Mostrando entradas con la etiqueta Balance. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Balance. Mostrar todas las entradas

miércoles, 31 de diciembre de 2014

SED FELICES, SI OS DEJAN.



Hoy es uno de esos días en los que hacemos una muesca en la memoria. Echamos la vista atrás para averiguar qué ha sido de nosotros desde aquella vez que nos sentamos, cerramos los ojos, tomamos aire y nos dejamos llevar a otros momentos que nos dejaron huella.

Marcamos un final y otro principio, sin pararnos a pensar si ha ocurrido algo hoy realmente importante.

Es absurdo, en realidad. Yo tengo etapas que empezaron y acabaron un 11 de julio; otras un 13 de febrero o un 6 de septiembre. Verdaderos cambios que sí hubieran merecido un resumen pero que, en su momento, pasaron desapercibidos ante mis ojos. Hoy, salvo que tengo unas agujetas espantosas por haberme pasado el día de ayer caminando, no hay nada y a pesar de todo aquí estoy, rindiéndome a la costumbre, amoldándome a ella con la misma docilidad con la que meteré una docena de enormes uvas en mi boca cuando el reloj de la Puerta del Sol dé las doce de la noche.

Aunque sepa que no soy capaz de tragarlas a tiempo y no necesite recordármelo año tras año.

Mi 2014 ha sido uno de esos años que será difícil que olvide. No ha sido muy bueno, en general. Demasiados problemas cotidianos se acumulaban día a día, demostrando eso que dice que si algo puede ir mal… irá peor. Una despedida de las de para siempre, de las que sabes que llegarán, pero que llegó por sorpresa una madrugada. El trabajo que escasea. La paciencia que no necesita más pruebas, pero que se ve obligada a pasar una tras otra, cada día. Ha sido el año de la corrupción,  de los demagogos que huelen a rancio, de casta y de caspa discutiendo en su eterno discurso de “y tú más”, cuando no creo que a estas alturas quede nadie que dude que en cuanto puedan, los perros nuevos se acabarán poniendo el mismo collar. Y cansancio por todo esto, por constatar que la Historia se repite y lo que vino tras los Felices Años Veinte, tras la Crisis del 29, tras el ascenso al poder de quienes le decían a la gente lo que quería oír, fue algo salvaje que no quiero que se repita mientras los míos y yo sigamos vivos. Nunca.

Pero no os quiero aburrir; éste es un blog que se centra en los libros, y es precisamente un libro lo que dejará su muesca en mi memoria de este 2014. Detrás del cristal. Ha sido el año en el que ha visto la luz en papel, en el que por primera vez he pisado la Feria del Libro de Madrid como autora, en el que he recibido un premio por ella (Mejor novela sentimental para la web RNR) y estoy nominada para los premios DAMA 2014 en la categoría de Mejor novela romántica sentimental.

En el que ha sido reseñada, leída, comentada, disfrutada… En el que a través de ella he conocido a lectores de todas partes. Para mi sorpresa, han sido muchos los hombres que han descolgado prejuicios y se han dejado llevar de la mano para que les contase mi historia. Y ellos, quizá porque no son madres, son los que mejor han entendido ese artificio de ficción que empleo para poner a mi personaje entre la espada y la pared, para que me dejase llegar donde quería llegar con ella.

No sé nada de sus ventas, ya me lo dirán cuando sea. Sé que he firmado cientos de ejemplares. Sé que he visto muchísimos. Sé que ya no se encuentra en bastantes librerías. Sé que en algunas distribuidoras aparece con la etiqueta de agotado.

También, cómo no, este año he leído.

En el blog hay referencia de 26 novelas, diez de ellas consumidas el mes de enero. Estaba tan nerviosa por la salida en papel de Detrás del cristal el 12 de febrero, que cambié comerme las uñas por leer. Si hubiera seguido ese ritmo quizá hubiera batido mi propio record, pero no. Se quedó en un ataque de hiperactividad producto del estrés. Para compensar, el resto del año me lo tomé con calma.

