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domingo, 11 de septiembre de 2016

LA FUERZA DE EROS DE MARÍA JOSÉ MORENO



Por fin mañana es 12 de septiembre y ya estará aquí la publicación de la última parte de la Trilogía del Mal. Cuando María José Moreno saca libro nuevo yo siempre dedico una entrada en el blog.

Tengo la inmensa suerte de que nuestros principios literarios se entremezclasen, ya que la primera presentación de Detrás del cristal que yo hice en Madrid la compartí con ella. Desde entonces hemos mantenido un vínculo que se ha ido haciendo más fuerte con el paso del tiempo. Por eso, y porque la novela lo merece, no puedo dejar pasar este estreno sin hablaros un poco de la novela que cierra este ciclo que ella dedica al Mal. Pero no voy a hacer una reseña, ya que el libro no estará disponible hasta mañana, os hablaré de las emociones que despertó en mí y las razones por las que creo que deberíais leerla.

Ha sido un año de espera desde que María José Moreno publicase con Versátil La Caricia de Tánatos, en realidad más para quienes habíamos leído este libro antes, cuando la misma autora lo subió a Amazon por su cuenta. Fue entonces cuando conocimos a la psicóloga Mercedes Lozano, que es quien lidia desde su posición de terapeuta con ese mal, y yo ya me enganché a la historia que prometía ir creciendo.

Y vaya si lo ha hecho.

Tras esta primera novela se publicó, antes del verano, El poder de la Sombra. Si en la primera nos había impresionado con un thriller que trata el tema de los malos tratos psicológicos, en la segunda eligió el maltrato en la infancia como eje para una trama en la que conocíamos a la asesina, pero no qué es lo que le había pasado para que su memoria estuviera tan dañada -o tan bloqueada- como para no recordar nada. Se adentró en la mente y fue descubriéndola ante nuestros ojos. Y no lo hizo desde el punto de vista de la policía, sino que eligió un enfoque mucho más original, el de los profesionales de la psiquiatría y de la psicología que estaban tratando de establecer una defensa para ella en un juicio.

Mercedes Lozano volvía a tener un papel en la trama, compartiendo su protagonismo con Rosa María, esa presunta asesina.

En La fuerza de Eros, María José vuelve a sorprendernos y lo hace con un tema muy actual, que tiene como telón de fondo el mundo de las redes en su vertiente más oscura. No habla de grandes conspiraciones, no hace falta. El Mal está ahí, detrás de la pantalla, muchas veces disfrazado de cordero, esperando que nos distraigamos para asestarnos un zarpazo. Ese Mal, que cualquiera que mantenga dentro de sí mismo cierta inocencia, no se percatará de que existe y que nos está manipulando para conseguir sus objetivos. Toma como motor el amor, esa pulsión tan primitiva que nos arrastra sin que podamos oponernos.

Mercedes vuelve a ser el hilo conductor y me atrevo a decir que es más protagonista en esta que en ninguna de las tres.

A mí no me dan miedo los asesinos en serie porque tengo unas probabilidades bajísimas de tropezar con uno de ellos en mi vida. La novela negra está llena de ellos y yo leo sin pestañear y sin emocionarme apenas, sin sentir la angustia que quizá el autor quiere transmitir porque me cuesta un poco creérmelos. No sé si donde vivo se habrá producido más de un asesinato en las últimas tres décadas –lo dudo mucho-. Sin embargo, el mal que describe María José Moreno en esa trilogía maravillosa es cotidiano, es algo que podemos encontrar en nuestro entorno más inmediato y ese sí lo he visto. En esta tercera novela, La fuerza de Eros, nos topamos con lo más angustioso que yo he leído hasta ahora, porque está tan cerca que asusta y mucho. Asusta y te llena el alma de inquietud, esa que me hizo salir corriendo a que me diera el aire cuando termine la novela para recuperar el aliento. Es verdad que yo tengo una hija que ahora mismo tiene doce años y usa las redes, como cualquiera de su edad, y una empatía altísima, pero creo que no será necesario para ningún lector verla bajo esas circunstancias. Es una novela potente, bien escrita, redonda y brillante, documentada y que se sostiene en los pilares que como psiquiatra que es María José sabe manejar como nadie. Para mí es el mejor remate de una trilogía que, además de ficción, creo que es todo un ensayo sobre nuestros tiempos. Sobre lo más oscuro de la cotidianeidad.

