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domingo, 29 de diciembre de 2019

UN AÑO LLENO DE LIBROS

Voy a recordar este 2019 que acaba en poco más de un día como el año en el que más libros he publicado. Probablemente no se dé con mucha más frecuencia una conjunción de astros de tal calibre que se sucedan las publicaciones al ritmo de este año, así que no vendrá mal que deje constancia en este diario casi que es mi blog.

La primera de las publicaciones llegó en febrero, en concreto el día 4, día en el que se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. Cada 4 de febrero, la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) intenta concienciar a la población con el fin último de recalcar la importancia de la prevención contra esta enfermedad.

Un grupo de escritores nos reunimos y agrupamos una docena de relatos que, bajo el título Un 4 de febrero, compusieron una antología cuyos beneficios han ido a la Fundación Aladina. Esta asociación proporciona apoyo integral a niños, adolescentes y familiares, para que el proceso de la enfermedad sea mucho más llevadero.




Para esta antología escribí el relato Te has ido. Es una historia complicada, un personaje que se ha enamorado de su lector y, como este le ha abandonado, ha decidido ponérselo difícil al escritor. Quizá, de todo lo que he escrito en mi vida, este puede ser el relato más oscuro y es probable también que para una antología así debería haber elegido algo mucho menos filosófico y más ligero. Lo positivo es que el resto de relatos de mis compañeros son preciosos, no pasa nada porque el mío sea una ida de olla total y difícil de entender.

El mes de febrero fue muy especial para mí, después de dos años sin poder hacer nada, de un 2018 que había pasado en blanco, de un verano de ese año y unos meses de otoño que no fueron nada fáciles de llevar, llegó el invierno y con él la ilusión por los cambios que se habían producido y de embarcarme en un nuevo proyecto. Además, iba acompañada de mis queridos escritores de generación, así que había muchos motivos para sonreír.

También a principios de año recibí el encargo de escribir un relato para otra antología. Esta vez venía de la mano de HQÑ, el sello de romántica de HarperCollins Ibérica. Me invitaban a participar en esta recopilación de relatos para los que nos dieron unas instrucciones muy sencillas: debían ser historias románticas en las que, como plus, debía aparecer una receta.

Mi relato, aunque al principio tenía otro título que yo sentía muy acorde con la historia, se acabó publicando en el mes de julio como Comer y amar, todo es empezar. Cuento la historia de Carlos, Paola y Leyenda, una preciosa yegua blanca. Todo transcurre en Navidad, en Grimiel, un pueblecito que es mío (me lo inventé para La chica de las fotos y otra vez ambiento una historia en él). Grimiel representa la España vaciada, y este pequeño relato intenta poner en el foco en ella, para que no nos olvidemos de que existe y que, desde luego, se puede ser muy feliz en ella. Solo hay que conseguir que no se vacíe del todo.



Si pinchas en la foto, te lleva a la página de compra. Como veréis, no llega a un euro, y si os fijáis mejor también veréis que está perdido en las posiciones del ranking. Si os digo la verdad, esta ha sido una de las grandes decepciones de este año. No por el relato, del que me siento muy orgullosa, sino por las cifras de ventas. Se trataba de una historia completa, corta, para leer en un par de horas como mucho, es verdad, pero escrita con todo el mimo que le pongo a cualquier novela. Tenía un precio que es menos de lo que cuesta un café en cualquier sitio, de hecho menos que cuesta en algunas máquinas. No es que esperase grandes cosas de él, pero al menos... ¿algo? Cuando vi el primer informe de ventas no me podía creer que fueran tan pocas. Ni siquiera el menos afortunado de los relatos que he publicado a solas, Oasis de arena, que ya lo tenían casi todos mis seguidores porque yo misma se lo regalé antes de publicarlo, tuvo un arranque tan desastroso.

Tras más de dos años sin publicar nada, estuve dándole muchas vueltas a si de verdad yo sirvo para esto o es mejor que deje ya de intentarlo. En serio, fue tan mal que todas estas cosas hay que pensarlas.

