Se me ha olvidado el kindle y estoy en la sala de espera del dentista. Como me aburro, observo. Me he enterado de que el nieto de una señora es la sexta generación del negocio familiar, que el lunes le sacan el último diente para ponerle dentadura postiza y que, gracias a Dios, a ella no le duele nada.
No sé a quién se lo cuenta, el resto de la gente está en silencio. Todos estamos abducidos por los móviles. Echo un vistazo y veo a uno revisando Instagram. Hay otra mandando mensajes de manera frenética y dos niños jugando. La pila de revistas espera a que alguien le muestre atención, pero por lo nuevas que están me temo que no consiguen mucha.
Qué distintos somos a los que éramos hace solo una década.
Qué poco queda de aquello que fuimos.
Solo la señora mayor continúa aferrada a viejas costumbres. Acaba de abrir una revista.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
jueves, 11 de octubre de 2018
martes, 9 de octubre de 2018
NO LO MATES, POR FAVOR (HARTA DEL BUENISMO)
Estaba deambulando por las opiniones de Amazon y he tropezado con una negativa -en una historia que no es mía, aclaremos el tema- en la que la comentarista se queja de la muerte de uno de los personajes principales. Esa es su razón de peso para tirar todo el trabajo de la novela, porque no le ha parecido bien que un personaje se muera. Le ha plantado un comentario negativo:
"Se merecía otro final".
(Porque tú lo digas, añade mi yo más borde).
Hasta donde yo tengo entendido, el final de las novelas, como el principio y todo lo que va en medio, a menos que seas un estafador de la narrativa y le pidas a alguien que te escriba el esquema de la novela, lo decide el autor. Es el único responsable del final de los personajes, tiene que serlo porque es SU HISTORIA. Tú, como lector, puedes valorar si te ha gustado más o menos, si te ha hecho sentir algo o te has aburrido como una almeja, si domina la técnica o es mejor que se dedique a recoger percebes que parece más sencillo (se ve que me apetece marisco, vaya ejemplos). Pero la historia es del autor.
Suya.
Del todo.
No vale que tú, como lector, la "hubieras escrito de otra manera" o "le hubieras sacado más partido". No vale porque eso no es una opinión que sirva a nadie más que a ti mismo. Y como no le sirve a nadie, no sé para qué corres a compartirla. Repito, por si alguien no se entera, no estoy hablando de una novela mía, no es a mí a quien le han puesto eso en estos días. Otras veces sí, pero no ha sido la que he visto hoy.
Solo quiero decirte una cosa, comentarista vacío: hazlo si eres capaz, ponte, escribe, súbelo a una plataforma y exponte a qué opinen de lo que has escrito. Quizá no se te ocurra jamás volver a decirle a nadie qué tiene que hacer con sus personajes.
Dicho esto, estoy harta del buenismo y del acomodo al gusto de los lectores para tenerlos contentos. ¿Qué pasa si quiero matar a un personaje, entre otras cosas porque mi historia, repito MI HISTORIA, gira en torno a eso? Que no la quieres leer porque eres demasiado cobarde para sufrir un poco con un libro, NO LA LEAS, pero deja que cada uno se exprese como quiera y deja de decirle a los autores qué es lo que tienen que escribir.
Y si tanto sabes, ya te lo he dicho. Ponte. Ya verás como eso de darle alma a los personajes es más complicado que escribir una redacción mediocre de colegio en la que cuentes que estás escribiendo la maravilla del siglo.
Está el espejo antipático, pero es que me empieza a dar todo igual.
"Se merecía otro final".
(Porque tú lo digas, añade mi yo más borde).
Hasta donde yo tengo entendido, el final de las novelas, como el principio y todo lo que va en medio, a menos que seas un estafador de la narrativa y le pidas a alguien que te escriba el esquema de la novela, lo decide el autor. Es el único responsable del final de los personajes, tiene que serlo porque es SU HISTORIA. Tú, como lector, puedes valorar si te ha gustado más o menos, si te ha hecho sentir algo o te has aburrido como una almeja, si domina la técnica o es mejor que se dedique a recoger percebes que parece más sencillo (se ve que me apetece marisco, vaya ejemplos). Pero la historia es del autor.
