miércoles, 26 de septiembre de 2012

CAMBIO DE IMAGEN



Desde hace unas semanas, estando el panorama nacional como está, no veo las noticias. ¿He dicho semanas? ¡Meses! Bueno, no es del todo cierto. No veo la tele básicamente porque me secuestran el mando a distancia y todo lo que se puede ver es para menores de 7 años L

Y, para qué mentir, porque no me gusta mucho.

Uno de los programas de "éxito" en mi casa, es Tu estilo a juicio, un reallity que ponen en uno de los canales que surgieron como setas cuando nos obligaron a poner la TDT. El programa es repetitivo (creo que es por eso por lo que gusta tanto a los niños pequeños): una persona, casi siempre mujer, aparece vestida como si hubiera cogido la ropa del montón de lo que queda por planchar, pero encima no de su montón, sino de un vecino indigente. No se ha peinado en semanas, lleva gafas por lo general y tiene la peor dentadura del mundo.

Es la deteriorada materia prima del programa.

Necesita un cambio de imagen.

Un grupo de personas, el jurado de este peculiar juicio, se dedican a criticar su aspecto hasta que le sacan unas lágrimas (es que son salvajes los comentarios) y entonces le dan la sorpresa de que van a transformar su imagen y, con ello, mejorarán su autoestima que se acaban de cargar de un plumazo, dicho sea de paso. Este cambio empieza normalmente por una visita al dentista, donde la solución suelen ser carillas estéticas que les ponen unos dentistas super guapos (¡dios, yo quiero! Las carillas, no los dentistas…); luego, paso por el dermatólogo, cirugía estética ambulatoria (unos retoques aquí y allá), visita al oftalmólogo para una cirugía laser y, finalmente, los magos: David, el estilista, Johnie, el peluquero, y Korbi, el maquillador (este es, directamente, un genio).

Una semana después de esa imagen catastrófica del primer programa (en la que, por cierto, nadie lleva un gramo de maquillaje delante de la cámara para acentuar la diferencia) el patito feo se ha transformado, literalmente, en una estrella de cine. ¡Palabra! Un día transformaron a un motero que daba miedo en Patrick Swayze.

No sé si es la curiosidad por ver el resultado, pero el caso es que me trago los programas de tres en tres. El otro día me puse a investigar los precios de los tratamientos que aplican a los concursantes y los ojos me empezaron a dar vueltas: entre cirugías y dentista normalmente se superan los ¡diez mil euros! Y eso un día que no se pongan estupendos y se lleven a la mujer a pasar una semana entera a un spa, llenándola de tratamientos y mimos. Ya, ya sé que para el programa tendrán precios especiales, porque todo es publicidad, pero para los concursantes es fantástico, porque si quisieran afrontar esos cambios por su cuenta, no creo que pudieran.

No, estoy segura de que no podrían.

¿Quién puede?

Sin embargo, a pesar de todo, el reallity me gusta porque invita a soñar que todo es posible.

El caso es que antes de este programa hay otro de cambio de imagen, en el que asaltan tu casa y te la reforman de arriba abajo. Este ya no me gusta tanto. La pareja que se ocupa de la transformación tienen obsesión por el papel pintado de dibujos horrorosos y hay uno que se pone unas flores en la solapa de la chaqueta y va por ahí tan feliz con los arreglos florales metiéndosele en la nariz.

A los de Tu estilo a juicio les dejaría que me dieran una capa de chapa y pintura pero a estos otros… a estos les escondería las llaves de mi casa…

¿Os quedáis pillados con algún programa tonto como estos?

martes, 25 de septiembre de 2012

PESO CERO DE ANTONIA ROMERO.


SINOPSIS (extraída de Amazon)
Peso cero es una magnífica y valiente historia sobre la anorexia, la familia y su entorno. La historia de Alicia, una niña de catorce años que sucumbe a la anorexia, le sirve a la autora para reflexionar sobre las carencias que llevan al ser humano a caminar con muletas invisibles. El lector se verá impelido a seguir leyendo hasta el final, acompañado por una gran riqueza en los personajes que se entrecruzan. Esta novela nos lleva a comprender, no sólo el drama de la anorexia, que es el hilo conductor y nervio de la historia, sino también las deficiencias de una existencia poco atenta con la propia vida y de la lucha, con frecuencia a ciegas, por lo auténticamente valioso. 