Con mucha calma.

Estas han sido mis mejores lecturas de este año; no siguen un orden de preferencia, simplemente según he ido recordándolas. Está bastante equilibrado entre novelas escritas por un hombre o por una mujer. A mí eso me da lo mismo, la verdad. Igual que veo que hay mujeres bastante misóginas en sus blogs, que no dan ni media oportunidad a autoras, yo elijo en función de la novela. Creo es más inteligente.

¿A qué llamas tú amor? De Pilar Muñoz Álamo. El éxito en las redes con su anterior novela, Los colores de una vida gris, provocó que enseguida una editorial, Palabras de agua, se interesara por su trabajo y quisiera publicarlo. Pude acompañar a Pilar en su presentación en Madrid, algo muy emocionante para mí, porque a pesar de los años de complicidad en las redes no nos habíamos visto nunca. En esta novela hace una reflexión sobre lo que consideramos que es el amor; ¿sexo? ¿complicidad? ¿compañía? Enfundada dentro de un género llamativo, como es el erótico, pero manejada con todo el talento que falta en este tipo de novelas en estos días, Pilar Muñoz se marca una novela que se desmarca de la vulgaridad que ha presidido el estante de romántica de las librerías en este año.

Los muertos no aceptan preguntas, de Antonia Romero. Nela es un personaje que no esperaba cuando abrí la novela. Es una historia paranormal donde lo inusual está tratado con tanta naturalidad que tú, como lector, lo insertas tranquilamente en la realidad que ha creado la autora, como si fuera lo más normal. Se presentó al concurso organizado por Amazon y El Mundo, y me hubiera encantado que quedase finalista. De momento, su premio son los miles de lectores que atesora, a los que se siguen sumando a diario porque sigue entre las más vendidas de Amazon.

Un hotel en ninguna parte, de Mónica Gutiérrez. Me enamoré del hotel en El bosc de les Fades en cuanto puse un pie en el camino que necesita un arreglo para que los clientes no se pierdan. Yo me iría a vivir allí, para llevarle el té a un gruñón escritor Premio Nobel o para probar los menús que se servirán cuando lleguen los clientes en temporada alta. Es un libro con una escritura original a través de correos sin respuesta, que te acaricia y que tiene la magia de una mujer que sabe transportarte donde quiera (siempre que no tengas la sensibilidad de un taladro y los mails solo los leas en la oficina).

Un amor para Rebeca,de Mayte Uceda. ¿Sabéis cuando una novela te atrae desde el segundo uno? Pues eso me pasó con la novela de Mayte. Ella estaba entre mis eternos pendientes del Kindle, esos libros a los que nunca llegas. Los ángeles de la torre se iban atrás cada vez que elegía una lectura. Y llegó Rebeca, con su sencilla portada, con su sinopsis atractiva y la leí. Sin listas. Sin pensar en los libros que me esperaban desde hacía meses en la mesita de noche. No necesité demasiadas páginas para darme cuenta de que estaba ante una novela que iba a dar guerra. Ahí sigue, consagrando a su autora, mi tocaya, transportándote a Escocia (aunque a mí a veces me lleva a Irlanda, cosas de esta cabecita mía que se lía con los nombres).

Memento Mori, deCésar Pérez Gellida. Es la reseña de la que me siento más orgullosa. Cuando la escribí no tenía ordenador, se me había roto y funcionaba con el de mi hijo. Un verdadero suplicio porque tenía instalada publicidad emergente que me ha costado meses enterarme de cómo se quita. Por eso hice algo que no hacía desde hace años: escribir a mano. Curiosamente empecé a dejarme llevar y, en lugar de seguir el esquema habitual que uso para las reseñas, lo reventé, me reinventé y me lo pasé genial con ella. Igual que con la novela. César es otro de los autores a los que he descubierto este año, con una voz narrativa muy personal que tengo que seguir escuchando en otras historias que tengo en mi estantería.

