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miércoles, 13 de abril de 2016

RECORDANDO

"15 de febrero. Parque del Retiro: 21:00.
Empezar de nuevo. Dejar atrás todo lo vivido. Poner el contador a cero para centrarse sólo en lo que está por llegar. Curar todas las heridas antes de volver a pelear. No es posible nada de esto si se quedan cosas guardadas por los bolsillos. Por eso Andrés, aquella noche, había salido de casa antes de tiempo. Tenía una cita pero antes debía hacer algo.

Esa misma tarde, cuando estaba preparándose para volver a verla, la encontró. La pequeña caja que llevaba mucho tiempo ya en el bolsillo de su abrigo. Pensó en qué hacer con ella. No le apetecía devolverla pero tampoco quedársela. Sabía que era una de esas cosas que un día te recuerdan otra vida y no estaba dispuesto a darle esa oportunidad.

Liberarla. Como un libro que quieres que encuentre alguien. Quizá con una nota.
Sí, era una buena idea.
Allí, de noche, encima de un banco, Andrés dejó el paquete. La nota, escueta, sólo contenía una palabra: disfrútalo. Para que alguien, quien fuera, lo encontrara. Sonrió al pensar en la cara que pondría esa persona. A lo mejor nunca sabría que le había costado más de mil euros.
Se dio la vuelta y se fue. Olvidando conscientemente un episodio amargo de su vida, seguro de que así podría empezar de nuevo.
Una anciana, que en otro momento dedicase sus esfuerzos a vaciar los bolsillos de cientos de incautos en la Plaza Mayor recogió el paquete mientras no se creía que la suerte le hubiera sonreído esa noche tanto."
Detrás del cristal, Mayte Esteban.



El resto podéis encontrarlo siguiendo el enlace. Por 1,89€ (versión ebook) tendréis una historia con la que reír, llorar, enamorarse y sentir. Una novela pequeñita, que busca lectores de los grandes, de los que son capaces de leer entre líneas. De los que eligen con el corazón.

jueves, 15 de octubre de 2015

LA NOVELA DE REBECA DE MIKEL ALVIRA



Sinopsis:

Solo un escritor tramposo puede escribir la novela perfecta.
Simón Lugar es un autor de éxito que, encerrado en su apartamento de la costa vasca, lucha por dar forma a su primera novela negra. Melancólico y misántropo, se siente presionado por su agente literaria y sus cientos de miles de lectores. Buscando la inspiración en un largo paseo por la playa, conoce a «Eme» una joven enigmática que influirá en él de un modo inesperado al tiempo que una serie de sangrientos asesinatos van conformando la trama del libro dentro de su cabeza.


Mis impresiones:

¿Sabéis esos libros de los que nunca has oído hablar y de pronto, cuando eres consciente de ellos, aparecen en todas partes? Algo así es lo que me pasó con La novela de Rebeca. Quizá estaba ahí, pero tuvo que llegar Mari, de La isla de las Mil Palabras, para que me diera cuenta de que lo estaba viendo sin prestar la más mínima atención. Mari me decía: “Tienes que leer esta novela. Te va a gustar mucho”.

Un imperativo. Una orden lanzada con tanta seguridad que no necesitó de más palabras para convencerme.

Fui averiguando sobre ella e incluso me di cuenta de que sabía quién era su autor, porque había leído alguna frase suya en Twitter que me había llamado la atención.

Este mes de octubre me sobran deseos de leer, me sobran libros pendientes y me falta tiempo. Aun así, un sábado por la tarde de los que viajo para visitar a mi madre, entré en una librería de Guadalajara y salí de ella con La novela de Rebeca en mis manos. Tenía otra empezada y tuve que guardarme las ganas de abrirlo. Dos horas aguanté.

“Hay días en los que las horas no son horas, son cuadernos”.

La frase hizo tambalearse mi voluntad y a punto estuve de abandonar la novela anterior, pero fui capaz de serenarme y meter el libro en la maleta. Lo más escondido que pude, para que me dejase cumplir con mi propósito lector y esperase su turno.