Mi opinión.

Me acerqué a esta novela de Antonia Romero porque quería saber más sobre la anorexia, esa enfermedad del alma, como en algún momento la llama la autora en la novela, que se refleja en el cuerpo destruyéndolo por completo, llevándolo a un extremo de debilidad que el último paso, en los casos más graves, es la misma muerte. Al empezar la lectura me encontré con una novela que va alternando dos historias: una de ellas, en cursiva, narra la estancia en el hospital de una muchacha enferma de anorexia mientras que la otra, la trama principal de la novela nos muestra a la familia de Alicia antes de que la enfermedad se apodere de ella, por entonces una niña de catorce años.

Andrea y Mario, los padres de Alicia, no están pasando por su mejor momento sentimental y la ruptura de la pareja parece inminente pero el destino se cruza y no hace falta: Andrea fallece en un accidente. Mario carga con la culpa de no haber sido capaz de quererla hasta el final y no se da cuenta de que Alicia, quizá por la tristeza que le genera la pérdida de su madre y también porque el problema con la no aceptación de su cuerpo ya estaba ahí, va cayendo en las redes de la enfermedad.

En la historia, llena de reflexiones y sentimientos, conoceremos bien a Mario, llegando a querer a este hombre que se enfrenta a algo que le supera. Su apoyo, ateo como es él, curiosamente lo encuentra en Sor Lucía, una joven monja que acabará siendo también uno de los principales apoyos de Alicia, un personaje cargado de misterio.

No os cuento más, quiero que os perdáis entre las páginas de Peso Cero y descubráis todos sus secretos. Quiero que seáis vosotros quienes, de primera mano, conozcáis a Cristina y a Isabel, a Juanjo y Marga; que os empapéis de sus problemas que, seguro que en algún instante, no os suenan tan lejanos.

Peso cero es una novela que podéis conseguir en Amazon.

sábado, 22 de septiembre de 2012

DE AUTORES, LECTORES, CAMBIOS Y ESTUDIOS SIN VALOR CIENTÍFICO.


               El tema de la semana está siendo la "crítica" a los autoeditados por parte de un escritor en su blog, derivado de un estudio que ha hecho (como los míos, sin ánimo demasiado científico) leyéndose los fragmentos gratuitos de 25 obras de las que están habitualmente en el top 100 de Amazon España. Ha salvado del todo uno de los libros (de una autora, dice), media docena le ha parecido que no estaban mal y el resto… pues con el resto ha hecho pupa sin pretenderlo, sin dar nombres. Al menos a mí me lo pareció al leer el artículo, no creo que fuera su intención final. Todo esto que he resumido al máximo ha generado debates y entradas secuela en otros blogs. Iba a poner enlaces de todo esto, pero ya está en TW, en FB y a este paso estará hasta en el telediario de las tres. No lo haré.

               No hay mucho que añadir a lo dicho ya. Amazon nos brinda una oportunidad, quienes escribimos (y podemos por no estar vinculados a ningún contrato que nos lo impida) la tomamos libremente y el lector será el que juzgue.

               No hay más.

               Si el lector es inteligente no se dejará engañar por batallones de comentarios positivos. Si es un lector de calidad y lo que se encuentra no le gusta, podrá hacer lo que se hace con un libro de papel: cerrarlo y colocarlo de nuevo en la estantería. Y a otro. Con la ventaja de que le habrá costado mucho menos y no tendrá que limpiarle el polvo. Sin histerismos, ni rasgarse las vestiduras porque en esta vida hay muchas cosas imperfectas. Puedes ir a comprar manzanas y alguna te sale podrida y no por ello le escribes una carta al agricultor recomendándole un herbicida mejor. O tampoco te dedicas a ir dejando comentarios en las redes sociales, sobre lo descuidados que se están volviendo los campesinos y el poco respeto que tiene con los consumidores de manzanas que de vez en cuando viene una imperfecta en la bolsa.

