MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
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miércoles, 19 de febrero de 2020
AQUELLA VEZ EN BERLÍN, DE MARÍA JOSÉ MORENO
Sinopsis:
El día que el arquitecto alemán Richard Leinz recibe en su casa de Londres al señor Parker, investigador privado, descubre que hace quince años cometió una grave equivocación que marcó su vida. Atormentado por sus dramáticos recuerdos y por el dolor que causó a su alrededor, emprende una búsqueda tenaz en su pasado para intentar enmendar su error.
Cuando Thomas, secretario de Richard, decide por su cuenta llamar a Marie Savard, con la que el arquitecto mantuvo una relación, no sabe que está a punto de derrumbarse todo lo que lo ha mantenido a salvo hasta el momento: ¿Por qué Richard ya no es el que era? ¿Podrá Marie ayudarlos a librarse de sus fantasmas? ¿Cómo se puede convivir con la culpa?
Una historia intimista de secretos desgarradores, de amores frustrados, de palabras no dichas, de luces y sombras en el pasado de unos personajes que intentan sobrevivir en un tiempo histórico complejo mientras tratan de combatir a sus propios demonios y coger aire para disfrutar de eso a lo que llamamos vida.
Las casualidades no existen.
Los encuentros fortuitos tampoco.
Sobre la novela:
A estas alturas, a nadie que visite con asiduidad este blog le es ajeno que guardo una relación personal con María José Moreno. Eso, quizá, pueda hacer pensar que no soy objetiva a la hora de valorar su trabajo literario. Más cuando, además, formo parte de ese equipo de lectores que tienen el privilegio de conocer la novela antes que nadie.
Contra eso, no se puede luchar, forma parte de los prejuicios que se tienen, algunos arraigados porque proceden de experiencias que no han traído como resultado lecturas satisfactorias al creer a pies juntillas lo que nos dicen de los libros quienes están en el entorno próximo del autor.
Lo entiendo y por eso no lo voy a valorar, solo voy a escribir sobre su libro y os dejo a vosotros eso de valorarlo, si lo elegís como lectura.
Quiero hablar de esta novela, a la que he visto crecer.
Aquella vez en Berlín parte de un error, de una decisión tomada que, en ese momento parecía la más acertada, pero que, tras distintos acontecimientos que serán narrados en la novela, se revela como la peor del mundo. Ha cambiado muchas cosas en las vidas de los protagonistas, ha encaminado sus vidas por un sendero que ha sido mucho más pedregoso de lo que quizá debería.
¿Cuántas veces, pensando que estamos haciendo lo más correcto, al cabo del tiempo sabemos que fue el peor de nuestros errores?
Esta novela habla de la culpa, aunque a veces no seamos culpables en el fondo de nada.
Para contarlo, María José eligió dos narradores completamente diferentes. Me constan sus esfuerzos para conseguir equilibrarlos y para que el cambio entre ellos fuera lo más natural posible. Para que ese en primera persona con el que nos lleva de la mano Thomas no fuera disonante con aquel otro, el omnisciente que nos cuenta el resto de la historia. Ambos son necesarios para dibujar esta historia que tiene mucho de reflexiva, que suscita preguntas constantes sobre las decisiones que vamos tomando. Sobre el pasado que nos ha ido marcando.
La trama se articula en 38 capítulos, todos introducidos con una fecha, porque eso es algo con lo que también se juega en esta novela. El pasado y el presente se van alternando hasta que, ambos, nos muestran ese tapiz de hechos y emociones que han ido configurando la vida de los protagonistas.
En algo más de 350 páginas, cada uno de los personajes de esta novela, Richard, Marie, Lisa, Thomas, Kate..., nos van mostrando cómo son y cómo actúan. Y su pasado y su presente van jugando con nosotros, haciéndonos escribir la historia dentro, recomponiendo el puzle. María José va poniendo las piezas sobre la mesa, pero somos nosotros quienes las encajamos en este tapiz sobre la vida.
La portada me parece magnífica. Atractiva en su simplicidad. Se muestra así, despejada, limpia, invitando al lector a que entre en la novela de ese modo, dejándose llevar en este viaje que tiene mucho de emocional.
María José Moreno le dedica la novela a Antonio. Dejadme que señale esto, que puede parecer intrascendente, pero no lo es. Cuando escribimos un libro, sobre todo cuando llevamos ya unos cuantos a la espalda, escribimos mucho para quienes nos acompañan desde hace tiempo. No digo pensando en ellos, sino en volver a encontrarnos con esas personas en estas historias inventadas, volver a encontrar esa sincronía que a veces tiene mucho de magia. Antonio ha sido compañero de lecturas de María José durante casi toda su vida, lector cero, amigo incondicional. Esa fuerza que a veces necesitamos como extra para no desfallecer. En mitad de este proceso, cuando por suerte había logrado leer el manuscrito, Antonio falleció. No había leído la dedicatoria hasta ahora, cuando me he sentado con el libro cerca, para escribir esto, y me he emocionado. Porque conozco a María José y sé lo que habrá significado escribir esas palabras que suenan, porque lo son, a una despedida que nunca quiso hacerse.
Leedla si queréis, es todo lo que os puedo decir.
Yo ya lo he hecho.
Varias veces.
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Aquella vez en Berlín,
María José Moreno
miércoles, 22 de enero de 2020
ESTA GENERACIÓN LITERARIA
Cierro la serie que he estado haciendo sobre mi generación literaria recopilando los enlaces de todas las entradas.
Estuve pensando si faltaría yo, pero en realidad no. Ellos son los que me han influido a mí y con quienes he compartido esta aventura, pero ellos son los de los logros y las buenas historias. Yo no he visto un número uno en Amazon, ni he ganado premios importantes, ni tengo un corto a partir de uno de mis relatos o una serie de televisión; yo no escribo tan bonito, ni tan profundo, no emociono tanto, ni siquiera soy tan popular. Si me apuráis, no tengo biografía ni para salir en la Wikipedia, y eso que ahí sale todo el mundo. Soy a la que más camino le queda de todos. Si he hecho esto es porque sé observar y alguien tenía que recoger sus historias.
¿Sabéis por qué?
Porque hay mucha gente como yo y pocas personas como ellos, y hay que combatir el ruido que a veces oculta la música. Por eso, aunque sea desde un blog que vemos tres, debe quedar por escrito quiénes son de verdad y quienes están porque en esta vida tiene que haber de todo.
Yo doy gracias por haberlos conocido y por seguir aprendiendo cada día de ellos.
Víctor Fernández Correas

Roberto Martínez Guzmán

Mayte Uceda

María José Moreno

Pilar Muñoz

Antonia J. Corrales

Mónica Gutiérrez

Laura Sanz

Estuve pensando si faltaría yo, pero en realidad no. Ellos son los que me han influido a mí y con quienes he compartido esta aventura, pero ellos son los de los logros y las buenas historias. Yo no he visto un número uno en Amazon, ni he ganado premios importantes, ni tengo un corto a partir de uno de mis relatos o una serie de televisión; yo no escribo tan bonito, ni tan profundo, no emociono tanto, ni siquiera soy tan popular. Si me apuráis, no tengo biografía ni para salir en la Wikipedia, y eso que ahí sale todo el mundo. Soy a la que más camino le queda de todos. Si he hecho esto es porque sé observar y alguien tenía que recoger sus historias.
¿Sabéis por qué?
Porque hay mucha gente como yo y pocas personas como ellos, y hay que combatir el ruido que a veces oculta la música. Por eso, aunque sea desde un blog que vemos tres, debe quedar por escrito quiénes son de verdad y quienes están porque en esta vida tiene que haber de todo.
Yo doy gracias por haberlos conocido y por seguir aprendiendo cada día de ellos.
Víctor Fernández Correas
Roberto Martínez Guzmán
Mayte Uceda