Suya.
Del todo.
No vale que tú, como lector, la "hubieras escrito de otra manera" o "le hubieras sacado más partido". No vale porque eso no es una opinión que sirva a nadie más que a ti mismo. Y como no le sirve a nadie, no sé para qué corres a compartirla. Repito, por si alguien no se entera, no estoy hablando de una novela mía, no es a mí a quien le han puesto eso en estos días. Otras veces sí, pero no ha sido la que he visto hoy.
Solo quiero decirte una cosa, comentarista vacío: hazlo si eres capaz, ponte, escribe, súbelo a una plataforma y exponte a qué opinen de lo que has escrito. Quizá no se te ocurra jamás volver a decirle a nadie qué tiene que hacer con sus personajes.
Dicho esto, estoy harta del buenismo y del acomodo al gusto de los lectores para tenerlos contentos. ¿Qué pasa si quiero matar a un personaje, entre otras cosas porque mi historia, repito MI HISTORIA, gira en torno a eso? Que no la quieres leer porque eres demasiado cobarde para sufrir un poco con un libro, NO LA LEAS, pero deja que cada uno se exprese como quiera y deja de decirle a los autores qué es lo que tienen que escribir.
Y si tanto sabes, ya te lo he dicho. Ponte. Ya verás como eso de darle alma a los personajes es más complicado que escribir una redacción mediocre de colegio en la que cuentes que estás escribiendo la maravilla del siglo.
Está el espejo antipático, pero es que me empieza a dar todo igual.
sábado, 6 de octubre de 2018
CUANDO SOÑABA CON CONOCER A FEDERICO MOCCIA
Pues sí, hace unos años soñaba eso, un poco antes de autopublicarme por primera vez.
No me acuerdo de cuándo llegó a mis manos la primera novela que leí de él, A tres metros sobre el cielo, pero sí recuerdo que fue a través de la revista de Círculo de Lectores. Podría intentar mirar el año de edición, pero da la casualidad de que este libro se lo presté a alguien y, como tengo menos memoria que un pez, no me acuerdo de quién es esa persona. Ni me lo ha devuelto ni se lo puedo pedir, porque ¿a quién se lo pides si no sabes a quién se lo dejaste?
El caso es que cuando leí la novela me encantaron dos cosas que encima no tienen nada que ver con la trama de la novela.
La primera fue la historia que rodeaba a ese libro. Supe que Federico Moccia había escrito el libro y, tras intentar que se lo publicasen sin éxito, se autoeditó. Más de una década después, tras circular copias por Roma de esa pequeña edición que hizo él, la novela se volvió a reeditar, esta vez por una editorial y con un éxito tal que al cabo del tiempo acabó convertida en una película.
Por cierto, me gusta INFINITAMENTE MÁS la película italiana, versión original en italiano, que la de Mario Casas. Pero INFINITAMENTE.
A lo que iba. Esa historia me fascinó, porque era como esos sueños locos que tienes de vez en cuando y que se cumplen a lo grande. Desde un principio confuso, ir ascendiendo hasta tocar el cielo, casi mejor que el título de la novela. "¿No sería genial que a mí me pasara eso?", pensé. Bueno, no sé si pensé esa frase en concreto, pero la verdad es que era una historia que abría paso a soñar. Y yo soñaba con que alguien más que mi círculo próximo (mi hermana y mis alumnas adolescentes) se leyera mis historias.
La segunda cosa que me encantó de la novela fue el tiempo verbal: en presente y en tercera persona. Si me habéis leído, sabéis que dos de las novelas que tengo publicadas están escritas en presente y en tercera persona. Tengo otra más escrita así sin publicar. No es nada habitual, de hecho choca un poco encontrarse novelas escritas de este modo, porque os aseguro que es una de las formas de narrar que son más exigentes con el autor. Solo los locos lo eligen, porque te arriesgas a que muchos lectores ya empiecen a ponerle pegas a la novela desde la primera línea.
