Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de agosto de 2013

REGALOS PARA UN ESCRITOR

Me he puesto a mirar por ahí regalos, por si me podían dar una idea que necesito, y he tropezado con otros para regalar a un escritor. Hay clásicos, de esos que se te ocurren casi sin pensar, y otros muy generosos que al final suelen ser los que más se valoran.



-Una pluma: muy poco original, pero supongo que todo escritor tiene que tener herramientas con las que expresarse y de vez en cuando no está mal cierta nostalgia. Ya tengo mi pluma y un bolígrafo, recuerdos de cumpleaños que a veces uso para tomar notas.

-Tiempo: dejarte solo para que tengas unas horas de paz y saques de tu mente las ideas que revolotean constantemente. A esto le veo una pega, que no siempre cuando tienes tiempo la musa te visita, pero nunca está de más. Me parece muy buena idea.

-Una estancia en una casa rural: a solas contigo mismo. ¡Genial! Salvo por un detalle, hay que hacer la comida, que lleva su tiempo. Ya que te pones, a mí me lo cambias por un hotel. Comodona que me he vuelto con la edad.

-Un curso de escritura: no viene mal aprender algo nuevo. Me encanta la opción. ¿Anotado?

-Un cuaderno de notas: buena idea, los hay preciosos, tanto que hasta te da pena empezarlos. Para mí son una tentación en cuanto entro en una librería aunque yo nunca los encuentro cuando los necesito. ¡No se puede cambiar tanto de bolso!

-Una memoria USB, para que no se te pierda nada: en mi caso… las pierdo, o lo que es peor, me las meto en los bolsillos y después acaban en la lavadora. Menos mal que algunas se recuperan si las dejas secar. Y menos mal que de lo importante, hago muchas copias.

-Mostrar interés por su obra: comprar su libro. Mira que esto no me convence, parece una obligación y no me gusta que lo sea. Mejor que te lean porque apetezca y no por obligación.


Y a vosotros, ¿qué os gustaría que os regalasen? ¿O qué regalarías?

lunes, 10 de diciembre de 2012

EL PRINCIPITO DE Antoine de Saint-Exupéry


Unos años atrás, esperando mi turno en una librería, observé como la dependienta envolvía en papel de regalo una lujosa edición de este maravilloso libro. Me había llamado la atención y había tenido un ejemplar en mis manos, valorándolo como una joya que es. Incluso me tentó comprarlo, pero era demasiado caro y entonces tenía otras prioridades más urgentes que el comprar un libro repetido.



Pero no fue eso lo que más me llamó la atención, sino el comentario de la compradora: había elegido el libro para un niño de apenas seis años, esperando que le gustase mucho. Mi mente malévola pensó: espera sentada. Un niño de seis años no puede jamás encontrar la belleza que encierran cada uno de los párrafos de esta novela, sencillamente porque no está preparado para entenderla. Como mucho, podría disfrutar de las ilustraciones pero me preguntaba si sería capaz de apreciarlas también en su justa medida y mi cerebro insistía en la imposibilidad de ese hecho.

Hay multitud de fragmentos en el libro que son poesía en prosa, sencillez cargada de una profundidad inusual, y hoy, en lugar de reseñar un clásico que casi todo el mundo conoce, me limito a rescatar de uno de ellos la más hermosa definición de amistad que conozco.

" -¿Qué significa "domesticar"? –volvió a preguntar el Principito.
-Es una cosa ya olvidada –dijo el Zorro-, significa "crear lazos"…
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás –dijo el Zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tú tampoco tienes necesidad de mí. No soy para ti nada más que un zorro entre  otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo… "