Verdad convertida en ficción.

Ficción que se parece muchísimo a la realidad.

Mañana por fin la novela llega hasta las librerías y espero que lo haga para quedarse mucho tiempo y para conquistar a los lectores que todavía no conozcan a María José Moreno.


lunes, 26 de octubre de 2015

UN JUEVES DE OCTUBRE

Para alguien que de pronto aterrice en mi blog puede parecer que me paso la vida de evento en evento, y nada más lejos de la realidad. Se ha dado la coincidencia de que, en menos de siete días, tenía la posibilidad de asistir a dos citas literarias en la Gran Vía madrileña, dos citas a las que tenía muchas ganas. Aunque salir de mi pequeño mundo supone siempre un trastorno mayúsculo, lo hice. La primera de ellas, porque no podía quedarme con el medio millón de preguntas que tenía -aunque un cuarto de millón se quedaron en el tintero por falta de tiempo- y la segunda porque se trataba de María José Moreno y no me lo podía perder. Presentaba La caricia de Tánatos en la Casa del Libro de Gran Vía y quería estar con ella.

María José y yo coincidimos en nuestra primera presentación en Madrid hace casi dos años, cuando ambas presentamos las novelas que habíamos publicado en papel con Vergara: Bajo los tilos y Detrás del cristal. Desde el momento en el que nos vimos hubo una conexión que ya intuíamos a través de nuestras conversaciones virtuales, un lazo que a medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido estrechando y haciéndose más fuerte. Para mí tiene tanta importancia el evento como verla a ella, la conversación delante de un café.

Por eso, el pasado jueves 22 de octubre, hice todo lo posible por estar a su lado. Y no fue sencillo.

Vivo en un desierto demográfico. Eso significa que, aunque existe transporte público, es muy limitado porque no es rentable. Hasta hace un año teníamos la posibilidad de ir en autobús a Madrid, pero la escasa cantidad de viajeros provocó que lo quitasen. Para llegar hasta allí no queda más remedio que ir a Segovia y, desde allí, montar en otro autobús. Y no se puede volver el mismo día si la cita es por la tarde, como era este caso. Sí o sí, te tienes que quedar si nadie te puede recoger.

Con mi desconocimiento absoluto de cómo funciona esto, me fui con mi mochila al hombro. Monté en el primer autobús y cuando llegué a Segovia... la estación de autobuses estaba en obras. ¡Genial! Si me pierdo cuando todo está en su sitio, empezaba con todo descolocado. Lo bueno de esto es que no era la única despistada y, preguntando, como todo el mundo ese día, logré montarme en el autobús correcto.

Y quedarme dormida.

Los nervios por volver a verla, por enfrentarme al hecho de que apenas viajo sola, habían provocado una noche más de insomnio y el solecillo, unido al traqueteo de la máquina me desconectaron hasta que desperté en Villalba. Al llegar al intercambiador de Moncloa salí a la calle, le pedí a mi teléfono que trazase la ruta que debería seguir para ir andando -ya sé que estáis pensando que debería haber cogido el metro, pero dos autobuses en un día eran ya suficientes para mí- y a ello me puse.

Llegué andando sin problemas -y con un bolso nuevo, porque me paré por el camino en una tienda- hasta la puerta de la Casa del Libro, casi una hora antes. Es también otro problema de ir en transporte público: llegas a la hora que te deja, no a la que quieres. Menos mal que allí encontré, en plena Gran Vía, a Marina Collazo y nos fuimos a tomar algo mientras se hacía la hora.