               Digo yo.

               Pero a lo que quería ir es a una de las entradas de esos blogs, hay una que me ha gustado porque no es la exposición de una opinión, sino literatura. Un relato sobre este tema. La ha escrito Ríos Ferrer en su blog, Secuencia y Palabra. Se llama Autoeditados; esos malditos. Me gusta por la metáfora del caballo de Troya y porque convierte esta historia que tantas opiniones ha generado, en un cuento. Porque mira las cosas con calma y con mesura. Y porque para mi sorpresa, aparece mi nombre por ahí, codeándose "con desparpajo, con los Ken Follet, Las sombras de Grey, María Dueñas, Pérez-Reverte, Matilde Asensi, Zafón o Julia Navarro".

               Lo más curioso, lo que más me ha llamado la atención, no ha sido eso, sino este párrafo:
               "Y Amazon comenzó a crear un sistema, que permitía llegar a vender un libro en lugares insospechados nunca. Y con una distribución imposible económicamente para nadie, bajo su aspecto físico y fuera de la red. El lugar más recóndito, inaccesible, pero con internet, era un cliente en potencia. Inalcanzable para la distribución tradicional. Desencadenando de inmediato la lucha entre las novedades auto editadas y las novedades editoriales que apenas alcanzaban las doscientas unidades de tirada – salvo honrosas excepciones– o en el mejor de los casos, y a ser posible, con premio detrás; las quinientas". 

               Me ha hecho sonreír por algo que hice hace poco. El otro día saqué la calculadora. La arena del reloj, la novela con menos pretensiones de serlo jamás que he escrito en mi vida, el libro que estaba destinado a un cajón porque no tenía el perfil de ser nada más que un libro de familia… ese libro chiquitito, lleva bastantes más de esas doscientas unidades en papel, cifra en estos momentos irrisoria comparada con las ventas digitales que ha logrado en cinco meses. Y eso que no hay una editorial detrás, ni un editor, ni una distribuidora… Y eso que nunca lo he pretendido. Y eso que se han distribuido en mano, uno a uno. Y eso que la única promoción ha sido el boca-oreja, este blog y los que se han sumado a apoyarme (sin conocerme de nada la mayoría) y las redes sociales, sin campañas de esas de anuncios en la tele o mesas llenas de libros en la trayectoria de entrada de las librerías, para que tropieces con ellos sí o sí. Con respecto a la promoción, diré que pienso seguir dando el coñazo, así que si a alguien le molesto con mis links que me borre de sus amigos. No se lo tendré en cuenta. De verdad.

               No sé si esto que me ha pasado es tener tanto éxito como para "codearse" con Ken Follet, la verdad.

               No sé qué pensar.

               Ni de esto, ni de la polémica.

               Probablemente lo que siempre digo.

               Tiempo, perspectiva.

               Paciencia para que las aguas se calmen y entendamos de verdad este fenómeno.

               Pienso en esto hace un año, cuando los autoeditados éramos tan pocos que algunos salían en las noticias como un fenómeno curioso. Recuerdo nombres y voy dándome cuenta cómo algunos se diluyen a favor de otros nuevos. Veo como algunos siguen ahí, cada vez más grandes, mientras que otros se van olvidando. Cierro los ojos, pienso en septiembre de 2013 y estoy segura de una cosa: el mundo no para y quizá tampoco los nombres sean los mismos.

               Quizá, ni yo misma estaré ya aquí.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

REC, RELATOS PARA ENSANCHAR COSTILLAS de JOSEP CAPSIR.