La ciudad de los ojos grises, de Félix G. Modroño. Un libro pendiente  desde 2012 al que por fin he podido llegar. Un libro que va de menos a más, en el que una ciudad es tan protagonista que logra trasladarte a ella a través de una sobresaliente ambientación. Oficialmente es mi último libro terminado este año.

El amo del fuego, de Enrique Osuna. Una novela que me da mucha rabia que se haya perdido en el maremágnum de Amazon. Es una historia fantástica ambientada en la Prehistoria, con una parte muy fuerte de reflexión sobre nosotros mismos y nuestro papel en la Tierra, sobre qué estamos haciendo con el planeta y con nuestras vidas. Enrique lo aborda desde un brillante sentido del humor y creo que el libro se merecía alguna lectura más de las que ha tenido.

Un millón de gotas, de Víctor del Árbol. Ha sido casi, mi libro del año. Digo casi porque mi libro del año, por razones obvias es el mío. Es uno de esos libros que te sacuden. Me gustó la historia. Me cautivaron las frases. Me dolió. Víctor escribe como querría escribir algún día, por eso, tras leer esta novela, estuve unos días tirando todo a la basura, hasta que comprendí que un gorrión nunca puede cantar como un ruiseñor, por mucho que se esfuerce y volví a aceptar mis palabras.

Lo malo es que los Reyes me van a traer otro libro suyo, ya veremos cómo lo supero.

Además de estas lecturas, todas en el blog, hay una cero, de la que no puedo hablar aún. Su autor me tiene muy sorprendida. Es la voz narrativa más potente que he escuchado en años. He visto su evolución desde que empezara a escribir y a esto le llamo yo aprender. Ojalá al finalizar 2015, si estoy aquí, si tengo ganas de hacer un resumen, pueda deciros que hablaba de una novela que ha sido todo un éxito y de un autor que camina a lo grande.


Sed felices, si os dejan.

lunes, 23 de diciembre de 2013

REPASANDO 2013: LOS LIBROS QUE ME MARCARON ESTE AÑO.


Acaba el año y a todos nos da por hacer balance. En este blog, al llegar al final del calendario, me gusta revisar las reseñas que he hecho y pararme a pensar en los libros que más me han aportado.

Mis mejores lecturas.

Este año ha sido extraño en cuando a lecturas y reseñas porque hay un claro desajuste entre unas y otras. Probablemente he escrito muchas menos que en los anteriores pero estoy segura de que he leído mucho más aunque se han ido conjugando varios factores que han desequilibrado esta balanza.

- Algunos libros no me han dicho nada. Esos los he dejado sin reseñar porque mi tiempo es escaso y prefiero distribuirlo en cosas positivas y dejar de lado lo que no me aporta nada.

- He tenido momentos en los que mi atención requería centrarse en otras cosas. Eso ha provocado que se me hayan escapado novelas que sí me han gustado sin poderlas reseñar. Algunas veces las he reunido en una entrada pero otras no he tenido ni tiempo de eso y cuando lo encontré ya era tarde. Si pasa tiempo entre lectura y reseña se me escapan detalles, por eso las hago durante la semana siguiente a terminar la lectura. Pasado ese tiempo es normal que ya no las haga.

- Hay libros pendientes de reseñar. En algún caso porque tengo que hacer una relectura; en otro porque se trata de una colección y quiero hacerlo en conjunto; en otro porque aunque la reseña está a medio hacer y no he encontrado el momento de revisarla en condiciones para publicarla.

- Ha sido un año de muchas lecturas cero. Varios autores me han pedido que leyera sus manuscritos y los analizara y he estado atareada con libros de los que aún no puedo hablar. O que ya están ahí pero sobre los cuales he emitido mi opinión al mismo autor o autora antes de publicar la obra y que no sé si después habrá mutado, por lo que no me atrevo a decir absolutamente nada.