Sin embargo, acontecimientos posteriores me han hecho ver esto con otra perspectiva, que en gran medida no tiene nada que ver conmigo, sino más bien con la forma en la que fue publicado: solo en ebook y a través de una editorial, lo que implica que en Amazon no goza del dopaje extra que representa para una novela salir a bordo del programa kindle unlimited. Esta es una de las principales decepciones de publicar un ebook solo con editorial. Me refiero a que no tenga el respaldo del papel detrás. Sinceramente, salir de este modo solo, no compensa. De momento, salvo este ebook que formaba parte de un coleccionable no he publicado nada con editorial que no incluya también el formato en papel, pero tampoco creo que lo vaya a hacer de este modo. Si no existe la novela en papel como apoyo, me niego a que una de mis historias se pierda entre las miles que hay porque a mí me cuesta mucho escribirla como para que el resultado no me dé ni para tomarme un café. Y porque da la sensación de que vale menos de lo que vale y tampoco a eso estoy dispuesta a dar esa imagen que no se corresponde con la realidad. Al menos, mis historias no tienen faltas de ortografía y tampoco les doy a las palabras significados que no tienen.

En el mes de agosto, hace hoy exactamente 4 meses, se puso a la venta la que es mi cuarta novela con editorial, la tercera con HarperCollins Ibérica, La colina del almendro. Es una novela romántica de ambientación histórica en la que el romance pesa menos que en otras de las que he escrito y en la que el marco histórico es la excusa para hablar de un momento clave de nuestra historia, ese conflicto bélico que hace de bisagra entre el siglo XIX y el XX, pero también es un homenaje a las mujeres que lucharon por conseguir que tuviéramos derechos que en ese momento eran una quimera para nosotras. Hay venganza, amor, guerra y he puesto en ella lo mejor de mí.




Pero el año no se ha quedado ahí. Ha habido más. En el mes de octubre salió otro coleccionable de HQÑ, esta vez en papel. En él estaba incluida La chica de las fotos, la primera novela que publiqué con HarperCollins, tras quedar finalista en el III Premio Digital HQÑ. Salía a la venta con un cambio de imagen, aunque por dentro está casi igual. Ha habido un pequeño cambio en el nombre de los capítulos, pero por lo demás es idéntica.




¿Creíais que con eso estaba cerrado el año? Pues no, todavía quedaba una cosa más, algo que salió a la venta el 26 de diciembre, hace tres días. Esos 9 relatos con receta, que en el verano fueron apareciendo de uno en uno, se han recopilado todos en una publicación, que también está solo disponible en digital. La portada me gusta mucho más que las de los relatos individuales, aunque está muy en sintonía con las que se hicieron este verano. Las 9 recetas para enamorar puedes descargarlas en Amazon por menos de tres euros.




Ya no me da tiempo a publicar nada más en este 2019, pero llegará 2020 y quién sabe lo que sucederá. Quizá tome decisiones que he ido postergando mucho. O no, porque ser escritor, una de las cosas malas que tiene es que nos pasamos la vida pensando y quien piensa mucho valora todas las opciones muchísimo.

Mañana seguiremos con las entradas previstas de los autores de mi generación literaria.

Edito la entrada para añadir un apunte que cierra el año con broche de oro: La colina del almendro ha sido galardonada con el III Premio Britt, en categoría Mención Especial, por unanimidad del jurado.

Os dejo AQUI en enlace de la entrada.





lunes, 23 de diciembre de 2013

REPASANDO 2013: LOS LIBROS QUE ME MARCARON ESTE AÑO.


Acaba el año y a todos nos da por hacer balance. En este blog, al llegar al final del calendario, me gusta revisar las reseñas que he hecho y pararme a pensar en los libros que más me han aportado.

Mis mejores lecturas.

Este año ha sido extraño en cuando a lecturas y reseñas porque hay un claro desajuste entre unas y otras. Probablemente he escrito muchas menos que en los anteriores pero estoy segura de que he leído mucho más aunque se han ido conjugando varios factores que han desequilibrado esta balanza.

- Algunos libros no me han dicho nada. Esos los he dejado sin reseñar porque mi tiempo es escaso y prefiero distribuirlo en cosas positivas y dejar de lado lo que no me aporta nada.

- He tenido momentos en los que mi atención requería centrarse en otras cosas. Eso ha provocado que se me hayan escapado novelas que sí me han gustado sin poderlas reseñar. Algunas veces las he reunido en una entrada pero otras no he tenido ni tiempo de eso y cuando lo encontré ya era tarde. Si pasa tiempo entre lectura y reseña se me escapan detalles, por eso las hago durante la semana siguiente a terminar la lectura. Pasado ese tiempo es normal que ya no las haga.