El día 10, terminada la otra, me senté con dos libretas al lado y empecé a leer. Sabía que iba a ponerme a anotar frases; esa que mis ojos recorrieron nada más comprar el libro me lo había gritado fuerte. Sabía que me iba a gustar porque Mari me conoce y ella seguía insistiendo en sus mensajes.

Esta novela, al empezar, puede parecer compleja. No es tanto por lo que cuenta, sino por cómo está estructurada, cómo ha elegido el autor hacernos llegar la historia. Tan pronto encuentras fragmentos contados por un narrador omnisciente en tercera persona, como otros en segunda, en el caso de las introducciones de cada capítulo, como alguno en primera persona en la novela que está escribiendo Rebeca. Sin embargo, para mí esto no fue obstáculo, creo que este puzle, esta historia en la que al final nada es lo que parece, tiene un ritmo y una capacidad de absorber que, enseguida, me sentí dispuesta a entrar en su juego. No es el qué me cuenta, es el cómo lo que me ha dejado las mejores sensaciones.

«Una cosa era contar historias y otra cómo contarlas».

Quizá ese desorden que contrasta con el obsesivo comportamiento de Simón Lugar, el protagonista, ese desorden que al final te das cuenta de que solo es aparente, junto con un final que te deja pensando y una escritura de calidad es lo que hace muy recomendable su lectura.

Reviso mis notas para seguir con esta reseña y descubro la razón por la que Mari insistía tanto. Las frases anotadas en la libreta de las frases. Dieciséis de ellas contienen la palabra escribir o escritor. Media docena hablan de poesía. Todas están llenas de emoción. Todas, sin excepción, dan para sentarse y pensar un rato, mientras tiras palos al mar –o le das patadas a las piñas-.

Me he sentido muchas veces Simón Lugar. Porque bebo tónica sin ginebra. Porque, lo he escrito mil veces en este blog «no sé no escribir». Porque «escribo una cosa y me gustaría escribir otra. No sé lo que quiero». Porque yo no tengo «mi» playa, pero soy igual de territorial con «mi» pinar, hasta el punto de que este verano he visto amanecer casi todos los días, buscando no encontrarme con nadie. Porque «bloquearse es no satisfacer la demanda del cerebro, no encontrar la agilidad necesaria en los dedos, no hallar el umbral del dolor hasta comenzar a padecerlo». No sentir música en tus dedos.

Me he hecho preguntas. ¿Hay que seguir los pasos de la intuición o amarrarse a una estructura mientras escribes? ¿Escribir es en realidad una huida? ¿Hay más maneras de escribir que desde las tripas? ¿Las novelas son un puzle de fragmentos que se deben ordenar al final? ¿De verdad la gente reacciona cuando cuentas que eres escritor?

Pero quizá esto que me ha pasado a mí no le ocurra a todo el mundo que la lee. Quizá ni siquiera a quien escribe, porque cada uno procesa las emociones de manera diferente. Todas son válidas, por más que en muchas ocasiones no sean coincidentes. Habrá quien se detenga a analizar las dos historias. La de Simón Lugar, que encuentra en esa muchacha misteriosa de la playa, Eme, el empuje necesario para terminar la novela. Quizá la de Rebeca Leeman, la protagonista de la novela que está escribiendo Simón, una novela negra de asesinatos en serie en Uribe Kosta. Quizá se pare en los personajes de Luz y Rebeca, la niña que miró a los ojos a Simón en Buenos Aires y estableció con él un vínculo de esos «imposibles de evitar».

No lo sé.

Solo sé que a mí la novela me ha gustado mucho. He buscado momentos para ponerme a leerla, incluso en unos días en los que mis dedos han recuperado la necesidad de danzar por el teclado vertiginosos, empujando con brío a una historia atascada desde hacía meses.

No sé si a ti te gustará, si te apetecerá, si te provocará lo mismo que a mí porque, ya lo he dicho, está llena de emociones y las emociones son muy personales. Ni siquiera estoy segura de que hayas entendido nada de la novela después de leer esta reseña.