¿Por qué me fascinó un tiempo verbal?
(Bueno, una vez me enamoré como una idiota del chico más feo de mi clase del instituto que encima no me hacía ni caso, siempre me fascinan cosas muy raras, así que podría ser una de esas excentricidades mías. Pero no, no era por eso.)
Era por Su chico de alquiler.
Vete tú a saber por qué, elegí ese tiempo verbal para esta novela. No lo hice en la versión del cuaderno azul de cuadros que escribí cuando tenía 19 años, sino la segunda, cuando lo pasé al ordenador tiempo después. De pronto, cuando empecé a copiarla, me apeteció más que sucediera en presente y cambié el pasado de esa primera versión de mi cuaderno a esta manera de narrar que a mí me parecía que acercaba mucho la historia al lector. No me había encontrado muchas novelas en ese tiempo verbal, pero sí había leído técnicas narrativas en mi libro de COU y quise probarme. Cuando encontré que A tres metros sobre el cielo estaba escrita así, me encantó.
"Otro trastornado como yo", pensé.
Y también tenía otra cosa en común con mi pequeña novela. Y no, no es la moto, porque la de Javier es un desastre. Y no es el prota, porque el mío el pobre es el anti protagonista de novela romántica. Y no es la chica, porque a Babi le falta el carácter que le sobra a Paula. No, lo que tenían en común era que yo tenía una copia de la novela impresa que iba de mano en mano -aunque siempre regresaba a mí- y todas me decían lo mismo, que la historia era muy loca, pero que se lo habían pasado genial leyéndola.
Por eso, cuando la autoedité, me concedí soñar lo que me diera la gana. Y no me dio por soñar con que la gente consideraba que yo soy escritora, que me daban premios o vendía libros digitales como churros -que fue lo que pasó al cabo de unos años-, sino que, por una de esas casualidades del destino, acababa conociendo a Federico Moccia. No sé qué me imaginaba que podría hablar yo con este hombre, que ni siquiera hablamos el mismo idioma, pero el caso es que soñaba.
En estos años que han pasado desde esto, me han pasado millón y medio de cosas. He conocido a muchísimos escritores: buenos, malos, regulares... Premios Planeta, Nadal, superventas y autoeditados. He asistido a la Feria del Libro de Madrid como autora, pero nunca he coincidido con Federico Moccia.
¿Se me ha pasado? Regular. Me gustaría, pero creo que a día de hoy no sabría de qué hablar con él. Tendría muchas menos pregunta que tenía la loca que era yo cuando cayó en mis manos esa primera novela suya.
Y esto es todo. Después de meses sin apenas pasar por aquí, hoy me apetecía publicar esto.
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Mayte Esteban,
Reflejo
lunes, 1 de octubre de 2018
ENTRE PUNTOS SUSPENSIVOS EN PRIME READING
¿Quieres leer GRATIS y de manera LEGAL esta novela? Puedes hacerlo si tienes el programa PRIME de Amazon.
Esta casilla está a la derecha de la pantalla de la novela en Amazon en el ordenador, solo hay que pulsar para que se nos descargue en el kindle.
A partir de ese momento, podremos tenerlo hasta que lo leamos. El programa PRIME permite tener varios libros a la vez en préstamo. A medida que los vayamos leyendo, tendremos que ir devolviéndolos, porque hay un número limitado de libros que se pueden tener descargados a la vez.
Si tienes UNLIMITED, también lo puedes descargar. Para mí es más ventajoso, porque con este sistema cobro por página, mientras que del otro modo Amazon paga un precio fijo, independientemente de si se lee o no.
¿Por qué quiero que lo descarguéis? Lo primero, porque me gustaría que leyerais esta novela. Lo segundo, porque cuando se descarga, se vuelve visible. Nunca ha tenido esa oportunidad en digital y es una pena, porque creo que es una novela muy válida. Seguro que pensaréis que lo digo porque es mía. Un poco sí, pero también quiero reivindicarla porque creo en ella.