María José Moreno
Pilar Muñoz

Antonia J. Corrales

Mónica Gutiérrez
Laura Sanz

lunes, 30 de diciembre de 2019
MARÍA JOSÉ MORENO
En esta cuarta entrega de autores de mi generación literaria hablaré de María José Moreno.
Con María José he vivido cada día de estos últimos años todo: éxitos, tropezones, desvelos, aprendizaje… No creo que quede nadie en nuestras redes ajeno a que, junto con Pilar Muñoz, formamos un trío de «brujas», como nos gusta auto denominarnos.
Brujas buenas, de las que utilizan los conjuros solo para intentar que el mundo que nos rodea sea un poquito mejor.
Nos han llegado a regalar escobas —mejor no os cuento lo raro que te mira la gente cuando entras con una escoba en un bar en Madrid— y la verdad es que deben funcionar, porque las tres hemos echado a volar en este mundo literario. Y, también con ellas, hemos ido espantando a escobazos todos aquellos obstáculos que se han ido presentando, que los hemos tenido de todos los colores. Quizá por ello decidimos un día ser brujas de colores —o pudiera ser por una broma con los apodos de un grupo de Messenger. A María José le adjudicamos el apodo de bruja blanca, tal vez porque es médico y ese es el color de quienes nos sanan, aunque ella sea más bien médico del alma.
En esta foto, las dos el día que nos conocimos en persona. |
(En realidad, lo de los colores de las brujas no tiene la más mínima importancia. Lo más importante es que nos hemos dado cuenta de que hemos desarrollado poderes telepáticos, como se demuestra cada vez que las tres escribimos a la vez el mismo mensaje.)
BIOGRAFÍA LITERARIA
María José Moreno nació en Córdoba (España) en 1958.
Siempre ha vivido en esta ciudad, aunque es una viajera incansable. Escritora, psiquiatra y profesora titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba, empezó publicando artículos relacionados con su profesión. Sin embargo, en 2008 dejó ver otra faceta suya, aquella en la que escribe historias de ficción. Su relato Cosas de Catedráticos fue galardonado con el Cuarto Accésit en el II Certamen Internacional de Relato Breve de la Universidad de Córdoba. Alentada por esto, al año siguiente abrió las puertas de Lugar de Encuentro, su blog literario, donde empezó a publicar sus relatos cortos.
En el año 2010 quedó finalista en el Certamen de Novela por entregas (ediciones Fergutson), con su novela Vida y milagros de un ex. Este es el momento en el que empezó a darse cuenta de que esta afición es algo más para ella.

Está casada, tiene una hija, con la que comparte nombre y profesión (y yo os diría que son dos gotas de agua) y tiene un nieto que le dibuja una sonrisa en cuando habla de él. La familia es un pilar fundamental en ella y eso se refleja en sus novelas.
LA LLEGADA DE AMAZON A ESPAÑA
María José Moreno fue una de las primeras autoras que hicieron uso de esta plataforma en nuestro país. En 2011 decide publicar Vida y milagros de un ex y pronto empiezan las descargas que llegarán a las cuarenta mil. Tras el éxito de esta empresa, decide subir a la plataforma Bajo los tilos (2012), con la que de inmediato alcanza las primeras posiciones en Amazon.

LA AUTOEDICIÓN CAMBIA DE IMAGEN
Uno de los obstáculos que tenía cualquier autor que osara autoeditarse antes de 2010 era que, de manera irremediable, su obra llevaba un selló invisible en la portada del que no se podía desprender: era una novela «mala». Este prejuicio venía del hecho de que muchas de esas obras que se autoeditaban habían sido rechazadas por editoriales previamente y se presuponía que eso las invalidaba como aptas para ser leídas.
La llegada de Amazon cambió esto de manera radical.
Cierto es que se subieron obras que no merecían la pena —algo de lo que doy fe porque leí algunas que no habría pasado nada porque jamás hubieran abandonado los cajones del olvido—, pero también llegaron otras que ni siquiera habían intentado ese camino de la edición tradicional. Era una vía nueva, rápida y, sobre todo, gratuita. No se perdía nada por probar a ver qué sucedía.
Muchos autores dimos ese paso.
En el caso de María José Moreno el resultado fue fantástico desde los primeros días. La calidad de sus obras llamó la atención de grandes editoriales que le ofrecieron enseguida publicar con ellos pero, sobre todo, lo que logró fue dotar a la autoedición de un respaldo de calidad que hasta ese momento no tenía.
Fue invitada a participar en los primeros eventos que organizó Amazon sobre este fenómeno que estaba revolucionando el mundo editorial y está en esa primera fotografía que reunió, entre otros, a Fernando Gamboa, Jorge Magano, Josep Capsir o Enrique Laso en la Feria del Libro de Madrid, y que ya es casi mítica, un símbolo de este principio que cambió tantas cosas.
En diciembre de 2013, el Diario Córdoba le otorgó un reconocimiento en homenaje a su destacada trayectoria profesional, siendo incluida en el especial “500 mujeres que hacen Córdoba”.
LA LLEGADA AL MUNDO EDITORIAL
En el 2013, el grupo Ediciones B se fijó en María José Moreno. Contactaron con ella y acabó publicando en papel Bajo los Tilos, una historia intimista que plantea una pregunta inquietante: ¿qué sabemos en realidad de nuestros padres? Es una novela corta, que se lee en un suspiro, en la que la intriga se mezcla con las emociones. Ediciones B mantuvo la portada original con la que ella autopublicó en Amazon, una fotografía en la que la protagonista era la propia hija de María José.
Su siguiente novela, La caricia de Tánatos (El desván de la memoria, 2013), es publicada en Amazon. Se trata de una obra que aborda el maltrato psicológico desde una trama con ritmo de thriller. En pocos días se convierte en un fenómeno de ventas en la plataforma.

UN HERMOSO CUENTO
En abril de 2015 escribe un cuento para niños, Pepe Pepino (Editorial El desván de la memoria), publicación que promueve entre los más pequeños valores como la amistad, el amor filial, la tolerancia y la inclusión. El libro, para primeros lectores (de 5 a 6 años), tiene una historia curiosa vinculada a la inauguración de la Feria del Libro de Madrid de ese año.
María José Moreno fue invitada a firmar. Aunque llegó a Madrid por la mañana y podría haber ido a la caseta,habíamos quedado y al final decidió ir a buscarme a la estación —para que yo no acabase en cualquier lugar del mundo menos donde tenía que ir. Después, las dos nos encaminamos a casa de otra escritora a la que tenemos mucho aprecio, Mercedes Gallego. Estábamos preparándonos las tres para comer cuando María José recibió un mensaje: Pepe Pepino había protagonizado una anécdota que después sería recogida por toda la prensa: la reina Sofía, encargada ese año de inaugurar la feria, compró unos ejemplares para sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Con su encanto, este personajillo verde acabó en palacio y también en los primeros lugares de ventas en la categoría de Amazon de libros ilustrados.

EL INICIO DE LA TRILOGÍA DEL MAL
En el otoño de 2015 La Caricia de Tánatos (Versátil, 2015) aparece en papel en todas las librerías. La editorial Versátil decide publicarla en su colección de thriller y novela negra, OffVersátil, pero no aparecerá como una novela aislada, sino como parte de una Trilogía de una fuerza sorprendente: La trilogía del Mal. Así, con mayúsculas, ese mal que nos rodea silencioso y que a veces asfixia hasta matar. María José Moreno es psiquiatra y aplica sus conocimientos a la literatura. De este modo construye tres novelas que giran alrededor de problemas cotidianos que nos rodean sin que muchas veces seamos conscientes del daño que hacen: los malos tratos psicológicos, los abusos en la infancia, el submundo de la red oscura y la pedofilia.
La segunda novela de la trilogía, El poder de la Sombra (Versátil, 2016), aparece en marzo y en septiembre de ese mismo año la tercera y última novela de la trilogía, La fuerza de Eros (Versátil, 2016).

La trilogía se articula en torno a un personaje, Mercedes Lozano, una psicóloga que empieza recibiendo llamadas anónimas inquietantes. A medida que avanza la historia, la tensión se va incrementando, hasta el punto de que, en la última de las novelas de la trilogía, cuando acabé la lectura cero tuve que salir a la calle un rato a respirar un poco. Las sensaciones que me había provocado aquel libro eran brutales. Me había puesto en el papel del personaje principal de tal modo que había vivido lo que ella vive en ese final de infarto que tienen los libros.
UNA SERIE PARA TELEVISIÓN
Uno de los sueños de todo autor, por lo menos de todos los que conozco, es que una de sus obras se acabe convirtiendo en una película o una serie de televisión. Es algo bastante complicado, porque hace falta que se den muchas casualidades para que esto acabe sucediendo.
A María José Moreno está a punto de sucederle.
En el año 2016, en la presentación de El poder de la sombra en Madrid, hubo una persona que llamaba la atención entre el público, más que nada porque todo el mundo la reconoció. Era la actriz Macarena Gómez, cordobesa como María José, conocida por su papel de Lola en la serie La que se avecina, que ya había leído La caricia de Tánatos y tenía especial interés en saber de primera mano de qué iba la siguiente historia.
Algo que no he contado antes es que toda la trilogía transcurre en Córdoba. Fue precisamente ese detalle el que primero llamó la atención de Macarena y, finalmente, tras negociar los derechos audiovisuales con Versátil, adquirió los de toda la trilogía. Hasta donde yo sé, el guion está en proceso. Tengo muchas ganas de que se materialice en algo que se pueda ver en televisión, porque asistí a la gestación de estos libros y estoy segura de que será muy emocionante.
UN 4 DE FEBRERO
María José Moreno tiene su participación en la Antología solidaria que publica este libro a beneficio de la fundación Aladina en 2019. Su relato, una compañía especial, cabalga entre la realidad y la fantasía.

