lunes, 20 de febrero de 2017

LECTURAS SEMANALES

Esta semana me he embarcado en un reto personal, leer a autoras americanas clásicas de literatura romántica, de las que llevan vendidos millones de ejemplares de sus novelas y han sido traducidas a varios idiomas. Lo he hecho porque no tengo ni la más remota idea de qué escribían, ya que mis lecturas, las que llevo a las espaldas y constituyen mi bagaje lector, no tienen nada que ver con esto.

Lo he dicho un millón de veces, soy más de la generación del 98 que de los best-seller actuales, me motiva más un libro de García Márquez que leer las últimas novedades editoriales, y creo que si he aterrizado en un género como la romántica ha sido por casualidad. No "cumplo" muchas veces expectativas porque en realidad no son las mías como lectora y, de manera inconsciente, o quizá más consciente de lo que parece, me aparto de lo típico.

Es por eso por lo que decidí echar un vistazo a la biblioteca de mi madre y saquearla, trayéndome los libros de romántica que encontré.

Ya he leído dos.

El primero de ellos era de Nora Roberts: Turno de noche. Me ha dejado indiferente. No he conseguido creerme la trama, sentir miedo cuando la protagonista está siendo acosada por uno de sus oyentes o notar la química de los personajes protagonistas, la locutora y el policía, cuando se enamoran. La escritura es plana y tampoco he sacado nada de ella.

Me ha hecho sentirme un fracaso como lectora de romántica.

El segundo ha sido El fantasma de Danielle Steel. De este tengo mejores noticias, sí me ha gustado cómo cuenta la historia, aunque la estructura no me haya convencido en absoluto. Al menos no era plana, por lo menos ha habido momentos en los que me encontraba a gusto leyendo. Sin embargo, la historia romántica de Charlie, el arquitecto protagonista, tardaba un siglo en arrancar. Se entretiene mucho en los prolegómenos de su ruptura con Carole y me lo cuenta todo tantísimas veces que las cien primeras páginas de la novela se hubieran podido resumir en tres y no hubiera pasado absolutamente nada. Luego está la otra historia, la de Sarah Ferguson, que Charlie va leyendo en sus diarios. Creo que podría haber funcionado como novela independiente, interrumpe demasiado la otra trama porque no lo hace en pequeños fragmentos sino en capítulos enteros que te sacan de la primera historia. Para cuando regresa a la de Charlie ya ni te acuerdas de por dónde iba a su vida. Es verdad que sin la historia de Sarah la de Charlie se queda muy coja, eso tengo que reconocerlo, pero también sé que menos es más, y que menos páginas habrían conseguido un mejor resultado, o que los fragmentos del diario de Sarah, interrumpidos más a menudo por la historia del arquitecto, para mí tendrían más interés. O incluso, si me apuráis, que la historia de Sarah, por sí misma, ya tendría entidad para ser una novela sin necesidad de contar la de Charlie.

Lo cerré ayer con una sensación ambivalente.

Tengo dos más, dos novelas que leer esta semana para ver qué me estoy perdiendo.

Espero tener mejores noticias.

Por otro lado, intenté leer una novela romántica de las que se pueden descargar gratis en Amazon. Más de lo mismo. Portada chula, sinopsis medio atractiva, pero un completo desastre. No tiene nada que indique que eso, pasando por un mínimo filtro, pudiera estar publicado. Lo que sí tiene es unas faltas de ortografía como camiones, de las que te sangran los ojos cuando las ves. Y se repetían de manera recurrente. No era un fallo puntual, era un problema más serio.

Me juré que no iba ni a intentar volver a leer esas novelas, pero me sigue quedando la esperanza de que todavía puede existir algo bueno por ahí. Aunque tendré que buscar entre lo escondido, lo visible, de momento, no tiene pinta de mejorar el terrible panorama en el que estamos.

6 comentarios:

  1. Duro trabajo te espera por delante. De los libros que señalas leí el de Daniel Steel, y lo siento pero me dije que no repetiría. Lo terminé, por cabezota. Y en cuanto a Amazon, qué te puedo decir, se encuentran más cosas malas que buenas y eso es algo que me echa absolutamente para atrás.
    Besos

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    1. Yo los estoy leyendo por cabezota, también, y porque quiero saber. Quizá son libros de finales del siglo pasado y noto también que ha cambiado la forma de narrar, me lo planteo como una posibilidad: la caducidad de las formas y de las historias.

      De todas maneras, de las dos me quedo con la segunda, quizá porque como digo tiene mejor forma que la primera. Ahora a ver las dos que me quedan, si me gustan o no, si aprendo o saco algunas conclusiones (esto seguro que sí).

      Se me ha olvidado mencionar que también estoy releyendo con placer El principito, no sé ni las veces que van ya y haciendo algo muy chulo con esta novela para mi hija. Y que estoy embarcada en la lectura de una novela autoeditada que plantea un misterio. De momento esta sí tengo ganas de leerla.

      Es verdad que cada vez se encuentran menos cosas, Mari, pero sé que hay buenas, lo sé porque por estadística aunque sea, tienen que estar. Pero lo que no sé es dónde.

      Un beso

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  2. Probé con Danielle Steel de jovencita... Con la edad del pavo casi, y no. No me convenció y no he vuelto a leer nada suyo. Ahora que caigo, en este género siempre he tirado más para Inglaterra. En esos años devoré las obras de Victoria Holt y de Barbara Cartland. ¡Qué me gustaban!
    Mejor suerte con tus próximos intentos!
    Besotes!!

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    1. Voy a ver los otros dos, si me convencen o no. De momento he metido otras lecturas en medio para no saturarme. Tampoco he leído a las que mencionas, si es que me falta un mundo de lecturas y dos vidas más para poder abarcarlo todo. O más.

      Un beso

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  3. Jo, pues buena suerte, Mayte. Yo es qu eno puedo, no me van nada, me resultan muy repetitivas, vamos, que no me van.
    Besos

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    1. Es un género tan cerrado que es posible que pase eso, que resulten muy repetitivas en el planteamiento y, como el final tiene que ser como tiene que ser, siempre saldrá alguien diciendo que es previsible. Pero ¿sabes una cosa? Si te saltas las normas al escribir romántica, como hago yo siempre (y no me refiero a la ortografía, sino a la hora de plantear las historias o en el tipo de personajes que construyo), no conectas, ni con el lector tipo de romántica ni con los otros, porque automáticamente el otro lector decide no leer, por miedo a que sea más de lo mismo.

      Yo no sé qué haré más adelante, quizá me plantee dejar de publicar y seguir como al principio, escribiendo para mí y haciendo lo que me dé la gana, pero con la tranquilidad de no esperar a nadie.

      Besos

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