Solo puedo darte el mismo consejo que Mari: léela. 

lunes, 16 de junio de 2014

ESTA PRIMERA VEZ...

               Hay días señalados en el calendario predestinados a ser únicos. Son esos de las primeras veces, las que recordamos para siempre porque inauguran marcadores vitales: la primera vez que nos enamoramos, el primer día que entramos en el colegio, la primera vez en el instituto, el primer día de trabajo... Casi para cada una de ellas cualquiera puede encontrar la muesca que nos dejaron impresa en el alma, justo al lado de una foto que alguien tomó para apoyar a la memoria en el futuro.

               Estoy viviendo una época atestada de primeras veces, de marcadores que se inauguran y que provocan cosquillas por dentro, las del miedo a lo desconocido que a la vez es lo que más deseas.

               La Feria del Libro, para alguien que ha crecido entre libros, dentro de una biblioteca, siempre ha tenido un significado especial. Se celebra la imaginación, es una cita de tres: el autor, el lector y el libro. La he visto durante años como espectadora, paseando a lo largo de la calle y creo que no me había atrevido a soñar que un día estaría al otro lado hasta 2013. Aún no lo había contado, apenas unas cuantas personas de mi entorno sabían que mi novela estaría en papel en este 2014 y aunque yo he seguido dudándolo hasta el último día se empeñaban en decirme: «vas a estar ahí».

Y así fue.

Otra primera vez.

El día amaneció despejado y caluroso, no me podía creer que a las ocho el termómetro de la terraza marcase casi 20 ºC. La mañana transcurrió entre rutinas y preparativos, con ese ritmo extraño que adquiere el tiempo cuando quieres que pase rápido pero a la vez no deseas que se mueva. Mis sensaciones siempre se debaten en una contradicción y en este caso era mucho más evidente porque sé que el próximo año no estaré, quizá nunca más esté en la Feria al otro lado, así que las dos horas en la caseta tenía la obligación conmigo misma de exprimirlas. Había llegado el día, mi día, envuelto en unas circunstancias no demasiado propicias: la Selección española de fútbol debutaba en el Mundial de Brasil y ya sabemos lo que pasa cuando hay fútbol... Así que, con el miedo en el cuerpo, después de comer, me monté el coche rumbo a Madrid.

Me duermo en el coche. En cuanto arranca me siento arrullada cual infante en los brazos de una madre amorosa, cierro los ojos y me sumerjo en un sueño que fulmina el tiempo de viaje. Eso cuando no me pongo a leer porque, curiosamente, si me monto detrás me mareo si hacer nada pero en el asiento del copiloto me puedo pasar horas y horas con los ojos pegados a una novela sin que mi estómago se resienta. Sin embargo, este viernes, no fui capaz. Los nervios, la impaciencia, me mantuvieron alerta, observando el tráfico a mi alrededor, consciente de que no era un día propicio para evadirse.

Fui cantando, rememorando otro tiempo que dejé atrás porque en la vida hay etapas que cuando se agotan solo son recuerdos a los que acudir cuando nos ponemos nostálgicos. Me acordé, quizá por aquello de que también era día de estreno, de los primeros escenarios. Puede que ahora haga algo diferente pero la sensación es la misma: una mezcla de deseo y pánico pellizcándote por dentro.

               Hubo que hacer una pausa en el recorrido para que Ulises se quedase con alguien. Acaba de cumplir un año y tiene una energía que agota a quien esté a su lado, así que no era buena idea que me acompañase. Desde que lo adoptamos revolucionó nuestras vidas que ahora siguen su ritmo más que el de ningún otro miembro de la familia. Tiene el desparpajo de la inocencia, la vitalidad de la infancia y un peso que no hay brazo que resista media hora sujetándolo, así que decidí que no podía venir conmigo. Sé que hubiera disfrutado mucho porque si algo le entusiasma son las caricias de la gente a las que responde con esa mirada que parece siempre estar sonriendo. Pero salta. Y eso tampoco hay quien lo controle de momento, así que tenía no podía acompañarnos.

