Cuando entras en una de estas ferias esperas encontrar lo típico. Y lo había. El juglar iba dando vueltas, recogiendo a los niños para contarles cuentos, animando el ambiente para que el tono festivo no se perdiera. Quise hacer una foto pero mi móvil es un poco catastrófico y está borrosa. La próxima vez me tengo que acordar de la cámara porque el tipo era digno de verse.
También había luchas con espadas, caballeros disfrazados, damiselas con sus vestidos largos, tiro con arco... y, por supuesto, toda clase de tenderetes con las mercancías propias de estos eventos. Yo, que no puedo dejar de observarlo todo, encontré un poco fuera de lugar el puesto de patatas fritas con ketchup y aquel en el que ser servían mojitos, pero por lo demás estuvo muy bien.
¿Por qué hablo de una feria medieval en un blog de libros? Bueno, porque había libros. Entre los puestos, uno captó al instante mi atención: un autor, disfrazado de caballero medieval, vendía sus libros ambientados en la Edad Media. Lo curioso fue que, de repente, recordé que me habían hablado de él hacía años y me había parecido la manera más curiosa de hacer una promoción de una novela. Nunca pensé que tropezaríamos en una feria.
Cómo no, acabé hablando con él. Se llama Ricardo A. Fernandez, y además de tener en común la pasión por la escritura, también es segoviano, aunque él de nacimiento y no de adopción, como yo. Mi intención era comprarme su primera novela, El hijo del herrador (ed. QVE, 3ª edición), pero como el juglar estaba en pleno cuento y la gente distraída, empezamos a hablar y la charla fue de un lugar a otro, charlamos sobre aficiones comunes, sobre libros y literatura y cuando quise pagarle la novela... no me dejó. ¡Me sentí fatal! Así que, para compensar, me fui a casa, agarré una de las mías y se la regalé. Hicimos un intercambio.
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Todavía no he empezado a leerla, estoy en las últimas páginas de La Búsqueda, de Blanca Miosi, y quiero terminarla hoy mismo. No creo que me quede ni media hora de lectura. Por lo que he estado viendo por encima sé que me va a gustar por varias razones: es una novela histórica, está ambientada en Segovia y la forma de narrar, en los párrafos que al azar he posado mis ojos, son amenos.
Otro más que tengo que añadir a mi lista de libros pendientes.
A mí me encantan las ferias medievales, será porque es un periodo que me apasiona, estaré pendiente para ver qué te ha parecido la novela
ResponderEliminarbesos
Me alegro que pasaráis una preciosa tarde ambientada en la época medieval. En Mallorca también hacen una similar y tampoco faltan las hamburguesas, el pulpo a la gallega y el mojito. Seguro que era lo que se comía y bebía en esa época, jeje.
ResponderEliminarA ver que nos cuentas del libro, voy a pasarme por el blog.
Besos
Perdón, perdón porque ando muy desaparecida y no comento en tu blog (pero te leo, eh?)
ResponderEliminarYo vivo en Málaga pero soy extremeña, concretamente de Badajoz. Todos los años se celebra la Almossasa Batalyos, una fiesta conmemorativa al fundador de la ciudad, el rebelde Ibn Marwan (875). Durante dos días se representan leyendas del pasado de la ciudad en La Alcazaba y es allí donde se instala un mercado medieval y jaimas con diferentes actividades. La gente se disfraza y se lo pasa bomba.
A medida que te leía me he trasportado a mi ciudad.
Sin duda, ese escenario es muy original para veder tu obra. Espero tu reseña sobre este autor y su novela.
Un besito.
¡Que buen fin de semana! Aquí estamos celebrando La Pepa, así que también llevamos un finde ajeteadrito. La anécdota con el caballero medieval, genial. Y al final usastéis un recurso también muy antiguo: el trueque. Muy acorde al espíritu de la feria...
ResponderEliminarBesotes!!!
Aquí en el Puente de Vallecas, en la "plaza vieja", suelen poner Feria Medieval algunas veces. ¡¡Hummmm, qué rico pan recién horneado!! En este barrio, de tradición panadera, recibimos con añoranza esas riquísimas hogazas cocinadas al estilo tradicional. También me gusta acudir a la de Alcalá de Henares. Un beso, Mayte.
ResponderEliminarConozco la novela hace tiempo y me han hablado maravillas de ella.
ResponderEliminarLa última feria medieval a la que fui yo fue en Portugal, a ver si pillo alguna más cercana, jeje
Tatty, es la primera vez que la hacen aquí, pero la afluencia de público me hace pensar que la repetirán. De todas maneras, si te gustan, el Festival Medieval de Hita (Guadalajara) creo que es espectacular. Si logras aparcar...
ResponderEliminarUn beso.
Marga, ayer empecé el libro de Ricardo y aunque al principio choca el uso de algunos términos en castellano antiguo enseguida te acostumbras y se lee muy bien. En un momento me leí 50 páginas.
ResponderEliminarBesos
Sandra, no tienes que pedir perdón por no comentar (aunque me encanta encontrarme tus palabras).
ResponderEliminarSí que son evocadoras las ferias. Y el hecho de que Ricardo A. Fernández las haya elegido como escenario para vender su novela es, cuanto menos, curioso. No sé si al final habrá vendido muchas, se lo tendremos que preguntar.
Besos
Margari, no caí en que estábamos usando el trueque.
ResponderEliminarHe estado viendo las celebraciones en Cádiz por la tele y reconozco que me estaba entrando una envidia terrible. Os hablé del concurso Conocer Segovia. Me apunté dos veces y la segunda el tema era la Guerra de la Independencia... ¡Se quedaron unas ganas terribles de visitar Cádiz!
Besos
Koncha, el pan "real" es uno de los artículos que se están convirtiendo en un lujo. Supongo que el trabajo de panadero es muy duro. Donde vivo, sin embargo, quedan tres panaderías que hacen un pan espectacular y eso que no creo que lleguemos a los cuatro mil habitantes. No tenemos que esperar a las ferias.
ResponderEliminarNunca he ido a la feria medieval de Alcalá, todo será enterarse a tiempo.
Besos
Marylin, te vi en el blog de Ricardo. Por lo que he leído la novela va muy bien. Ya os contaré cuando la termine.
ResponderEliminarUn beso