Sinopsis (extraída de Amazon):

Un golfo sin suerte, una tonta, un descreído, un cornudo, una pareja con problemas o un cura con una extraña descendencia son algunos de los muchos personajes que podrás encontrar en este recopilatorio de "Relatos para ensanchar costillas", algo más que un libro de humor. REC es un nuevo concepto de lectura recreativa donde el lector decide la cantidad de ´páginas que lee al día.
Puedes leer las historias de REC en el autobús, en la sala de espera del dentista e incluso en el cuarto de baño.
¿Sabías que la risa mejora nuestro estado de ánimo y nuestra salud física y mental? ¿Sabías que reír una vez al día tiene poderosas propiedades terapéuticas? No sólo relaja nuestro cuerpo, además refuerza el sistema inmunológico, estimula la liberación de endorfinas y protege nuestro corazón.
Léete un relato cada noche antes de acostarte, o antes de comer, o a la hora del café. Puedes leer también un relato mientras vacías vientre y entrañas. La risa también tiene propiedades de relajación del esfínter.
* Este anuncio NO es de un medicamento.
* No es necesario que leas detenidamente las instrucciones de uso.
* En caso de duda NO consultes a tu farmacéutico.
* Nota importante: Si tomas laxantes regularmente, NO LEAS ESTE LIBRO.

Y a reír que son dos días...

Opinión personal:

Llevaba meses sabiendo de este libro y buscando el momento de hacerme con él, pero como siempre tengo una lista interminable de pendientes, lo iba dejando. El día que lo compré estaba en plena lectura de un libro que me estaba aburriendo un poco (bastante) y los ojos se me empezaban a cerrar, amenazando seriamente con una segunda siesta la misma tarde. Si la primera me sienta como un tiro… dormirme dos veces podía suponer una noche entera de insomnio. Decidí que lo más sensato era cambiar de actividad. Me puse a navegar por internet, entré en TW y me encontré con un enlace de esta novela a mano. ¿O fue en FB? ¡No me acuerdo! Tampoco tiene importancia. El caso es que lo descargué y me puse a leer.

Un poquito.

Por mirar de qué iba.

No quería empezar a leer antes de acabar el otro.

¿Para qué hago eso?  Me digo constantemente que me tengo que centrar en una sola actividad, que hay un refrán que dice que quien mucho abarca poco aprieta, pero no me presto a veces demasiada atención. Ni a mí, ni a los refranes. De un relato pasé al siguiente, y al otro, y cerré el libro porque me enfadé. No puedes cambiar de pareja antes de que se termine el baile, ¿no? Pues igual con los libros. No creo que se deba empezar uno nuevo antes de terminar el anterior. Las cosas, de una en una, ordenaditas, que si no nos acabamos haciendo un lío. Lo dejé, terminé el anterior y volví de nuevo a los relatos de Capi. Esta vez, por supuesto, sin cargo de conciencia.

REC está compuesto por 35 relatos cortos (algunos más que otros) que enfocan situaciones cotidianas con un gran sentido del humor. Incluso hay algún chiste convertido en relato o un cuento popular reconvertido, pasado por el filtro de los ojos de Josep Capsir, capaz de hacerte sonreír hasta con un "buenos días". Dicho por mí suena soso, pero él siempre se las arregla para darle su punto cómico.

Yo no sabría con cual quedarme, pero puedo decir que me reí mucho con La cena de COU, lo distinto que se puede ver la misma situación simplemente cambiando de perspectiva o El cliente de última hora, donde descubrimos que a veces las apariencias engañan. Cariño, ¿te ha gustado? empieza con uno de esos estados de ánimo exaltados, en los que dos personas empieza a halagarse mutuamente y, sin saber cómo ni por qué, acaban en una discusión de órdago. Son sólo tres ejemplos, pero tampoco es cuestión de destripar un libro que por otro lado se tarda muy poquito en saborear.

Me encanta el epílogo, que no se llama así en este libro sino: texto de relleno para que el libro sea más abultado. Capi nos pide un favor, que recomendemos la lectura de REC a cuantas personas tropiecen con nosotros. ¡Ahí lo tienes! El libro lo merece, aunque sólo sea porque la risa es un buen reconstituyente y su lectura la provoca.

Josep Capsir Comin, "Capi" Administra un blog http://www.josepcapsir.blogspot.com/ que puedes seguir y donde algunos de estos relatos fueron publicados por primera vez.