SU SIGUIENTE NOVELA
Todavía no se puede contar mucho, pero sí creo que puedo deciros que a principios de 2020 María José Moreno volverá a publicar una novela. ¿Volverá a triunfar con ella? No lo dudo.
EL ESTILO NARRATIVO
María José Moreno es clara. Quizá por su condición de docente, sabe elegir las palabras exactas para llegar al concepto que quiere transmitir. No deja de tener belleza, a pesar de esa solvencia en las frases su estilo narrativo consigue el equilibrio adecuado combinando elegancia y precisión, es creativo, fluido e intenso. Con un lenguaje agradable y tranquilo, consigue envolver al lector en su discurso y mantenerlo en la historia, que no solo es eso, sino también una profunda reflexión sobre el ser humano y sus circunstancias.
Conoce las reacciones humanas por su trabajo y ese conocimiento redondea a sus personajes de tal modo que podemos sentirlos como humanos. No son planos, tienen distintas facetas, espejos de la realidad que vivimos y que ella analiza cada día desde su consulta.
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lunes, 3 de octubre de 2016
ENTREVISTA: MARÍA JOSÉ MORENO, LA TRILOGÍA DEL MAL.
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©Alberto Jordán
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Mi invitada:
Nombre: María José Moreno (Córdoba, 1958).
Profesión: Psiquiatra, profesora de la universidad de Córdoba y escritora.
Obras publicadas: Bajo los tilos (Ediciones B), La Trilogía del Mal: La caricia de Tánatos, El poder de la Sombra y La fuerza de Eros (Versátil)
La Trilogía del Mal.
Mucho se está hablando -y muy bien- de las tres novelas que María José Moreno ha escrito. La trilogía se cataloga como novela negra, o domestic noir para ser más precisos, pero tiene un elemento diferenciador con la mayoría de los libros publicados. Ese Mal, que ella insiste en llamarlo con mayúsculas, es un mal que nos rodea a todos sin que apenas lo percibamos. No nos muestra en sus novelas un mundo de asesinos en serie o de crímenes sangrientos, sino más bien el mal que está en nuestro entorno sin que seamos muchas veces conscientes de él. Ese matiz es lo que convierte a estas tres novelas en algo mucho más aterrador, puesto que al leer te das cuenta de que es muy posible que tengas el peligro mucho más cerca de ti de lo que crees.
La trilogía tiene mucha reflexión, aunque insertada de tal modo en una narración tan trepidante que apenas te das cuenta de todo lo que deja en ti hasta que la terminas. Es entonces cuando empieza un proceso dentro del lector, cuando te asaltan preguntas que querrías hacerle a María José Moreno. Ella, como psiquiatra con treinta años de experiencia, es la mejor para contestarlas. Como tenía la opción de hacérselas, no me lo he pensado. He buscado a la doctora Moreno y le he planteado un tema que no se toca directamente en esta trilogía, pero que su lectura ha hecho que en mí se despierten cuestiones que quería poner sobre el papel.
¿Estamos los adultos tan expuestos como los niños a los peligros del acoso por las redes?
No sé si vosotros os preguntáis lo mismo que yo pero, por si acaso, comparto la agradable charla que he mantenido con ella.
La entrevista:
La Trilogía del Mal que nos has presentado a lo largo del último año, por la que te felicito de nuevo, tiene muchos puntos que resultan muy atractivos para los lectores. Las tres novelas tienen tramas adictivas, personajes potentes, un entorno reconocible para cualquiera y, sobre todo, llevan al lector a reflexionar sobre ese mal cotidiano que convive muy cerca de todos y al que a veces no prestamos atención porque actúa en silencio.
En la primera novela, La caricia de Tánatos (un título que siempre me ha fascinado, por cierto), trataste el tema de los malos tratos psicológicos. Con El poder de la Sombra diste un giro, centrando el tema en los abusos en la infancia y en la última, la novela que cierra la trilogía, La fuerza de Eros, nos pones sobre aviso de los riesgos que acarrea la mala utilización de internet.
Aparecen personajes que, escondidos tras perfiles falsos, se introducen en el mundo de nuestros hijos con malas intenciones, y eso supone una llamada de atención para los padres, sobre el uso de las redes que hacen los niños. Pero, yo me pregunto si a esto solo los menores están expuestos o los adultos somos igual de vulnerables. ¿Crees que solo les puede pasar algo como lo que planteas a niños?
Por desgracia, nadie está libre de ser acosado. Las redes sociales, en las que exhibimos nuestra imagen, nuestro quehacer y, algunas veces, hasta nuestra vida privada son una fuente de datos para que depredadores de cualquier tipo, no tienen por qué ser sexuales, se hagan con esos datos y a partir de ahí inicien un acoso que puede ir desde robo de identidad, de contraseñas, hackeo de cuentas… Existe una novela que de manera ficcionada nos plantea este grave problema y que recomiendo es: Alterword de Antonia Huertas de ediciones Versátil.
Cierto. Escuché a Antonia Huertas hablar de su libro en Madrid y me llamó mucho la atención el tema de su novela. Por cierto, me recuerdas que aún no lo he leído. Me parece que tengo que adelantarlo en mi lista cuanto antes. Sigo con las preguntas que me ha generado la lectura de la Trilogía y te lanzo la siguiente. En el caso de que un adulto se vea en esa situación en la que pones a las niñas de la novela, ¿cuáles serían las razones por las que caería en la «trampa»?
La situación que se da en mi novela no suele ocurrir en un adulto, porque el pedófilo solo acecha a la población que comprende su objeto sexual, niñas o niños, casi siempre menores de 13 años. Pero sí podemos ser objeto de otro tipo de acosadores y de hecho lo vemos con frecuencia: el novio despechado que sube fotos de su novia en ropa interior, el marido o la mujer celosa que intenta hackear cuentas de su conyuge para saber si están teniendo aventuras extramatrimoniales, personas que hackean cuentas para realizar spam, compañeros envidiosos que te quieren desacreditar a la vista de todos mostrando tus imperfecciones… o personas solas que abren su corazón y su vida a anónimos que están al otro lado de la pantalla y que creemos a pies juntillas lo que les dicen. Es donde quiero lanzar la alarma para que la desconfianza siempre sea la base que domine nuestras actuaciones en la red, hasta que conozcamos personalmente a esa otra persona.
Y otra cosa que me pregunto. ¿Crees que en el caso de que alguien adulto sea acosado, lo contaría antes que un niño?
Estoy segura de que el adulto posee mecanismos para afrontar este problema más adecuados que un niño, pero también se oculta a veces por vergüenza de haber caído en esa situación, por lo que de un modo u otro siempre los malos salen ganado. La policía insiste en la denuncia, única manera de atajar este problema.
Ya, pero a veces el acoso es leve, sin mucha base para poner una denuncia y, sin embargo, afecta de manera grave a quien lo está sufriendo. Recuerdo a Marina, tu personaje de La caricia de Tánatos. Muchas de las cosas que sufre de su maltratador son muy complicadas de demostrar y a ella la hunden. Entonces, deduzco, deberíamos centrarnos en el tema de la prevención. ¿Cómo podemos intentar que no nos suceda?
Es necesario educar, educar y educar en el manejo de las redes sociales. Cuando el adulto sepa manejarlas adecuada y responsablemente estará en posición de enseñarlo, transmitirlo, a los más pequeños desde muy temprano y así inculcar mediante el aprendizaje, lo mismo que las normas básicas de educación y de educación vial…etc.
Ahí veo un problema. Esto va tan rápido que es casi imposible anticiparse a los cambios, ir por delante de las barbaridades que se le pueden ocurrir a mentes enfermas. Nosotros mismos, como adultos, estamos aprendiendo y hay incluso padres que ni siquiera se acercan a las redes. Porque no les interesan, porque no sienten que lo necesiten, pero si tienen hijos, esa es mi opinión, deberían estar atentos a todo.
Volviendo a lo que nos ocupa. ¿Se puede caer en la trampa de los acosadores a través de chantajes emocionales?
Sin duda, es una de las maneras en las que más daño se puede hacer a nivel personal, y por supuesto a través de internet, porque se ataca directamente a la autoestima de la persona, a la parte más vulnerable de su personalidad y los acosadores lo saben y lo utilizan a menudo.
He leído sobre este tipo de gente que se valen de lo que la víctima valora la relación que tienen con ella y aprovechan esa vulnerabilidad para acceder a ellas. ¿Qué tipo de información crees que se debe manejar con cuidado en las redes?
Existen unas reglas básicas entre las que se encuentran las siguientes:
Prestar atención cuando publiquemos y subamos material:
