Sé que te tengo
despistado perdido. Es normal que no sepas qué pensar de alguien que cambia
género cada poco, saltándose todas las leyes lógicas del marketing. Alguien con
tan poca visión comercial que ambienta novelas románticas en Castilla y León en
lugar de en Nueva York o París, que firma con un nombre sin ningún glamur y que
revienta estereotipos a la mínima que un personaje le da la excusa para salirse
del carril.
Yo también
pensaría que alguien que ignora todo lo que recomiendan para triunfar en estos
días en la literatura está un poco mal de la cabeza. O, no sé, quizá le daría
alguna vuelta más al pensamiento y llegaría a la conclusión de que esa persona
está segura de lo que busca, que quizá no sea lo más habitual en estos tiempos,
pero es perfectamente lícito. Nada más –y nada menos- que aprender cada día un
poco más. No tenemos veinte vidas, no podemos dedicar cada una de ellas a
especializarnos en algo, así que hay que exprimir la única que está a nuestro
alcance. Para mí, aprender es vivir con más plenitud. Cuantas más cosas, mejor,
y compartirlas con otros completa este proceso.
Por eso espero
que me perdones que haya dejado por esta vez lo que estaba haciendo hasta
ahora. Esto no es una novela romántica. Ni intimista. Ni juvenil. Ni histórica…
Espero que, a
pesar de todo, leas el libro que acabo de escribir, que en muy pocos días
estará disponible. Si de paso te lo compras, te lo agradeceré muchísimo. Incluso, te digo más, si eres autor, a lo
mejor con los beneficios a mí me sobra algo de dinero para comprarme tus libros
y nos acaba viniendo bien a los dos.
No doy más
vueltas. Esto que pondré pronto en tus manos, sé que te lo estás temiendo desde
que empecé a escribirte esta carta, no es una novela. Es otra cosa, una especie
de bambalinas de la construcción de un libro, ese espacio oculto a los ojos del
público donde se gesta la ficción. Invisible y necesario. Revelador y mágico.
Imprescindible saber cómo funciona y bastante más desconocido de lo que
debería. Un espacio que llevo años recorriendo y que me apetece compartir
contigo. Me ofrezco a servirte de guía si tienes ganas de ver una novela desde
otra perspectiva.
Imagina un
espectáculo teatral. Antes de que se levante el telón, para que todo salga
perfecto, hay muchas cosas que deben funcionar con la precisión de un reloj
suizo. El director tiene que ocuparse de marcar las pautas a los actores,
técnicos de luces y sonido, caracterizadores, tramoyistas… Debe programar
ensayos, pruebas de vestuario, maquillaje, decoración del escenario… y dejarse
la piel en cada momento para que, llegado el día del estreno, el espectáculo
salga redondo. Para que todos esos elementos encajen y el espectáculo acabe
siendo un éxito.
No hay apenas
elementos que se dejen al azar.
La verdad es
que, en el teatro, para que todo parezca natural el esfuerzo es arduo;
exactamente es eso lo que sucede en la construcción de una novela, que es de lo
que trata este libro que tienes entre las manos. En él, lo que pretendo es que
me acompañes mientras te explico lo que se cuece entre detrás del escenario,
antes de que el telón se levante. Que eches conmigo un vistazo a todas las
decisiones que tendrá que ir tomando el autor -más o menos el equivalente al
director de escena- para escribirla. Si quieres ser -o ya eres- escritor, quizá
te venga bien refrescar la memoria. Si todavía no te has atrevido a empezar esa
novela que ronda por tu cabeza, tal vez te sea útil para reflexionar antes de
sentarte a escribir, e incluso sepas a qué libros acudir para seguir
investigando. Si solo eres lector, te aseguro que mirarás de otro modo el
trabajo que hay detrás de la escritura de un libro.
Quizá después
hasta lo valores de manera diferente.
Añado algo más:
si eres padre y te encuentras en el aprieto de repasar temas de lengua con
alguno de tus hijos, tal vez también te pueda ayudar, porque muchas cosas de
las que en él aparecen forman parte de los temarios de la ESO y Bachillerato,
aunque se pasa por ello –cuando se pasa- de puntillas.
Lo dicho, en
unos días lo pondré en tus manos.
No te voy a
decir nada más de él de momento, ni título, ni fecha de salida, ni te voy a
enseñar la portada. Sé, empecé por ello esta carta, que el marketing recomienda
lo contrario, pero ya he sido víctima demasiadas veces de los piratas. Por eso
voy a hacerlo todo como ellos: atacando por sorpresa.
¿Te apetece
acompañarme?
Yo estaría
encantada de hacer este viaje contigo.
Atentamente:
Mayte
Ahí estamos, contigo. Seguro que nos gustará y nos será útil. Esperando, tic, tac,tic, tac...
ResponderEliminarNo sera mucho
Eliminar¡Toma sorpresa! Yo me apunto, claro.
ResponderEliminarAy... que quiero ya enseñarlo, Sandra!
EliminarEn presencia o en esencia, siempre contigo
ResponderEliminarYa verás...
EliminarAys, Mayte, que me tengo que poner las pilas contigo! Que aún tengo pendiente tus dos últimos libros! Y ya me sacas otro! Y sí, me apetece ver la novela desde ese otro lado. Nada, nada, que tengo que ponerme las pilas!
ResponderEliminarBesotes!!!
Es corto y prometo que le he puesto humor. Se puede leer entre otras lecturas.
EliminarEstaremos a la espera :D
ResponderEliminarMe estoy poniendo nerviosa...
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