Juntas alcanzamos la tercera planta, donde era la presentación, y tras los saludos nos instalamos para escuchar a María José, que antes me dio dos besos y su cámara de fotos para que inmortalizase el momento. Mientras se preparaba todo conocí a varias lectoras con las que mantengo contacto en las redes, saludé a Sany, a Pedro, a Concha y a Teresa, blogueros vocacionales como yo y pronto hubo que sentarse para que David G. Panadero presentase a María José.



Me encantó el entusiasmo de los editores de Versátil, el mismo David y Consuelo Olaya, la pasión con la que hablan de una novela que la verdad es que sorprende mucho. Como dice muchas veces su autora, es una novela que asusta mucho sin que haya sangre, porque en esta historia no hace falta. El maltratador, con solo una "caricia", consigue matar a sus víctimas. Es una novela que de pronto te hace pararte a pensar en quienes tienes alrededor, te das cuenta de que cualquier persona encantadora puede llevar dentro un monstruo que se lo está haciendo pasar mal a alguien de tu entorno. Una novela inteligente y muy bien construida, que me consta que está haciendo disfrutar a los buenos lectores.


Hablaron los editores, habló María José y preguntó el público, mayoritariamente femenino. En un momento dado me di la vuelta. Quería elegir un lugar desde atrás donde se viera bien que el espacio se había llenado por completo y mi cara tuvo que reflejar desconcierto porque no podía creer a quién me había parecido ver. ¿Marlene Monleon? ¡Pero si vive en Miami! Cuando me levanté y fui hacia atrás confirmé que no me había equivocado. ¡Era ella! Y, justo detrás, estaba Víctor Fernández Correas, al que pido perdón desde aquí porque me emocioné al verlo y le di un abrazo y un beso de lo más efusivo en medio del acto. Tan efusivo que Manuela Marín, que estaba al lado, me gruñó un poco -y con razón- porque la ignoré.


Volví a mi sitio hasta que terminó y cuando empezó la firma de libros fui hablando con mucha gente, aunque sin poder prestarles toda mi atención porque esa tarde-noche yo ejercía el papel de reportera gráfica. Le he robado a María José las fotos de su cámara, la mayoría  de las cuales disparé yo. ¡Montones de fotos! No podía ser más emocionante, la fila esperando para firmar era enorme, tanta que en un momento dado se apagaron las luces de la sala y nos indicaron que no tenían más remedio que cerrar. Hubo de firmar los últimos ejemplares en la puerta de la librería, en plena Gran Vía.



¿A quién le pasa eso? Solo a los grandes.

Tras eso nos fuimos a tomar algo, una cena informal de chicas, donde conversamos, nos reímos, repasamos el día y se nos hizo, como siempre pasa cuando estás a gusto, demasiado corto. Tanto que María José y yo apenas pudimos hablar casi nada -lo solucionamos al día siguiente-.



Me quedé en Madrid con Mercedes Gallego, mi hada madrina particular, a la que tengo que volver a ver pronto porque me llevé a casa puesta una de sus chaquetas. ¡Si es que siempre tengo frío, aunque Marina me diga que en lugar de abrigo llevo una manta zamorana! Al día siguiente teníamos planes pero un retraso aéreo nos los desbarató. Fui con ella al aeropuerto a recoger a Blanca Miosi, pero al final no la pude conocer. El sábado era el evento de Amazon, pero no me quedé porque tengo obligaciones familiares que cumplir y escaparme dos días ya era mucho.

Pronto llegarán las otras dos novelas de esta Trilogía del Mal y espero que para entonces sean muchos más los lectores que se enganchen a esta historia.

Al día siguiente continuaron mis aventuras en transporte público: metro, tren, autobús... todo un reto para alguien como yo, que va andando -o en coche- a todas partes.

Pero esa ya es otra historia.

martes, 15 de septiembre de 2015

LA CARICIA DE TÁNATOS, NOVEDADES VERSÁTIL.