               El siguiente tramo de coche mi mente se entretuvo en algo que sé que no hay que hacer: adelantaba acontecimientos, trataba de imaginar cómo sería todo. Sé que al final este ejercicio solo sirve para destemplar los nervios porque en mi vida no hay guion, todo discurre trastocando los principios lógicos, sorprendiéndome más que cualquier trama de novela que pueda llegar a crear. Luego me dicen que invento, que mis historias tienen un punto en el que la verosimilitud se quiebra pero es que lo real, lo que me rodea, es incluso más inverosímil la mayoría de las veces.

               Llegué al Retiro arropada por las personas que más me quieren y a buen paso alcanzamos la caseta de Ediciones B, la 222. Estaba en un extremo de la larga fila de las que integran la Feria del Libro de Madrid así que me dio tiempo a ponerme más nerviosa. Supongo que cuando alguien me ve piensa siempre que no lo estoy pero lo que pasa es que no se me nota, salvo que me conozcas bien. Los nervios son los que me hacen dudar constantemente del año en el que vivo, del día que es y hasta del nombre de las personas, que cambio a mi antojo. ¿Verdad, Jorge? (Lo siento, te juro que estaba convencida de que te llamabas David).

               Antes de la hora, después de un pequeño refrigerio para combatir el sofocante calor de la tarde, ya estaba preparada al lado de Nati en la caseta (qué mujer más especial, le mando un abrazo). Creo que eran las siete y un minuto cuando estampé la primera firma. Me gustaría acordarme del orden en el que fueron viniendo a verme. Quisiera poner todos los nombres para agradecer personalmente el esfuerzo de acercarse con el calor que hacía pero temo que se me olvidará alguien, que en mi despiste me dejaré a alguna persona por el camino, así que, lo que haré será ponerlos en las leyendas las fotos que adjunto. Creo que es necesario que esta vez comparta todas las que tengo, aunque me cueste la vida subirlas. Resumiré diciendo que fue un goteo constante de blogueros, que vinieron amigos, que estuvieron compañeros de la Facultad,... Hubo lectores conocidos y se apuntaron nuevos, incluso firmé un libro que ya ha tomado rumbo a Italia.

               Me acompañó la autora gaditana María José Tirado, que firmaba su novela Mangaka. Lágrimas en la arena. Mano a mano fuimos charlando con los lectores, charlando entre nosotras cuando la situación lo permitía, nos hicimos montones de fotos y recibimos visitas emocionantes como las de varias autoras de romántica que son un referente en nuestro país (otra vez os envío a las leyendas de las fotos). Cada una se llevó la novela de la otra y estoy segura de que no tardaré mucho en leerla porque las vacaciones están ahí, a la vuelta de la esquina.

               Creo que, al final, lo hice mejor que la Selección, aunque ellos ganaron en aforo.  Metí bastantes más de cinco goles y no me consta que encajase ninguno (bueno, seamos serios, raro sería que alguien viniera a devolver un libro, que es lo más parecido que se me ocurre). Como prometí, lo disfruté, viví la experiencia a tope y sé que el número 222 para mí tendrá siempre un significado más.

Cuando abandonamos el Retiro, Madrid seguía sumido en una calma extraña. Las terrazas de la calle de Alcalá, a pesar del bochorno que invitaba a sentarse y dejar pasar el tiempo al lado de una cerveza, aún tenían mesas libres. Íbamos a buscar el coche pero de pronto esa tranquilidad nos hizo pensar que quizá era el mejor día para dar un paseo nocturno hasta el centro con los niños. Y eso hicimos. Nos dejamos seducir por las luces que destacan las líneas de los edificios y paso a paso alcanzamos la Gran Vía.  Ida y vuelta para relajar emociones, para asentar sensaciones y para regresar a la realidad de escribir.

