace alusión al gris de los ojos de Izarbe, pero también a esa atmósfera gris que envuelve a Bilbao.
Me ha encantado cómo escribe Félix G. Modroño y he sentido evolucionar su forma de narrar a través de la novela. Mi sensación es que el autor maduraba a medida que avanzaba; la narración pasa de ser más descriptiva al principio a mucho más poética y emotiva al final de la novela. Pasaban las páginas y cada vez me envolvía mucho más, personalizando la narrativa y dejando que se escuche la voz particular del autor. Es algo que muy poca gente consigue.
Os recomiendo la novela, tiene su parte histórica, aquella que centra en Bilbao y todo su protagonismo; su parte romántica, la historia de amor entre Alfredo e Izarbe y su parte de misterio, en torno al asesinato de la mujer de los ojos grises.
Ya tengo Secretos del Arenal, la novela con la que el autor ha ganado el premio Ateneo de Sevilla, y estoy segura de que la leeré también y acabaré recomendándola.