Me alegra mucho publicar este post. La caricia de Tánatos, de María José Moreno es una de esas novelas que te preguntas por qué no estarán en papel cuando las lees en digital y, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde que la autora la puso a la venta en Amazon, al final le ha llegado una oportunidad más que merecida.

En octubre de 2013 me descargué la versión digital de esta novela. Era el primer libro que leía de ella, a pesar de que ya tenía en el kindle la que en ese tiempo era su novela estrella era Bajo los tilos, con la que había alcanzado en 2012 el primer puesto de ventas de la plataforma digital y que le había permitido fichar con Ediciones B.

Estaba esperando a que Bajo los tilos saliera en papel, porque sabía que había sido ampliada y quería tener la lectura completa, así que, mientras llegaba enero, quise conocerla como autora y empecé por esta novela, una historia que podemos catalogar como thriller psicológico. No me decepcionó en absoluto, como no ha vuelto a hacerlo en la relectura que he hecho de la versión que desde el  lunes 14 de septiembre está a la venta en papel, de la mano de Off Versátil.



Después de leer sus dos libros, las casualidades de la vida quisieron que coincidiéramos en la presentación de nuestras novelas publicadas con Ediciones B en Madrid y esto nos ha convertido en amigas y compañeras de aventuras literarias. Mi alegría es doble, pues, porque el libro es muy bueno y porque es suyo. María José Moreno es psiquiatra y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. Sus casi 30 años de sesiones en la atención de trastornos mentales y de la personalidad le dan un extra de solvencia a la Trilogía del Mal que empieza por La caricia de Tánatos, puesto que su propia experiencia profesional la vuelca en la creación de situaciones y personajes.

Sinopsis:

“Una coincidente cadena de sucesos viene a enturbiar la rutinaria y tranquila existencia de la psicoterapeuta Mercedes Lozano.

Inquietantes llamadas telefónicas anónimas y cartas; el inicio de una relación afectiva con Miguel Vergara, un psiquiatra que ejerce de médico forense, con una traumática infancia de la que no termina de desprenderse; un complicado tratamiento psicoterápico de una paciente, Marina Daroca, y la aparición en escena de un hombre que solicita su ayuda profesional y cuya mirada «hiela la sangre», ponen su vida boca abajo y la sitúan al borde del precipicio emocional
.
Un thriller psicológico que recrea con gran realismo el escabroso viaje de la psicoterapeuta a través de sí misma y de sus pacientes para identificar el tejido del Mal, su origen y la forma de manifestarse a través de sus múltiples máscaras: la manipulación, la perversidad, la culpa autoimpuesta, el maltrato psicológico… poniendo el acento en las vidas de unos personajes marcados por su infancia, mostrándonos el lado más oscuro de sus mentes.”

Mis impresiones:

En la mitología griega, Tánatos es la personificación de la muerte no violenta. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. En la teoría psicoanalítica, Tánatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la pulsión de vida.”

Así, con esta preciosa cita, arranca La caricia de Tánatos. Es solo el aperitivo de lo que el lector encontrará más adelante, una novela que, además de mantenerte en vilo, te hace pensar.

La caricia de Tánatos tiene como tema de fondo el maltrato, pero no el físico, ese que deja huellas visibles en las víctimas, sino otro mucho más perverso, el psicológico, el que poco a poco destruye a la persona, aniquilando su seguridad y su voluntad, y convirtiéndola en una marioneta de quien lo ejerce.

Lo primero que sucedió cuando empecé a leer La caricia de Tánatos es que enseguida me sentí identificada con Mercedes Lozano, la psicóloga cordobesa protagonista de la novela. Me sumergí en su vida y me angustié con ella cuando empezó a recibir unas misteriosas llamadas telefónicas en las que el interlocutor no contesta.