Eso es lo que seguiré haciendo siempre, creo que a mi edad ya es imposible que este hábito lo abandone. No sé si habrá luces, ferias, entrevistas o presentaciones en adelante pero no importa porque para mí lo importante es esto que hago ahora mismo: sentarme delante de una pantalla y transformar mis sensaciones en palabras, convertir las historias que circulan por mi imaginación en las novelas que comparto.

Ese es el plan.

Vivir intensamente cada nueva aventura.


La visita de Iván fue de las primeras. Tuve que salir de la caseta, por supuesto.

No estoy triste, es que me canso de posar... 

Iván, como si lo hiciera toda la vida






Daniela es mi amiga, compañera de la Universidad. Vino con la familia, con sus preciosos mellizos, con Ralf y su padre Cosimo, que se llevó mi libro a Italia.



Con Almudena

Margálida Ramón, que vino desde Mallorca.

Con María José Tirado, autora de Vergara.

Vino a vernos Nieves Hidalgo.

María Loreto, Gema, Pepa y yo. Detrás de la caseta que había sombra.


Cosimo, mi lector italiano en el centro de la foto.




Con Manuela Marín, qué guapa es.

¿Habéis visto? Vino Julio G. Castillo, de quien tengo que aprender mucho.

Despidiéndome de Yolanda.

Se me ve en la cara la felicidad, ¿verdad? Como para no, ¡¡¡Isabel Keats!!! 

Con Juan Manuel.

De su nombre no me acuerdo... ¡sorry!

Rocío Castrillo atenta a la cámara, está acostumbrada. Yo, haciendo el tonto.

¡Qué guay! Vino Mar.


               

lunes, 9 de junio de 2014

AMULETO CONTRA EL VACÍO DE LAURA G. MIRANDA.


Sinopsis:

¿Existe un amuleto contra el vacío que provoca la ausencia del ser amado?
Calixto Perseo, dueño del Haras Universo, un hombre rodeado de misterios y acostumbrado a tener siempre el control, se vuelve vulnerable cuando Lara Assai, una mujer transparente y sensible, llega a su vida. Sin embargo, después de haberla amado como nunca a nadie, decide alejarla de su vida una noche. Hechos confusos, un viaje a Grecia y un tango bailado al ritmo de los celos lo arrojan a un abismo de desconfianza. Heridas, traiciones y mentiras del pasado parecen condenar ese amor al fracaso definitivo. Una venganza involucra a Calixto en un suceso brutal y la distancia entre los dos crece irremediablemente. Sin embargo, ambos lucharán contra el vacío de la separación. ¿Encontrarán el amuleto que cambie sus destinos?

Mis impresiones:

Esta novela, lo primero que tengo que decir de ella es que no está a la venta, de momento, en España. Si yo tengo un ejemplar es por esos azares del destino que van configurando nuestra biografía y que hizo que a principios de este 2014, Laura y yo aterrizásemos en un mismo grupo de Facebook. Ella publicó que su novela saldría con Vergara en marzo y yo comenté que la mía lo haría a mediados de febrero. Nos pusimos a hablar y... hasta hoy. Cuando salieron las novelas acordamos intercambiarlas. Por ello, uno de mis ejemplares de derechos en papel tomó rumbo a Argentina y uno de los suyos vino a España para quedarse conmigo.

La verdad es que empezar este camino de la publicación siempre genera inquietudes que es difícil que comprenda alguien que no lo está viviendo como tú y con Laura, al experimentar ambas lo mismo y en el mismo tiempo, encontré un apoyo para poder verbalizarlas. La ilusión, las ganas, eran sentimientos comunes. La incertidumbre, el miedo, también.

Hace unas semanas recibí el paquete y la ilusión al abrirlo me inundó cual niña pequeña. Tenía muchas ganas de conocer a los personajes pero hube de esperar hasta contar con el tiempo suficiente para poder ponerme a ello. Este inicio, esta nueva aventura, ha venido cargada de eventos y de compromisos que han fulminado mis horas de tiempo de lectura. De hecho creo que, si todo sigue así, batiré el record de menos libros leídos en un año.