- He terminado una novela y me falta rematar una segunda. En este año la productividad se ha multiplicado. El verano fue un buen momento porque los niños ya son grandes y van solos a la piscina (sin mí, vamos, solos no van que se aburrirían mucho) y me han dejado tiempo para poder escribir con calma. Todas las tardes de un verano dan mucho de sí y he podido terminar una novela que arrancó en mi cabeza en 2010. Ya está registrada y a punto estoy de acabar la siguiente. La primera (ATCLV) es ficción contemporánea y a mí me gusta un montón. La segunda (LCDLF) es romántica y con esta me he divertido escribiendo como no lo hacía desde que escribí Su chico de alquiler.

- Ha sido el año de Detrás del cristal. El 15 de febrero, de madrugada, colgué mi cuarta novela en Amazon y como os he contado en el blog no se apeó del top 100 ni un solo instante desde ese momento hasta el 10 de julio, día en el que Ediciones B pasó a tener los derechos de la novela. Ha sido el año de mi firma con una editorial, ha supuesto un cambio en cuanto a mi propia percepción sobre mi escritura (sigo pensando que estoy aprendiendo pero ahora no me suspendo todo el tiempo como narradora como hacía antes). Detrás del cristal continúa con su magia y aunque en Amazon con el cambio de ASIN apenas volvió dos días al top, en noviembre se coló en el de Fnac y ahí está, esperando paciente a la cita que tenemos el 12 de febrero con los lectores de papel.


Me cuentan hace un año que estaría un día en semejante compañía y me da un ataque de risa.


¿Nos descubrirán? ¿Alguien se llevará el libro a casa, lo leerá, le gustará y lo recomendará? ¿Seguirán confiando en mí?

A saber.

Me hago preguntas pero no conozco ni una sola respuesta. Esto SÍ que es una lotería y no obtener una valoración positiva de tu obra. El esfuerzo puede inclinar la balanza, el talento puede sumar peso pero, para venderlo, ahí os digo que hace falta SUERTE. Voceadores en todas partes, agentes voluntarios (yo no lo puedo pagar) que la soplen y hagan que vuele. Os pediré un retuit, un boca oreja pero, tranquilos, no voy a pedir nada más porque sabéis que ni lo he hecho antes ni lo haré ahora. No es elegante y tampoco me gusta poner a nadie en compromisos más serios.

Y después de este rollo que os he metido, repaso los libros que destaco de este 2013 son los que os enseño a continuación. Podéis llegar a sus reseñas pinchando en el título.

Un bonsái entre tú y yo, de FJ Rohs. Una preciosa historia sobre la amistad de La Sastrería Literaria que me cautivó. No he dejado de recomendarlo desde que lo descubrí y espero que si os animáis a leerlo, os provoque al menos sensaciones parecidas a las mías porque fueron muy, muy agradables.


Diario de invierno, de Paul Auster. No puedo evitarlo, siento debilidad por este hombre. Leo lo que me hubiera gustado escribir en sus libros y éste, su autobiografía, me mostró algunos detalles coincidentes conmigo que me dejaron noqueada. Me ha gustado siempre de él que insista en que nuestras pequeñas decisiones condicionan lo que será nuestra vida porque no puedo estar más de acuerdo. Para bien o para mal.



La protegida Wittman, de Iván Hernández. Iván me ayudó con la portada de Detrás del cristal y tenía pendiente conocerle como escritor, así que poco después de publicar mi novela me decidí a leer algo suyo. Y empecé a lo grande, con su novela estrella. Me gustó su prosa muchísimo. He seguido leyéndole y he descubierto a alguien con un excelente sentido del humor y un talento desbordante. Christie Allien es mi personaje favorito pero… aún no he reseñado estos libros porque me los reservo, de momento. Son tan cortos que quiero hacer algo con todos, o al menos con unos cuantos. Vamos por el tres de momento, y digo vamos porque el día que salen me los leo, cual adolescente impaciente.


