Mostrando entradas con la etiqueta El hijo del herrador. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El hijo del herrador. Mostrar todas las entradas

viernes, 6 de abril de 2012

NUEVOS EN CASA

En este último mes han sido seis los libros que han llegado a casa. No son muchos, la verdad, me he contenido todo lo que he podido, pero es que voy teniendo problemas de espacio y tengo que ser prudente. A este paso acabaré teniendo que instalar estanterías en el cuarto de baño...

Cuando he dicho que "han llegado" es completamente cierto: tan solo he comprado uno de ellos. Os los muestro a continuación:

Mi adquisición ha sido El confidente, de Hélène Grémillon. 

En plena encrucijada de su vida, tras la reciente muerte de su madre y ante el próximo nacimiento de un hijo que su pareja no desea, Camille recibe una revelación inesperada desde su propio pasado, en forma de cartas anónimas que van llegando una a una a su buzón y que no puede evitar leer con más y más avidez. Pero a medida que avanza la historia, en su interior crece la terrible sospecha de que hay cosas en el pasado de cada uno que quizá sería mejor dejar en el olvido...

No sé cuándo me pondré con él, con todo lo que tengo pendiente.

Queridos Mallorquines, Claves del trato personal en la isla de Mallorca. Guy de Forestier.

Este es un libro curioso de anécdotas recopiladas entre un grupo de más de cien personas. En realidad, el autor del libro no es más que un seudónimo, elegido por el autor, Carlos García-Delgado, arquitecto catalán afincado en Mallorca. 

Me lo regaló Marga Ramón, es muy cortito y si no está leído todavía es por la misma razón: falta de tiempo.

Títeres, de Mónica Martín.

La misteriosa desaparición de un influyente hombre de negocios llevará a su hija a adentrarse en la turbulenta intriga que compone la historia de su familia. El camino que recorre se convierte en un escenario donde todas las voces tienen su momento para romper el silencio de un teatro que busca ansioso conocer la verdadera tragedia que se esconde tras un cruce fortuito de destinos.

Este es de la biblioteca, y como no me dé prisa me tocará devolverlo como me llegó. Confío en las vacaciones...

El eterno olvido, de Enrique Osuna.

Samuel Velasco vive en el inconformismo propio de quien nunca dispuso de una oportunidad para elegir su camino. Un día oye hablar de Kamduki, un misterioso juego que pretende, en sólo nueve pruebas, encontrar a la persona más inteligente del planeta. Seducido por el que aseguran que será el mayor premio de la historia, está dispuesto a darlo todo por convertirse en ganador. Carece de las facultades necesarias para afrontar los enigmas más enrevesados, y son muchos los aspirantes, pero su obsesión por vencer no tiene límites. La sombra del pasado, el amor y la pasión se entremezclan en una aventura sin retorno en busca de un grandioso premio inimaginable que esconde una terrible realidad.

Es, creo, uno de los que más ilusión me han hecho. Contiene unas palabras escritas a bolígrafo debajo del título que no pienso compartir, son mías, y procede de un intercambio que hice con Enrique. En su estantería está La arena del reloj. No nos ponemos de acuerdo en quien salió ganando con el trato...

El hijo del herrador, de Ricardo A. Fernández.

La Hispania medieval sirve como escenario a esta historia de conflictos personales que se engarzan hábilmente con los de Estado. La sociedad segoviana aparece retratada como un microcosmos en el que los odios y venganzas entre vecinos, las intrigas para alcanzar el poder local y las desgracias personales son espejo de lo que sucede en los distintos reinos.
Los caprichos del destino llevan al humilde hijo de un herrador de Segovia a conocer de cerca los vaivenes de la política de los distintos reinos peninsulares. Un buen día recibe el encargo de servir al Obispo de Osma y esto marcará para siempre su existencia...

Ya he contado cómo llegó este libro a mis manos. Ricardo tenía su propio puesto en un mercadillo medieval, nos pusimos a hablar y cuando quise pagárselo no hubo manera... Me lo regaló, firmado, así que fui a mi casa, agarré un ejemplar de El medallón de la magia, volví al mercado y se lo regalé. Trueque medieval... Es mi lectura actual. Voy muy despacio, pero os aseguro que el libro no tiene la culpa. El maldito tiempo.