La vida de Mercedes no ha sido fácil. Desde que nació, siente que su madre no tiene con ella la relación que sería normal entre una madre y una hija, y sufre por ello aunque se empeñe en decir algunas veces que lo tiene asumido. Para ella, el personaje esencial de su familia fue su padre y nos cuenta cómo es la relación que tiene con sus tres hermanos. Todos, diez años antes del inicio de la novela, la arropan cuando José Luis, su novio de toda la vida, la abandona a pocos días de la boda para marcharse con Lola, su mejor amiga de la infancia. Decide centrarse en su profesión de psicóloga, después de pasar una temporada en Estados Unidos donde un compañero de profesión le sirve de ayuda para superar el trauma.

Ya en la actualidad, Mercedes conoce a Miguel Vergara, psicólogo que trabaja de forense, por el que se siente inmediatamente atraída. Ambos vienen de relaciones que no han ido demasiado bien y se muestran cautos en cuanto a sus sentimientos. Por otro lado, Mercedes no puede evitar sentir en algunos momentos que su relación con Miguel tiene ciertas similitudes con la que está viviendo una de sus pacientes, Marina, que se convierte en el centro de la preocupación de la psicóloga. Y no es para menos. Después de haber logrado salir de una relación en la que sufría malos tratos y en la que era fuertemente dependiente, ha caído en las redes de otro manipulador.

Pero no es esa la única trama de la novela, hay otra que circula en paralelo, una que habla de descubrimiento de secretos familiares que han permanecido sepultados por un pacto de silencio familiar y que le acabarán dando la clave de lo que le toca sufrir.

La novela se estructura en cuatro partes. Empieza por una introducción, fechada el 18 de septiembre de 2010, pero enseguida la historia que nos esboza, una anticipación del final, se interrumpe para empezar a contarla desde que comenzó.  La primera parte arranca en enero de 2010, la segunda va de marzo a mayo de este mismo año, la tercera parte transcurre entre junio y julio 2010 y la cuarta en los dos últimos meses de ese verano. Todas tienen una extensión similar, alrededor de quince capítulos muy dinámicos, enlazados de manera que vas pasando página casi sin darte cuenta. Finaliza con un epílogo en el que nos queda claro que aunque la historia que cuenta La caricia de Tánatos ha terminado, no lo ha hecho del todo, hay una parte, la que tiene que ver con la recuperación sentimental de la protagonista, que se ha quedado colgada. Y algo más…

Los escenarios elegidos para la novela se centran sobre todo en la ciudad de Córdoba. Yo, que he tenido la suerte de visitarla este verano, recordaba las descripciones de las calles por las que se mueven los personajes. Creo que quienes conozcan la ciudad y sobre todo los que viven en ella van a tener un plus añadido en la lectura. Es algo que me gusta, que los autores se atrevan a ambientar las novelas en espacios poco frecuentes. Me sucedió lo mismo cuando leí la trilogía de César Pérez Gellida, Versos, canciones y trocitos de carne, ambientada en Valladolid o Muerte sin resurrección, que transcurre en Ourense. Muchas de las novelas están ambientadas en los mismos lugares de siempre, Madrid, Barcelona… Valoro de manera muy positiva que se apueste por cambiar esto y que ciudades más pequeñas se conviertan de algún modo en protagonistas de novela.

Los personajes tienen mucha fuerza, no solo los principales, sino también los secundarios están trazados con maestría. No en vano, María José Moreno es psiquiatra y el perfil de cada uno de ellos es minucioso. Podemos sentir que sienten. Marcos, Marina, Marta… cada uno tiene una personalidad definida, unas preocupaciones vitales diferentes que van perfilando su personalidad a lo largo de las páginas del libro.


Esta novela es la primera de una Trilogía sobre el Mal, cuya segunda parte tardará muy poco en estar disponible, en marzo del año que viene. Se titula El poder de la Sombra y la tercera será La fuerza de Eros, cuya publicación está prevista para septiembre de 2016. Las portadas de las tres, que rescato de la página de la editorial Versátil, son una verdadera delicia, creo que han hecho un trabajo fantástico con ellas.



Además, si te apetece, puedes descargarte el formato imprimible del punto de libro en la página de la editorial. Me ha parecido una idea muy original. Pincha aquí para verlo.