Tengo varias cosas pendientes que comentar en el blog. Hay un par de premios que me han dado por ahí y que tengo que devolver y agradecer, por supuesto. Me cuesta mucho pegar los enlaces (se me vuelve rebelde el ordenador cuando pego muchos) así que necesito tiempo para que no me de un ataque.
También tengo en proyecto una entrada con otros blogueros, que me van a contar algunas cosas de sus espacios para compartirlas con todos vosotros. Así nos iremos conociendo un poco más. Entre ellos hay un escritor que este verano publica su novela, ya os diré dónde podéis encontrar la portada, el booktrailer y la sinopsis. Intriga en estado puro, así que aquí no cuento nada más...
Un poco más adelante os voy a traer una entrevista con Diana M. Marqués, la autora, entre otros libros de Alma Inmortal. Estamos en contacto para aportar un granito más de arena para que se haga grande. Diana, como yo, ha escogido el camino de la autoedición (o este camino a ella, quién sabe) y no le está yendo nada mal. Ojala entre todos la empujemos para que venda muchísimos ejemplares.
Hasta pronto.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
domingo, 19 de junio de 2011
OVEJAS Y BORREGOS
He estado pensando en ovejas. No podía dormir, así que me vino a la cabeza el viejo tópico de contarlas para que el sueño se decida a instalarse entre tus sábanas. Reconozcámoslo, contar ovejas es muy poco creativo, así que empecé a imaginar a personas con cara de oveja, dientes de oveja, patas de oveja,... Me salieron incluso algunas con cerebro de oveja, triste si pensamos que cuando Dios repartió los reflejos, las ovejas se pusieron las últimas de la cola... De oveja en oveja llegué a los borregos. Y me sorprendió la cantidad de ellos que hay con cara de persona.
Desde luego, que semana más tonta llevo, a ver si leo más...
Desde luego, que semana más tonta llevo, a ver si leo más...
miércoles, 15 de junio de 2011
GENTE TÓXICA
Leyendo El viaje a la felicidad, de Eduardo Punset, me he encontrado con una definición que me ha impactado. Gente tóxica.
Lo aplica a las personas que enrarecen el ambiente con su incapacidad para trabajar en equipo.
En estos días he pensado que conozco a algunas de estas personas, aunque no en el trabajo sino en el día a día. Se quejan siempre de que son un imán para las desgracias pero, poco a poco, he ido constatando que no se trata de magnetismo. Es su propio reflejo el que contamina el ambiente, lo enrarece y lo distorsiona, de modo que, no tardando mucho, acabarán experimentando la soledad.
La infelicidad la viven a diario, la contagian a quienes se les acercan.
Son personas tóxicas y dañinas porque se empeñan en que sus defectos son siempre los de otros. Yo, por mi parte, he decidido darle al botón de suprimir cuando tropiezo con ellos.
No sea que algo se pegue...
domingo, 12 de junio de 2011
SERIES BASADAS EN HECHOS REALES
Esta tarde, viendo una película mala en un canal del que raramente soy audiencia, he visto el anuncio de una nueva serie, que será estrenada el cuatro de julio. No habría llamado mi atención (este canal en cuestión hace tiempo que no lo consigue, no suelo parar en él ni cuando hago zaping) si no fuera por el malestar que me ha causado el tema que trata esta serie: está basada en hechos reales. Reales y dolorosos. Se pueden amparar en que se trata de un hecho "histórico" pero es que esa historia sólo tiene siete años, y mucho dolor detrás para quienes la vivimos de cerca. No hace falta estar dentro de un tren para que una bomba te reviente por dentro. Hace falta solo haber compartido infancia con quien tuvo la mala suerte de sí estar ahí. Hace falta solo haber hecho esa ruta a diario durante cinco años para sentir un mareo al recordar.
Odio que aprovechen las desgracias para sacar un rendimiento en forma de audiencia. Me dan mucho asco las hienas que esperan la carroña después de que se produce cada ataque del león. Lo hicieron antes, con el avión que se estrelló en Barajas, y me imagino que lo harán siempre si nadie se lo impide. Lo estoy viendo: cuando suceda algún crimen salvaje o una desgracia extrema, en lugar de periodistas van a mandar a guionistas, para valorar si el material es de calidad suficiente para convertirlo en ficción.
No creo que quejarme sirva de algo, pero quiero que recuerden a los muertos y los heridos (no las víctimas, de esas hay más, aunque no sufrieran rasguños en el cuerpo). Todos ellos tienen familias, gente que siente y a quienes no les viene bien que les repitan constantemente una fecha. Para todos ellos no es ficción.
Odio que aprovechen las desgracias para sacar un rendimiento en forma de audiencia. Me dan mucho asco las hienas que esperan la carroña después de que se produce cada ataque del león. Lo hicieron antes, con el avión que se estrelló en Barajas, y me imagino que lo harán siempre si nadie se lo impide. Lo estoy viendo: cuando suceda algún crimen salvaje o una desgracia extrema, en lugar de periodistas van a mandar a guionistas, para valorar si el material es de calidad suficiente para convertirlo en ficción.
No creo que quejarme sirva de algo, pero quiero que recuerden a los muertos y los heridos (no las víctimas, de esas hay más, aunque no sufrieran rasguños en el cuerpo). Todos ellos tienen familias, gente que siente y a quienes no les viene bien que les repitan constantemente una fecha. Para todos ellos no es ficción.
miércoles, 8 de junio de 2011
LA EVOLUCIÓN DEL LIBRO
Este mes se asocia a muchos eventos relacionados con los libros. La llegada del buen tiempo anima a sacarlos a la calle en multitud de ferias, algunas con mucho renombre, como la de Madrid, y otras que empiezan a dar pasitos, como la que se celebra en Azuqueca de Henares, mi pueblo, donde tuve el gusto de ser invitada el año pasado.