Es autor de dos novelas: REC, relatos para ensanchar costillas y La herencia de Jerusalem, ambas disponibles en Amazon.

lunes, 17 de septiembre de 2012

AMAZON Y LAS ESTADÍSTICAS.



Este verano de parón casi voluntario me he dedicado, básicamente, a deambular por internet. El rumbo errático de mis pasos no me conducía, como en el pasado, a conversaciones con amigos virtuales (que he reducido drásticamente también de manera voluntaria), sino a ratos perdidos leyendo las ocurrencias de algunos en Twitter o en Facebook, o echando una mano a compañeros que han publicado, como yo, en Amazon, retuiteando sus libros o algunos post interesantes de blogs que sigo. He leído mucho y he hecho reseñas de cada libro que me ha gustado que ya he empezado a publicar. También le he dedicado algo más de tiempo a mis propios libros porque me he dado cuenta de que me necesitaban. Al fin y al cabo, si no los cuido yo, ¿quién lo hará? Por lo que he vivido este tiempo, había unas pocas manos dispuestas a darle al ratón. Por cierto, las mismas siempre, los mismos que han estado ahí algunos días, haciéndome reír con sus ocurrencias. De alguno no me extraña nada que escriba humor porque en cada una de sus palabras, al menos para mí, venía el regalo de una sonrisa.

En este verano me he dedicado a hacer estadísticas.



Lo mejor para el calor.

La primera, ya la he adelantado, tenía que ver con el feedback. He procurado ser generosa y creo que lo he conseguido, pero los números cantan y en algunos casos han quedado así: yo, 100%; la otra parte, 5%. Me han dicho: aprende. Y yo digo: no. No pienso aprender de esto, me niego a actuar de otro modo porque yo nunca he sido así. Por mucho que me fallen, ese 5% se merece un respeto. Ya, ya sé que pensáis que soy tonta. Lo pienso yo misma constantemente pero a esta edad… ya no voy a cambiar. Lo hago porque quiero, sin buscar nada a cambio porque soy así. Aunque cueste entenderlo. A veces me cuesta a mí misma. Estos últimos días están siendo complicados, así que estoy un poco ausente de todo, pero en cuanto la situación se tranquilice y la rutina vuelva empezaré a ponerme las pilas.

En otros casos, por fortuna, el balance es más que generoso conmigo y me ha permitido conocer a personas muy especiales, escritores que se están ganando su lugar en Amazon como Ríos Ferrer, Josep Capsir, Pat Casalà, Antonia Romero, Blanca Miosi, María José Moreno, Armando Rodera, Frank Spoiler, Antonia Corrales, Pilar Alberdi, Enrique Osuna, Félix Jaime… seguro que me dejo a alguien de los diarios, de quienes no han fallado ni cuando estaban de vacaciones.

En cuanto a las ventas en Amazon, tengo que confesar que me he pasado el día mirando el KDP (o lo que es lo mismo el Kindle Direct Publishing) donde, hora a hora, se reflejan los ejemplares de nuestros libros que van encontrando acomodo en algún lector electrónico. Eso me ha permitido saber algunas cosas, que no sé si son útiles pero que como digo me han entretenido mucho. Mi cifra diaria de libros vendidos estuvo oscilando entre los 3 ejemplares y los 19, con algunos días tristes en los que aquello no se movió nada y los libros se precipitaron en el abismo de las listas. Por fortuna sólo fueron dos martes. No sé si hay quién entiende esto. El puntito de ese día excepcional se me dispersó de la nube mental que tracé en mis estadísticas y entonces me dije que éstas no sirven nada más que para entretenerse.