Ángeles de cartón, de Miguel A. Mian Ros. ¿Cómo no lo leí antes? Esa es la pregunta que me he estado haciendo durante este año. Me encantó. Y me deprimió. No por el libro sino porque estoy segura de que jamás voy a ser capaz de escribir tan bonito como lo hace Miguel. Lo súper recomiendo.


El alquimista Impaciente, de Lorenzo Silva. Mi única reseña con spoilers. Lo hice porque este libro ya tiene algunos años y me pareció que no le pasaría nada si lo diseccionaba un poco aunque se aleje de mi costumbre a la hora de hacer una reseña. En realidad no descubro con ellos la trama porque los uso para reflexionar en otra dirección. Me apeteció hacerlo así y me gustó la novela pero, sobre todo, me gustó escribir esta reseña.


Algo más que vecinos, de Isabel Keats. Una novela que logra que se te olvide que has puesto la olla a tope y estalle inundando la cocina de guisantes se merece estar aquí. NINGÚN libro de este año ha sido capaz de acaparar mi atención tanto como éste. ¿Por qué? Pues probablemente porque es muy divertido y muchas veces lo que necesitamos de un libro es  eso, divertirnos. Para hacérnoslo pasar mal ya está la vida, que es muy perra…


El caracol de Byron y La interpretadora de sueños, de Rafael R. Costa. Dos novelas del mismo autor que se han ganado por derecho estar aquí. Son maravillosas, me ha pasado con Rafael lo mismo que con Mian Ros: después de leerlos me entran ganas de que me den alguna clase para aprender a narrar porque jamás me aproximaré a ellos, a su forma de acariciar con las palabras.


La caricia de Tánatos, de María José Moreno. No conocía a María José como narradora y empecé por esta novela que me mantuvo enganchada. A pesar de su longitud apenas me duró unos días porque se lee muy bien y la autora logra que te sumerjas en la historia de Mercedes tanto que cuando acaba te quedas con ganas de más.


As de Corazones, de Antonia J. Corrales. Fui una de las primeras lectoras de la novela, de hecho la leí en el ordenador y a pesar de que me gusta muy poco leer aquí me duró apenas dos días en los que DISFRUTÉ leyendo. Ella tenía miedo, no sabía si a los lectores les gustaría su novela pero le dije que no temiera: no iba a ser así. 


Lo que encontré bajo el sofá, de Eloy Moreno. Unas horas me duró, no podía dejar de leer. Es el único libro en años que he cogido y no he soltado hasta verlo acabar. De hecho creo que sólo me había pasado hace siglos con uno de Pérez-Reverte. Lectura satisfactoria del todo y esta vez sin que explotase nada.



Sonríe de Mel Caran. Pues se quedó sin reseñar, por eso no tiene enlace a una reseña, sino a su perfil en Amazon. Lo descubrí un domingo por la noche, justo cuando terminaba una promoción gratuita a la que no llegué a tiempo. Sin embargo, su portada, la primera que tuvo, me llamó mucho la atención e hice algo que recomiendo: descargué el fragmento gratuito. Me dio una rabia terrible que se me acabase el diez por ciento de cortesía que te permite la página y no tuve más remedio que comprármelo. ¡Me encantó! Por su frescura, por lo original del principio. Por esa chispa que tiene. Sin embargo todo esto sucedió a la vez que publicaba Detrás del cristal, los primeros días de locos que viví y se me pasó reseñarlo.

Después conocí a Mel y puedo decir orgullosísima que a día de hoy somos amigas. Como ella ya lo ha contado en su blog creo que puedo decirlo ya aquí: Sonríe saldrá pronto bajo el sello Zafiro de Planeta. ¡No os imagináis lo contenta que estoy! ¡Lo sabía desde que leí ese diez por ciento!

Sólo era cuestión de tiempo que sucediera.



El último de esta lista de libros, por supuesto, Detrás del cristal. Para mí a la fuerza es el libro de mi año (obvio) pero de él no os digo nada más, suficiente paliza os he dado ya.


¡Y lo que os queda!