Pero vamos ya con la novela.

Laura nos cuenta la historia de amor entre Calixto Perseo y Lara Assai y lo hace valiéndose de un narrador en tercera persona que va intercalando historias del presente con otras del pasado en capítulos cortos. Los escenarios se mueven entre la ciudad de Buenos Aires y Grecia, donde tiene sus orígenes la familia del protagonista. El encuentro fortuito bajo la lluvia de Lara y Calixto pone el punto de arranque a una historia de amor apasionado en el que ambos encuentran ese amuleto contra el vacío que provoca la soledad.

Pero no se queda ahí, en la novela, además de los sentimientos de los protagonistas, tendremos una reflexión sobre el maltrato, la historia de la investigación del asesinato de dos niños pequeños, el sentimiento de abandono que sufre Calixto desde que era pequeño. Toda la novela está narrada con una prosa poética que deja en el texto muchas frases preciosas. He sabido, después de leer la novela (al menos después de empezarla) que Laura también escribe poesía y eso es algo que queda patente en toda la narración. Es una novela que tiene todos lo que uno espera cuando aborda una novela romántica: amor, pasión, celos, ternura... 

Me ha gustado especialmente el personaje de Eliseo. Enamorado de Lara será capaz de mostrarnos la cara más hermosa del amor, esa que pone por delante la generosidad con la persona amada. Los padres de los protagonistas, Francisco y Enrique, se nos muestran como dos puntos opuestos. Mientras que uno es generoso y entregado con su hija, el otro arrastra una historia de malos tratos en la infancia que le hace no ser la mejor persona del mundo.

No sé si esta novela se publicará finalmente en España, eso ya lo iremos viendo, pero sí puedo deciros que me siento privilegiada por haber podido leerla.

¡Muchísima suerte, Laura!

Amuleto contra el vacío y Laura G. Miranda te esperan en esta página. ¡Visítala! Ahí podrás saber cómo encontrar la novela desde España.

lunes, 20 de enero de 2014

BAJO LOS TILOS DE MARÍA JOSÉ MORENO, YA ESTÁ EN CASA.

Ha sonado el timbre y a estas horas, en las que siempre reina la tranquilidad en casa, cuando nunca espero a nadie, me ha sobresaltado. Lo que tiene vivir en un lugar donde apenas tienes vínculos personales y ni uno solo familiar es que las visitas están contadas y programadas, así que, siempre que la campanilla anuncia a alguien, antes incluso de abrir la puerta, sé quién está al otro lado porque me han avisado previamente.

Por eso, mientras escribía como cada mañana, me he preguntado quién vendría a verme.

Era un mensajero.

Traía un paquete envuelto que no daba demasiadas pistas así que lo he abierto con impaciencia. Dentro, otro envoltorio que me ha costado abrir sin cargármelo y al final... la sorpresa de encontrarme con un ejemplar de Bajo los tilos, la novela de María José Moreno.


En realidad lo sabía, sabía que llegaría uno de estos días pero como vivo despistada se me había olvidado.

Ya lo tengo entre mis manos y son muchas las ganas que tengo también de leer esta historia, así que no creo que pasen muchos días hasta que me enfrente a él. Conozco la escritura de María José porque ya he leído La caricia de Tánatos (del cual hay reseña en el blog) así que la impaciencia se multiplica. Pero tengo que ser sensata y terminar los que tengo a medias, libros de los que os hablaré dentro de unos días porque este mes está siendo tan intenso, tan lleno de proyectos y noticias que apenas me queda tiempo para redactar reseñas. Haré algo diferente pero no voy a dejar pasar la oportunidad de recomendaros alguna de las lecturas que he encontrado que me han parecido muy buenas.

La sinopsis de Bajo los tilos, para los que no conocéis la novela, es la siguiente:

Elena fallece en el avión que la traslada de Madrid a Nueva York. Su familia no sabía que había emprendido ese viaje. Elena guardaba un gran secreto.