- Hay libros pendientes de reseñar. En algún caso porque tengo que hacer una relectura; en otro porque se trata de una colección y quiero hacerlo en conjunto; en otro porque aunque la reseña está a medio hacer y no he encontrado el momento de revisarla en condiciones para publicarla.

- Ha sido un año de muchas lecturas cero. Varios autores me han pedido que leyera sus manuscritos y los analizara y he estado atareada con libros de los que aún no puedo hablar. O que ya están ahí pero sobre los cuales he emitido mi opinión al mismo autor o autora antes de publicar la obra y que no sé si después habrá mutado, por lo que no me atrevo a decir absolutamente nada.

- He terminado una novela y me falta rematar una segunda. En este año la productividad se ha multiplicado. El verano fue un buen momento porque los niños ya son grandes y van solos a la piscina (sin mí, vamos, solos no van que se aburrirían mucho) y me han dejado tiempo para poder escribir con calma. Todas las tardes de un verano dan mucho de sí y he podido terminar una novela que arrancó en mi cabeza en 2010. Ya está registrada y a punto estoy de acabar la siguiente. La primera (ATCLV) es ficción contemporánea y a mí me gusta un montón. La segunda (LCDLF) es romántica y con esta me he divertido escribiendo como no lo hacía desde que escribí Su chico de alquiler.

- Ha sido el año de Detrás del cristal. El 15 de febrero, de madrugada, colgué mi cuarta novela en Amazon y como os he contado en el blog no se apeó del top 100 ni un solo instante desde ese momento hasta el 10 de julio, día en el que Ediciones B pasó a tener los derechos de la novela. Ha sido el año de mi firma con una editorial, ha supuesto un cambio en cuanto a mi propia percepción sobre mi escritura (sigo pensando que estoy aprendiendo pero ahora no me suspendo todo el tiempo como narradora como hacía antes). Detrás del cristal continúa con su magia y aunque en Amazon con el cambio de ASIN apenas volvió dos días al top, en noviembre se coló en el de Fnac y ahí está, esperando paciente a la cita que tenemos el 12 de febrero con los lectores de papel.


Me cuentan hace un año que estaría un día en semejante compañía y me da un ataque de risa.


¿Nos descubrirán? ¿Alguien se llevará el libro a casa, lo leerá, le gustará y lo recomendará? ¿Seguirán confiando en mí?

A saber.

Me hago preguntas pero no conozco ni una sola respuesta. Esto SÍ que es una lotería y no obtener una valoración positiva de tu obra. El esfuerzo puede inclinar la balanza, el talento puede sumar peso pero, para venderlo, ahí os digo que hace falta SUERTE. Voceadores en todas partes, agentes voluntarios (yo no lo puedo pagar) que la soplen y hagan que vuele. Os pediré un retuit, un boca oreja pero, tranquilos, no voy a pedir nada más porque sabéis que ni lo he hecho antes ni lo haré ahora. No es elegante y tampoco me gusta poner a nadie en compromisos más serios.

Y después de este rollo que os he metido, repaso los libros que destaco de este 2013 son los que os enseño a continuación. Podéis llegar a sus reseñas pinchando en el título.

Un bonsái entre tú y yo, de FJ Rohs. Una preciosa historia sobre la amistad de La Sastrería Literaria que me cautivó. No he dejado de recomendarlo desde que lo descubrí y espero que si os animáis a leerlo, os provoque al menos sensaciones parecidas a las mías porque fueron muy, muy agradables.


Diario de invierno, de Paul Auster. No puedo evitarlo, siento debilidad por este hombre. Leo lo que me hubiera gustado escribir en sus libros y éste, su autobiografía, me mostró algunos detalles coincidentes conmigo que me dejaron noqueada. Me ha gustado siempre de él que insista en que nuestras pequeñas decisiones condicionan lo que será nuestra vida porque no puedo estar más de acuerdo. Para bien o para mal.



La protegida Wittman, de Iván Hernández. Iván me ayudó con la portada de Detrás del cristal y tenía pendiente conocerle como escritor, así que poco después de publicar mi novela me decidí a leer algo suyo. Y empecé a lo grande, con su novela estrella. Me gustó su prosa muchísimo. He seguido leyéndole y he descubierto a alguien con un excelente sentido del humor y un talento desbordante. Christie Allien es mi personaje favorito pero… aún no he reseñado estos libros porque me los reservo, de momento. Son tan cortos que quiero hacer algo con todos, o al menos con unos cuantos. Vamos por el tres de momento, y digo vamos porque el día que salen me los leo, cual adolescente impaciente.