• Pensar muy bien qué imágenes, vídeos e información escogemos para publicar.
• No publicar nunca información privada.
• Usar un seudónimo y nunca nuestra verdadera imagen.
Escoger cuidadosamente a nuestros amigos:
• No aceptar solicitudes de amistad de personas que no conozcamos.
• Verificar todos nuestros contactos.
Proteger nuestro entorno de trabajo y no poner en peligro nuestra reputación:
• Al registrarnos en una red social, usar nuestra dirección de correo personal (no el correo de la empresa).
• Tener cuidado de cómo representamos en Internet a nuestra empresa u organización.
• No mezclar nuestros contactos de trabajo con nuestros amigos.
• No dejar que nadie vea nuestro perfil o nuestra información personal sin permiso.
• No dejar desatendido nuestro teléfono móvil.
• No guardar nuestra contraseña en nuestro móvil.
• Usar las funciones de seguridad de que disponga nuestro móvil.
Proteger nuestro teléfono móvil y la información guardada en él:
• Tener cuidado con lo que publicamos sobre otras personas.
Informarnos:
• Leer con atención y de principio a fin la política de privacidad y las condiciones y términos de uso de la red social que escojamos
Protegernos con la configuración de privacidad:
• Usar opciones orientadas a la privacidad (comprobar quién puede ver nuestras fotos, quién puede ponerse en contacto con nosotros y quién puede añadir comentarios).
• Informar inmediatamente si nos roban el teléfono móvil.
• Tener cuidado al usar el teléfono móvil y estar atento a dónde lo dejamos.
Prestar atención a los servicios basados en la localización y a la información de nuestro teléfono móvil:
Desactivar los servicios basados en la localización geográfica cuando no los estemos usando.
Como verás, es fácil incumplir estas normas. Yo misma he caído en una mala práctica.
Creo que todos, pero es un poco lo que decía antes. Estamos aprendiendo, y además no conocemos todas las funciones de nuestros equipos. El otro día descubrí que Google tiene un rastreo de mis movimientos por el mapa de España de los últimos tres años. Me entretuve en borrarlo, preocupada además, porque soy de las que están obsesionadas con que mi teléfono no siga mi ubicación (¿a ellos qué les importa?), pero no hay manera. Volví a entrar al cabo de unos días y aunque tuve cuidado, se había vuelto a activar. Y eso es solo un ejemplo.
Por cierto, ¿cómo se presenta ante nosotros un acosador? ¿Se muestran ante su víctima como víctimas?
La manera de presentación de los acosadores de un adulto depende de la intencionalidad que tenga con ese acoso, desde luego que hacerse pasar por víctima es una manera de manejar la relación y a partir de ahí crear lástima en la posible víctima y atraerla a su terreno.
He leído también que cuando no consiguen lo que quieren, castigan a sus víctimas, pero me pregunto qué tipo de castigos se pueden infligir a través de una pantalla para que resulten tan efectivos y tan demoledores.
Creo que antes ya te lo he comentado pero a través de la pantalla, en una red social donde el acceso es libre se puede hacer daño: denigrando, criticando, mintiendo, falseando noticias, mostrando imágenes censurables…
La verdad es que todo esto da mucho, mucho miedo. A mí, por lo menos, me da más miedo que los asesinos en serie. ¿Hay algún modo de detectarlos precozmente? ¿Hay ciertos tics que sean indicadores?
Por desgracia no es fácil detectar este tipo de comportamientos, a no ser que uno esté muy a la defensiva y seguro que cuando bajemos la guardia, se nos puede meter alguien. Lo principal es estar alerta y en cuanto veamos algo extraño no consentirlo y bloquear a la persona que intuimos puede producirnos algún daño, denunciar, y si no tenemos éxito, salir de esa red social.
Hay veces que te entran ganas. La semana pasada, sin remontarnos más, tuve que bloquear a tres perfiles. dos en Twitter y uno en Instagram, a los que mi actividad como escritora les interesaba menos que mi persona. Al principio, cuando tropecé con gente así, me hicieron sentir fatal, como si yo fuera una mala persona por bloquear a alguien, pero con el tiempo he ido aprendiendo. Bloqueo ya con una soltura que da gusto, sin ningún tipo de remordimientos. He llegado a la conclusión de que no merece la pena actuar de otro modo, que no soy peor persona por protegerme de quienes se entrometen en mi vida, sino un poco más cauta que hace tiempo.
Muchas gracias, María José, por tu tiempo y por responder a mis preguntas. Espero que quien nos lee siga tus consejos y esté atento a quienes nos rodean. La mayoría es buena gente, pero como aprendemos con tus novelas, hasta el ser más encantador puede esconder debajo un depredador.
Y a los que no habéis leído la Trilogía, tomad aliento y a ello. Os va a resultar muy reveladora.
Y seguro que os asaltan mil reflexiones.
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domingo, 11 de septiembre de 2016
LA FUERZA DE EROS DE MARÍA JOSÉ MORENO
Por fin mañana es 12 de septiembre y ya estará aquí la
publicación de la última parte de la Trilogía del Mal. Cuando María José Moreno
saca libro nuevo yo siempre dedico una entrada en el blog.
Tengo la inmensa
suerte de que nuestros principios literarios se entremezclasen, ya que la
primera presentación de Detrás del cristal que yo hice en Madrid la compartí
con ella. Desde entonces hemos mantenido un vínculo que se ha ido haciendo más
fuerte con el paso del tiempo. Por eso, y porque la novela lo merece, no puedo
dejar pasar este estreno sin hablaros un poco de la novela que cierra este
ciclo que ella dedica al Mal. Pero no voy a hacer una reseña, ya que el libro
no estará disponible hasta mañana, os hablaré de las emociones que despertó en
mí y las razones por las que creo que deberíais leerla.
Ha sido un año de espera desde que María José Moreno publicase
con Versátil La Caricia de Tánatos, en realidad más para quienes habíamos leído
este libro antes, cuando la misma autora lo subió a Amazon por su cuenta. Fue
entonces cuando conocimos a la psicóloga Mercedes Lozano, que es quien lidia
desde su posición de terapeuta con ese mal, y yo ya me enganché a la historia
que prometía ir creciendo.
Y vaya si lo ha hecho.
Tras esta primera novela se publicó, antes del verano, El poder
de la Sombra. Si en la primera nos había impresionado con un thriller que trata
el tema de los malos tratos psicológicos, en la segunda eligió el maltrato en
la infancia como eje para una trama en la que conocíamos a la asesina, pero no
qué es lo que le había pasado para que su memoria estuviera tan dañada -o tan
bloqueada- como para no recordar nada. Se adentró en la mente y fue
descubriéndola ante nuestros ojos. Y no lo hizo desde el punto de vista de la
policía, sino que eligió un enfoque mucho más original, el de los profesionales
de la psiquiatría y de la psicología que estaban tratando de establecer una
defensa para ella en un juicio.
Mercedes Lozano volvía a tener un papel en la trama,
compartiendo su protagonismo con Rosa María, esa presunta asesina.
En La fuerza de Eros, María José vuelve a sorprendernos y lo
hace con un tema muy actual, que tiene como telón de fondo el mundo de las
redes en su vertiente más oscura. No habla de grandes conspiraciones, no hace
falta. El Mal está ahí, detrás de la pantalla, muchas veces disfrazado de
cordero, esperando que nos distraigamos para asestarnos un zarpazo. Ese Mal, que
cualquiera que mantenga dentro de sí mismo cierta inocencia, no se percatará de
que existe y que nos está manipulando para conseguir sus objetivos. Toma como motor el amor, esa pulsión tan primitiva que nos arrastra sin que podamos oponernos.
Mercedes vuelve a ser el hilo conductor y me atrevo a decir
que es más protagonista en esta que en ninguna de las tres.
A mí no me dan miedo los asesinos en serie porque tengo unas
probabilidades bajísimas de tropezar con uno de ellos en mi vida. La novela
negra está llena de ellos y yo leo sin pestañear y sin emocionarme apenas, sin
sentir la angustia que quizá el autor quiere transmitir porque me cuesta un
poco creérmelos. No sé si donde vivo se habrá producido más de un asesinato en
las últimas tres décadas –lo dudo mucho-. Sin embargo, el mal que describe
María José Moreno en esa trilogía maravillosa es cotidiano, es algo que podemos
encontrar en nuestro entorno más inmediato y ese sí lo he visto. En esta
tercera novela, La fuerza de Eros, nos topamos con lo más angustioso que yo he
leído hasta ahora, porque está tan cerca que asusta y mucho. Asusta y te llena
el alma de inquietud, esa que me hizo salir corriendo a que me diera el aire
cuando termine la novela para recuperar el aliento. Es verdad que yo tengo una
hija que ahora mismo tiene doce años y usa las redes, como cualquiera de su