Esta casilla está a la derecha de la pantalla de la novela en Amazon en el ordenador, solo hay que pulsar para que se nos descargue en el kindle.
A partir de ese momento, podremos tenerlo hasta que lo leamos. El programa PRIME permite tener varios libros a la vez en préstamo. A medida que los vayamos leyendo, tendremos que ir devolviéndolos, porque hay un número limitado de libros que se pueden tener descargados a la vez.
Este es el enlace para llegar a la novela.
Si tienes UNLIMITED, también lo puedes descargar. Para mí es más ventajoso, porque con este sistema cobro por página, mientras que del otro modo Amazon paga un precio fijo, independientemente de si se lee o no.
¿Por qué quiero que lo descarguéis? Lo primero, porque me gustaría que leyerais esta novela. Lo segundo, porque cuando se descarga, se vuelve visible. Nunca ha tenido esa oportunidad en digital y es una pena, porque creo que es una novela muy válida. Seguro que pensaréis que lo digo porque es mía. Un poco sí, pero también quiero reivindicarla porque creo en ella.
Espero que le deis una oportunidad de llegar a más lectores. Es mi última novela.
Por cierto, la primera, Su chico de alquiler, que comparte personajes con esta, también está en el programa, así que también está GRATIS.
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Harlequin,
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HQÑ,
Mayte Esteban
viernes, 17 de agosto de 2018
HA SIDO UN PLACER
Han sido diez años y medio los que ha estado activo este blog, pero ha llegado el momento de despedirse. No sé si será definitivo el adiós o solo temporal, no sé, porque la vida puede dar muchas vueltas en tan solo cinco minutos -llevo todo el verano experimentándolo-, pero a día de hoy siento que debo decirle adiós.
No me hubiera gustado escribir esto nunca, pero a veces no hay más remedio que tomar decisiones que no nos hacen felices. Sin embargo, si el camino por el que transitas no lleva a encontrar la paz y la calma para vivir, se hace necesario buscar alternativas. Este espacio pequeñito ha sido mi refugio, pero también es donde más echo de menos lo que me falta, así que se impone el sentido común. Supongo que sabré encontrar otro refugio pronto.
Un buen libro.
Una copa de vino.
Escuchar música.
Un largo paseo.
Un viaje.
Un café a solas.
Sentarme a tomar el sol.
Un bombón de chocolate blanco.
Un largo baño...
Seguro que, si sigo pensando, se me ocurren muchas más cosas.
También escribiré, las novelas siempre han sido también un poco como el espejo, un sitio donde te miras, pero con la diferencia enorme de que en ellas puedes corregir la vida, lo que no te gusta, lo que no sale bien... Y escribir el final perfecto para todas las historias. Ese que cierra el círculo y te deja con una sonrisa.
Gracias por acompañarme.
Ha sido un placer.
No me hubiera gustado escribir esto nunca, pero a veces no hay más remedio que tomar decisiones que no nos hacen felices. Sin embargo, si el camino por el que transitas no lleva a encontrar la paz y la calma para vivir, se hace necesario buscar alternativas. Este espacio pequeñito ha sido mi refugio, pero también es donde más echo de menos lo que me falta, así que se impone el sentido común. Supongo que sabré encontrar otro refugio pronto.
Un buen libro.
Una copa de vino.
Escuchar música.
Un largo paseo.
Un viaje.
Un café a solas.
Sentarme a tomar el sol.
Un bombón de chocolate blanco.
Un largo baño...
Seguro que, si sigo pensando, se me ocurren muchas más cosas.
También escribiré, las novelas siempre han sido también un poco como el espejo, un sitio donde te miras, pero con la diferencia enorme de que en ellas puedes corregir la vida, lo que no te gusta, lo que no sale bien... Y escribir el final perfecto para todas las historias. Ese que cierra el círculo y te deja con una sonrisa.
Gracias por acompañarme.
Ha sido un placer.
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