No sé
si antes de que se impusiera la publicación digital, escribir una novela era eso, escribirla, conseguir que se publicase y
esperar que la leyeran. Que no era poco... Sé lo que es ahora: una lucha diaria. Cada día te
levantas con el objetivo de serle útil, de empujarla todo lo que dé de sí tu
imaginación, inventando campañas de marketing (sin tener ni idea de lo que es
el marketing) o interactuando con los lectores que se acercan a ti para
compartir su experiencia de lectura.
Reconozco
que esto tiene un componente muy interesante, te abre la mente, te ofrece otros
puntos de vista sobre lo que tú mismo has hecho pero, por otro lado, agota.
Requiere de ti una energía que diluye la que te hace falta para escribir o para
el resto de tus actividades cotidianas.
Cuando
recibes buenas críticas, o al menos constructivas, la misma sensación que te
provocan te empuja y desdibuja el agotamiento, pero cuando te encuentras que no
han entendido nada de lo que pretendías transmitir con tu historia, que se
quedan en la superficie de la anécdota sin profundizar lo más mínimo… te
provoca un desgaste brutal.
Menos
mal que siempre me queda la imaginación, cerrar este mundo virtual y volver a
ese otro que es menos real, el de los personajes que cobran vida entre
palabras, que creo cuando el silencio de la habitación sólo lo interrumpe el
sonido del teclado combinando las letras de nuestro alfabeto.
Yo creo que los autopublicados tenemos una tarea más ardua, sobre todo porque lo hacemos todo nosotros, hasta la promoción y eso a veces nos resulta agotador. Pero de todas formas, las malas críticas, las constructivas y las vengativas, todas ellas, las cosecha hasta J.K. Rowling o Idelfonso Falcones, así que...
ResponderEliminarMayte yo te agradezco la lucha. Hace 4 noches me hiciste trasnochar; hasta las 3'30 de la madrugada estuve con Andrés y Ana. En cuanto encuentre unos momentos reseño, también me gusta que la historia repose un poco en mi cabeza, para poner un poquitín de distancia e intentar ser más racional que emocional (que cuando escribo en emoción sólo me entiendo yo). Me encanta tu estilo!
ResponderEliminarUn beso y ánimo en la lucha
Me siento muy identificada con esa sensación, Mayte, y eso que ni siquiera he publicado aún y a veces ya me siento cansada, no sé lo que será si alguna vez consigo hacerlo XD
ResponderEliminarPero siempre queda eso. Apagarlo todo y simplemente escribir :)
Podría suscribir punto por punto esta entrada, Mayte, es tal y como dices, a veces puede resultar un esfuerzo agotador, uno con muchas satisfacciones, desde luego, pero que hace nos planteemos estas interrogantes.
ResponderEliminarBesos.
Mónica, es cierto que es cansado, pero como digo, de vez en cuando tiene sus recompensas que te empujan.
ResponderEliminarClaro que tenemos malas críticas, no le podemos gustar a todo el mundo, eso es muy raro. No conozco ni un solo libro que no las tenga.
¡Besos!
Aprendiz, me alegras el día. Siento mucho haberte hecho trasnochar, pero me encanta que me lo cuentes. Al menos sé que he conseguido que no te desenganchases de la historia :)
ResponderEliminarEspero que me cuentes tus impresiones (impaciente).
¡Besos!
Marisa, es agotador a ratos y gratificante, mucho, a otros. Una mezcla extraña de emociones que por otro lado vienen muy bien porque te permiten sentir algo que en cierta medida puedes trasladar al papel, cuando creas personajes, y hacerlos más humanos.
ResponderEliminarEs lo bueno que tiene el mundo virtual, que tiene botón de apagado.
Besos
Aglaia, es genial encontrarme que no estoy sola, que hay más personas que se sienten como yo. ¡No voy a ser tan rara entonces!
ResponderEliminarSeguiremos luchando, cada día.
Besos
Ya conoces mi opinión sobre la autopromoción: además de agotador, a veces roza los límites de la elegancia. El problema es que si no promocionas, no te das a conocer. Si no te conocen, no te leen. Si no te leen, ¿para qué escribir? Así que resulta más que comprensible el derroche de los autores. Pero a mí me supera, así que tendré que asumir, mal que me pese, que no me lean.
ResponderEliminarEs fácil sentirse identificada con tus palabras, Mayte. Pero yo me animo a mí misma diciéndome que hace unos pocos años ni siquiera hubiéramos tenido la oportunidad de luchar por nuestras obras. Solamente teníamos la opción de mandarla a alguna editorial y esperar respuesta. El problema que tenemos hoy es que hay tantas oportunidades, tantos recursos a nuestro alcance que puede llegar a ser un poco estresante: hay que saber manejarse dentro de esta jungla virtual, tenemos que ser muy constantes y eso conlleva un esfuerzo que a veces nos hace sentirnos culpables porque nos roba demasiado tiempo.
ResponderEliminarUna labor encomiable la que hacen los escritores autopublicados para dar a conocer sus obras. Como ya se ha visto en muchos casos, cuando el trabajo está bien hecho, el contenido es atractivo y las opiniones favorables se imponen a las negativas (y a veces destructivas), la recompensa acaba llegando. Así que, ¡adelante! Un beso, Mayte.
ResponderEliminarMuchas gracias por haberte integrado en mi blog. Me alegra haberte conocido,
ResponderEliminarUn abrazo
Completamente de acuerdo, sobre todo cuando mencionas que algunos lectores se quedan en la superficie y no profundizan más en la historia. Pronto sabré bien a lo que te refieres, y con lo mal que se me da a mí eso de promocionarme a mí misma... >.<
ResponderEliminarMuchos saludos <3
Es agotador y algunas veces te preguntas qué estás haciendo con tu tiempo, pero también es necesario. Desde 2013, año de esta entrada, han cambiado mucho las cosas, pero esto no. Sigue siendo así. Y sigue desgastando mucho.
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