edad, y una empatía altísima, pero creo que no será necesario para ningún
lector verla bajo esas circunstancias. Es una novela potente, bien escrita,
redonda y brillante, documentada y que se sostiene en los pilares que como
psiquiatra que es María José sabe manejar como nadie. Para mí es el mejor
remate de una trilogía que, además de ficción, creo que es todo un ensayo sobre
nuestros tiempos. Sobre lo más oscuro de la cotidianeidad.
Verdad convertida en ficción.
Ficción que se parece muchísimo a la realidad.
Mañana por fin la novela llega hasta las librerías y espero
que lo haga para quedarse mucho tiempo y para conquistar a los lectores que
todavía no conozcan a María José Moreno.
domingo, 13 de marzo de 2016
EL PODER DE LA SOMBRA: RESEÑA Y PRESENTACIÓN EN MADRID
El 10 de marzo, a las 19:30, en
la librería Lé (Paseo de la Castellana, 154), María José Moreno tenía una
importante cita dentro de su carrera literaria: la presentación de El poder de la Sombra (ed. Versátil), la segunda parte
de esta Trilogía del Mal. Después de
La caricia de Tánatos, la novela en
la que conocimos a Mercedes Lozano y en la que de manera tan magistral aborda
el tema de los malos tratos psicológicos, le toca el turno a esta segunda
parte. En ella, la psicoterapeuta protagonista de la trilogía, se enfrenta a la
amnesia de Rosa María Luque, a quien todas las pruebas acusan de varios asesinatos.
Mercedes tendrá que bucear en su mente para reconstruir su pasado y así
plantear su defensa. Para entender el puzle de su vida contará con la ayuda del
psiquiatra Miguel Vergara, a quien ya conocimos en la primera parte y cuya
relación con Mercedes es otro de los puntos atractivos de esta trilogía. El poder de la Sombra, una novela con
ritmo trepidante, trata el tema de los abusos en la infancia y sus secuelas en
la vida adulta. Entre otros, porque si algo tiene María José Moreno es
capacidad para condensar en muy pocas páginas multitud de enfoques.
En cuanto me enteré de la cita,
supe que acudiría. Desde la primera vez que estuvo en Madrid para presentar Bajo los tilos, he acompañado a María
José cuando ha venido a la capital. Me cuesta mucho esfuerzo cuadrar horarios,
todavía mis hijos son relativamente pequeños como para irme tan feliz de casa,
pero por ella busco la manera. El destino quiso que compartiéramos la primera
presentación, hace dos años, y entre nosotras surgió una amistad que se ha ido haciendo
fuerte. A diario, a través de las redes. Esporádicamente, cuando nos hemos ido
viendo: en Madrid y en Córdoba, ciudad que visité con mi familia en septiembre
y en la que, tanto ella como Pilar Muñoz, hicieron de anfitrionas de lujo.
Puedo decir muy orgullosa que ambas son mis amigas, de las mejores que se
pueden tener. Y por las amigas que nunca te fallan, se mueven montañas. Y de las amigas que escriben como ellas dos solo se puede hacer una cosa: presumir.
Por cierto, ya he leído la
novela.
Como siempre, no os la voy a
destripar, porque mi objetivo aquí, en esta que es mi casa, es dejar pinceladas
sueltas de las lecturas que hago por varias razones. La primera, para mí misma,
para que cuando pase un tiempo y quiera volver a recordar un libro, tenga unas
notas en las que apoyarme. La segunda, porque me gusta compartir las lecturas
satisfactorias con quienes cruzan el espejo, me gusta decir: «Oye, que este
libro a mí me ha merecido la pena. He pasado con él unas horas estupendas y ha
sido por esto, por esto y por aquello». La tercera, porque estoy segura de que
las 342 páginas del ejemplar con sobrecubierta que ahora tengo a mi lado son de
las que merece la pena hablar.
De El poder de la Sombra os diré que, además de una portada preciosa,
muy en sintonía con la de La caricia de
Tánatos, tiene multitud de cambios de giro, de esos que te van dejando sin
aliento. Cuando te haces una composición, estableces hipótesis sobre lo
sucedido con Rosa María en el pasado y sobre su culpabilidad o inocencia… algo sucede
o que concluyen te descoloca. Y dudas tanto que te obliga a pensar de nuevo. Pensar
y disfrutar leyendo… una combinación fantástica.
La acusada es un personaje
complejo, con mil matices que María José Moreno nos va desvelando poco a poco
en una novela que literalmente te bebes. La estructura en capítulos cortos,
introducidos por la fecha y la hora, te empuja a eso que se conoce como «un
poquito más y lo dejo». Cuando quieres dejarlo… te falta ya tan poco para
terminarla que no lo dejas. Te acaban dando las tantas pegada al libro. Hace
poco leí que el sueño de un autor es ese, escribir una novela que el lector no
pueda soltar hasta que se acabe y que, cuando lo haga, se quede con la
sensación de que quería más.
Ella lleva ya tres así.
El narrador de esta novela, en
primera persona, es la misma Mercedes Lozano. A través de ella conoceremos la trama,
salvo al final, en el que otro narrador, que no voy a desvelar, toma la palabra
para terminar de contarnos la historia.
A algunos personajes que aparecen
en esta novela los conocemos ya de La
Caricia de Tánatos, sobre todo a Mercedes y a Miguel, pero también hay
otros nuevos, la misma Rosa María y Felipe, viejo amigo de la familia de
Mercedes, abogado, que le pide colaboración profesional para construir la
defensa de una mujer amnésica acusada de varios asesinatos. La habilidad narrativa
de María José Moreno consigue entrelazar sus vidas personales con esa trama de
investigación, dotando a la novela de una magnífica solidez.
Y luego está cómo escribe.
Siempre lo digo, las historias no
son lo que cuentan -que también-, sino cómo lo cuentan. De ello depende que te mantengan
pegado a las páginas, que vuelvas la última diciendo que es una pena que se te
haya acabado el libro, o que te pases desde el principio lanzando suspiros de
desesperación. El poder de la Sombra
pertenece a la primera categoría, a esos que cuando se acaban querrías que
continuase. Que te saben a poco y no porque no se cierre la historia, sino
porque quieres que la autora te cuente más. Se trata de la segunda parte de una
trilogía, así que en un pequeño punto se queda abierta, pero la trama principal
cierra del todo, pero dejando esa sensación de quiero más.
Menos mal que después del verano
nos enteraremos del final.
¿Habéis visto en
booktrailer? Os dejo el enlace, por si acaso. Versátil ha hecho algo magnífico,
y es rodarlo especialmente para el libro, con dos actrices que encarnan a las
dos protagonistas femeninas de la novela: Rosa María Luque y Mercedes Lozano.
Para el papel de esta última contrataron a la actriz Marta Bascuñana, que estuvo en la presentación en la librería.
Estaba emocionada con el personaje y encantada de haber sido elegida para el
papel porque lo que ha leído sobre el libro le ha encantado. María José quería
que viéramos el booktrailer en la presentación, pero no pudo ser. A cambio,
tuvimos a la mismísima Mercedes sentada entre el público.
Por cierto, ¿a que sería genial
una serie sobre la trilogía? Señores de A3 Media, aquí hay material y del
bueno, no digo más…
¿Os apetece saber algo más de esa
tarde? Os voy a contar una anécdota que emocionó a la autora, y de paso a mí,
como espectadora.
Llegué a Madrid por la mañana,
porque tenía un compromiso profesional. Después de la reunión, y hasta las
siete y media que era la charla, no había nada que hacer y lo fácil hubiera
sido coger el teléfono y llamar a María José, a quien estaba deseando ver, pero
no podía porque le había dicho que tenía otras cosas pendientes. Desde hacía
más o menos un mes llevaba contándole pequeñas mentiras para que no se diera
cuenta del regalo que le teníamos preparado para momentos antes de la
presentación Pilar, Alberto y yo. Yo le había dicho que no me iba a perder la
presentación. Alberto y Pilar, sin embargo, se habían disculpado con ella porque
sus trabajos no les permitían acudir y le habían deseado que todo fuera bien. Y
seguro que incluso le habían pedido fotos y crónica del día para vivirlo desde
la distancia, que los conozco.
Una trola detrás de otra…
Si es que parecemos niños, a
pesar de la edad, porque la verdad es que los dos se las habían arreglado para
conseguir días libres. Querían acompañar a María José en esta cita y, de paso,
darle la sorpresa del día.
¡Y vaya si se la dieron!
Un par de horas antes de la
presentación María José me llamó para ver dónde estaba, yo creo que un poco
extrañada de que no hubiera dado señales de vida hasta entonces, y le contesté
que en Atocha. Era cierto, pero a medias, estaba frente a la estación, pero iba
a bordo de un coche en marcha (y con la radio a tope, que no sé ni cómo no la
oyó). Un coche particular, no un taxi. Quedamos en la librería para tomarnos
algo las dos y charlar un rato hasta que llegase la hora.