Cuando su hija María recibe la trágica noticia, se ve envuelta en una espiral de preguntas sin respuesta. ¿Qué hacía su madre en ese avión?, ¿por qué iba a Nueva York?, ¿por qué no se lo había contado a nadie?... Preguntas que la sumen en una difícil y tenaz búsqueda en el pasado de su madre hasta conocer sus más íntimos, oscuros y dolorosos secretos.

¿A que apetece?

Si queréis un ejemplar podéis conseguirlo en formato digital, en cualquiera de las más de sesenta plataformas en las que está subido este best seller, pero si sois más de papel, en cualquier librería ya está disponible. Si no lo tienen, me consta que se puede encargar. Si os pilla una lejos, también se puede comprar online. Os vais a hacer un auténtico regalazo.

domingo, 5 de enero de 2014

PRIMEROS PASOS EN PAPEL PARA DETRÁS DEL CRISTAL

Falta poco más de un mes para la publicación en papel de Detrás del cristal, bajo el sello Vergara (Ediciones B) y ya os puedo decir que ha dado un paso en este formato: minúsculo, pero un paso.

¡Ya está en el boletín de novedades de febrero!

Si tenéis mucha curiosidad podéis pinchar aquí y podréis no sólo verla a ella, sino a todo el resto de libros que saldrán en febrero. No está muy lejos, página 15.


Hoy, día de Reyes, tengo mariposillas en el estómago, mucha ilusión por lo que se aproxima y empiezo a ser consciente del todo de que ese sueño se materializa. Pronto podré verlo, incluso tocarlo, sentir su tacto, su aroma, escuchar el sonido de las páginas cuando las pase. Degustarlo, de algún modo (aunque no pienso chuparlo que la tinta es tóxica).

Hoy también, tras casi 50 días seguidos, se ha bajado del top de Fnac. Ha sido increíble verlo ahí día tras día porque no esperaba que entrase en él y mucho menos que fuera capaz de sostenerse tanto tiempo. Entre uno y otro, Amazon y Fnac, han sido más de 200 días en los que la motivación se multiplicaba (este trabajo de escritor publicista es agotador, sin alicientes es directamente, inoportuno para la salud). Se tomó un respiro de cuatro meses desde el verano para que yo también descansar y terminara ATCLV sin distracciones. Ahora parece que hará lo mismo, para que me pueda concentrar en esta otra versión que ya está prácticamente aquí.

Confío en ella, en que sabrá encontrar la manera de llegar a los lectores, como lleva haciendo desde hace casi un año. Piruetas del destino, el libro digital se publicó el 15 de febrero y el de papel llegará el día 12.

No sé cuántos ejemplares tiene la edición exactamente (aún me tienen que pasar el dato correcto y no quiero equivocarme con la cifra) pero lo que sí sé es que hay menos puntos de venta en España que ejemplares disponibles, así que si tenéis mucho interés es conseguirla, os recomiendo que la encarguéis en vuestra librería, sobre todo si como yo vivís en un sitio pequeño. Seguro que así la tendréis con vosotros en cuanto salga.

Y si hacéis que se agote la edición, no os cuento lo contenta que me pondré.

Incluso hasta puede que mis baterías se recarguen a tope y sea capaz de escribir otra novela más.

¡Felices Reyes y que os traigan muchas cosas!

martes, 12 de noviembre de 2013

AS DE CORAZONES DE ANTONIA J. CORRALES.


Sinopsis:

Un broker que sueña con ser escritor, una enfermera que, a pesar de adorar a los niños, se niega a ser madre y una editora que jamás quiso serlo. Atrapados por un secreto inconfesable que dominará sus vidas. Amor, rencor, traición, superación personal, crítica social y la realidad más cruda y más hermosa.

Ayala, Samantha y él: Bastián. ¿Cuántas formas hay de amar? ¿Realmente el amor lo disculpa todo? ¿Es Dios el culpable de nuestras desgracias, o confundimos su nombre y en realidad es el Diablo?
As de corazones: tres vidas paralelas contadas en primera persona que encogerán tu alma y se harán un hueco en tu corazón.