Erótika. Vol I. de Karol Scandiu.


Ocho protagonistas, cuatro historias...
Amor y deseo llevados hasta el límite, dispuestos a romper barreras y luchar por ser felices sobre todo lo demás. ¿Puede el amor y el deseo prevalecer sobre lo que la sociedad considera correcto? ¿Se puede amar sin importar qué o quiénes estén en contra? ¿Puede un corazón y alma mutilados, volver a creer en el amor? ¿Qué serías capaz de hacer por amor?
Ésas y muchas otras preguntas encontrarán sus respuestas en las páginas de ErótiKa.
Historias plagadas de romance, dulzura, seducción y erotismo, que te conducirán a través de risas, lágrimas y suspiros, más allá de cualquier otra historia que hayas leído.
Déjate seducir por ErótiKa, y entenderás porqué el amor, no entiende de límites.

Pues este es otro que procede de un intercambio y que contiene sus correspondientes palabras en bolígrafo. Karol y yo nos conocimos en persona en la presentación en Azuqueca de Henares de Nivaria, la novela de Óscar R. Arteaga y volví a casa con su libro. Ya lo he leído y muy pronto os traeré la reseña.

¿Habéis leído alguno?

domingo, 18 de marzo de 2012

LA FERIA MEDIEVAL

Este fin de semana se celebra en Cantalejo, (Segovia) una feria medieval. Ayer por la tarde salimos a dar una vuelta y fue motivador para todos los sentidos: el oído, por la música que inundaba la plaza con marcado sabor medieval; la vista, recreándose con los puestos en los que se vendían los más variopintos productos; el gusto, cuando nos paramos a saborear una sidra; el olfato, desconcertado con la mezcla del algodón de azúcar y la morcilla y el tacto, cada vez que alguno de los mercaderes (los llamaremos así) te invitaban a tocar sus productos.

Cuando entras en una de estas ferias esperas encontrar lo típico. Y lo había. El juglar iba dando vueltas, recogiendo a los niños para contarles cuentos, animando el ambiente para que el tono festivo no se perdiera. Quise hacer una foto pero mi móvil es un poco catastrófico y está borrosa. La próxima vez me tengo que acordar de la cámara porque el tipo era digno de verse.

También había luchas con espadas, caballeros disfrazados, damiselas con sus vestidos largos, tiro con arco... y, por supuesto, toda clase de tenderetes con las mercancías propias de estos eventos. Yo, que no puedo dejar de observarlo todo, encontré un poco fuera de lugar el puesto de patatas fritas con ketchup y aquel en el que ser servían mojitos, pero por lo demás estuvo muy bien.

¿Por qué hablo de una feria medieval en un blog de libros? Bueno, porque había libros. Entre los puestos, uno captó al instante mi atención: un autor, disfrazado de caballero medieval, vendía sus libros ambientados en la Edad Media. Lo curioso fue que, de repente, recordé que me habían hablado de él hacía años y me había parecido la manera más curiosa de hacer una promoción de una novela. Nunca pensé que tropezaríamos en una feria.

Cómo no, acabé hablando con él. Se llama Ricardo A. Fernandez, y además de tener en común la pasión por la escritura, también es segoviano, aunque él de nacimiento y no de adopción, como yo. Mi intención era comprarme su primera novela, El hijo del herrador (ed. QVE, 3ª edición), pero como el juglar estaba en pleno cuento y la gente distraída, empezamos a hablar y la charla fue de un lugar a otro, charlamos sobre aficiones comunes, sobre libros y literatura y cuando quise pagarle la novela... no me dejó. ¡Me sentí fatal! Así que, para compensar, me fui a casa, agarré una de las mías y se la regalé. Hicimos un intercambio.

Pincha la portada para ir a su blog


Todavía no he empezado a leerla, estoy en las últimas páginas de La Búsqueda, de Blanca Miosi, y quiero terminarla hoy mismo. No creo que me quede ni media hora de lectura. Por lo que he estado viendo por encima sé que me va a gustar por varias razones: es una novela histórica, está ambientada en Segovia y la forma de narrar, en los párrafos que al azar he posado mis ojos, son amenos.

Otro más que tengo que añadir a mi lista de libros pendientes.