Cuando le dije dónde estaba, no
pensé en distancias: aparecí muy pocos minutos después de hablar con ella. Al
fin y al cabo, en coche, no se tarda tanto desde Atocha hasta el 154 del Paseo
de la Castellana, al contrario que si te desplazas en metro. Fue lo único que
mosqueó a María José que, aunque no se explicaba cómo había llegado en tan
pocos minutos, estaba tan contenta que lo obvió. Nos fuimos a un hotel cercano
a tomar un café y en ello estábamos cuando Alberto me llamó para que le contase
dónde estábamos. Le había mandado un mensaje disimuladamente, pero
necesitaba confirmación de la ubicación exacta. Yo tenía que decírselo sin que
se notase, así que nuestra conversación fue de besugos, llena de lagunas y
algún «¿pero qué dices?» por su parte. Tan dispersa estaba que María José me
decía que le diera recuerdos y no la escuché. Bueno, sí, cuando él ya había
colgado, así que me tocó hablar con el teléfono: «María José te manda recuerdos…
Sí, yo se lo digo… Qué pena que no hayas podido venir…» Y cosas por el estilo
que le dije a un teléfono que al otro lado no tenía a nadie.
Vale, ahora es gracioso, pero yo
me sentía idiota en ese momento.
Unos minutos después, me hubiera
gustado grabar la cara de María José cuando los vio entrar en la cafetería. Vinieron
hacia nosotras y, como no se lo esperaba, tardó un poco en reconocerlos. Se
emocionó de verdad, el abrazo con el que saludó a Pilar tendría que haberlo
fotografiado por lo menos. Al final, lo
logramos. La sorprendimos de verdad. Me confesó que durante los últimos días
había estado pensando si me pasaría algo porque estaba un poco rara, más
callada de lo habitual.
Normal, era la mejor manera de no
meter la pata.
![]() |
Con María José Moreno y Pilar Muñoz. Foto robada a Marina Collazo. |
Nos tomamos algo los cuatro
juntos y cuando se acercó la hora salimos de allí. Al llegar a la librería,
empezó a acercarse la gente. Mucha, como siempre que ella presenta una novela.
Entre las personas que vinieron, voy a destacar a dos que tenía muchas ganas, a
uno de volver a ver y a otro de conocer por fin: Víctor Fernández Correas y
Enrique Laso. Dos escritores, distintos completamente, pero que forman parte de
este grupo de gente con la que me relaciono en las redes y que me sacan una
sonrisa cada vez que tropiezo con ellos.
Acudieron lectores, blogueros,
escritores, clubs de lectura, actrices… un grupo de medio centenar de personas
que abarrotaban el espacio que la librería tiene en el sótano para las
presentaciones de libros. Se presentó la novela y al final empezó un turno de
preguntas del público que abrió un interesante debate. Porque, si algo tiene
esta novela, como todas las de María José en general, es que despiertan
reflexiones. Se habló de lo esencial que es la educación desde la infancia
quizá como algo a lo que deberíamos prestarle más importancia de la que se le
da: es mejor educar que tener que resolver los problemas que surgen de no
hacerlo. Del machismo, de los traumas infantiles, y de un tema que genera
polémica: las víctimas de malos tratos cuando no son mujeres. Yo estoy
convencida, desde hace mucho, que algo estamos haciendo mal en este tema. Hay
muchas víctimas hombres a las que no se les da voz porque no es políticamente
correcto. Que no hablan por vergüenza. Que no cuentan en las estadísticas de
maltrato, pero existen y sufren tanto o más que las mujeres, porque además está
la soledad, el no tener a quien acudir porque no te van a escuchar. También se
habló de las denuncias falsas y se dijo algo que me parece muy sensato: que no
se castigan con la suficiente contundencia cuando se demuestra que lo son. Y
debería ser así si queremos ser justos de verdad.
![]() |
Foto robada del muro de Facebook de María José Moreno |
Hubiéramos seguido, pero tenía
que firmar libros, charlar con sus lectores y poner la guinda a esa noche
maravillosa, que acabó con un refrigerio con el club de lectura Tardes en
sepia, al menos con gran parte de sus componentes. Con ellas nos reímos mucho,
sobre todo por ese «camarero infiltrado» que tuvo la poca vergüenza de tomarse
una caña con nosotras e integrarse en la conversación como si alguien le
hubiera invitado.
Ah, y María José me regañó porque hablé mucho, pero es que creo
que estaba tan feliz ese día que no me di ni cuenta.
Nos vemos en la próxima: en septiembre.
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lunes, 26 de octubre de 2015
UN JUEVES DE OCTUBRE
Para alguien que de pronto aterrice en mi blog puede parecer que me paso la vida de evento en evento, y nada más lejos de la realidad. Se ha dado la coincidencia de que, en menos de siete días, tenía la posibilidad de asistir a dos citas literarias en la Gran Vía madrileña, dos citas a las que tenía muchas ganas. Aunque salir de mi pequeño mundo supone siempre un trastorno mayúsculo, lo hice. La primera de ellas, porque no podía quedarme con el medio millón de preguntas que tenía -aunque un cuarto de millón se quedaron en el tintero por falta de tiempo- y la segunda porque se trataba de María José Moreno y no me lo podía perder. Presentaba La caricia de Tánatos en la Casa del Libro de Gran Vía y quería estar con ella.
María José y yo coincidimos en nuestra primera presentación en Madrid hace casi dos años, cuando ambas presentamos las novelas que habíamos publicado en papel con Vergara: Bajo los tilos y Detrás del cristal. Desde el momento en el que nos vimos hubo una conexión que ya intuíamos a través de nuestras conversaciones virtuales, un lazo que a medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido estrechando y haciéndose más fuerte. Para mí tiene tanta importancia el evento como verla a ella, la conversación delante de un café.
Por eso, el pasado jueves 22 de octubre, hice todo lo posible por estar a su lado. Y no fue sencillo.
Vivo en un desierto demográfico. Eso significa que, aunque existe transporte público, es muy limitado porque no es rentable. Hasta hace un año teníamos la posibilidad de ir en autobús a Madrid, pero la escasa cantidad de viajeros provocó que lo quitasen. Para llegar hasta allí no queda más remedio que ir a Segovia y, desde allí, montar en otro autobús. Y no se puede volver el mismo día si la cita es por la tarde, como era este caso. Sí o sí, te tienes que quedar si nadie te puede recoger.
Con mi desconocimiento absoluto de cómo funciona esto, me fui con mi mochila al hombro. Monté en el primer autobús y cuando llegué a Segovia... la estación de autobuses estaba en obras. ¡Genial! Si me pierdo cuando todo está en su sitio, empezaba con todo descolocado. Lo bueno de esto es que no era la única despistada y, preguntando, como todo el mundo ese día, logré montarme en el autobús correcto.
Y quedarme dormida.
Los nervios por volver a verla, por enfrentarme al hecho de que apenas viajo sola, habían provocado una noche más de insomnio y el solecillo, unido al traqueteo de la máquina me desconectaron hasta que desperté en Villalba. Al llegar al intercambiador de Moncloa salí a la calle, le pedí a mi teléfono que trazase la ruta que debería seguir para ir andando -ya sé que estáis pensando que debería haber cogido el metro, pero dos autobuses en un día eran ya suficientes para mí- y a ello me puse.
Llegué andando sin problemas -y con un bolso nuevo, porque me paré por el camino en una tienda- hasta la puerta de la Casa del Libro, casi una hora antes. Es también otro problema de ir en transporte público: llegas a la hora que te deja, no a la que quieres. Menos mal que allí encontré, en plena Gran Vía, a Marina Collazo y nos fuimos a tomar algo mientras se hacía la hora.
Juntas alcanzamos la tercera planta, donde era la presentación, y tras los saludos nos instalamos para escuchar a María José, que antes me dio dos besos y su cámara de fotos para que inmortalizase el momento. Mientras se preparaba todo conocí a varias lectoras con las que mantengo contacto en las redes, saludé a Sany, a Pedro, a Concha y a Teresa, blogueros vocacionales como yo y pronto hubo que sentarse para que David G. Panadero presentase a María José.
Me encantó el entusiasmo de los editores de Versátil, el mismo David y Consuelo Olaya, la pasión con la que hablan de una novela que la verdad es que sorprende mucho. Como dice muchas veces su autora, es una novela que asusta mucho sin que haya sangre, porque en esta historia no hace falta. El maltratador, con solo una "caricia", consigue matar a sus víctimas. Es una novela que de pronto te hace pararte a pensar en quienes tienes alrededor, te das cuenta de que cualquier persona encantadora puede llevar dentro un monstruo que se lo está haciendo pasar mal a alguien de tu entorno. Una novela inteligente y muy bien construida, que me consta que está haciendo disfrutar a los buenos lectores.
