Eso es lo que más he escuchado estos días al confesar mi edad. Lo siento, es así y no me importa. Sé que la gente opina que no es elegante decir la edad pero a mí me da lo mismo. ¡Cómo si fingir ser otro te convirtiera en él!
Yo soy yo con mi edad, mis arruguitas, mis miedos, mis sueños y todo lo que me convierte en única. Igual que el resto de seres humanos del planeta. Lo bueno de estos años (ya los digo, son 40), es que los complejos se han ido de vacaciones y eso te permite ser un poco más feliz.
Brindo por mi edad, por mis ganas de seguir adelante y por todos los que pasan de sentirse mal por estas tonterías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si dejas tu comentario, entenderé que aceptas formar parte del reflejo de este espejo. Gracias por tu visita.