Hoy, al tener un libro en las manos, perfectamente encuadernado, me he puesto a pensar en lo que han evolucionado los soportes de escritura a lo largo de la Historia. El ser humano ha necesitado siempre plasmar de algún modo pensamientos, contabilidades o registros. Unos 30.000 años antes de Cristo se usaron ya el hueso, la piedra o la madera para registrar marcas que pueden ser consideradas los primeros intentos de escritura. Ésta, como tal, aparece en la antigua Mesopotamia, 5.000 años antes de Cristo, en tablillas de arcilla escritas en cuneiforme. No es hasta dos mil años después cuando, los egipcios, empiezan a usar el papiro, obtenido de la planta egipcia llamada Cyperus Papyrus. La biblioteca de Alejandría, aquella que se perdió, fundada por Ptolomeo en el siglo II recogió así las obras más importantes de la literatura griega escritas hasta entonces.
En la Edad Media, en Europa, también se tuvo interés en conservar y difundir la cultura; en pergaminos se copiaban a mano textos en los monasterios, pero no es hasta el siglo XII cuando el libro empieza a circular en ámbitos laicos, como las universidades. El libro se convierte en un objeto intelectual, con prestigio e importancia, pero con escasa difusión, por lo costoso que resultaba copiarlos y lo caro que era el pergamino. A partir del siglo XV, a través de la influencia de la cultura árabe, los pergaminos se sustituyen por papel, y se empiezan a producir grandes avances, debido sobre todo a la invención de la imprenta por Gutenberg.
La sociedad demanda libros y este nuevo invento permite la reproducción rápida y mucho más barata. En pocos años, este invento alemán se extiende por el mundo es la causa, no sólo de la expansión de conocimientos sino también de los importantísimos descubrimientos geográficos, avances médicos, pensamientos filosóficos que se derivan de la lectura de textos que nos acercan, por primera vez, a otras visiones del mundo.
Los avances en la impresión se producen desde este momento de un modo imparable pero no es hasta finales del siglo XX cuando, con la nueva tecnología digital, se consigue que los libros tengan un empuje imparable que hace que, hoy en día, sea casi imposible calcular cuántos libros se publican diariamente. A la publicación tradicional, con editoriales que se ocupan de la producción y la difusión de los textos, hay que sumarle internet, un mundo en progreso constante en el que las cifras marean.
Hoy en día también el soporte ha cambiado de manera radical. A los tradicionales libros en papel hay que sumarle los e-books o libros digitales, libros escritos en un soporte informático que pueden ser leídos en un ordenador o en lectores digitales del tamaño de un libro de bolsillo. Y, paradójicamente, todavía me encuentro a gente que dice que no leemos.
Hoy, al tener un libro en las manos, perfectamente encuadernado, me he puesto a pensar en lo que han evolucionado los soportes de escritura a lo largo de la Historia. El ser humano ha necesitado siempre plasmar de algún modo pensamientos, contabilidades o registros. Unos 30.000 años antes de Cristo se usaron ya el hueso, la piedra o la madera para registrar marcas que pueden ser consideradas los primeros intentos de escritura. Ésta, como tal, aparece en la antigua Mesopotamia, 5.000 años antes de Cristo, en tablillas de arcilla escritas en cuneiforme. No es hasta dos mil años después cuando, los egipcios, empiezan a usar el papiro, obtenido de la planta egipcia llamada Cyperus Papyrus. La biblioteca de Alejandría, aquella que se perdió, fundada por Ptolomeo en el siglo II recogió así las obras más importantes de la literatura griega escritas hasta entonces.
En la Edad Media, en Europa, también se tuvo interés en conservar y difundir la cultura; en pergaminos se copiaban a mano textos en los monasterios, pero no es hasta el siglo XII cuando el libro empieza a circular en ámbitos laicos, como las universidades. El libro se convierte en un objeto intelectual, con prestigio e importancia, pero con escasa difusión, por lo costoso que resultaba copiarlos y lo caro que era el pergamino. A partir del siglo XV, a través de la influencia de la cultura árabe, los pergaminos se sustituyen por papel, y se empiezan a producir grandes avances, debido sobre todo a la invención de la imprenta por Gutenberg.
La sociedad demanda libros y este nuevo invento permite la reproducción rápida y mucho más barata. En pocos años, este invento alemán se extiende por el mundo es la causa, no sólo de la expansión de conocimientos sino también de los importantísimos descubrimientos geográficos, avances médicos, pensamientos filosóficos que se derivan de la lectura de textos que nos acercan, por primera vez, a otras visiones del mundo.
Los avances en la impresión se producen desde este momento de un modo imparable pero no es hasta finales del siglo XX cuando, con la nueva tecnología digital, se consigue que los libros tengan un empuje imparable que hace que, hoy en día, sea casi imposible calcular cuántos libros se publican diariamente. A la publicación tradicional, con editoriales que se ocupan de la producción y la difusión de los textos, hay que sumarle internet, un mundo en progreso constante en el que las cifras marean.
Hoy en día también el soporte ha cambiado de manera radical. A los tradicionales libros en papel hay que sumarle los e-books o libros digitales, libros escritos en un soporte informático que pueden ser leídos en un ordenador o en lectores digitales del tamaño de un libro de bolsillo. Y, paradójicamente, todavía me encuentro a gente que dice que no leemos.
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