Hablaron los editores, habló María José y preguntó el público, mayoritariamente femenino. En un momento dado me di la vuelta. Quería elegir un lugar desde atrás donde se viera bien que el espacio se había llenado por completo y mi cara tuvo que reflejar desconcierto porque no podía creer a quién me había parecido ver. ¿Marlene Monleon? ¡Pero si vive en Miami! Cuando me levanté y fui hacia atrás confirmé que no me había equivocado. ¡Era ella! Y, justo detrás, estaba Víctor Fernández Correas, al que pido perdón desde aquí porque me emocioné al verlo y le di un abrazo y un beso de lo más efusivo en medio del acto. Tan efusivo que Manuela Marín, que estaba al lado, me gruñó un poco -y con razón- porque la ignoré.
Volví a mi sitio hasta que terminó y cuando empezó la firma de libros fui hablando con mucha gente, aunque sin poder prestarles toda mi atención porque esa tarde-noche yo ejercía el papel de reportera gráfica. Le he robado a María José las fotos de su cámara, la mayoría de las cuales disparé yo. ¡Montones de fotos! No podía ser más emocionante, la fila esperando para firmar era enorme, tanta que en un momento dado se apagaron las luces de la sala y nos indicaron que no tenían más remedio que cerrar. Hubo de firmar los últimos ejemplares en la puerta de la librería, en plena Gran Vía.
¿A quién le pasa eso? Solo a los grandes.
Tras eso nos fuimos a tomar algo, una cena informal de chicas, donde conversamos, nos reímos, repasamos el día y se nos hizo, como siempre pasa cuando estás a gusto, demasiado corto. Tanto que María José y yo apenas pudimos hablar casi nada -lo solucionamos al día siguiente-.
Me quedé en Madrid con Mercedes Gallego, mi hada madrina particular, a la que tengo que volver a ver pronto porque me llevé a casa puesta una de sus chaquetas. ¡Si es que siempre tengo frío, aunque Marina me diga que en lugar de abrigo llevo una manta zamorana! Al día siguiente teníamos planes pero un retraso aéreo nos los desbarató. Fui con ella al aeropuerto a recoger a Blanca Miosi, pero al final no la pude conocer. El sábado era el evento de Amazon, pero no me quedé porque tengo obligaciones familiares que cumplir y escaparme dos días ya era mucho.
Pronto llegarán las otras dos novelas de esta Trilogía del Mal y espero que para entonces sean muchos más los lectores que se enganchen a esta historia.
Al día siguiente continuaron mis aventuras en transporte público: metro, tren, autobús... todo un reto para alguien como yo, que va andando -o en coche- a todas partes.
Pero esa ya es otra historia.
María José y yo coincidimos en nuestra primera presentación en Madrid hace casi dos años, cuando ambas presentamos las novelas que habíamos publicado en papel con Vergara: Bajo los tilos y Detrás del cristal. Desde el momento en el que nos vimos hubo una conexión que ya intuíamos a través de nuestras conversaciones virtuales, un lazo que a medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido estrechando y haciéndose más fuerte. Para mí tiene tanta importancia el evento como verla a ella, la conversación delante de un café.
Por eso, el pasado jueves 22 de octubre, hice todo lo posible por estar a su lado. Y no fue sencillo.
Vivo en un desierto demográfico. Eso significa que, aunque existe transporte público, es muy limitado porque no es rentable. Hasta hace un año teníamos la posibilidad de ir en autobús a Madrid, pero la escasa cantidad de viajeros provocó que lo quitasen. Para llegar hasta allí no queda más remedio que ir a Segovia y, desde allí, montar en otro autobús. Y no se puede volver el mismo día si la cita es por la tarde, como era este caso. Sí o sí, te tienes que quedar si nadie te puede recoger.
Con mi desconocimiento absoluto de cómo funciona esto, me fui con mi mochila al hombro. Monté en el primer autobús y cuando llegué a Segovia... la estación de autobuses estaba en obras. ¡Genial! Si me pierdo cuando todo está en su sitio, empezaba con todo descolocado. Lo bueno de esto es que no era la única despistada y, preguntando, como todo el mundo ese día, logré montarme en el autobús correcto.
Y quedarme dormida.
Los nervios por volver a verla, por enfrentarme al hecho de que apenas viajo sola, habían provocado una noche más de insomnio y el solecillo, unido al traqueteo de la máquina me desconectaron hasta que desperté en Villalba. Al llegar al intercambiador de Moncloa salí a la calle, le pedí a mi teléfono que trazase la ruta que debería seguir para ir andando -ya sé que estáis pensando que debería haber cogido el metro, pero dos autobuses en un día eran ya suficientes para mí- y a ello me puse.
Llegué andando sin problemas -y con un bolso nuevo, porque me paré por el camino en una tienda- hasta la puerta de la Casa del Libro, casi una hora antes. Es también otro problema de ir en transporte público: llegas a la hora que te deja, no a la que quieres. Menos mal que allí encontré, en plena Gran Vía, a Marina Collazo y nos fuimos a tomar algo mientras se hacía la hora.
Juntas alcanzamos la tercera planta, donde era la presentación, y tras los saludos nos instalamos para escuchar a María José, que antes me dio dos besos y su cámara de fotos para que inmortalizase el momento. Mientras se preparaba todo conocí a varias lectoras con las que mantengo contacto en las redes, saludé a Sany, a Pedro, a Concha y a Teresa, blogueros vocacionales como yo y pronto hubo que sentarse para que David G. Panadero presentase a María José.
Me encantó el entusiasmo de los editores de Versátil, el mismo David y Consuelo Olaya, la pasión con la que hablan de una novela que la verdad es que sorprende mucho. Como dice muchas veces su autora, es una novela que asusta mucho sin que haya sangre, porque en esta historia no hace falta. El maltratador, con solo una "caricia", consigue matar a sus víctimas. Es una novela que de pronto te hace pararte a pensar en quienes tienes alrededor, te das cuenta de que cualquier persona encantadora puede llevar dentro un monstruo que se lo está haciendo pasar mal a alguien de tu entorno. Una novela inteligente y muy bien construida, que me consta que está haciendo disfrutar a los buenos lectores.
Hablaron los editores, habló María José y preguntó el público, mayoritariamente femenino. En un momento dado me di la vuelta. Quería elegir un lugar desde atrás donde se viera bien que el espacio se había llenado por completo y mi cara tuvo que reflejar desconcierto porque no podía creer a quién me había parecido ver. ¿Marlene Monleon? ¡Pero si vive en Miami! Cuando me levanté y fui hacia atrás confirmé que no me había equivocado. ¡Era ella! Y, justo detrás, estaba Víctor Fernández Correas, al que pido perdón desde aquí porque me emocioné al verlo y le di un abrazo y un beso de lo más efusivo en medio del acto. Tan efusivo que Manuela Marín, que estaba al lado, me gruñó un poco -y con razón- porque la ignoré.
Volví a mi sitio hasta que terminó y cuando empezó la firma de libros fui hablando con mucha gente, aunque sin poder prestarles toda mi atención porque esa tarde-noche yo ejercía el papel de reportera gráfica. Le he robado a María José las fotos de su cámara, la mayoría de las cuales disparé yo. ¡Montones de fotos! No podía ser más emocionante, la fila esperando para firmar era enorme, tanta que en un momento dado se apagaron las luces de la sala y nos indicaron que no tenían más remedio que cerrar. Hubo de firmar los últimos ejemplares en la puerta de la librería, en plena Gran Vía.
¿A quién le pasa eso? Solo a los grandes.
Tras eso nos fuimos a tomar algo, una cena informal de chicas, donde conversamos, nos reímos, repasamos el día y se nos hizo, como siempre pasa cuando estás a gusto, demasiado corto. Tanto que María José y yo apenas pudimos hablar casi nada -lo solucionamos al día siguiente-.
Me quedé en Madrid con Mercedes Gallego, mi hada madrina particular, a la que tengo que volver a ver pronto porque me llevé a casa puesta una de sus chaquetas. ¡Si es que siempre tengo frío, aunque Marina me diga que en lugar de abrigo llevo una manta zamorana! Al día siguiente teníamos planes pero un retraso aéreo nos los desbarató. Fui con ella al aeropuerto a recoger a Blanca Miosi, pero al final no la pude conocer. El sábado era el evento de Amazon, pero no me quedé porque tengo obligaciones familiares que cumplir y escaparme dos días ya era mucho.
Pronto llegarán las otras dos novelas de esta Trilogía del Mal y espero que para entonces sean muchos más los lectores que se enganchen a esta historia.
Al día siguiente continuaron mis aventuras en transporte público: metro, tren, autobús... todo un reto para alguien como yo, que va andando -o en coche- a todas partes.
Pero esa ya es otra historia.