El mejor mes empezó siendo junio, donde batí mi propio record, pero julio supuso un tremendo cambio de tendencia. Pensé que el verano frenaría las ventas pero me equivoqué de medio a medio: se multiplicaron por cuatro. Me marco siempre un objetivo mensual, a partir del cual deja de preocuparme si pongo enlaces en las redes o no. En julio, el día 8 estaba conseguido. En agosto me costó un par de días más, se ve que entonces había más gente de vacaciones. Eso se notó en las redes, más paradas que de costumbre porque supongo que el buen tiempo y las fiestas patronales empujan a la piscina o a la playa a la gente normal. Yo, como nunca he sido normal, ni lo pretendo, me he pasado los días en casa y sólo he salido a partir de las once de la noche. Incluso los baños en la piscina han sido nocturnos. Normal que no coja color ni a tiros y acabe acatarrada en pleno verano… En agosto pulvericé el record de julio (otra vez) e incluso los libros se fueron a Alemania, Reino Unido y algún otro punto del planeta, donde quiera que sea que vayan los libros que se compran a través de amazon.com. Septiembre empezó raro, el día 1 los contadores se quedaron atascados hasta el día 6, pero por los que observo tiene la pinta de mejorar los anteriores. A día de hoy ya lo he logrado…

También me dediqué a observar cuáles eran las mejores horas de ventas y la conclusión fue que se producían sobre todo a partir de las diez de la noche y sobre todo los viernes. Curioso, el único día del verano que yo soltaba el ordenador…

En estos meses han salido multitud de reseñas de mis novelas y ha pasado algo curioso. Supongo que las novelas se han ido conociendo en el mundo bloguero, pero lo que es en cuestión de ventas… el día que salía una no notaba nada especial, incluso se movían menos. Me pregunto entonces si las reseñas sirven de algo y la conclusión es que, si son sinceras, sirven para ti, para mejorar. Tanto si son positivas como si no, porque te aportan puntos de vista que quizá tú solo no tenías. 

Los dos libros que tengo en Amazon (La arena del reloj y El medallón de la magia), este verano, han alcanzado el número uno de su categoría. El medallón de la magia lo logró el 29 de agosto y La arena del reloj, el día 27 de julio. Este libro, además, se ha paseado ya unos cuantos días en el top 100 de Amazon, treinta a día de hoy. Siempre digo que a pesar del título, la magia es más suya que del otro. En privado, una escritora de las que yo admiro me dijo algo precioso sobre él… que me voy a callar por pudor, pero que compensa cualquier esfuerzo. Sobre El medallón de la magia me hablaron de una maquetación buena para lo que se suele encontrar, y eso que aún tiene pequeños fallos que sé dónde están, pero me sentí orgullosa porque fue el primero que maqueté y me costó muchísimo. El número 1 del medallón llevaba implícito cumplir una apuesta: la locura de tatuármelo. Todavía no lo he hecho, pero llegará. Tengo palabra y creo que forma parte de mí, es algo que he hecho sola y quiero tenerlo presente siempre. Aunque sé que es imposible que se me olvide.

He tocado los precios mínimamente, ahora ambos tienen el mismo, 0,99€, un precio quizá bajo pero que creo que debo mantener porque sigo pensando que es lo que provoca que estén visibles. En estos meses no he tenido inconveniente en regalar ejemplares electrónicos, porque este no es mi medio de vida, así que el hecho de que alguien pague aunque sea esa ínfima cantidad ya me parece meritorio y digno. También he cambiado los precios para el .com, donde  apenas vendo y esto sí que ha sido curioso: vendo más a pesar de que es más elevado que antes. Pienso seguir experimentando aquí, a ver qué pasa. En realidad todo esto es un experimento en sí mismo.

¿Sueños a partir de ahora? 

Creo que está todo conseguido, lo que suceda en adelante será un extra. Con El medallón de la magia cerré mi círculo, que era lo que yo quería, los libros han sido leídos y las valoraciones han estado bien (también hay alguna menos buena de la que se puede aprender y algún mensaje con mala idea de alguien que ni siquiera había abierto el libro, pero hay siempre gente para todo que parece que no encuentra la felicidad por sí misma y le hace falta hacer daño a los demás).

 Tengo una novela terminada por completo, otra terminada a falta de ojos que la valoren (ya liaré yo a alguien) y tres más en proceso que en el verano han sufrido un pequeño empujón, pero que no he conseguido terminar. No sería su momento… Tampoco importa porque mis dudas sobre si seguir adelante con más libros publicados siguen ahí.

Como siempre.