martes, 17 de abril de 2018

HASTA MÁS ALLÁ DEL MOÑO

Ayer tocamos un tema espinoso. Parece que hablar bien de los demás escritores no está bien visto si escribes, siempre viene alguien a decirte que es una especie de pacto para recibir algo de vuelta. Me he venido al blog, por si acaso no recordaba, y he buscado la última reseña que he publicado. Por si lo he hecho últimamente. Este es el título de lo último reseñado:

España 1936-1950: muerte y resurrección de la novela. 
Autor: Miguel Delibes.

Hablo maravillas de este ensayo y, por una regla de tres simple con algunas cosas que se dijeron, lo hago para que don Miguel lo haga a su vez conmigo. (No sé, igual intercede en el más allá para que un día me concedan el Cervantes.) Como no sea eso... pero poco podrá hacer porque se murió. Pero da lo mismo, escribí ese post porque disfruté como una enana con el texto y tenía que contarlo. Y me consta que al menos una persona lo ha disfrutado tanto como yo.

Perfecto, es lo que me llena, es lo que pretendo: se llama compartir.

Igual digo otra cosa, soy muy crítica con las cosas que me parece que no están bien y también las recojo en el blog. En la entrada anterior, sin ir más lejos. Sin señalar con el dedo, porque todo el mundo tiene derecho a aprender y por mucho que me dedique a enseñar puede no querer hacerlo conmigo. Y se puede mejorar. ¿No le voy a dar a alguien esa oportunidad? ¿Tengo que machacar a cuanto autor no me guste para parecer qué? ¿Más lista? No, así, sin maldad, soy la misma, pero con menos dolor de estómago.

Y feliz de poder albergar ese sentimiento que a otros parece que consideran que no existe.

Seguiré hablando bien de quien me dé la real gana y dejando en paz al resto. Lo que no tengo problema en decir es que no me gusta la suspicacia de algunos: lo que dicen no es mi reflejo, es el suyo.

10 comentarios:

  1. ¡Hola Mayte!
    ¿Por qué no ibas a hablar bien de quien tú quieras? Respeto tu opinión de no querer mencionar un libro que no te haya gustado, pero sigo pensando que todos tenemos nuestros gustos, independientemente de a qué nos dediquemos. Antes de que empezaras a escribir ya había libros que te gustaban y libros que no, y supongo que ahora será igual. Creo que el mundo literario de la autopublicación está afectando muchísimo a las personas que se dedican a escribir, ya que cualquier cosa que mencionen parece ser tomada como un ataque por el resto de escritores.
    Si un escritor opina bien de un libro de un colega, es que le está haciendo la pelota o devolviéndole un favor.
    Si el comentario es negativo, en el sentido de que no le haya gustado, es un ataque y lo hace con toda la mala intención del mundo para hundir a ese otro escritor.
    Y pienso que en ninguno de los casos es tal así. Simplemente son opiniones.
    Un besote.

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    1. Si rebuscásemos en este blog desde el principio, te encontrarías dos reseñas malas. Pero malas, malas. Las hice las dos antes de publicar y no me gustó la experiencia. Yo abrí esto sin pensar, y sin imaginar que ese gesto me iba a cambiar la vida. Al principio no entraba ni Dios, pero empezó a hacerlo mi prima Maricarmen y como no vivimos cerca, pensé que era una manera fantástica de decirle los libros que podía leer. En aquella época anterior a los ebooks, tirábamos las dos de la biblioteca de mi madre. A mí me resultaba más sencillo decirle qué libros me gustaban que condicionarla para que no leyera otros. Ella no se animó a abrir un blog, pero hacía lo mismo conmigo en la piscina de mi madre, cuando íbamos a verla.

      Luego me enteré de que la gente a esto que hacía en el blog lo llamaba reseñas. Las primeras mías ni sé qué eran. Yo hablando de un libro para mi prima. Ya está.

      Eso que dices, lo de comentar bien o mal y las consecuencias. Sé que es así, de hecho sé que hablar bien me perjudica mucho más que si me quedase calladita, como por otra parte hace muchísima gente, pero es que yo quiero compartir. Hablar mal me produciría acidez en el estómago, y como no estoy para tonterías de esas, me quedo solo con lo bueno.

      Y otra cosa, yo cuando he visto algo que se podía mejorar en algún compañero y me ha dado la confianza para hablarlo, no he tenido ningún problema en ello. En privado. Aprendiendo mutuamente. Pero cada vez tengo más cuidado, hay personas que se lo toman bien y he tenido quien me ha llamado de todo. Al final nunca sabes cómo hacerlo.

      Es verdad que solo son opiniones, pero te aseguro que hay mucho ego que no las soporta.

      Besos

      (Ya verás cuando le dé al enter, que esto se está escondiendo y no sé ni lo que he escrito...)

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  2. Sigue así, compartiendo. Y lo que tú quieras, por supuesto.
    Besotes!!!

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    1. Este blog es nuestro, Margari, mío y de quienes se pasan un rato. ¿Qué más da que aquí solo hablemos de lo que nos gusta? Para amargarse, ya tenemos Twitter.

      Besos!!

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  3. Continúa regalándonos tu opinión, Mayte. Tanto de lo que te guste como de lo que no.
    A muchos nos importa.

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    1. Es que escribir sobre un libro que no me ha aportado nada, aparte de que me lleva tiempo que no tengo, no me sale. Y además, creo que hago tan poquitas reseñas al año, que cuando algo acaba aquí es porque realmente me ha dejado algo interesante que quiero compartir y lo sabéis. Por eso tampoco es un blog especializado en un género, porque no busco a un lector tipo, funciono al contrario que el marketing. Me encuentro aquí con quienes son tan eclécticos como yo, que en algún punto pueden coincidir conmigo y en otros no. Lo que sí soy trato de ser es honesta: jamás hay algo que no me gusta.

      ¿Aparecen libros de gente que conozco? Pues sí, por varias razones. La primera es porque conozco a mucha gente. La segunda, porque en algunos casos he sido lectora cero y creo que a día de hoy, menos en un caso que acabé no reseñando, en todos lo que no me gustaba del libro ya no estaba. En ese caso que no se tomó en cuenta lo que yo maticé, no está porque no me gustó el resultado.

      Y me costó caro, pero me da igual. Mi honestidad conmigo misma vale más.

      Un beso

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  4. Solo faltaba que una en su propia casa tuviese que justificarse de quién, qué, cómo o cuándo escribe.
    HAz lo que te salga del moño, así de claro.
    Prefiero llevarme una "hostia" en los morros por hablar alto y claro que por hablar bajo.
    Besos.

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    1. Yo me las llevo día sí y día también, pero qué le vamos a hacer. No me van a callar, y menos gente que no sabe usar la hache.

      Besos

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