Páginas: 368 / Formato: 15 x 23 cm / ISBN: 978-84-15420-66-8

PVP: 14.00 €

Mis impresiones:

Seguro que os preguntaréis cómo he leído ya As de corazones, la última novela de Antonia J. Corrales, si no por la fecha de publicación no debería haberme dado tiempo. Tiene un pequeño truco. Hace unas semanas, Antonia me escribió y me preguntó si me apetecía leerla. ¿Cómo no me iba a apetecer, si llevo esperándola un montón de tiempo? Le dije que sí inmediatamente y ella me pidió que cuando la terminase fuera completamente sincera con ella, con las impresiones que la novela me causara. Sé que se sentía inquieta, como cualquiera de nosotros nos encontramos antes de poner delante de los ojos de los lectores nuestro último trabajo y quería tener un banco de pruebas previo al lanzamiento.

Y también me pidió una cosa más.

Una pequeña frase, un resumen, algo que condensara las sensaciones que provoca As de corazones. Inconscientemente hice algo que repito cada tarde cuando preparamos comentarios de texto: una frase nominal. En ella los verbos están ausentes y sirve de resumen de un texto. En realidad no me di cuenta de lo que había hecho hasta después, hasta que pasadas unas horas las palabras circularon de nuevo por mi mente y fui consciente de que si esto fuera un examen de PAU, habría empezado bien. Esto es, para mí, lo que define la última novela de Antonia:

Profunda, intensa, una caricia para los sentidos y un disparo al corazón.

Porque As de corazones es eso, una historia cuyas palabras son una caricia, donde tres personajes Bastián, Ayala y Samantha, se van turnando para contarnos en primera persona sus vidas, hechas de retazos, como la manta de la familia de Ana, la madre de Ayala, donde cada uno aporta un pedazo de tela y, con él, parte de su alma. Envuelta en una escritura magnífica y arropada por una trama impecable, As de corazones conmueve, pero también dispara las sensaciones del lector con cada palabra.

Tres, como ya he dicho, son los personajes que vertebran la historia. Los tres se van cediendo la palabra, introduciéndonos poco a poco en sus respectivos mundos y así vamos destapando el pasado, las mentiras, los secretos encerrados en cofres ocultos. Bastián es bróker, aunque en interior anhela ser escritor. Se mueve en el sector de las finanzas en su escalón más bajo y desde el principio destapa un mundo de apariencias en el que nadie dice la verdad, en el que la mentira es un as para ganar la partida de este póker mentiroso.

No voy a contar mucho más, sabéis que no es mi costumbre destripar novelas, mucho menos ahora que todavía está empezando a desvelarse ante los lectores. Simplemente quiero que tengáis pinceladas de sensaciones y ésta es una de esas novelas que las desbordan. Pero hay más, mucho más. No sólo contiene una historia que merece ser contada sino profundas reflexiones perfectamente expresadas, críticas a esta sociedad, al mundo de la edición, a la Iglesia, a nuestra pasividad cuando los problemas nos quedan tan lejos como África. Este continente, presente en la novela como también lo estuvo en la anterior, En un rincón del alma, es uno de los escenarios donde se ambienta, compartiendo protagonismo con la Toscana, Madrid, Barcelona y Tenerife, incluso Canadá en los momentos finales.

As de corazones es una novela que habla del destino, cómo teje sus hilos invisibles y nos conduce con él. Es una novela con una narrativa poderosa que te envuelve y que estoy segura de que van a ser muchos los lectores que la disfruten.

¿Te atreves?

Hoy es el gran día, Antonia, te deseo toda la suerte que te mereces y que tu novela haga disfrutar a los lectores tanto como me ha hecho disfrutar a mí. En el fondo de nuestro corazón, eso es lo que más deseamos, que quienes se aproximen a nuestras letras sientan.

Tú, lo consigues, escritora.