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Casa del Libro,
La caricia de Tánatos,
María José Moreno,
presentación
martes, 15 de septiembre de 2015
LA CARICIA DE TÁNATOS, NOVEDADES VERSÁTIL.
Me alegra mucho publicar este post. La caricia de Tánatos, de María José Moreno es
una de esas novelas que te preguntas por qué no estarán en papel cuando las
lees en digital y, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde que la autora la puso a la venta en Amazon, al final le ha llegado una oportunidad más
que merecida.
En octubre de 2013 me descargué la versión digital
de esta novela. Era el primer libro que leía de ella, a pesar de que ya tenía en el kindle la que en ese
tiempo era su novela estrella era Bajo los
tilos, con la que había alcanzado en 2012 el primer puesto de ventas de la
plataforma digital y que le había permitido fichar con Ediciones B.
Estaba esperando a que Bajo los tilos saliera en papel, porque sabía que había sido
ampliada y quería tener la lectura completa, así que, mientras llegaba enero, quise conocerla como autora y empecé por esta novela, una historia que podemos
catalogar como thriller psicológico. No me decepcionó en absoluto, como no ha
vuelto a hacerlo en la relectura que he hecho de la versión que desde el lunes 14 de septiembre está a la venta en papel, de la mano
de Off Versátil.
Después de leer sus dos libros, las casualidades de la vida quisieron que coincidiéramos en la presentación de nuestras novelas publicadas con Ediciones B en Madrid y esto nos ha convertido en amigas y compañeras de aventuras literarias. Mi alegría es doble, pues, porque el libro es muy bueno y porque es suyo. María José Moreno es psiquiatra y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. Sus casi 30 años de sesiones en la atención de trastornos mentales y de la personalidad le dan un extra de solvencia a la Trilogía del Mal que empieza por La caricia de Tánatos, puesto que su propia experiencia profesional la vuelca en la creación de situaciones y personajes.
Sinopsis:
“Una coincidente
cadena de sucesos viene a enturbiar la rutinaria y tranquila existencia de la
psicoterapeuta Mercedes Lozano.
Inquietantes llamadas
telefónicas anónimas y cartas; el inicio de una relación afectiva con Miguel
Vergara, un psiquiatra que ejerce de médico forense, con una traumática
infancia de la que no termina de desprenderse; un complicado tratamiento
psicoterápico de una paciente, Marina Daroca, y la aparición en escena de un
hombre que solicita su ayuda profesional y cuya mirada «hiela la sangre», ponen
su vida boca abajo y la sitúan al borde del precipicio emocional
.
Un thriller
psicológico que recrea con gran realismo el escabroso viaje de la
psicoterapeuta a través de sí misma y de sus pacientes para identificar el
tejido del Mal, su origen y la forma de manifestarse a través de sus múltiples
máscaras: la manipulación, la perversidad, la culpa autoimpuesta, el maltrato
psicológico… poniendo el acento en las vidas de unos personajes marcados por su
infancia, mostrándonos el lado más oscuro de sus mentes.”
Mis impresiones:
“En la mitología
griega, Tánatos es la personificación de la muerte no violenta. Su toque era
suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. En la teoría
psicoanalítica, Tánatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la
pulsión de vida.”
Así, con esta preciosa cita, arranca La caricia de Tánatos. Es solo el aperitivo de lo que el lector
encontrará más adelante, una novela que, además de mantenerte en vilo, te hace
pensar.
La caricia de Tánatos
tiene como tema de fondo el maltrato, pero no el físico, ese que deja huellas
visibles en las víctimas, sino otro mucho más perverso, el psicológico, el que
poco a poco destruye a la persona, aniquilando su seguridad y su voluntad, y
convirtiéndola en una marioneta de quien lo ejerce.
Lo primero que sucedió cuando empecé a leer La caricia de Tánatos es que enseguida me
sentí identificada con Mercedes Lozano, la psicóloga cordobesa protagonista de
la novela. Me sumergí en su vida y me angustié con ella cuando empezó a recibir
unas misteriosas llamadas telefónicas en las que el interlocutor no contesta.
La vida de Mercedes no ha sido fácil. Desde que nació,
siente que su madre no tiene con ella la relación que sería normal entre una
madre y una hija, y sufre por ello aunque se empeñe en decir algunas veces que
lo tiene asumido. Para ella, el personaje esencial de su familia fue su padre y
nos cuenta cómo es la relación que tiene con sus tres hermanos. Todos, diez
años antes del inicio de la novela, la arropan cuando José Luis, su novio de
toda la vida, la abandona a pocos días de la boda para marcharse con Lola, su
mejor amiga de la infancia. Decide centrarse en su profesión de psicóloga,
después de pasar una temporada en Estados Unidos donde un compañero de
profesión le sirve de ayuda para superar el trauma.
Ya en la actualidad, Mercedes conoce a Miguel Vergara,
psicólogo que trabaja de forense, por el que se siente inmediatamente atraída.
Ambos vienen de relaciones que no han ido demasiado bien y se muestran cautos
en cuanto a sus sentimientos. Por otro lado, Mercedes no puede evitar sentir en
algunos momentos que su relación con Miguel tiene ciertas similitudes con la
que está viviendo una de sus pacientes, Marina, que se convierte en el centro
de la preocupación de la psicóloga. Y no es para menos. Después de haber
logrado salir de una relación en la que sufría malos tratos y en la que era
fuertemente dependiente, ha caído en las redes de otro manipulador.
Pero no es esa la única trama de la novela, hay otra que
circula en paralelo, una que habla de descubrimiento de secretos familiares que
han permanecido sepultados por un pacto de silencio familiar y que le acabarán
dando la clave de lo que le toca sufrir.
La novela se estructura en cuatro partes. Empieza por una introducción,
fechada el 18 de septiembre de 2010, pero enseguida la historia que nos esboza,
una anticipación del final, se interrumpe para empezar a contarla desde que
comenzó. La primera parte arranca en enero
de 2010, la segunda va de marzo a mayo de este mismo año, la tercera parte transcurre
entre junio y julio 2010 y la cuarta en los dos últimos meses de ese verano.
Todas tienen una extensión similar, alrededor de quince capítulos muy
dinámicos, enlazados de manera que vas pasando página casi sin darte cuenta.
Finaliza con un epílogo en el que nos queda claro que aunque la historia que
cuenta La caricia de Tánatos ha
terminado, no lo ha hecho del todo, hay una parte, la que tiene que ver con la
recuperación sentimental de la protagonista, que se ha quedado colgada. Y algo
más…
Los escenarios elegidos para la novela se centran sobre todo
en la ciudad de Córdoba. Yo, que he tenido la suerte de visitarla este verano,
recordaba las descripciones de las calles por las que se mueven los personajes.
Creo que quienes conozcan la ciudad y sobre todo los que viven en ella van a
tener un plus añadido en la lectura. Es algo que me gusta, que los autores se
atrevan a ambientar las novelas en espacios poco frecuentes. Me sucedió lo
mismo cuando leí la trilogía de César Pérez Gellida, Versos, canciones y trocitos de carne, ambientada en Valladolid o Muerte sin resurrección, que transcurre
en Ourense. Muchas de las novelas están ambientadas en los mismos lugares de
siempre, Madrid, Barcelona… Valoro de manera muy positiva que se apueste por
cambiar esto y que ciudades más pequeñas se conviertan de algún modo en
protagonistas de novela.
Los personajes tienen mucha fuerza, no solo los principales,
sino también los secundarios están trazados con maestría. No en vano, María
José Moreno es psiquiatra y el perfil de cada uno de ellos es minucioso.
Podemos sentir que sienten. Marcos, Marina, Marta… cada uno tiene una
personalidad definida, unas preocupaciones vitales diferentes que van perfilando
su personalidad a lo largo de las páginas del libro.
Esta novela es la primera de una Trilogía sobre el Mal, cuya
segunda parte tardará muy poco en estar disponible, en marzo del año que viene.
Se titula El poder de la Sombra y la tercera será La fuerza de Eros, cuya publicación está prevista para septiembre de 2016. Las
portadas de las tres, que rescato de la página de la editorial Versátil, son una
verdadera delicia, creo que han hecho un trabajo fantástico con ellas.
Además, si te apetece, puedes descargarte el formato imprimible del punto de libro en la página de la editorial. Me ha parecido una idea muy original. Pincha aquí para verlo.
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jueves, 25 de diciembre de 2014
¡ESTOY NOMINADA EN LA VI EDICIÓN PREMIOS DAMA 2014!
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