Ángeles de cartón, de Miguel A. Mian Ros. ¿Cómo no lo leí antes? Esa es la pregunta que me he estado haciendo durante este año. Me encantó. Y me deprimió. No por el libro sino porque estoy segura de que jamás voy a ser capaz de escribir tan bonito como lo hace Miguel. Lo súper recomiendo.


El alquimista Impaciente, de Lorenzo Silva. Mi única reseña con spoilers. Lo hice porque este libro ya tiene algunos años y me pareció que no le pasaría nada si lo diseccionaba un poco aunque se aleje de mi costumbre a la hora de hacer una reseña. En realidad no descubro con ellos la trama porque los uso para reflexionar en otra dirección. Me apeteció hacerlo así y me gustó la novela pero, sobre todo, me gustó escribir esta reseña.


Algo más que vecinos, de Isabel Keats. Una novela que logra que se te olvide que has puesto la olla a tope y estalle inundando la cocina de guisantes se merece estar aquí. NINGÚN libro de este año ha sido capaz de acaparar mi atención tanto como éste. ¿Por qué? Pues probablemente porque es muy divertido y muchas veces lo que necesitamos de un libro es  eso, divertirnos. Para hacérnoslo pasar mal ya está la vida, que es muy perra…


El caracol de Byron y La interpretadora de sueños, de Rafael R. Costa. Dos novelas del mismo autor que se han ganado por derecho estar aquí. Son maravillosas, me ha pasado con Rafael lo mismo que con Mian Ros: después de leerlos me entran ganas de que me den alguna clase para aprender a narrar porque jamás me aproximaré a ellos, a su forma de acariciar con las palabras.


La caricia de Tánatos, de María José Moreno. No conocía a María José como narradora y empecé por esta novela que me mantuvo enganchada. A pesar de su longitud apenas me duró unos días porque se lee muy bien y la autora logra que te sumerjas en la historia de Mercedes tanto que cuando acaba te quedas con ganas de más.


As de Corazones, de Antonia J. Corrales. Fui una de las primeras lectoras de la novela, de hecho la leí en el ordenador y a pesar de que me gusta muy poco leer aquí me duró apenas dos días en los que DISFRUTÉ leyendo. Ella tenía miedo, no sabía si a los lectores les gustaría su novela pero le dije que no temiera: no iba a ser así. 


Lo que encontré bajo el sofá, de Eloy Moreno. Unas horas me duró, no podía dejar de leer. Es el único libro en años que he cogido y no he soltado hasta verlo acabar. De hecho creo que sólo me había pasado hace siglos con uno de Pérez-Reverte. Lectura satisfactoria del todo y esta vez sin que explotase nada.



Sonríe de Mel Caran. Pues se quedó sin reseñar, por eso no tiene enlace a una reseña, sino a su perfil en Amazon. Lo descubrí un domingo por la noche, justo cuando terminaba una promoción gratuita a la que no llegué a tiempo. Sin embargo, su portada, la primera que tuvo, me llamó mucho la atención e hice algo que recomiendo: descargué el fragmento gratuito. Me dio una rabia terrible que se me acabase el diez por ciento de cortesía que te permite la página y no tuve más remedio que comprármelo. ¡Me encantó! Por su frescura, por lo original del principio. Por esa chispa que tiene. Sin embargo todo esto sucedió a la vez que publicaba Detrás del cristal, los primeros días de locos que viví y se me pasó reseñarlo.

Después conocí a Mel y puedo decir orgullosísima que a día de hoy somos amigas. Como ella ya lo ha contado en su blog creo que puedo decirlo ya aquí: Sonríe saldrá pronto bajo el sello Zafiro de Planeta. ¡No os imagináis lo contenta que estoy! ¡Lo sabía desde que leí ese diez por ciento!

Sólo era cuestión de tiempo que sucediera.



El último de esta lista de libros, por supuesto, Detrás del cristal. Para mí a la fuerza es el libro de mi año (obvio) pero de él no os digo nada más, suficiente paliza os he dado ya.


¡Y lo que os queda!